Fue un poeta, escritor,
investigador, compositor, cantante, instrumentista y luthier de Uruguay. Está
considerado como uno de los pilares del folclore de nuestro país.
Sus
padres fueron Genuino Rodríguez de la costa de Batoví, Tacuarembó y María Belén
Castillo de Queguay, Paysandú.
Osiris
fue el segundo de los cuatro hijos. Todos con nombre de dioses egipcios: Horus,
Osiris, Isis y Nazar.
Al
artista le gustaba contar que nació una madrugada tormentosa, en pleno invierno
montevideano, en una casa alquilada.
La familia de Osiris estaba especialmente
interesada por la cultura, la música en general y la educación de sus hijos en
particular, y con un interés primordial por la historia, la historia del arte,
la lingüística y la literatura.
En este ambiente desde pequeño se interesó por
las raíces de la música autóctona.
Estudio guitarra desde muy
temprana edad. A los 6 años comienza a estudiar piano y a los 8 años compone
sus primeros poemas.
La familia se traslada a Sarandí
del Yi, departamento de Durazno donde Osiris vivió en medio de digna pobreza, como
cualquier niño del campo.
Se hizo "de a
caballo", conoció profundamente el interior uruguayo.
En Sarandí del Yí realizó sus estudios primarios.
Desde
la ventana de su clase escolar se veía el río Yi , que significa "agua
chica" en guaraní.
Esta
imagen le entregó los profundos secretos de sus montes y le formó el carácter
para los dilatados silencios pensativos.
Fue
un niño independiente e imaginativo, se lo veía más por el río que por el aula
escolar.
Esta inclinación puede verse claramente en su poema autobiográfico
"CANCIÓN PARA MI RÍO".
Osiris decía -"De
este modo resulté mal discípulo... pero muy nadador".
Alrededor del año 1937 la
familia se traslada a Florida, donde cursa los primeros años de sus estudios
secundarios Curioso y ávido de experimentar la vida, durante su juventud llevó
una vida casi nómade recorriendo lugares y experimentando vivencias que fueron
la médula de su obra.
Más tarde continuaría en el
Liceo Francés de Montevideo, pero que nunca terminó.
Muy joven, casi adolescente
sale a trabajar.
Su relación con Imasul se
inició a principios de la década, en 1945, cuando ella era la menor de las
hijas del receptor de aduanas Emilio Botello.
Se casaron y en 1948, la
pareja tuvo a Federico, su primer hijo.
Da a publicidad sus primeros
versos, en la década del 50 por radio rural en un programa que se llamaba un
poeta oriental dice sus versos.
Osiris decía en un reportaje realizado en la década de 1960. -“Trabajé en la ciudad y en el campo. He vagado por toda mi
tierra y por la Argentina, y por Rio Grande do Sul. No sé cuántas veces
atravesé con mi caballo sobre la frontera norte... ni cuántas veces crucé en
canoa el Delta del Paraná... Mi principal oficio ha sido presenciar la vida...
Me gusta el mundo, es algo que se está haciendo todos los días (...)”
En el año 1955 publicó “Grillo Nochero”.
En el año 1956 Horus, el
hermano mayor de Osiris, que trabajaba en el Hospital de Minas de Corrales,
ejerciendo su profesión de laboratorista.
Y que vivía en una pensión de la
calle 12 de octubre a tan solo media cuadra del centro hospitalario, recibía a
Osiris cada vez que éste lo visitaba en Corrales.
Frente a dicha pensión vivía el
joven funcionario del Telégrafo corralense, Celiar Gutiérrez, de 19
años. Cierto día, en ocasión en que los hermanos Rodríguez Castillo conversaban
frente a la pensión, llegó Celiar montando una bicicleta. Asombrado Osiris
pregunta a Horus si llegó a Corrales el ciclismo: “No, es Celiar que compró una
bicicleta para poder visitar su novia en Tranqueras” contestó Horus.
Osiris, con sus 31 años,
siempre asombrado, pregunta a Celiar, qué distancia había de Corrales a
Tranqueras, a lo que contesta el joven novio: “… Dicen que son, once leguas;
nunca las pude contar!”.
La novia tranquerense, Edelma Llusara Soto Barboza,
hoy con 76 años, se emociona como aquella breve respuesta de Celiar,
transformada en verso por Osiris, aún hoy, 2014, impregna la cultura popular y
renace cada día en la sensibilidad de todos.
En 1957 escribe “1904 Luna Roja” poema
dramático en tres actos y epílogo, sobre la revolución saravista y muerte del caudillo Aparicio Saravia. Premio "Ministerio de Instrucción
Pública".
