. Según algunos relatos, luego de que los charrúas fueran agasajados y emborrachados, Rivera le pidió a Venado que le pasara su cuchillo para cortar tabaco, y luego le disparó, que fue la señal para iniciar el ataque.
. Los charrúas fueron entonces rodeados por una tropa de 1200 soldados encabezada por Bernabé Rivera.
. El ataque resultó en la muerte de cientos de charrúas, y los sobrevivientes fueron asesinados o vendidos como esclavos. Según los documentos de la época, murieron 40 indígenas y 300 quedaron prisioneros. Los que sobrevivieron huyeron al norte del país y fueron perseguidos durante mucho tiempo, entre otros, por Bernabé Rivera .
Los charrúas capturados en la Matanza del Salsipuedes fueron trasladados a pie hasta Montevideo.
. La mayoría de ellos, principalmente mujeres y niños, quedaron bajo el cuidado de familias en Montevideo, donde fueron criados y alfabetizados.
. Otros de los sobrevivientes fueron entregados a François De Curel, director francés del Colegio Oriental de Montevideo, para estudios científicos.
Expuestos luego a la curiosidad del público francés, previo pago de la entrada correspondiente. Esta exhibición fue condenada desde algunos periódicos.
La invitación que había redactado François De Curel para la exposición de los indios decía:
«Estos individuos forman parte de una quincena de prisioneros conducidos a Montevideo en junio de 1832. El Presidente de la República Oriental del Uruguay me ha permitido traer a Europa a estos cuatro, escogidos entre los que más interés ofrecen por sus rasgos fisonómicos.
El primero (Vaimaca Pirú) es un cacique temible; el segundo (Senaqué ) es un sedicente médico que, a la pretendida ciencia de la magia medicinal, une realmente el conocimiento de plantas curativas capaces de cicatrizar las heridas.
El tercero (Tacuabé) es un joven de 23 años feroz guerrero, renombrado por su habilidad para domar los caballos salvajes.
La cuarta es una mujer, compañera del joven guerrero.
Estos cuatro individuos ofrecen vivientes modelos de la construcción física y los caracteres morales tan bien descriptos por el sabio autor de la «Historia Natural del género humano». Ellos representan los verdaderos tipos de la tercera raza de hombres, denominada raza cobriza».
En julio de 1833 los miembros de la Academia de Ciencias Morales, deseando juzgar el efecto que la música producía en los charrúas, decide invitar a un conjunto de profesores de la Orquesta del Conservatorio de París y a su director el eminente compositor Cherubini para hacer "un rato de música" y observar luego las reacciones de nuestros aborígenes.
En verdad que nuestros pobres charrúas no pueden ser mejor servidos desde el punto de vista sonoro. Y en realidad hicieron a su manera los debidos honores a tan eminentes ejecutantes, porque saliendo de su habitual apatía, dieron en sus rostros señales de vivo interés y entusiasmo, especialmente hacia el arte de Toulou.
Los Charrúas parecieron mucho más animados; fueron sobre todo muy sensibles a algunos solos de flauta y trompeta que Toulou y uno de los profesores que les acompañaban
Tacuabé llevó a Francia un extraño instrumento. Algo así como un "violín" construido por él, que fue analizado esta vez con profunda seriedad por Dumoutier en un ensayo aparecido en el "Journal de la Societé de Phrénologie de Paris" de 1833, intitulado "Considérations phrénologiques sur les ttes de quatre Charruas ".
Atan duro de quince a veinte crines de cola de caballo de manera de formar un lazo que es atravesado por el bastón y que lo hacen subir más o menos hasta dos pulgadas de la hendidura inferior; la otra extremidad de las crines la fijan luego en la hendidura superior de modo que ella no puede soltarse.
Para tocar esa especie de violín hacen doblar el bastón hasta que el haz de crines desciende hasta la hendidura inferior y permanece tenso como la cuerda de un arco; toman el mango con la mano izquierda de manera que tres dedos les pueden servir de tacto para variar los sonidos, y fijan entre los dientes la otra extremidad del violín; una pequeña vara recta y lisa que mojan con saliva, es el arco que hace vibrar las crines y la abertura de los labios que abren y cierran como para tocar la guimbarda, les sirven para modular y variar el tono. Sobre tal instrumento es lógico pensar que el número de notas que se pueden obtener es bastante limitado; sin embargo da casi una octava y los aires que permite tocar son monótonos y poco
variados y su compás es ordinariamente a tres tiempos".
El instrumento de Tacuabé no era otra cosa que un "arco musical", el primer cordófono que conocía el hombre.
Dibujo de Silvana Silveira
Tacuabé huyó luego de la muerte de Guyunusa con su hija de apenas 10 meses.
El material empleado fue bronce y para el basamento se
utilizó granito rosado.
El monumento, iniciativa de Baltasar Brum, en 1930, quedó
terminado recién en 1938.
En él se representa al grupo de cuatro Charrúas, con sus
vestimentas características, que rodean un fogón en el que
se calienta un caldero.
A la izquierda se observa al curandero Senacua Senaqué, que
sentado sostiene un mate en la mano derecha.
Detrás, de pie, el cacique Vaimaca Pirú, le sigue María Micaela Guyunusa, sentada, con una niña en su falda. Delante de ella se encuentra la figura del guerrero Laureano Tacuabé Martínez. El monumento lleva una placa con el título “Indios Charrúas”.
https://mensuarioidentidad.com.uy/
https://chancharrua.wordpress.com/
https://www.lr21.com.uy/comunidad
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