Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

lunes, 21 de julio de 2025

EL 21 DE JULIO DE 1925 NACÍA OSIRIS RODRIGUEZ CASTILLOS

"Como esta lluvia mansa que cae al campo
Cuando me vuelvo nube no llevo barro.
Suelo hacerme rocío sobre los pastos"
 
Osiris Rodríguez Castillos: Quiero una copla


Análisis de la obra de Osiris Rodríguez

 Castillos

Osiris Rodríguez Castillos fue un poeta, compositor, guitarrista, investigador y luthier uruguayo cuya obra atraviesa y renueva el folclore, la poesía y la canción popular de Uruguay.

Su producción trasciende el ambiente local para dialogar con el imaginario rioplatense y latinoamericano, y su legado sigue siendo objeto de estudio y homenaje décadas después de su muerte.

 

Carácter y propósitos de su obra

 

El objetivo fundamental de Osiris fue fundar un cancionero popular uruguayo autónomo, en un contexto de fuerte influencia argentina y regional sobre la música local.

 Para ello, combinó un profundo conocimiento del lenguaje y la historia uruguaya con una sensibilidad musical innovadora.

Su obra no se limita a idealizar el pasado ni a retratar el campo como escenario pintoresco, sino que establece un diálogo crítico y poético con la tradición.

El resultado es una poética que nunca se agota en el pasado ni se restringe a un territorio, sino que permanece abierta para nuevas lecturas y relecturas.

 

Temas y símbolos

 

Paisaje y territorio:

Sus letras y músicas evocan el paisaje rural uruguayo, pero no como mero decorado, sino como geografía interior donde todo —árboles, ríos, animales— tiene un sentido simbólico y humano.

Palabras como “taipa”, “azude” o “piava” no son localismos decorativos, sino activos campos semánticos que construyen una patria profunda —mito, historia y presencia—, lo que Carlos Astrada llamaba “la patria profunda”.

 

Memoria e identidad:

La memoria no es solo evocativa; es estructura profunda del presente.

En el “gurí pescador” que confunde piavas con tarariras hay una lectura poética y epistémica del mundo: una percepción animista, donde las jerarquías racionales se disuelven en una lógica premoderna y humanizadora.

 

Experiencia vital y social:

Su obra no elude el trabajo, la pobreza, el exilio y la nostalgia, pero tampoco cae en el sentimentalismo fácil.

A través de la canción y la poesía, explora la vida de los más humildes con una mirada atenta y solidaria, sin paternalismos.

 

Política e historia:

Aunque sus obras no son panfletarias, la realidad política y social está presente en su producción. Temas como “Cielito de los Tupamaros” (compuesto en 1959) muestran su interés por la historia nacional y, en ocasiones, por el compromiso político.

 Sin embargo, su visión es siempre literaria y nunca programática, pues privilegia la ambigüedad y la sugerencia.

 

Forma, lenguaje y estilo

 

Géneros musicales:

Renovó el gauchesco y rescató géneros olvidados como el cielito, que nadie en Uruguay había compuesto desde Bartolomé Hidalgo dos siglos antes.

Además, abordó la milonga, la canción norteña y el gato, con una técnica depurada y una voz personalísima.

 

Lenguaje:

Su poesía es culta y popular al mismo tiempo: recurre a la métrica tradicional y al lenguaje de los sectores rurales, pero lo reelabora con imágenes y símbolos complejos, sin caer en la retórica facilista.

Es una poesía “puesta en voz”, pensada para ser recitada y cantada, capaz de conmover tanto en el papel como en la escena.

 

Composición e interpretación:

Como guitarrista y cantor, su estilo es reposado, íntimo y técnicamente sobrio.

Su afán de perfeccionamiento lo llevó a inventar una guitarra propia (“la Osiris”), patentando un método de ejecución y diseñando un instrumento para emular el sonido del laúd.

 

Relación con otros artistas:

 

Su influencia traspasó fronteras: Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Chabuca Granda, Eduardo Falú y otros grandes intérpretes han cantado sus letras.

