Nicanor Parra nació el 5 de septiembre de 1914, en el seno de una modesta familia en San Fabián de Alico, cerca de Chillán y desde pequeño alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán.
Fue un poeta, profesor, físico
e intelectual chileno, cuya obra ha tenido una profunda influencia en la
literatura hispanoamericana.
Su padre fue Nicanor Parra
Alarcón, profesor primario y músico, y su madre fue Rosa Clara Sandoval
Navarrete, tejedora y modista de origen campesino, aficionada al canto de
música folclórica, quien ya tenía dos hijas (Olga y Marta) de un primer
matrimonio
Fue el primero de ocho
hermanos que nacieron del matrimonio.
Su casa en San Fabián era al
mismo tiempo la escuela del pueblo.
Sin embargo, debido a la actitud bohemia y
errática de su padre, y las constantes penurias económicas familiares,
afectadas más tarde por la cesantía generada durante la dictadura del general
Carlos Ibáñez del Campo, la infancia del joven Nicanor transcurrió entre
frecuentes traslados de domicilio, en los que su padre ejerció como profesor
primario en regimientos militares, inspector de tranvías y vigilante de cárcel.
La familia se mudó a Lautaro,
y de allí en 1919 a Santiago, donde fueron por un tiempo acogidos en casa de
Ramón Parra, primo de su padre. Luego regresaron a Lautaro, e incluso llegaron
a desplazarse hasta Ancud.
En 1927, con doce años de
edad, desde Lautaro llegaron a Chillán, específicamente al barrio de Villa
Alegre, donde por fin lograron establecerse.
Ese mismo año, ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el Quinto Año de Humanidades.
Nicanor comenzó a escribir sus
primeros versos, siguiendo el barroquismo sentimental y retórico de las fuentes
a las que tenía acceso: las liras populares (publicaciones callejeras escritas
en cuartetas y décimas), los poetas modernistas y una antología de Manuel
Magallanes Moure, que le facilitó en 1930 su profesor de dibujo y caligrafía, y
que leyó con fascinación.
En 1932 se fue de su casa para mudarse a Santiago, sin medios económicos, con la idea de entrar a la Escuela de Carabineros.
Sin embargo, gracias a la mediación de Gonzalo Latorre Salamanca, la Liga de Estudiantes Pobres le otorgó una beca para cursar el último año de secundaria en el Internado Nacional Barros Arana.
El INBA fue fundado en 1902, por iniciativa del presidente José Manuel Balmaceda, con el propósito de brindar educación secundaria a estudiantes provenientes de diversas regiones del país que necesitaban alojamiento para poder estudiar en Santiago.
Durante ese tiempo, el INBA funcionaba como el primer internado estatal de Chile y era conocido por su exigencia académica y su calidad educativa, especialmente en áreas como matemáticas, física, química y lenguas, gracias a la contratación de profesores suizos para impartir determinadas materias.
El internado estaba ubicado frente a la Quinta Normal, en un sector de Santiago favorecido por la cercanía a importantes centros culturales y educativos, como el Museo Nacional de Historia Natural y la Escuela de Artes y Oficios.
Esta institución no solo formó a Nicanor Parra en su etapa secundaria, sino que fue un espacio donde se fomentó una educación estricta y disciplinada, que marcó a generaciones de estudiantes destacados.
El ambiente del internado, con su riguroso programa de estudios y su condición de residencia para jóvenes talentos de todo Chile, influyó en la formación intelectual de Parra, preparándolo para su posterior desarrollo académico y literario.
Allí conoció y entabló una fuerte amistad con Jorge Millas, Luis
Oyarzún y Carlos Pedraza, con quienes tuvo gran afinidad artística.
De acuerdo al poeta, es en este Internado
donde comenzó a gestar las ideas de lo que años más tarde derivaría en la
antipoesía.
En el año 1933, Nicanor Parra ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile para estudiar matemática y física. Inicialmente también se matriculó brevemente en ingeniería, derecho e inglés, pero abandonó estas carreras para enfocarse en su verdadera vocación académica.
Durante esta etapa estudiantil, Parra
simultáneamente trabajó como inspector en el Internado Nacional Barros Arana,
lo que le permitió financiar sus estudios y mantenerse vinculado a su entorno
educativo.
En ese colegio comenzó a publicar, junto a Millas y Pedraza, la Revista Nueva en 1935, donde apareció su primer anticuento, "Gato en el camino."
En el año 1937 se graduó como profesor de matemáticas de la Universidad de Chile, y comenzó a ejercer como docente en liceos de Santiago.
Ese mismo año publica su primer libro, Cancionero sin nombre, con reminiscencias de García Lorca.
Decide regresar a Chillán para ejercer como profesor de matemáticas y física en el Liceo de Hombres.
