EL CREADOR DE LA ANTIPOESÍA
En la Página Nº 199 del Programa de Educación Inicial y Primaria se recomienda, dentro de los escritores latinoamericanos, hacer conocer a los niños al chileno Nicanor Parra.
Poeta chileno, considerado el creador de la antipoesía cuya obra ha tenido una profunda influencia en la literatura hispanoamericana.
Nicanor Parra nació el 5 de septiembre de 1914, en el seno de una modesta familia en San Fabián de Alico, cerca de Chillán y desde pequeño alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán. Creció en un ambiente artístico, ya que su padre, Nicanor Parra, era maestro y músico, y su madre, Rosa Clara Sandoval Navarrete, "tejedora y modista de origen campesino, también tenía aficiones artísticas y solía cantar canciones foclóricas"
En el año 1927, ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el Quinto Año de Humanidades y en 1932 partió a Santiago para terminar la educación secundaria en el Internado Nacional Barros Arana gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahí conoció a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con los cuales tuvo gran afinidad artística.
De izquierda a derecha: Jorge Millas, Hermann Niemeyer, Luis Oyarzún y Nicanor Parra.
Según la crítica especializada, el modelo de este poemario fue el Romancero gitano de Federico García Lorca, aunque ya existen elementos que prefiguran la antipoesía. La sintonía con el romance provino del conocimiento de la cultura tradicional campesina que lo rodeó desde niño".
De 1954 edita "Poemas y antipoemas", su obra fundamental, compuesta por tres partes: Cantos a lo humano, Poemas y Antipoemas.
En esta obra abandonó su poesía hasta entonces simbólica y desesperanzada por otra más folclórica, irónica, de acentos escandalosos y muy vinculada a la realidad.
El libro fue acogido como una obra revolucionaria en el ámbito de la poesía hispanoamericana de aquellos años. Sobre todo en Chile, dominado entonces por el tono solemne y grandioso de Neruda, el coloquialismo del autor significó un profundo cambio e introdujo un modelo alternativo, abierto a la ironía y el humorismo.
La antipoesía planteaba una reacción contra la función metafísica de la poesía y su sacralización y se adhería a una línea fundamentalmente antirromántica, comprometida políticamente y desmitificadora.
A partir de allí se le conoció como el antipoeta por excelencia, lo que tuvo confirmación en "La cueca larga" (1958).
Esta obra, que alude en su título al ritmo musical chileno por excelencia, desarrolla el tono antirretórico y popular, abriéndose a las canciones, también debido a la relación del poeta con su hermana, la célebre cantautora Violeta Parra.
La década de 1960 fue especialmente activa en cuanto al número de publicaciones de Parra y brillante por sus aciertos. "Versos de salón" (1962) cambió el sujeto pasivo de los antipoemas por un sujeto activo, muy agresivo y delirantemente enérgico; "Discursos," que apareció el mismo año, fue publicado de forma conjunta con Pablo Neruda.
Le siguieron "Manifiesto" (1963) y "Deux Poèmes" (1963), en edición bilingüe en francés y castellano.
"Canciones rusas" (1967) es más elaborado, y alterna la antipoesía con la recuperación del lirismo con un neosimbolismo intimista.
"Canciones rusas" (1967) es más elaborado, y alterna la antipoesía con la recuperación del lirismo con un neosimbolismo intimista.
En 1969 la publicación de "Obra gruesa "permitió reunir en un solo volumen la "antipoesía" del autor, con la incorporación de nuevos textos. Ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Literatura, que le consagró definitivamente.
En el año 2006 presentó su libro Obras completas I & algo +, que llegó a ser el más vendido en la feria del libro chilena 2006.
Nicanor y Violeta Parra
La familia Parra está compuesta por reconocidos artistas populares, entre ellos Roberto, Violeta y Eduardo ("Lalo").
Violeta Parra talentosa hermana de Nicanor
Durante su vida ha recibido múltiples premios y distinciones
Nicanor Parra ha sido postulado al Premio Nobel de Literatura en diversas ocasiones. La primera postulación oficial se produce en 1995, mediada por la Universidad de Nueva York; la segunda lo encabeza la Universidad de Concepción en 1997 y tres años más tarde Machitún-2000, que media con la Universidad de Chile.
Actualmente vive enclaustrado en su casa de Las Cruces (región chilena de Valparaíso), pero envuelto por la creatividad profana e irreverente que cruza toda su obra, Nicanor Parra cumple hoy 95 años, convertido, según el crítico Harold Bloom, en uno de los mejores poetas de Occidente.
SU OBRA VISUAL
Parra es también un artista que ha expuesto su obra visual en Estados Unidos, España y, por supuesto, Chile. Su mediática exposición en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, realizada el 18 de agosto de 2006 , causó gran impacto
Titulada "Obras públicas" lleva el nombre de su último libro de poesía y fue visitada por miles de personas superando con creces la exposición inaugural que se realizó en el Centro Cultural de la Moneda
Una vez andando
Por un parque inglés
Con un angelorum
Sin querer me hallé.
Buenos días, dijo,
Yo le contesté,
Él en castellano,
Pero yo en francés.