En Uruguay, artistas como Alfredo Zitarrosa, Santiago Chalar y Amalia de la Vega también lo reivindicaron.

 

Obras fundamentales y legado

 

Algunas de sus canciones emblemáticas —“Gurí pescador”, “La galponera”, “Décimas a Jacinto Luna”, “Domingo de agua”— han sido grabadas y reinterpretadas por varias generaciones, lo que evidencia su perdurabilidad y vigencia.

Su disco “Poemas y canciones orientales” es considerado un hito en la historia de la música uruguaya, y ha sido objeto de minucioso estudio crítico.

 

Anomalía y vigencia

 

La obra de Osiris no encaja fácilmente en ninguna corriente dominante: es culta y popular, tradicional y original, local y universal. Su condición anómala lo convierte en un artista de culto y, al mismo tiempo, en un referente transversal en la cultura uruguaya.

Además, su obra ha sido revalorizada recientemente por la academia y la crítica, con estudios que analizan su influencia, su técnica, sus vínculos con otros artistas (como el brasileño Dorival Caymmi), y la riqueza simbólica y formal de su canción y poesía.

 

Valoración crítica

Osiris Rodríguez Castillos consiguió expresar la subjetividad profunda de la experiencia uruguaya a través de una voz poética rigurosa y lírica, y de una música sobria y emotiva.

Su obra es una indagación sobre la identidad, la memoria y la sensibilidad popular, y su legado sigue ofreciendo claves para entender y recrear la cultura del Uruguay y del Río de la Plata.

Su figura resiste a cualquier intento de canonización rápida: es un poeta de la voz y la guitarra, un renovador de la tradición, un maestro silencioso y profundo del arte popular.

 

La obra de Osiris Rodríguez Castillos es un diálogo permanente entre la tradición y la modernidad, entre la palabra y la música, entre el campo y la ciudad, entre la memoria y la invención.

Su cancionero es, a la vez, testimonio y creación, y su poética sigue abriendo preguntas que siguen vigentes



 DÉCIMAS A JACINTO LUNA

(Osiris Rodríguez Castillos)

No pregunten de a’nde soy,
vengo del tiempo aparcero,
y ni los mismos senderos
se imaginan p’ande voy;
voy tiempo arriba y estoy
conforme con mi destino,
de andar solo y peregrino,
durmiendo sobre mis garras,
y despertando guitarras
a la orilla del camino.

Sin facón en la carona
ni lazo ata’o a los tientos,
traigo un temblor que los vientos
dejaron en mis bordonas,
y una pena en las lloronas
que no levantan el vuelo,
porque el rigor del pihuelo
la lleva atada a mi huella,
de no, ya serían estrellas
alumbrando desde el cielo.

Ya no tengo ni querencia
y las leguas no me espantan,
porque no hay pa’ los que cantan
más pago que el de la ausencia;
nada me ata a la esistencia,
voy muriendo al tranco lerdo
y, en ocasiones, me pierdo
tras los horizontes rojos,
con un niebla en los ojos
y acosa’o por los ricuerdos.

Me han echa’o en el fogón
ramitas de mataojo,
espinas en el rastrojo,
dolor en el corazón;
y voy con esta canción
en los labios de una herida,
pa’ que al final de mi vida
quede mi canto despierto,
pues todo cocuyo muerto
deja una luz encendida.




GURÍ PESCADOR
(Osiris Rodríguez Castillos)


Hay un reino bajo el agua
-un sauce me lo contó-
donde el Pejerrey escucha
y canta el Bagre Cantor...

En la taipa de un azude
yo ví un gurí pescador
que confundiendo las piavas
les cantaba esta canción:

"Tararira,
Tararira,
"que arisca y sabia que estás!
"Anzuelo que cae al agua,
"mojarra que te llevás...

"Pica,
pica Tararira,
"plata viva del juncal...
"Mientras no se corte el hilo
"junto al agua me hallarás!"

