El Payador Rebelde que
Desafió al Poder con su
Canto
Carlos Molina, nació el 11 de
septiembre de 1927 en una humilde vivienda de la ciudad de Melo, departamento
de Cerro Largo, Uruguay, ubicada en las actuales calles «Luis Alberto de
Herrera» y «Agustín Muñoz»
Fue reconocido como uno de los
payadores más importantes de la región del Río de la Plata en la segunda mitad
del siglo XX. Su carrera despegó tras ganar el Primer Certamen Internacional de
Payadores en Uruguay en 1956, lo que le otorgó un lugar destacado en el ámbito
del arte de la payada, caracterizado por la improvisación poética acompañada de
guitarra.
En esa ciudad vivió junto a sus padres
—Universina Coitiño, hojalatera, y Juan Molina, zapatero— y sus hermanos.
Siendo un niño, escribía poemas dedicados
a los árboles, a los pájaros, a los caballos, al río.
Cuando tenía catorce años 1941
fue a Campamento, un paraje de Cerro Largo, con Agustín Miraballes, que por
entonces era su patrón. Había carreras y rifaban con dados una guitarra. El
ganador se la vendió a Miraballes, que se la cedió a Molina, pero no como
regalo («tal vez pa’ probarme, pa’ver cómo era el individuo, qué consecuencias
tenía para los compromisos contraídos», contaba Molina).
En 1942, a los quince viajó a
Montevideo y conoció al payador argentino Evaristo Barrios. Con él hizo su
debut en la radio. Pronto se hizo célebre en pulperías, peñas y cafés por sus
rimas y la agudeza extraordinaria de sus réplicas.
Cantaba en un circo; andaba en la
huella. Para Carlos, el verdadero cantor de la familia era su hermano Efraín, que
murió en 1949.
Él fue autodidacta.
Conrado Gallego, Victoriano Núñez, Carlos Molina, Héctor Umpiérrez, Luis Alberto Martínez, Aramis Arellano y Clodomiro Pérez.
En 1955 participó de la primera
Cruzada Gaucha en Montevideo, junto a otros payadores.
El espectáculo viajó por todo el
interior y llenó todos los escenarios.
En 1957, durante más de treinta
años el payador Carlos Molina vivió en una casa en el Cerrito de la Victoria,
en Montevideo. En la entrada había dos
sauces llorones; adentro, las fotos y los trofeos testimoniaban los
reconocimientos y el rastro que había dejado en innumerables peñas y
festivales, tanto en tierra oriental como extranjera.
El arte del payador
vol. 1 (junto a Gabino Sosa Benítez. Ayuí / Tacuabé a/e37. 1982)
En el año 1984, Molina cantó en
el recibimiento a Alfredo Zitarrosa y enseguida fue emplazado a presentarse
ante la policía.
En plena dictadura, debía
explicar por qué no había mandado las letras para el trámite de censura. Detrás
de una mampara otros músicos lo escuchaban explicándole al funcionario que Él
era payador y por lo tanto no podía mandar previamente lo que tenía que ser
creado en el momento. Como el funcionario insistía, le dedicó una copla:
“Cuando pulso un instrumento
Y me pongo a improvisar
Ahí ya me empiezo a olvidar
Mi copla muere en el viento”.
«Me hice payador en el camino», le contó a Carlos Cipriani López, en una entrevista publicada en el diario El País en julio de 1996.
Mientras cantaba y tocaba milongas con la guitarra (por la zona
de Arbolito, por la Micaela), trabajó en chacras, cortó y deschaló maíz en
Minas, trabajó como peón cerca de la costa del río Tacuarí (luego lo apodarían
«el Bardo del Tacuarí») y vareó caballos.
Se casó con Alba Aurora, la
«China», hermana del payador Aramís Arellano. Tuvieron un hijo, Efraín Carlos.
Su matrimonio con "La
China" proporcionó a Molina un sentido de estabilidad en su vida personal,
lo que le permitió enfocarse en su carrera y en su activismo.
En 1967 fue detenido en Argentina
en medio de un concierto por cantarle al Che Guevara y recluido en Bahía
Blanca. Este hecho motivó que el poeta Juan Gelman le dedicara esas líneas:
Dijo Juan Gelmán en octubre de 1967 -“Soy de un país donde hace poco
Carlos Molina Uruguayo, anarquista y payador Fue detenido(...) Molina contaba
como siempre bellezas y dolores cuando de pronto el Ché empezó a vivir a morir
en su guitarra y así la policía lo detuvo..”.
La obra "El mástil de mi
guitarra" de Carlos Molina fue editada en el año 1972. Este álbum es parte
de su legado musical y refleja su estilo característico como payador,
combinando poesía y música en una expresión cultural significativa del Río de
la Plata
Ácrata, trashumante, lector voraz, admirador de Bartolomé Hidalgo como pionero del canto popular, Molina creía que ser payador implicaba una actitud ética y no una mera fuente de entretenimiento o servilismo («no se justifica el payador, el cantor, el poeta, si no cuentan o cantan los asuntos de su gente»), y defendía la lucha contra la opresión.
Publicó varios libros de poemas, compuso
canciones, cantó solo en improvisaciones y compartió memorables payadas de
contrapunto con otros artistas.
Se consideraba a sí mismo un artesano
del verso.
Murió El 20 de agosto de 1998 en Montevideo.
https://elprofesional.uy/www/archivos/17031
https://www.raicesuruguay.com/raices/artistasuruguayos.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Molina_(payador)
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