En esta ciudad fue nombrado
poeta laureado en la Fiesta de la Primavera, y se encontró por primera vez con
Pablo Neruda, quien estaba de gira política apoyando la campaña presidencial de
Pedro Aguirre Cerda, en representación del Frente Popular.
En el año1943, Nicanor Parra viajó a Estados Unidos gracias a una beca otorgada por el Institute of International Education para estudiar mecánica avanzada en la Universidad de Brown.
Durante esta etapa académica, Parra se especializó en temas científicos avanzados relacionados con la física y la matemática, áreas que había estudiado previamente en Chile.
Durante su permanencia en Estados Unidos, Parra se dedicó también a la lectura intensa y formativa, entre los autores que influyeron notablemente en su desarrollo literario destaca Walt Whitman, cuya obra le permitió abrirse a nuevas formas de poesía y expresiones literarias.
Este contacto con la literatura estadounidense tuvo un papel fundamental en la posterior creación de su estilo particular, la antipoesía, que revolucionaría la poesía chilena y latinoamericana en las décadas siguientes.
El período en Brown no solo
consolidó sus conocimientos científicos, sino que también fue crucial para la
transición hacia una combinación entre ciencia y poesía en su obra, un diálogo
interdisciplinario que lo caracterizaría durante toda su vida.
Su estadía en Brown duró hasta 1947, y al regreso, Parra se incorporó como profesor titular de Mecánica Racional en la Universidad de Chile.
En el año 1948 es nombrado director
interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile.
En 1951, Nicanor Parra regresó a Chile después de haber pasado varios años en el extranjero, principalmente en Inglaterra,
Durante esa estancia en Europa, Parra contrajo matrimonio con Inga Palmen, una sueca que lo acompañó en su regreso a Chile.
Este retorno significó el inicio de una etapa decisiva en su carrera, tanto
académica como literaria.
Una vez de vuelta en su país, se incorporó como profesor de matemáticas y física en la Universidad de Chile y comenzó a consolidar su obra literaria, fusionando sus experiencias científicas y su visión poética innovadora.
En 1951, participó activamente en proyectos artísticos, como su colaboración en Quebrantahuesos junto a otros destacados artistas y poetas chilenos, que representó uno de sus primeros acercamientos a una poesía moderna y crítica que rompería con los moldes tradicionales.
Esta etapa de regreso fue fundamental para la creación de su obra más influyente, Poemas y antipoemas (1954), que introdujo la antipoesía, concepto que revolucionaría la poesía hispanoamericana y lo consagraría como uno de los más grandes escritores nacionales.
En el año 1967 publica Canciones rusas. Este libro es más elaborado, y alterna la antipoesía con la recuperación del lirismo con un neosimbolismo intimista.
En 1969 la publicación de "Obra gruesa "permitió reunir en un solo volumen la "antipoesía" del autor, con la incorporación de nuevos textos.
En el año 1983 publica obras varias, incluyendo
Chistes para desorientar a la policía, Coplas de Navidad, y Poesía política
En 1985 publica Hojas de Parra
En el año 1991, la Universidad de Brown en Estados Unidos le otorgó el Doctorado Honoris Causa.
Esta institución
estadounidense es donde Parra realizó estudios de mecánica avanzada entre 1943
y 1947, por lo que este reconocimiento también se relaciona con su formación y
contribución académica en física y matemáticas.
Ese mismo año recibió el Premio Juan Rulfo.
En el año 1993 publica Poemas para combatir la
calvicie.
En 1997 publica Nicanor Parra tiene la palabra.
En el año 1996, la Universidad
de Concepción, Chile, le confería le otorgó el Doctorado Honoris Causa,
destacando su relevancia para la cultura chilena y latinoamericana a nivel
académico y literario.
También publica Páginas en blanco en 2001.
En el año 2011 recibió el Premio Cervantes, el
máximo galardón de la literatura en lengua española, reconocimiento a toda su
obra.
Nicanor Parra falleció la madrugada del 23 de enero de 2018, a los 103 años, en su casa familiar.
Su muerte fue un hecho significativo para la cultura
chilena, y el Gobierno de Chile decretó dos días de duelo nacional en su honor.
El 24 de enero de 2018, sus restos fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Santiago, donde se realizó un velatorio al que asistieron figuras destacadas como la entonces presidenta Michelle Bachelet y el presidente electo Sebastián Piñera.
Posteriormente, su funeral se llevó a cabo en la parroquia La Asunción de Las Cruces, para luego ser enterrado en esa localidad en una ceremonia íntima, con la presencia también de la presidenta Bachelet.
En su ataúd, se escribió la frase "Voy&Vuelvo", una referencia a su obra y estilo únicos, reflejando el carácter irreverente y cercano de su poesía.