Y yo, que crecí en silencio
bajo los sauces del Yí,
cobrizo de soloes largos,
comprendo bien al gurí...

-Siempre la suerte fue esquiva
cual los peces, para mí...-
Pero él me enseñó estas coplas
que alumbran como un candil:

"Tararira,
Tararira,
"que arisca y sabia que estás!
"Anzuelo que cae al agua,
"mojarra que te llevás...

"Pica,
pica Tararira,
"plata viva del juncal...
"Mientras no se corte el hilo
"junto al agua me hallarás!"

...Hay un reino bajo el agua
-un sauce me lo contó-
donde el Pejerrey escucha
y canta el Bagre Cantor...




CANCIÒN SIN CUNA

(Osiris Rodríguez Castillo) 

El arrorró es a veces

Una canción sin cuna

Áspero invento

De la ternura varona

De la mujer del campo

Con él, aquieta

Entre los brazos aradores

Un revuelto atadito

De mañas y de llanto

 

Mamoncito fiero

Gurí cara chata

Pelo de capincho

Y ojos de calandria...

 

Patitas cangüescas

Que llora sin ganas

Con tal de tenerla

Despierta a su mama...

 

-Lo soñé en la tina

Lo gané en la parva

Redondeando lunas

Lo llevé en la entraña...

 

Cortando una melga

Solita yo y mi alma

Lo alumbré en el surco...

Lejos de las casas!-

Le lavo pañales

Le surzo las mantas

Le traigo del monte

Miel de lechiguanas

 

Pa' darle un poquito

Misturao con agua...

Que es poca la leche

Que tiene su mama...

 

Que está seca en vida

Trabaja y trabaja...

Y usté... llora y llora

Meniando esas patas...

 

Le haré una cunita

Pa' ver si se amanza

 

Con una carona

No más, y unas guascas

Colgando del techo

Del rancho... Lindaza!

... va'ver que me apaño

P'hacerle una hamaca!

 

Duerma guricito

Que la noche es larga...

 

Mama, cabeciando

No más, ya descansa...

 

... duerma guricito

Consuelo de mama...

 

-Capaz que a la cuna

P'hacerla más blanda

Le ponga el pelego

Que quedó... de tata!

 


ROMANCE PARA EL GENERAL LAVALLEJA

(Osiris Rodrìguez Castillos)


Nació para andar de bronce

 por la gloria y por la vida.

Los cerros le modelaron

cuarteador de rebeldías,

y él se trajo a la "sidera"

toda la rabia mestiza

que el sol encendió en los valles

y las quebradas de Minas.

 

Mano de alzarse en visera

 para medir lejanías,

halló grata la cintura

de la fama, en la medida

del puño de un sable corvo

con hoja de luna niña.

 

Desprendido de las cumbres

 en rauda piedra que grita

la palabra con que el trueno

rebota en las serranías,

se proyectó historia adentro

 sobre las cruces ariscas

que silban largas "clineras"

en el viento de las cifras . . .

Retumaron los bordones

de las vihuelas patricias

al pasar sus tacuarales

 por madrugadas rosillas,

cuando el Tiempo andaba lejos

de la Patria todavía . . .

 

Prisionera de los godos

estaba su novia india!

En un cinturón de piedras,

el coraje de Castilla

rugiendo por huecos bronces

desvelados, la tenía;

 pero el león teme al trueno;

y el trueno siempre crecía   

reventando en las murallas 

con bermellones de lidia!     

 

Latido de tierra y potros!      

Polvareda sostenida  

con tiempo y sol a la espalda,      

y un mar de lunas oblicuas 

guadañando cerrazones     

de leyendas enemigas!       

 

Es fama que, por las noches,       

cuando las sombras crecían,       

lagrimeaban los fogones     

la pena de la cautiva . . .      

 

Tierra estrellada del Sitio . . .        

Lugar donde se tendían      

los patriotas cimarrones      

a lamerse las heridas. . .      

