Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

martes, 26 de abril de 2016

26 DE ABRIL DE 1798 NACE EUGENE DELACROIX

REPRESENTANTE MÁXIMO DEL ROMANTICISMO


Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix nació en Charenton-Saint-Maurice, Francia, el 26 de abril de 1798. Fue un pintor francés, considerado como el continuador de Gericault y el máximo representante del Romanticismo, que coloca en primer plano el gusto por el color y las imágenes exóticas, fruto de sus viajes por África y del profundo conocimiento de la obra de Constable y Turner cuyas obras le sugieren el uso de barnices gracias a los cuales se obtienen nuevos tonos más vibrantes que aportan una magnífica luminosidad a las composiciones. Así el color será el centro de toda la obra de Delacroix.

Fue un hombre de compleja personalidad que rechazó desde el primer momento las normas de la Academia.

Eugene perteneció a una familia burguesa.
Su padre, Charles Delacroix, fue Ministro de Asuntos Exteriores en la época del Directorio (1795-1799) y ocupó el puesto de Ministro Plenipotenciario en los Países Bajos, en La Haya., y su madre, Victoire Oeben, fue la hija del ebanista de Luis XVI Charles Delacroix ocupó, a partir de 1800, la Prefectura de Marsella y en 1803 la de Burdeos.
Además de Eugene la pareja tuvo más hijos: Charles Henri (1779-1845) quien, alcanzó el grado de general, y que se retiraró a la vida privada tras la caída de Napoleón; Henri (1784-1807), que murió en la batalla de Friedland; y Henriette (1780-1818), que se casó con el embajador Raymond de VerninacBurdeos.

Eugène se crió en un ambiente selecto y cultivado, propio de su clase y de las amistades y familiares que le rodeaban. Uno de estos parientes era Henri-François Riesener, hermanastro de su madre, discípulo de David, quien se ocupó con afectuoso interés de la educación de Delacroix. Entre las personas que frecuentaban este entorno se encontraba el político y ministro Charles-Maurice, Príncipe de Talleyrand, a quien un rumor temprano atribuyó la paternidad real de Eugène, dada la imposibilidad de procrear por parte de Charles Delacroix en la época de la concepción del niño y ante el enorme interés mostrado por Talleyrand por Victoire Oeben y por la carrera artística de su hijo. En cualquier caso, Delacroix siempre prefirió ignorar esta persistente atribución. Junto a ellos, su infancia en Marsella transcurrió entre sus dos grandes aficiones: el dibujo y la música.

En 1806 murió su padre Charles y toda la familia debió trasladarse a París donde fueron acogidos por una de las hermanas de Eugéne, Henriette.
Ese mismo año de 1806 Eugène entró en el Liceo Imperial, en donde adquierió una sólida cultura clásica y obtuvo varios premios de dibujo.

Durante el verano de 1813 Delacroix se hospeda en la abadía de Valmont, junto a sus primos, los Bataille. La estancia marcó al joven Eugène; en ella adquiere el sentido de lo grandioso de la naturaleza y el amor por las ruinas, por lo misterioso. Desde allí visitó Rouen, ciudad que suscitará su admiración por la arquitectura gótica.

A los 17 años su vida cambia súbitamente  por la muerte de su madre a fines de 1814, la cual deja a la familia en una apurada situación económica. Por el momento Delacroix, quien ya se ha decidido a ganarse la vida con su pintura, permanece junto a los Verninac. 

Ese mismo año Eugene egresó del liceo Imperial y logró la admisión en el taller de Pierre Guérin, amigo de su tío Riesener. El estudio de Guérin era un hervidero de jóvenes románticos. Allí trabó amistad con un artista, siete años mayor que él, que habría de marcar los destinos de su pintura y de la pintura francesa de la primera mitad del siglo XIX: Géricault.

Sin abandonar este estudio, en el año 1816 ingresa en la Academia de Bellas Artes, junto a Charles Soulier, quien le enseñó  la técnica de la acuarela, y el británico Richard Parkes Bonington. Frecuentó las galerías del Louvre, en donde copió los lienzos de Rafael, Tiziano, Veronés y Rubens. Asimismo, se le otorgó la autorización para copiar numerosas estampas de la Biblioteca Real.   


"La Balsa de la Medusa" de Théodore Géricault

En 1817 conoció a Théodore Géricault y posó como uno de los náufragos de su espléndida obra “La Balsa de la Medusa”. Aquí comienzó la relación de admiración y respecto que tendrá el joven pintor por el ya famoso Géricault.


Recibió su primer encargo en 1819, “la Virgen de las mieses”, para la iglesia parroquial de Orcemont. Su ejecución revela aún una enorme influencia de Rafael y, en general, del Renacimiento italiano. Este influjo no se limita a la pintura: entre sus lecturas preferidas se encuentran Tasso, Dante y Virgilio, autores que nutrirán su imaginación temática a lo largo de su complejo camino artístico.
 

Dos años más tarde, en 1821, Géricault le pasó un encargo no muy de su agrado: la “Virgen del Sagrado Corazón”, rematada en un estilo bastante próximo al de su amigo y maestro. Este año viene marcado por dos sucesos desagradables: la ruptura con su hermana Henriette y la decisión definitiva de vivir en soledad, por un lado, y la manifestación de unas misteriosas fiebres, por otro, que anticipan la laringitis tuberculosa de la que habrá de fallecer. Las dificultades económicas le obligan a realizar diseños de maquinaria junto a su amigo Soulier para ganar algo de dinero. 

Dante y Virgilio en los infiernos
 
Esta penuria económica lo empuja a planear su  entrada en el mundo del arte.


En 1822 Delacroix expone por primera vez " Dante y Virgilio en los infiernos", una obra llena de fuerza, de una composición ambiciosa y colores muy trabajados; en ella la luz se desliza sobre las musculaturas hinchadas, un incendio consume una ciudad (en segundo plano), las capas ondean al viento. La fantasía, lo macabro y el erotismo se entremezclan. 

La matanza de Quíos
 
En el año 1824 pinta "La matanza de Quíos", una obra enérgica y con un colorido mucho más vivo. Ambos cuadros concretizan su ambivalencia interior que se debate entre el romanticismo y el clasicismo, entre diseño y color, polémica interna que le acompañará durante toda su vida.



Mujeres de Argel

Su viaje a Marruecos en 1832 marca el inicio de su segundo período estilístico, en el que abundan los temas marroquíes (Mujeres de Argel), en composiciones mucho más pausadas aunque también típicas del Romanticismo por su carácter exótico y por el uso del color, que adquiere un protagonismo constructivo y compositivo inhabitual hasta entonces.

Pintó la sección central de la galería de Apolo (1850-1851) en el Museo del Louvre.

Muere en París el 13 de agosto de 1863 dejando tras de sí una de las más prolíficas carreras pictóricas, llenas de centenas de cuadros que sirvieron de inspiración a otros  pintores.