Cuando me vuelvo nube no llevo barro.
Suelo hacerme rocío sobre los pastos"

Análisis de la obra de Osiris Rodríguez
Castillos
Osiris Rodríguez Castillos fue
un poeta, compositor, guitarrista, investigador y luthier uruguayo cuya obra
atraviesa y renueva el folclore, la poesía y la canción popular de Uruguay.
Su producción trasciende el
ambiente local para dialogar con el imaginario rioplatense y latinoamericano, y
su legado sigue siendo objeto de estudio y homenaje décadas después de su
muerte.
Carácter
y propósitos de su obra
El objetivo fundamental de
Osiris fue fundar un cancionero popular uruguayo autónomo, en un contexto de
fuerte influencia argentina y regional sobre la música local.
Para ello, combinó un profundo conocimiento
del lenguaje y la historia uruguaya con una sensibilidad musical innovadora.
Su obra no se limita a
idealizar el pasado ni a retratar el campo como escenario pintoresco, sino que
establece un diálogo crítico y poético con la tradición.
El resultado es una poética
que nunca se agota en el pasado ni se restringe a un territorio, sino que
permanece abierta para nuevas lecturas y relecturas.
Temas
y símbolos
Paisaje y territorio:
Sus letras y músicas evocan el
paisaje rural uruguayo, pero no como mero decorado, sino como geografía interior
donde todo —árboles, ríos, animales— tiene un sentido simbólico y humano.
Palabras como “taipa”, “azude”
o “piava” no son localismos decorativos, sino activos campos semánticos que
construyen una patria profunda —mito, historia y presencia—, lo que Carlos
Astrada llamaba “la patria profunda”.
Memoria e identidad:
La memoria no es solo
evocativa; es estructura profunda del presente.
En el “gurí pescador” que
confunde piavas con tarariras hay una lectura poética y epistémica del mundo:
una percepción animista, donde las jerarquías racionales se disuelven en una
lógica premoderna y humanizadora.
Experiencia vital y social:
Su obra no elude el trabajo,
la pobreza, el exilio y la nostalgia, pero tampoco cae en el sentimentalismo
fácil.
A través de la canción y la
poesía, explora la vida de los más humildes con una mirada atenta y solidaria,
sin paternalismos.
Política e historia:
Aunque sus obras no son
panfletarias, la realidad política y social está presente en su producción.
Temas como “Cielito de los Tupamaros” (compuesto en 1959) muestran su interés
por la historia nacional y, en ocasiones, por el compromiso político.
Sin embargo, su visión es siempre literaria y
nunca programática, pues privilegia la ambigüedad y la sugerencia.
Forma,
lenguaje y estilo
Géneros musicales:
Renovó el gauchesco y rescató
géneros olvidados como el cielito, que nadie en Uruguay había compuesto desde
Bartolomé Hidalgo dos siglos antes.
Además, abordó la milonga, la
canción norteña y el gato, con una técnica depurada y una voz personalísima.
Lenguaje:
Su poesía es culta y popular
al mismo tiempo: recurre a la métrica tradicional y al lenguaje de los sectores
rurales, pero lo reelabora con imágenes y símbolos complejos, sin caer en la
retórica facilista.
Es una poesía “puesta en voz”,
pensada para ser recitada y cantada, capaz de conmover tanto en el papel como
en la escena.
Composición
e interpretación:
Como guitarrista y cantor, su
estilo es reposado, íntimo y técnicamente sobrio.
Su afán de perfeccionamiento
lo llevó a inventar una guitarra propia (“la Osiris”), patentando un método de
ejecución y diseñando un instrumento para emular el sonido del laúd.
Relación
con otros artistas:
Su influencia traspasó
fronteras: Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Chabuca Granda, Eduardo Falú y
otros grandes intérpretes han cantado sus letras.
En Uruguay, artistas como
Alfredo Zitarrosa, Santiago Chalar y Amalia de la Vega también lo
reivindicaron.