 

Entonces, junto a los muros,

una guitarra suicida    

despertaba los "alerta!!. . ." 

por las troneras altísimas,   

para crecer una urdimbre    

musical, desconocida,

que se aferraba a las grietas        

como una hiedra de ira!       

 

Y brotaban las mortales      

rosas de las carabinas!       

Y los súbitos colores  

de la pólvora, tenían  

la silueta de un centauro     

de nueva cepa bravía

que guitarreaba un trabuco 

de coplas enrojecidas!

 

Era el campeón que los cerros    

enviaban a la cautiva!

La promesa de una raza

corajuda, repetida

por las puntas de las cargas;       

 por los filos de las brisas;

y era el canto a flor de labios;

y era el grito a flor de risas;

y era el sombrero en la nuca,

 y el orgullo con que brillan

las pinchudas nazarenas

en trazos de acometida!

 

Se llamaba Juan Antonio;

Juan Antonio es todavía!

Juan Antonio de los potros,

 de las lanzas,

de las vinchas,

del color de los arroyos,

de los pastos que tiritan,

de los llanos mugidores,

del trigal en las colinas!

 

Juan Antonio Lavalleja!

Rumbo de la gauchería,

dueño de la luna niña,

 flor de mi raza estrellera!

Metal heroico de Minas!!

 



CAMINO DE LOS QUILEROS


(Osiris Rodríguez Castillos )

 

Les llaman... "los quileros"

Frecuentan la frontera nordeste

Contrabandeando de a quilos la esperanza

El camino de los quileros

No es muy largo

Pero suele llevar una vida recorrerlo

 

Hay un camino en mi tierra

Del pobre que va por pan:

Camino de los quileros

Por las sierras de Aceguá

 

Tal vez, sin ser bien baquiano

Cualquiera lo ha de encontrar

Pues tiene el pecho de piedra

Pero el corazón de pan

 

Gurisito piernas flacas

Barriguita de melón

Donde hay tantas vacas gordas

No hay ni charque para vos...

 

Tu bisabuelo hizo patria

Tu abuelo fue servidor

Tu padre carneó una oveja

Y está preso por ladrón

Talita del pedregal

Osiris Rodríguez Castillos

Canción sin cuna

Osiris Rodríguez Castillos

Cielo de los Tupamaros

Osiris Rodríguez Castillos

Tomá café con fariña

Y andá guapeando por ai...

Mañana... mate cocido;

Pasado... Dios proveerá!

 

Mañana busco el camino

Del pobre que va por pan

Si no me para una bala

Pasado te traigo más

 

Yerba, caña, rapadura

Un rollo'e naco, nomás...

Los pobres contrabandeamos

A gatas pa' remediar

 

Bien gaucho es el tal camino

Pero es duro de pelar!

Camino de los quileros

Por las Sierras de Aceguá



Romance del Malevo

 

( Osiris Rodríguez Castillos)

 

Para mi perro Leal

(el que me envenenó un milico)

 

Yo no atrancaba la puerta

de mi rancho, ni durmiendo;

¿pa qué? ¡si del lao de ajuera,

por malo que juese’l tiempo,

la enrejaba de colmillos

el coraje de mi perro!

 

Cimarrón, medio atigrao.

Lo hallé perdido en las sierras,

boquiando de agusanao.

¡Malo, como manga’e piedra!

Tuve que trairlo enlazao

pa' curarle las bicheras!

 

Y... a’i se quedó, aquerenciao.

Compañero de horas lerdas...

Trotiando abajo’el estribo

¡ni carculaba las leguas!

y ande afluejaba la cincha,

se echaba a cuidar las priendas.

 

Eso sí ¿eh? ¡Muy delicao!...

¿Manosiarlo? ¡Ni le cuento!

Se ponía di ojo estaviao

y se l’erizaba’l pelo.

Con que... tenía bien ganao

su apelativo: “El Malevo”.

 

¡Qué animal capacitao

pa'l trabajo en campo abierto!

¡Había que verlo al mentao,

trajinando en un rodeo!...