Dites moi, don angel.
Comment va monsieur.
Él me dio la mano,
Yo le tomé el pie
¡Hay que ver, señores,
Cómo un ángel es!
Fatuo como el cisne,
Frío como un riel,
Gordo como un pavo,
Feo como usted.
Susto me dio un poco
Pero no arranqué.
Le busqué las plumas,
Plumas encontré,
Duras como el duro
Cascarón de un pez.
¡Buenas con que hubiera
Sido Lucifer!
Se enojó conmigo,
Me tiró un revés
Con su espada de oro,
Yo me le agaché.
Ángel más absurdo
Non volveré a ver.
Muerto de la risa
Dije good bye sir,
Siga su camino,
Que le vaya bien,
Que la pise el auto,
Que la mate el tren.
Ya se acabó el cuento,
Uno, dos y tres.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
SE CANTA AL MAR
Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar". El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
HAY UN DÍA FELIZ
Parte Primera
Este era un gato. Una vez se extravió. Venía por un camino, cerca de unos cuantos bosques.
Tome su gato.
- Muchas gracias. En seguida voy a venderlo.
- No lo venda.
- Tengo que venderlo. Discúlpeme. Páseme mi sombrero.
Salió hecho una tromba. Se llevó el gato al mercado.
- Déjalo en la despensa, contestó ella.
Por la tarde vino un niñito a ver si se interesaba por el gato, pero éste le arañó la cabeza. Cuando llegó a casa su padre le dio de palos porque era un hijo testarudo.
Cinco días después el gato se extravió por unos caminos. En los recodos brillaban unas cucharitas de té revueltas con trompos. De los montones de piedras embarradas asomaban cogollos de trébol.
El hombre del lado lo encontró y pensó: se lo llevaré a mi hijo. Pero su mujer lo increpó: ¿te vas a quedar con el gato? Por eso el hombre se fue donde su vecino y le dijo:
- Tome su gato.
- Muchas gracias.
La mujer del dueño estaba haciendo pan.
Pasó el Intendente. Pero se hizo que iba apurado. El dueño sintió despecho. Más tarde pasó el tabernero. Miró hacia un lado y sacó el reloj para ver la hora. Después se echó las manos a los bolsillos y aligeró el paso.
Parte Segunda
Anda que te anda el gato llegó a Nicaragua. Como el camino estaba embarrado llevaba las patitas muy sucias.
Recursos audiovisuales, tridimensionales, poesía, gigantografías y artefactos ideados por el nonagenario antipoeta, son algunos de los artículos de esta muestra que llena todos los espacios del Centro Cultural La Moneda.
LA POESÍA DE NICANOR PARRA
Fotografía de Luis Poirot.
SINFONÍA DE CUNA
Una vez andando
Por un parque inglés
Con un angelorum
Sin querer me hallé.
Buenos días, dijo,
Yo le contesté,
Él en castellano,
Pero yo en francés.
Dites moi, don angel.
Comment va monsieur.
Él me dio la mano,
Yo le tomé el pie
¡Hay que ver, señores,
Cómo un ángel es!
Fatuo como el cisne,
Frío como un riel,
Gordo como un pavo,
Feo como usted.
Susto me dio un poco
Pero no arranqué.
Le busqué las plumas,
Plumas encontré,
Duras como el duro
Cascarón de un pez.
¡Buenas con que hubiera
Sido Lucifer!
Se enojó conmigo,
Me tiró un revés
Con su espada de oro,
Yo me le agaché.
Ángel más absurdo
Non volveré a ver.
Muerto de la risa
Dije good bye sir,
Siga su camino,
Que le vaya bien,
Que la pise el auto,
Que la mate el tren.
Ya se acabó el cuento,
Uno, dos y tres.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
SE CANTA AL MAR
Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar". El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
HAY UN DÍA FELIZ
Conociendo la voz de Nicanor Parra
FRAGMENTO DEL CUENTO GATO EN EL CAMINO
(Narración)
(Narración)
Parte Primera
Este era un gato. Una vez se extravió. Venía por un camino, cerca de unos cuantos bosques.
Por los alrededores abundaban los prados.
En el camino estaban abandonadas unas cucharitas de té revueltas con trompos.
El gato venía por este camino. Un vecino lo encontró y lo llevó a su casa. Su hijo se lo pidió, pero él no se lo quiso dar. Envolvió al gato en unos papeles y fue a entregárselo al dueño.
- Muchas gracias. En seguida voy a venderlo.
- No lo venda.
- Tengo que venderlo. Discúlpeme. Páseme mi sombrero.
Salió hecho una tromba. Se llevó el gato al mercado.
Lo llevaba envuelto negligentemente en unos papeles.
- Vendo esto.
Pasó el Intendente, pero no quiso comprarlo.
- ¿Quién compra un lindo felino?
- Yo quiero comprar uno para mi hijo que está enfermo del sarampión desde hace tres semanas, respondió el tabernero. A ver, muéstremelo.
- Aquí está el gatito.
- No puede ser. Yo no los compro así.