Obras
fundamentales y legado
Algunas de sus canciones
emblemáticas —“Gurí pescador”, “La galponera”, “Décimas a Jacinto Luna”,
“Domingo de agua”— han sido grabadas y reinterpretadas por varias generaciones,
lo que evidencia su perdurabilidad y vigencia.
Su disco “Poemas y canciones
orientales” es considerado un hito en la historia de la música uruguaya, y ha
sido objeto de minucioso estudio crítico.
Anomalía
y vigencia
La obra de Osiris no encaja
fácilmente en ninguna corriente dominante: es culta y popular, tradicional y
original, local y universal. Su condición anómala lo convierte en un artista de
culto y, al mismo tiempo, en un referente transversal en la cultura uruguaya.
Además, su obra ha sido
revalorizada recientemente por la academia y la crítica, con estudios que
analizan su influencia, su técnica, sus vínculos con otros artistas (como el
brasileño Dorival Caymmi), y la riqueza simbólica y formal de su canción y
poesía.
Valoración
crítica
Osiris Rodríguez Castillos
consiguió expresar la subjetividad profunda de la experiencia uruguaya a través
de una voz poética rigurosa y lírica, y de una música sobria y emotiva.
Su obra es una indagación
sobre la identidad, la memoria y la sensibilidad popular, y su legado sigue
ofreciendo claves para entender y recrear la cultura del Uruguay y del Río de
la Plata.
Su figura resiste a cualquier
intento de canonización rápida: es un poeta de la voz y la guitarra, un
renovador de la tradición, un maestro silencioso y profundo del arte popular.
La obra de Osiris Rodríguez
Castillos es un diálogo permanente entre la tradición y la modernidad, entre la
palabra y la música, entre el campo y la ciudad, entre la memoria y la
invención.
Su cancionero es, a la vez,
testimonio y creación, y su poética sigue abriendo preguntas que siguen
vigentes
(Osiris Rodríguez Castillos)
No pregunten de a’nde soy,
vengo del tiempo aparcero,
y ni los mismos senderos
se imaginan p’ande voy;
voy tiempo arriba y estoy
conforme con mi destino,
de andar solo y peregrino,
durmiendo sobre mis garras,
y despertando guitarras
a la orilla del camino.
Sin facón en la carona
ni lazo ata’o a los tientos,
traigo un temblor que los vientos
dejaron en mis bordonas,
y una pena en las lloronas
que no levantan el vuelo,
porque el rigor del pihuelo
la lleva atada a mi huella,
de no, ya serían estrellas
alumbrando desde el cielo.
Ya no tengo ni querencia
y las leguas no me espantan,
porque no hay pa’ los que cantan
más pago que el de la ausencia;
nada me ata a la esistencia,
voy muriendo al tranco lerdo
y, en ocasiones, me pierdo
tras los horizontes rojos,
con un niebla en los ojos
y acosa’o por los ricuerdos.
Me han echa’o en el fogón
ramitas de mataojo,
espinas en el rastrojo,
dolor en el corazón;
y voy con esta canción
en los labios de una herida,
pa’ que al final de mi vida
quede mi canto despierto,
pues todo cocuyo muerto
deja una luz encendida.
-un sauce me lo contó-
donde el Pejerrey escucha
y canta el Bagre Cantor...
En la taipa de un azude
yo ví un gurí pescador
que confundiendo las piavas
les cantaba esta canción:
"Tararira,
Tararira,
"que arisca y sabia que estás!
"Anzuelo que cae al agua,
"mojarra que te llevás...
"Pica,
pica Tararira,
"plata viva del juncal...
"Mientras no se corte el hilo
"junto al agua me hallarás!"
Y yo, que crecí en silencio
bajo los sauces del Yí,
cobrizo de soloes largos,
comprendo bien al gurí...
-Siempre la suerte fue esquiva
cual los peces, para mí...-
Pero él me enseñó estas coplas
que alumbran como un candil:
"Tararira,
Tararira,
"que arisca y sabia que estás!