En el año 1961 publica
“Entierro del carnaval”, “Los Durmientes” y “Cinco pesos de orgullo”, novelas y
cuentos en tres volúmenes.
Comisión de Televisión: Zavala Carvalho, Osiris Rodríguez Castillo,
Diego Errandonea, Francisco Espínola, Lauro Ayestarán, Hugo Balzo. 8 de
agosto de 1962. (foto reproducida en el libro: “Historias del SODRE, por
Eduardo Casanova Delfino, escritas por Miguel Ángel Campodónico).
En 1963 publica el libro de
poemas “Cantos del Norte y del Sur” y es nombrado miembro asesor de la Junta Continental de Investigación
del Habla Popular Latinoamericana. Edita también un disco doble (EP), Canción para mi río, con temas inéditos.
En 1964 viaja a Washington,
E.U.A., invitado a realizar recitales, estuvo como jurado y grabó para radio y
televisión.
A su regreso participó en sus Charlas de fogón, en el canal 4 de
Montevideo.
En 1965, Osiris Rodríguez
Castillos contrajo matrimonio con Zulma Di Pólito, quien era catorce años menor
que él .
Osiris y Zulma tuvieron una
hija llamada Pilar
En 1966 sale su segundo LP,
para el sello RCA Victor, titulado El Forastero. Realiza recitales en todo el
país y en parte de la Argentina, conferencias en museos, bibliotecas y
universidades, su nombre es reconocido en todo el Río de la Plata, en ámbitos
de corte cultural y universitario.

En 1969, el poeta, compositor
y cantante uruguayo Osiris Rodríguez Castillos grabó en los Estudios Ion de
Buenos Aires su tercer álbum de larga duración, titulado "Osiris Rodríguez
Castillos, vol. 3", editado originalmente en Uruguay por Discos de la
Planta (código KL-8307).
Esta producción se lanzó en
formato vinilo, LP mono, y se caracteriza por su sólida impronta folklórica
uruguaya.
El disco está estructurado
literariamente en torno al tema de la soledad, explorando tanto la nostalgia y
el arraigo rural como una visión más dialéctica y urbana. En las notas del
álbum, el propio Osiris Rodríguez Castillos señala la importancia de integrar
lo aprendido durante su vida entre el campo y la ciudad, y destaca el aporte de
la expresión pura del folclore rural, así como la inserción de poemas formales
para recitante y guitarra.
El repertorio incluye diez
piezas, algunas de ellas versiones poético-musicales de obras de sus libros
anteriores, como "Grillo Nochero" y "Cantos del Norte y del
Sur".
Entre los temas principales
del álbum destacan "Elogio de la Soledad", "Carta de
Otoño", "El Montaráz" (canción gato), "El Grillo
Nochero", "De Tiempo Adentro" (estilo), "De Corrales a
Tranqueras" (milonga), "Compuesto para una pena Zaina",
"Vidalita… como un jazmín", "Manos brutas" y "Como yo
lo siento" (milonga).
El disco, grabado en Buenos
Aires pero destinado al público uruguayo, confirma la trayectoria de Osiris
Rodríguez Castillos como referencia fundamental del cancionero rioplatense y su
capacidad para integrar poesía y música con profunda raigambre popular. Este
trabajo forma parte de su discografía oficial y sigue siendo editado en
plataformas digitales.

En 1970 Ariel Ramírez,
presidente del Directorio de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y
Compositores de Música), lo convoca a Buenos Aires para que ofrezca una serie
de conferencias sobre la "Identidad social del gaucho". Ese mismo año
se edita su cuarto LP, Cimarrones.
Desde el inicio de la
dictadura militar en el año 1973, en Uruguay, la cultura se vio afectada con
una violenta censura y persecución de periodistas y escritores.
Osiris
Rodríguez Castillos había compuesto, en 1959, “Cielo de los tupamaros”, prohibida
en Argentina y Uruguay por vinculársela con el movimiento guerrillero MLN-T, a
pesar de que habla de la revolución de 1811 y el Grito de Asencio y fue
compuesta antes de la fundación de ese movimiento.
Por otra parte, en sus
canciones se trasluce un mensaje reivindicativo y de crítica a la situación
social y política de esos años; además de simpatizar con el recién fundado
Frente Amplio de las izquierdas uruguayas.
Otra característica de Osiris es el de haber arrancado del olvido un género sencillo y elocuente: el cielito . Nadie había compuesto un cielito en Uruguay desde la época de Bartolomé Hidalgo, doscientos años antes del nacimiento del artista.
En 1974 edita el LP Pájaros de piedra, con
dos versiones diferentes, una en Montevideo y otra en Buenos Aires, esta última
dedicada especialmente al público argentino.