El dueño lo envolvió en unos papeles y se lo llevó a casa. Por el camino compró naranjas. Allá le dijo a su mujer: La gente no quiere comprarlo. Ahí lo tienes. Te lo regalo. Su mujer estaba sacando agua del pozo.
- Vendo esto.
Pasó el Intendente, pero no quiso comprarlo.
- ¿Quién compra un lindo felino?
- Yo quiero comprar uno para mi hijo que está enfermo del sarampión desde hace tres semanas, respondió el tabernero. A ver, muéstremelo.
- Aquí está el gatito.
- No puede ser. Yo no los compro así.
El dueño lo envolvió en unos papeles y se lo llevó a casa. Por el camino compró naranjas. Allá le dijo a su mujer: La gente no quiere comprarlo. Ahí lo tienes. Te lo regalo. Su mujer estaba sacando agua del pozo.
Por la tarde vino un niñito a ver si se interesaba por el gato, pero éste le arañó la cabeza. Cuando llegó a casa su padre le dio de palos porque era un hijo testarudo.
Cinco días después el gato se extravió por unos caminos. En los recodos brillaban unas cucharitas de té revueltas con trompos. De los montones de piedras embarradas asomaban cogollos de trébol.
El hombre del lado lo encontró y pensó: se lo llevaré a mi hijo. Pero su mujer lo increpó: ¿te vas a quedar con el gato? Por eso el hombre se fue donde su vecino y le dijo:
- Tome su gato.
- Muchas gracias.
La mujer del dueño estaba haciendo pan.
- Anda mañana al pueblo a vender este gato.
Mientras procuraba envolverlo, el gato se echaba hacia atrás. Varias veces se le cayó y, por lo demás, una vez le dio un pisotón. El gato gritó en forma desmedida. Al último el dueño no lo quiso recoger. Tenía jaqueca.
- Recoge ese gato, le dijo su mujer.
Pero él desobedeció. Además era flojo y mal marido. El fogonero lo pilló y se lo pasó.
- Gracias.
El gato estuvo a punto de arañar al fogonero. Mas, como era tolerante, se retuvo.
- Vendo este gato. A intervalos se comía un pepino.
Mientras procuraba envolverlo, el gato se echaba hacia atrás. Varias veces se le cayó y, por lo demás, una vez le dio un pisotón. El gato gritó en forma desmedida. Al último el dueño no lo quiso recoger. Tenía jaqueca.
- Recoge ese gato, le dijo su mujer.
Pero él desobedeció. Además era flojo y mal marido. El fogonero lo pilló y se lo pasó.
- Gracias.
El gato estuvo a punto de arañar al fogonero. Mas, como era tolerante, se retuvo.
- Vendo este gato. A intervalos se comía un pepino.
Pasó el Intendente. Pero se hizo que iba apurado. El dueño sintió despecho. Más tarde pasó el tabernero. Miró hacia un lado y sacó el reloj para ver la hora. Después se echó las manos a los bolsillos y aligeró el paso.
Entonces el dueño dejó el gato sobre una pequeña mesa y se fue para la casa. Cada dos cuadras se encontraba un diez.
Un niñito que iba a comprar calugas lo desenvolvió con toda clase de cuidados para después hacerle cariño.
Un niñito que iba a comprar calugas lo desenvolvió con toda clase de cuidados para después hacerle cariño.
Pero el gato lo arañó.
El herido pensó vengarse.
Al rato lo había olvidado.
Después pasó un perro lanudo lleno de trunes.
Después pasó un perro lanudo lleno de trunes.
Olfateó al gato y en seguida se fue.
En la esquina dobló para la plaza.
A los pocos días el gato se extravió por unos bosques. Empezaban a caer los primeros granizos. Más allá del puente había un molino.
A los pocos días el gato se extravió por unos bosques. Empezaban a caer los primeros granizos. Más allá del puente había un molino.
Los torrentes trizaban los amaneceres.
Anda que te anda el gato llegó a Nicaragua. Como el camino estaba embarrado llevaba las patitas muy sucias.
También las llevaba mojadas.
A veces una chicharra se le paraba en los mostachos. Pero después se iba.
Por el camino tuvo que atravesar varias charcas.
Cuando llegó a Francia iba con mucho frío porque había hecho la caminata en pleno Invierno. De vez en cuando se detenía a lamerse el pelaje.
Perdida en los bosques encontró una posada alumbrada por media docena de faroles. En el jardín los chiquillos hacían unas pocas barbaridades.
La señora lo vio por la ventana y en un principio no le hizo caso. Después salió cautelosamente y lo sorprendió pisando sobre unos guijarros. Miró para todos lados para cerciorarse que nadie la miraba y se guardó el gato.
Se lo mandaré a mis tías, pensó para sus adentros. Algunas horas más tarde les escribió un telegrama diciéndoles: va gato. Saludos.
(...)
La señora lo vio por la ventana y en un principio no le hizo caso. Después salió cautelosamente y lo sorprendió pisando sobre unos guijarros. Miró para todos lados para cerciorarse que nadie la miraba y se guardó el gato.
Se lo mandaré a mis tías, pensó para sus adentros. Algunas horas más tarde les escribió un telegrama diciéndoles: va gato. Saludos.
(...)
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