"Anzuelo que cae al agua,
"mojarra que te llevás...
"Pica,
pica Tararira,
"plata viva del juncal...
"Mientras no se corte el hilo
"junto al agua me hallarás!"
...Hay un reino bajo el agua
-un sauce me lo contó-
donde el Pejerrey escucha
y canta el Bagre Cantor...
CANCIÒN
SIN CUNA
(Osiris Rodríguez Castillo)
El
arrorró es a veces
Una canción
sin cuna
Áspero
invento
De la
ternura varona
De la
mujer del campo
Con
él, aquieta
Entre
los brazos aradores
Un
revuelto atadito
De
mañas y de llanto
Mamoncito
fiero
Gurí
cara chata
Pelo
de capincho
Y ojos
de calandria...
Patitas
cangüescas
Que
llora sin ganas
Con
tal de tenerla
Despierta
a su mama...
-Lo
soñé en la tina
Lo
gané en la parva
Redondeando
lunas
Lo
llevé en la entraña...
Cortando
una melga
Solita
yo y mi alma
Lo
alumbré en el surco...
Lejos de las casas!-
Le
lavo pañales
Le
surzo las mantas
Le
traigo del monte
Miel
de lechiguanas
Pa'
darle un poquito
Misturao
con agua...
Que es
poca la leche
Que
tiene su mama...
Que
está seca en vida
Trabaja
y trabaja...
Y usté...
llora y llora
Meniando
esas patas...
Le
haré una cunita
Pa'
ver si se amanza
Con
una carona
No
más, y unas guascas
Colgando
del techo
Del
rancho... Lindaza!
...
va'ver que me apaño
P'hacerle
una hamaca!
Duerma
guricito
Que la
noche es larga...
Mama,
cabeciando
No
más, ya descansa...
...
duerma guricito
Consuelo
de mama...
-Capaz
que a la cuna
P'hacerla
más blanda
Le
ponga el pelego
Que
quedó... de tata!
ROMANCE PARA EL GENERAL LAVALLEJA
(Osiris Rodrìguez Castillos)
Nació para andar de bronce
por la gloria y por la vida.
Los cerros le modelaron
cuarteador de rebeldías,
y él se trajo a la "sidera"
toda la rabia mestiza
que el sol encendió en los valles
y las quebradas de Minas.
Mano de alzarse en visera
para medir lejanías,
halló grata la cintura
de la fama, en la medida
del puño de un sable corvo
con hoja de luna niña.
Desprendido de las cumbres
en rauda piedra que grita
la palabra con que el trueno
rebota en las serranías,
se proyectó historia adentro
sobre las cruces ariscas
que silban largas "clineras"
en el viento de las cifras . . .
Retumaron los bordones
de las vihuelas patricias
al pasar sus tacuarales
por madrugadas rosillas,
cuando el Tiempo andaba lejos
de la Patria todavía . . .
Prisionera de los godos
estaba su novia india!
En un cinturón de piedras,
el coraje de Castilla
rugiendo por huecos bronces
desvelados, la tenía;
pero el león teme al trueno;
y el trueno siempre crecía
reventando en las murallas
con bermellones de lidia!
Latido de tierra y potros!
Polvareda sostenida
con tiempo y sol a la espalda,
y un mar de lunas oblicuas
guadañando cerrazones
de leyendas enemigas!
Es fama que, por las noches,
cuando las sombras crecían,
lagrimeaban los fogones
la pena de la cautiva . . .
Tierra estrellada del Sitio . . .
Lugar donde se tendían
los patriotas cimarrones
a lamerse las heridas. . .
Entonces, junto a los muros,
una guitarra suicida
despertaba los "alerta!!. . ."
por las troneras altísimas,
para crecer una urdimbre
musical, desconocida,
que se aferraba a las grietas
como una hiedra de ira!
Y brotaban las mortales
rosas de las carabinas!