Las grabaciones originales, así
como las del disco anterior, se realizan en los estudios Sondor de Montevideo.
Sobrevive dando clases de guitarra en su casa de Montevideo.
Entre los
años 1974 y 1977 queda relegado al ámbito privado. Para ocupar su espíritu
creativo se dedicó a la investigación y al estudio
de la guitarra en profundidad.
Crea un nuevo "Método para guitarristas",
de ejercitación de la mano derecha, e indaga en una posible
reestructuración física del instrumento, buscando lograr el
perfeccionamiento de la emisión del sonido. Lo registra bajo el nombre
"Nueva Guitarra": construye "la Osiris", de la que, presumiblemente,
sólo existen tres en todo el mundo.
A fines de 1978 realiza, con enormes dificultades de
producción y considerable riesgo personal, dos recitales: en el Teatro del
Notariado y en el Teatro del Centro, de Montevideo, que resultan ser llenos
abrumadores, prácticamente con la única difusión del boca a boca. Pero la
realidad es que continúa en la lista negra del gobierno de facto, y entonces
comienza a plantearse un posible exilio.
En enero de 1980 edita los
cuentos "Las nuevas aventuras del gaucho Alambre".
Se exiló voluntariamente a
Madrid, adonde vive durante catorce años, desde el 6 de enero de 1981. Allí, en
un piso de Arturo Soria, trabaja incansablemente en la construcción de su
guitarra, buscando el reencuentro "con ese sonido dulce parecido al del laúd..."
Osiris con Carlos Blanco Fadol.
Osiris Rodríguez Castillos, el
destacado poeta, compositor y cantor uruguayo, se exilió voluntariamente en
Madrid en enero de 1981, alejándose de la represión política y cultural de la
dictadura militar en Uruguay.
En la capital española, inició
una relación sentimental con la española Consuelo Vázquez de Parga, quien se
convirtió en su compañera durante todo el tiempo que vivió en España.
Durante sus años en Madrid,
Osiris se dedicó intensamente a la escritura —cuentos, ensayos y novelas
cortas— y también exploró la luthería, llegando a patentar su propio diseño de
guitarra, la “Osiris”, en la que buscaba perfeccionar el sonido del
instrumento.
Aunque su carrera musical como
intérprete quedó en un segundo plano, su espíritu creativo siguió muy activo.
La relación con Consuelo fue,
por tanto, central en la vida de Osiris durante su exilio madrileño, marcando
tanto su cotidianidad como su proceso creativo en esa etapa de madurez.
En España resulta finalista
entre más de 800 participantes en el "VII premio Literario de Narraciones
Breves Antonio Machado"; el cuento premiado es editado junto con los de
otros autores en un volumen denominado "Tú, Guiomar y otros relatos".
Consuelo Vázquez de Parga lo acompañó hasta su muerte en 1992.
En el año 1993 tras la muerte de Consuelo Osiris regresó a Uruguay invitado por el Movimiento 26 de Marzo.
Realiza un largo viaje por todo el
interior del país explicando las razones históricas y personales que le llevan
a su candidatura testimonial a diputado.
Ese mismo año le es otorgada una "pensión
graciable", pequeña pensión que se otorga, por aprobación del Senado de la
República, a personalidades de gran significación cultural.
Se desempeña en tareas de
investigación en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional y continúa trabajando
en su ensayo sobre historia política.
En los últimos años se dedicó
el poeta a realizar un estudio de la guitarra iniciándose en el clasicismo
guitarrístico con el maestro profesor Atilio Rapat.
Es autor a la sazón de innumerables páginas de
literatura guitarrística y para canto y guitarra (sobre temas orientales)
En la madrugada del 5 de
octubre de 1996, a los 73 años, un aneurisma de aorta lo hiere de muerte. El 10
de octubre , sin salir de un coma profundo, muere en un hospital público de
Montevideo.
Luego de un velatorio multitudinario fue incinerado y sus cenizas
fueron vertidas en el río Yí en una ceremonia familiar emotiva, sobria y
silenciosa.
HOMENAJES
La figura de Osiris Rodríguez
Castillos sigue siendo celebrada y honrada en Uruguay y la región, con
homenajes que mantienen vivo su recuerdo y difunden su legado poético y
musical. Entre las iniciativas más notorias destacan:
Homenajes institucionales y
culturales:
En ocasión del centenario de
su natalicio (nació el 21 de julio de 1925), Uruguay ha programado una serie de
actividades durante 2025, como el homenaje musical y poético en La Pedrera
(Rocha), donde artistas locales interpretarán su obra.
