Ladislao José Biro, o en su
idioma original László József Bíró, nació el 29 de septiembre del año 1899 en
la ciudad de Budapest, perteneciente al reino de Hungría.
Fue un inventor y periodista
húngaro nacionalizado argentino.
Es ampliamente reconocido por
su labor de inventor, contando con al menos 32 creaciones en total, de entre
las cuales resaltan la construcción de una máquina para lavar ropa, una
cerradura de alta seguridad y el que le valió su gran fama; el bolígrafo.
Su trabajo como periodista
también es una parte importante en la construcción de su fama, pues sus
escritos eran de calidad notables. Además, gracias a dicho oficio concibió la
idea del bolígrafo.
Al momento de ser concebido,
Ladislado sufría un bajo nivel de peso, lo que generaba en los médicos la idea
de que el recién nacido no duraría mucho, notificándole a la familia que mejor
lo abandonaran en cualquier lugar.
Debido a este hecho su abuela
tomó una caja de zapatos, la forró por completo de algodón, además de añadirle
una pequeña lámpara que mantendría la temperatura del infante. Esta incubadora
improvisada sería la que le salvaría la vida.
Su hogar era de carácter
humilde y estaba ubicado en la calle Nagymező, en la ciudad de Budapest. La
familia se encontraba adscripta a la religión judía.
Su padre Mózes Mátyás Schweige
se ganaba la vida como un dentista, mientras que su madre Janka née Ullmann, se
desempañaba en las labores respectivas a la crianza de sus hijos y
mantenimiento del hogar.
En el núcleo familiar,
Ladislao contaba también con un hermano que llevaba por nombre György Bíró.
La diferencia en el apellido
con el de sus progenitores debido al error de un notario.
Desde niño mostró una gran
curiosidad por indagar aquellos aspectos que le fueran netamente de interés,
por lo que se saltaba las clases o ni siquiera iba a ellas por saciar su hambre
de conocimiento. Manteniendo esta característica a lo largo de su vida se formó
como un hombre culto en diversas ramas de la sabiduría.
Al culminar sus estudios
empezó con su trabajo profesional, desempeñando trabajos de periodismo e
incluso labores de edición para el periódico Hongrie Magyarország Hungría. Además
de esto, intentó en su ciudad natal cursar una profesionalización en estudios
de medicina, pero al final terminó por no graduarse en dichos saberes.
También realizó prácticas e
investigaciones exhaustivas en elementos como la hipnosis, la pintura, el automovilismo
y las hormigas.
Debido a los estragos que
estaba generando la Segunda Guerra Mundial decide viajar en el año de 1940 al
país de Argentina, en compañía de su hermano, posteriormente le haría compañía
su esposa Elsa Schick, y su hija Mariana Biro.
En Argentina se instalaría en
la ciudad de Buenos Aires, donde seguiría con su profesión de periodista.
En este ambiente le vino la
idea de la construcción del bolígrafo, debido a que él era zurdo usar la pluma
fuente siempre le representó un problema, retrasando el proceso de creación
respecto a sus reportajes, atascándose la tinta, debido a que no fluía bien, ya
que la estructura está sólo diseñada para usarse por personas diestras.
En compañía de su hermano
mejoraron este aspecto creando una nueva tinta que era más eficaz y manejable
en cuanto a la escritura manual, sin embargo está no funcionaba bien en la
pluma.
Algunos cuentan que Ladislao
resolvió este inconveniente al ver unos niños jugando a la pelota y luego que
esta fuera arrojada a un charco dibujara un camino, dándose cuenta de que la
mejor opción era una punta que llevara en el final una esfera.
Aquel trazo uniforme no dejaba
espacios en blanco, como sí sucedía con las puntas puntiagudas de las
estilográficas, con lo que se dio cuenta de que las puntas de las plumas
deberían ser esféricas.
La hija del inventor, Mariana
Biro, explica cómo sucedió todo en realidad: "Observando cómo la revista
(donde trabajaba de periodista su padre) se imprimía, decidió que ese rodillo,
que era capaz de tirar tinta sin manchar, debía reducirse para uso manual: una
pequeña esfera en un tubo capilar, con una tinta especial que fluyera por la
fuerza de gravedad y se secara instantáneamente en el papel". Así pues, el
primer prototipo de bolígrafo ideado por Biro estuvo listo a finales de la
década de 1930.
Cuando la idea del bolígrafo
ya rondaba por la cabeza de Biro, éste ya había inventado, entre otras muchas
cosas, una máquina para lavar la ropa, un sistema de cambio automático para los
coches de la época y un vehículo impulsado electromagnéticamente. La frase que
más escuchó Biro durante el proceso de intentar patentar su invento fue:
"Biro, usted está loco". Sin embargo nunca se rindió y siguió
desarrollando su idea. Junto con su hermano Georg Biro, Ladislao consiguió una
tinta que permitía un trazo más fluido y uniforme, pero que tenía un problema:
atascaba el mecanismo de la pluma y no permitía la correcta distribución de la
tinta sobre el papel.