Y los súbitos colores
de la pólvora, tenían
la silueta de un centauro
de nueva cepa bravía
que guitarreaba un trabuco
de coplas enrojecidas!
Era el campeón que los cerros
enviaban a la cautiva!
La promesa de una raza
corajuda, repetida
por las puntas de las cargas;
por los filos de las brisas;
y era el canto a flor de labios;
y era el grito a flor de risas;
y era el sombrero en la nuca,
y el orgullo con que brillan
las pinchudas nazarenas
en trazos de acometida!
Se llamaba Juan Antonio;
Juan Antonio es todavía!
Juan Antonio de los potros,
de las lanzas,
de las vinchas,
del color de los arroyos,
de los pastos que tiritan,
de los llanos mugidores,
del trigal en las colinas!
Juan Antonio Lavalleja!
Rumbo de la gauchería,
dueño de la luna niña,
flor de mi raza estrellera!
Metal heroico de Minas!!
CAMINO DE LOS QUILEROS
(Osiris Rodríguez Castillos )
Les
llaman... "los quileros"
Frecuentan
la frontera nordeste
Contrabandeando
de a quilos la esperanza
El
camino de los quileros
No es
muy largo
Pero
suele llevar una vida recorrerlo
Hay un
camino en mi tierra
Del
pobre que va por pan:
Camino
de los quileros
Por
las sierras de Aceguá
Tal
vez, sin ser bien baquiano
Cualquiera
lo ha de encontrar
Pues
tiene el pecho de piedra
Pero
el corazón de pan
Gurisito
piernas flacas
Barriguita
de melón
Donde
hay tantas vacas gordas
No hay
ni charque para vos...
Tu
bisabuelo hizo patria
Tu
abuelo fue servidor
Tu
padre carneó una oveja
Y está preso por ladrón
Talita
del pedregal
Osiris
Rodríguez Castillos
Canción
sin cuna
Osiris
Rodríguez Castillos
Cielo
de los Tupamaros
Osiris
Rodríguez Castillos
Tomá
café con fariña
Y andá
guapeando por ai...
Mañana...
mate cocido;
Pasado...
Dios proveerá!
Mañana
busco el camino
Del
pobre que va por pan
Si no
me para una bala
Pasado
te traigo más
Yerba,
caña, rapadura
Un
rollo'e naco, nomás...
Los
pobres contrabandeamos
A
gatas pa' remediar
Bien
gaucho es el tal camino
Pero
es duro de pelar!
Camino
de los quileros
Por
las Sierras de Aceguá
Romance del Malevo
(
Osiris Rodríguez Castillos)
Para
mi perro Leal
(el
que me envenenó un milico)
Yo no
atrancaba la puerta
de mi
rancho, ni durmiendo;
¿pa
qué? ¡si del lao de ajuera,
por
malo que juese’l tiempo,
la
enrejaba de colmillos
el
coraje de mi perro!
Cimarrón,
medio atigrao.
Lo
hallé perdido en las sierras,
boquiando
de agusanao.
¡Malo,
como manga’e piedra!
Tuve
que trairlo enlazao
pa'
curarle las bicheras!
Y...
a’i se quedó, aquerenciao.
Compañero
de horas lerdas...
Trotiando
abajo’el estribo
¡ni
carculaba las leguas!
y ande
afluejaba la cincha,
se
echaba a cuidar las priendas.
Eso sí
¿eh? ¡Muy delicao!...
¿Manosiarlo?
¡Ni le cuento!
Se
ponía di ojo estaviao
y se
l’erizaba’l pelo.
Con
que... tenía bien ganao
su
apelativo: “El Malevo”.
¡Qué
animal capacitao
pa'l
trabajo en campo abierto!
¡Había
que verlo al mentao,
trajinando
en un rodeo!...
De ser
cristiano, ¡clavao
qu’era
dotor aquel perro!
¿Yo
echar tropilla’l corral?