También se realizará un evento
central el 21 de julio de 2025 en la Sala Camacuá de Montevideo —fecha exacta
de su efeméride—, con participación de Jorge Esteves Ramos y la comunidad cultural.
En Durazno, donde vivió su
infancia, la Intendencia ha organizado encuentros que reúnen “textos, poesías,
música y canciones” en su honor, revalorizando su profunda conexión con el
interior uruguayo.
Eventos en el extranjero:
El 28 de octubre de 2024, la
Academia Nacional del Folklore de Argentina realizó un homenaje en Chivilcoy,
Provincia de Buenos Aires, con la presencia de artistas, personalidades del
folklore uruguayo y argentino, y la entrega de una de las pocas guitarras
“Osiris” —diseño patentado por él— tras su restauración.
Este tipo de actos trasciende
fronteras y fortalece su figura como referente del folclore rioplatense.
Reediciones y medios:
En 2025 se anunció la
reedición de su biografía, lo que contribuye a mantener vigente su pensamiento
y obra entre nuevas generaciones.
Su música y poesía también
siguen presentes en emisoras, documentales y recopilaciones digitales,
subrayando su condición de “forjador del cancionero popular uruguayo”.
Aunque en años anteriores el
reconocimiento mediático a su legado fue menos visible, el centenario ha
servido para reactivar la memoria colectiva sobre Osiris Rodríguez Castillos y
para consolidar su lugar como uno de los pilares de la cultura popular uruguaya
y rioplatens.
LEGADO
Osiris Rodríguez Castillos
dejó un legado duradero y multifacético en la cultura uruguaya, que sigue
vigente más allá de su fallecimiento en 1996.
Su influencia abarca la
música, la poesía, la investigación folklórica y la identidad nacional,
consolidándose como uno de los pilares del folclore del país.
Principales
Aspectos de su Legado
Creador de un cancionero
popular uruguayo:
Osiris compuso clásicos del
folclore local como “La galponera”, “Gurí pescador”, “Camino de los quileros”,
“De Corrales a Tranqueras” y “Cielo de los Tupamaros”, temas que han
trascendido generaciones y se interpretan regularmente hasta hoy.
Sus obras musicales narraron
la vida rural, las fronteras, los paisajes y las costumbres del Uruguay
profundo, reflejando una mirada genuina y personal de la identidad nacional.
Revitalizador del género
gauchesco:
Retomó el cielito, un género
casi olvidado desde la época de Bartolomé Hidalgo, y lo integró al repertorio
contemporáneo, contribuyendo a la renovación del folclore uruguayo frente a la
influencia argentina y otros países latinoamericanos.
Poeta y escritor:
Además de la música, su poesía
y sus libros cultivaron las formas del género gauchesco, combinando rigor
literario con sensibilidad popular.
Su obra literaria y musical
fue reconocida por su calidad y autenticidad, destacando la vida del campo, la
historia y los valores criollos.
Investigador y luthier:
Investigó las raíces de la
música autóctona y, en su madurez, diseñó un modelo propio de guitarra (la
“Osiris”), patentando un instrumento que buscaba perfeccionar el sonido
tradicional.
Influencia internacional:
Su obra fue interpretada por
destacados artistas de Uruguay, Argentina y Brasil, lo que demuestra su
trascendencia regional. Figuras como Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Eduardo
Falú, Jorge Cafrune y otros han incluido sus canciones en su repertorio.
Reconocimiento y vigencia:
En 2025, al cumplirse su
centenario, se multiplicaron los homenajes: recitales, reediciones de su
biografía, documentales y encuentros que reúnen textos, poesías, música y
canciones en diversas ciudades del país.
Estos actos refuerzan su
condición de símbolo del acervo popular y criollo uruguayo.
Vigencia
Actual
El legado de Osiris Rodríguez
Castillos sigue vivo en la memoria colectiva uruguaya.
Sus canciones integran el
repertorio de nuevas generaciones de intérpretes, su pensamiento es objeto de
estudio y su vida es ejemplo de coherencia con las raíces culturales.
Fue un poeta que supo narrar
la esencia de la tierra y la gente del Uruguay, y su obra permanece como
testimonio de una identidad nacional construida desde la tradición y la
innovación.
Osiris Rodríguez Castillos no
solo creó un cancionero popular imperecedero, sino que también forjó un puente
entre la tradición y la modernidad, consolidándose como una figura clave para
entender la cultura uruguaya y su música
FUENTES
http://www.ecured.cu
articulo.mercadolibre.com.a
http://vocesdelapatriagrande.blogspot.com
https://es.wikipedia.org
http://www.rivera.gub.uy
1 comentario:
Muy interesante. Tengo su guitarra (Osiris) con la que daba recitales. Me llamo José y vivo en Madrid.
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