De ser cristiano, ¡clavao

qu’era dotor aquel perro!

 

¿Yo echar tropilla’l corral?

Le chiflaba entre dos dedos,

y embretaos en el chiflido

me los traiba, clin al viento;

¡y era un abrojo, priendido

de los garrones de un trueno!

 

Una vez, bandiando tropa

con much’agua en el Río Negro,

caí quebrao di un apretón

entre un remolino’e cuernos,

y me ganó la mollera

l’escuridá y el silencio...

 

Cuando golví’abrir los ojos,

cruzaba una nube’l cielo...

Gemidos y lambetazos

llegaban como de lejos...

¡Redepente, compriendí!

 

Medio me senté en el suelo

pa darle gracias:

“Hermano!...

d’esta, te quedo debiendo.

No me halla ni el pan bendito

si no me sacás, Malevo!”

¡Y una inmensa gratitú

se me atracó en el garguero!

 

Güeno; la cosa pasó.

Yo dentré pa'l casamiento.

Hice’l horno, la cocina...

Mi rancho estiró un alero,

y en su chúcara clinera

charquió el arrorró, y el rezo.

 

¡A los dos años, gatiaba

mi gurí sobre un pelego!

O andaba po’l guardapatio,

priendido a la cruz del perro;

ah! ¡porque’l me le sacó

las cosquillas al Malevo!

 

...Lo habrá tomao por cachorro

de su cría, el pendenciero...

Le soportaba imprudencias,

se priestaba pa' sus juegos,

y ande amenazaba cairse

¡se l’echaba bajo ’el cuerpo!

 

La cosa jué tan de golpe,

que hasta me parece cuento...

Jué dispués de un mediodía,

como pa' fines d’enero.

Yo me había echao en el catre

pa' descabezar un sueño.

 

La patrona, trajinaba...

prosiando con el borrego;

y un redepente, aquel grito

como de terror: “¡Rosendooo!”

Y ya me pelé pal' patio

manotiando el caronero.

 

Ella, estaba contra’l horno

tartamudiando en silencio;

tenía al gurisito, alzao,

tembloroso contra’l pecho;

y avanzando, agazapao

como una fiera, ¡mi perro!

 

¡Enseñaba unos colmillos

como puñales! Los pelos

se le habían parao di un modo

que costaba conocerlo,

y ¡en las brasas de sus ojos

se habían quemao los recuerdos!

 

De un salto me puse enfrente;

le pegué el grito: “¡Malevo!”

Lo vi soltar una baba;

-“¡Está rabioso, Rosendo!”-

-“No te me acerqués hermano!

¡Echá p’atrás! ¡Juera perro!”

 

Redepente, me saltó.

Ladié pa' un costao el cuerpo,

sentí como que la mano

lo topaba contra el pecho,

y cayó; cuasi sin ruido;

como una jerga en el suelo...

 

...Cuando lo miré, los ojos

se le habían puesto muy güenos,

¡como dándome las gracias

se le acortaba el resuello!

Se arrastró, lambió mis pieses

y... me brotó un lagrimeo...

 

“No tenía pa' elegir,

hermano! ’tabas enfermo...

Jué po’l, cachorro, ¿sabés?

De nó, no lo hubiera hecho!!”

Menió la cola una vez,

dos veces... y ¡quedó muerto!

 

Por eso es que, desde entonces,

no me gusta tener perro;

y cuando voy de a caballo,

me parece que lo siento

seguir abajo ’el estribo,

¡trote y trote por el tiempo!

FUENTES

https://todo.com.uy/tiempolibre/memorias/literatura/romancedelmalevo.php

https://www.historiadelamusicapopularuruguaya.com/artista/osiris-rodriguez-castillos/

https://escaramuza.com.uy/p/poemas-y-canciones-orientales-osiris-rodriguez-castillo

https://www.cancioneros.com/nc/6701/0/decimas-a-jacinto-luna-osiris-rodriguez-castillos


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