Su muerte marcó el
fin de una era para la poesía chilena y latinoamericana, dejando un legado
perdurable y reconocido internacionalmente.
Parra es también un artista que ha expuesto su obra visual en Estados Unidos, España y, por supuesto, Chile. Su mediática exposición en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, realizada el 18 de agosto de 2006 , causó gran impacto
Una vez andando
Por un parque inglés
Con un angelorum
Sin querer me hallé.
Buenos días, dijo,
Yo le contesté,
Él en castellano,
Pero yo en francés.
Dites moi, don angel.
Comment va monsieur.
Él me dio la mano,
Yo le tomé el pie
¡Hay que ver, señores,
Cómo un ángel es!
Fatuo como el cisne,
Frío como un riel,
Gordo como un pavo,
Feo como usted.
Susto me dio un poco
Pero no arranqué.
Le busqué las plumas,
Plumas encontré,
Duras como el duro
Cascarón de un pez.
¡Buenas con que hubiera
Sido Lucifer!
Se enojó conmigo,
Me tiró un revés
Con su espada de oro,
Yo me le agaché.
Ángel más absurdo
Non volveré a ver.
Muerto de la risa
Dije good bye sir,
Siga su camino,
Que le vaya bien,
Que la pise el auto,
Que la mate el tren.
Ya se acabó el cuento,
Uno, dos y tres.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
SE CANTA AL MAR
Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar". El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
HAY UN DÍA FELIZ
(Narración)
Parte Primera
Este era un gato. Una vez se extravió. Venía por un camino, cerca de unos cuantos bosques.
- Muchas gracias. En seguida voy a venderlo.
- No lo venda.
- Tengo que venderlo. Discúlpeme. Páseme mi sombrero.
Salió hecho una tromba. Se llevó el gato al mercado.
- Vendo esto.
Pasó el Intendente, pero no quiso comprarlo.
- ¿Quién compra un lindo felino?
- Yo quiero comprar uno para mi hijo que está enfermo del sarampión desde hace tres semanas, respondió el tabernero. A ver, muéstremelo.
- Aquí está el gatito.
- No puede ser. Yo no los compro así.
El dueño lo envolvió en unos papeles y se lo llevó a casa. Por el camino compró naranjas. Allá le dijo a su mujer: La gente no quiere comprarlo. Ahí lo tienes. Te lo regalo. Su mujer estaba sacando agua del pozo.
Por la tarde vino un niñito a ver si se interesaba por el gato, pero éste le arañó la cabeza. Cuando llegó a casa su padre le dio de palos porque era un hijo testarudo.
Cinco días después el gato se extravió por unos caminos. En los recodos brillaban unas cucharitas de té revueltas con trompos. De los montones de piedras embarradas asomaban cogollos de trébol.
El hombre del lado lo encontró y pensó: se lo llevaré a mi hijo. Pero su mujer lo increpó: ¿te vas a quedar con el gato? Por eso el hombre se fue donde su vecino y le dijo:
- Tome su gato.
- Muchas gracias.
La mujer del dueño estaba haciendo pan.
Mientras procuraba envolverlo, el gato se echaba hacia atrás. Varias veces se le cayó y, por lo demás, una vez le dio un pisotón. El gato gritó en forma desmedida. Al último el dueño no lo quiso recoger. Tenía jaqueca.
- Recoge ese gato, le dijo su mujer.
Pero él desobedeció. Además era flojo y mal marido. El fogonero lo pilló y se lo pasó.
- Gracias.
El gato estuvo a punto de arañar al fogonero. Mas, como era tolerante, se retuvo.
- Vendo este gato. A intervalos se comía un pepino.
Pasó el Intendente. Pero se hizo que iba apurado. El dueño sintió despecho. Más tarde pasó el tabernero. Miró hacia un lado y sacó el reloj para ver la hora. Después se echó las manos a los bolsillos y aligeró el paso.
Un niñito que iba a comprar calugas lo desenvolvió con toda clase de cuidados para después hacerle cariño.
Después pasó un perro lanudo lleno de trunes.
A los pocos días el gato se extravió por unos bosques. Empezaban a caer los primeros granizos. Más allá del puente había un molino.
Anda que te anda el gato llegó a Nicaragua. Como el camino estaba embarrado llevaba las patitas muy sucias.
La señora lo vio por la ventana y en un principio no le hizo caso. Después salió cautelosamente y lo sorprendió pisando sobre unos guijarros. Miró para todos lados para cerciorarse que nadie la miraba y se guardó el gato.
Se lo mandaré a mis tías, pensó para sus adentros. Algunas horas más tarde les escribió un telegrama diciéndoles: va gato. Saludos.
(...)
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