UNA ARTISTA DE SU TIEMPO
Hilda López nace en Montevideo
el 27 de setiembre de 1922.
Fue una destacada artista
uruguaya, relevante tanto por su producción pictórica como por su compromiso
con la cultura y la expresión artística de su país.
Ese mismo año su familia se
instaló en Solís de Mataojo, departamento de Lavalleja, para atender los
negocios de su padre en esa localidad.
En su juventud, le interesó la
obra de Carlos Federico Saez. En 1941 ingresó a la Escuela de Artes Plásticas
de la Universidad del Trabajo, teniendo como docente a Manuel Rosé.
En 1946 se casó con Alberto
Angenscheidt con quien tuvo dos hijos, Eduardo y Virginia.
Entre 1952 y 1954 asistió al
taller de Vicente Martín.
Puerto
, 1958
En 1958 comenzó a trabajar con
el pintor italiano Lino Dinetto.
Calles
y puerto , 1959
Empezó a exponer en 1959 y a
enviar obra al salón nacional y al municipal.
En la década del sesenta, la
presencia en Montevideo del escultor español Jorge Oteiza marcó una influencia
poderosa en sus trabajos.
Puerto
Esquila
Continuó exponiendo en
Uruguay, Estados Unidos, Argentina, Portugal y Brasil, hasta el año 1991.
Recibió varios premios a lo
largo de su carrera entre los que destacamos los premios adquisición que
conforman la colección de Hilda López de este Museo
En 1960 recibió el Premio
adquisición XII Salón Municipal, Montevideo.
En el año 1961 recibió el Premio
adquisición XIII Salón Municipal, Montevideo.
En 1961 es invitada a exponer en el Instituto Di Tella de Buenos Aires.
Tinta sobre papel- 68 x 40 cm 1962
En 1962 recibió el Premio adquisición XIV Salón Municipal, Montevideo.
En la década del sesenta, la presencia en Montevideo del escultor español Jorge Oteiza marcó una influencia poderosa en sus trabajos.
Fueron sus teorías sobre la
estética del vacío y las de Romero Brest sobre el informalismo, con las que
Hilda López alcanzó a redondear una primera producción conformando un universo
plástico propio, cargado de enérgica violencia y áspera emoción, hecha en base
a contrastes de blancos sonoros y negros intensos.
En el año 1963 escribió Los Poemas inéditos de Hilda López .
La ciudad en siete tiempos
Sin tiras de agua
sin blancos caseríos
árboles
entre calles disimuladas
invadieron en verde.
Quedó la ciudad ajena
alegre
algo tonta
con un bonete de cerro.
En 1964 participó en una
muestra de artistas uruguayos en Portugal y participo en la exposición
"Cerámica y anticerámica", con música experimental realizada en base
a los ruidos de un taller de cerámica.
En 1965 es seleccionada para
el envío uruguayo a la bienal de San Pablo. Las manchas que Hilda desplegaba
con tinta negra sobre grandes superficies, llegaron a tener una vibración que
delataba la fuerza con que creaba.
Sin
título, 1967. Témpera Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay.
En el año 1967 recibió el Premio adquisición XV Salón Municipal, Montevideo. Esa etapa iría internándose en un universo visual más ensombrecido, donde el negro pesaba cada vez más a medida que la propia realidad también se oscurecía en un deterioro social, económico, político y cultural que desembocaría en el descalabro de fines de aquella década y comienzos de la siguiente.
En ese momento, la actividad
plástica de Hilda se interrumpe, como si buscara desaparecer en medio de un
paisaje real tan opresivo.
En 1973,
clausurados por el gobierno de facto los cursos oficiales de formación
artística, comenzó a dar clases. Su taller, así como los de Guillermo
Fernández, Nelson Ramos y Hugo Longa, resistieron en tiempos difíciles y fueron
determinantes en la formación de la siguiente generación de artistas uruguayos,
consiguiendo la continuidad del proceso artístico nacional durante el período
dictatorial.
Autorretrato,
1977. Óleo sobre tela 110 x 60 cm. Museo Nacional de Artes Visuales,
Montevideo, Uruguay.
Una de sus obras más conocidas
"Autorretrato", es una composición expresiva, sobre el monocromatismo
de la figura surge la mancha roja cortante de la golilla. El clima simbólico de
la obra refleja la situación que vivía su país en ese momento.
Retrato
de Espínola Gómez, 1977. Óleo sobre tela de 80 x 110 Museo Nacional de Artes
Visuales, Montevideo, Uruguay.
Retrato
de Juan Zaffaroni, 1977. Óleo sobre tela 100 x 50 cm. Museo Nacional de Artes
Visuales, Montevideo, Uruguay.
Estudio
para autorretrato, 1977
En los años setenta, inició
una nueva vertiente de creación, dotada de espíritu documental, que inaugura
con "Los retratos", serie de efigies de uruguayos prestigiosos que
asume un significado emblemático, culminando con las maletas abandonadas de
"Los adioses" en un momento de pavorosa emigración, y continuando con
el vacío humano de "Los pueblos", las penalidades sociales de
"El campo" y la estampa de la niñez callejera en "El problema
principal es la extrema pobreza", con lo que redondeó una secuencia
testimonial que a lo largo de una década dio cuenta de los golpes que sufrió el
país, cuyo semblante ella ilustraba con ojo tan penetrante.
En 1986 realizó un mural en piedra y cemento en homenaje a las víctimas de la dictadura en la Sede Central del Partido Comunista del Uruguay.
Hilda
López, al centro, rodeada por Ricardo Casas, Katusha Sánchez, Linda Kohen y Eva
Olivetti. Galería Cinemateca, 1993.
Dejó constancia de su época y
puso la estética al servicio de la ética.
Las series realizadas por la
artista, marcan el tiempo que vivía Uruguay:
Grafías (1963) muestra su
destreza y temperamento en tinta sobre papel
Retratos y Coral (1978),
trabajos en óleo y carbonilla, retratos de amigos y colegas, emblemáticos
simbólicamente.
Los Adioses (1978), muestra
maletas abandonadas que evocan la melancolía del desarraigo provocado por el
exilio.
Pueblos (1981) denota el vacío
humano.
Arrozal , 1983
Campo (1983) las penurias
sociales del interior del país.
El problema principal es la
pobreza (1988) redondea una secuencia testimonial del doloroso período de la dictadura
militar en su país.
Fallece en Montevideo el 2 de
junio de 1996.
HOMENAJES
Exposición de homenaje a Hilda López en
sala María Freire.
FUENTE
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