Le
chiflaba entre dos dedos,
y
embretaos en el chiflido
me los
traiba, clin al viento;
¡y era
un abrojo, priendido
de los
garrones de un trueno!
Una
vez, bandiando tropa
con
much’agua en el Río Negro,
caí
quebrao di un apretón
entre
un remolino’e cuernos,
y me
ganó la mollera
l’escuridá
y el silencio...
Cuando
golví’abrir los ojos,
cruzaba
una nube’l cielo...
Gemidos
y lambetazos
llegaban
como de lejos...
¡Redepente,
compriendí!
Medio
me senté en el suelo
pa
darle gracias:
“Hermano!...
d’esta,
te quedo debiendo.
No me
halla ni el pan bendito
si no
me sacás, Malevo!”
¡Y una
inmensa gratitú
se me
atracó en el garguero!
Güeno;
la cosa pasó.
Yo
dentré pa'l casamiento.
Hice’l
horno, la cocina...
Mi
rancho estiró un alero,
y en
su chúcara clinera
charquió
el arrorró, y el rezo.
¡A los
dos años, gatiaba
mi gurí
sobre un pelego!
O
andaba po’l guardapatio,
priendido
a la cruz del perro;
ah!
¡porque’l me le sacó
las
cosquillas al Malevo!
...Lo
habrá tomao por cachorro
de su
cría, el pendenciero...
Le
soportaba imprudencias,
se
priestaba pa' sus juegos,
y ande
amenazaba cairse
¡se
l’echaba bajo ’el cuerpo!
La
cosa jué tan de golpe,
que
hasta me parece cuento...
Jué
dispués de un mediodía,
como
pa' fines d’enero.
Yo me
había echao en el catre
pa'
descabezar un sueño.
La
patrona, trajinaba...
prosiando
con el borrego;
y un
redepente, aquel grito
como
de terror: “¡Rosendooo!”
Y ya
me pelé pal' patio
manotiando
el caronero.
Ella,
estaba contra’l horno
tartamudiando
en silencio;
tenía
al gurisito, alzao,
tembloroso
contra’l pecho;
y
avanzando, agazapao
como
una fiera, ¡mi perro!
¡Enseñaba
unos colmillos
como
puñales! Los pelos
se le
habían parao di un modo
que
costaba conocerlo,
y ¡en
las brasas de sus ojos
se
habían quemao los recuerdos!
De un
salto me puse enfrente;
le
pegué el grito: “¡Malevo!”
Lo vi
soltar una baba;
-“¡Está
rabioso, Rosendo!”-
-“No
te me acerqués hermano!
¡Echá
p’atrás! ¡Juera perro!”
Redepente,
me saltó.
Ladié
pa' un costao el cuerpo,
sentí
como que la mano
lo
topaba contra el pecho,
y
cayó; cuasi sin ruido;
como
una jerga en el suelo...
...Cuando
lo miré, los ojos
se le
habían puesto muy güenos,
¡como
dándome las gracias
se le
acortaba el resuello!
Se
arrastró, lambió mis pieses
y...
me brotó un lagrimeo...
“No
tenía pa' elegir,
hermano!
’tabas enfermo...
Jué
po’l, cachorro, ¿sabés?
De nó,
no lo hubiera hecho!!”
Menió
la cola una vez,
dos
veces... y ¡quedó muerto!
Por
eso es que, desde entonces,
no me
gusta tener perro;
y
cuando voy de a caballo,
me
parece que lo siento
seguir
abajo ’el estribo,
¡trote y trote por el tiempo!
FUENTES
https://todo.com.uy/tiempolibre/memorias/literatura/romancedelmalevo.php
https://www.historiadelamusicapopularuruguaya.com/artista/osiris-rodriguez-castillos/
https://escaramuza.com.uy/p/poemas-y-canciones-orientales-osiris-rodriguez-castillo
https://www.cancioneros.com/nc/6701/0/decimas-a-jacinto-luna-osiris-rodriguez-castillos
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