Junto con su hermano Georg
Biro, Ladislao consiguió una tinta que permitía un trazo más fluido y uniforme,
pero que atascaba el mecanismo de la pluma y no permitía la correcta
distribución de la tinta sobre el papel.
La solución a este problema
apareció de la forma más inesperada, mientras el inventor paseaba por un
parque. Biro vio cómo un grupo de niños atravesaba un charco de agua jugando a
la pelota y observó que la pelota mojada distribuía una fina capa de agua de
manera recta y uniforme mientras rodaba.
Aquel trazo uniforme no dejaba
espacios en blanco, como sí sucedía con las puntas puntiagudas de las estilográficas,
con lo que se dio cuenta de que las puntas de las plumas deberían ser
esféricas.
En la página web de la
Fundación Biro, la hija del inventor, Mariana Biro, explica cómo sucedió todo
en realidad: "Observando cómo la revista (donde trabajaba de periodista su
padre) se imprimía, decidió que ese rodillo, que era capaz de tirar tinta sin
manchar, debía reducirse para uso manual: una pequeña esfera en un tubo
capilar, con una tinta especial que fluyera por la fuerza de gravedad y se
secara instantáneamente en el papel". Así pues, el primer prototipo de
bolígrafo ideado por Biro estuvo listo a finales de la década de 1930.
El ascenso del nazismo al
poder en Alemania y el estallido de la Segunda Guerra Mundial impidieron poner
en marcha la producción industrial del invento.
Pero un encuentro casual con
el expresidente de Argentina, Agustín Pedro Justo, resolvería todos los
problemas del inventor.
El político argentino no solo
animó a Biro a desarrollar su invento en Argentina, sino que además consiguió
los visados para que tanto él como su hermano y su amigo Juan Jorge Meyne
pudieran abandonar una Europa que estaba empezando a consumirse por la guerra y
trasladarse al hemisferio Sur.
Instalado en Buenos Aires, y
gracias a la financiación de Agustín Pedro Justo, Biro y Meyne crearon en un
garaje una empresa con cuarenta operarios.
Así nacería la empresa Birome,
de la unión de los apellidos de los socios.
La firma lanzó al mercado un
nuevo prototipo a un precio muy bajo: la esferográfica.
El invento era tan barato que
los argentinos, acostumbrados a gastar grandes sumas de dinero en plumas y en
tinta, no se lo tomaron en serio, y al principio solo fue empleado por los
niños en la escuela.
Tras varios meses de trabajo,
el invento fue lanzado al mercado en 1943 bajo el nombre de "birome".
Ladislao Biró (izquierda) y Juan Jorge Mayne (derecha) en Mar del Plata, 1945.
Propaganda en Revista Argentina Leoplán de 1945 promocionando la marca birome
A pesar de que la aparición
del bolígrafo provocó que las plumas estilográficas cayeran en desuso, los
fabricantes de estos tradicionales útiles de escritura no se dieron por
vencidos y decidieron unirse para empezar a fabricar bolígrafos de lujo.
Cuando Ladislao José Biro
falleció, el 24 de octubre de 1985, en Buenos Aires, las licencias por la venta
de su invento habían ingresado millones de pesos a las arcas argentinas y el
bolígrafo, aunque fabricado por otras marcas, había sustituido a la pluma entre
todas las clases sociales, así como en las escuelas y universidades.
Con el tiempo, el invento de
Ladislao José Biro se ha convertido en un objeto indispensable en la vida
cotidiana de millones de personas en todo el mundo.
El invento se reveló muy útil:
tenía una tinta de secado rápido, servía para escribir en papel carbón, no se
veía afectado por los cambios de temperatura y de presión, y podía ser
utilizado en los aviones.
No obstante, cuando empezó su
apogeo se convirtió en un éxito económico no sólo para Ladislao, también para
Argentina que lo distribuyó alrededor del mundo.
Por tal motivo su nombre ha
sufrido diferentes transformaciones de acuerdo al lugar, siendo sólo usado el
nombre de Birome en Argentina.
Poco antes de morir, Biro
ofreció la patente de su invento a una empresas estadounidense, Eversharp
Faber, en Estados Unidos, y a la francesa Marcel Bich, fundadora de Bic, ambas
muy interesadas en fabricar aquel novedoso objeto destinado a la escritura.
Luego del éxito del Birome, la
larga lista de invenciones y patentes de Ladislao empezaron a ser tomadas en
cuenta. Entre sus ideas y creaciones figuran:
una máquina para lavar la ropa
(1930),
el bosquejo de sistema
electromagnético (1936),
una caja de cambios automática
para los automóviles (1932),
un método para mejorar la
dureza de las varillas de acero (1944),
un mecanismo que extrajera
energía de los movimientos que poseen las olas del mar (1958),
entre muchos otros.
Su vida llegaría a su fin el
día 24 de octubre del año 1985 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
A manera de homenaje distribuyó
una serie de estampillas con su imagen, además de instaurar el día de su
nacimiento como el día del inventor.
FUENTES
https://historia.nationalgeographic.com.es/
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