Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

jueves, 31 de octubre de 2024

30 DE OCTUBRE HALLOWEN - EDUCACIÓN - CUENTO OLEGARIO EL BÚHO SABIO Y LA CALABAZA ASUSTADA

 







Octubre estaba finalizando con días espléndidos inundados de luz y alegría.

En el huerto de la familia de Sofía, próxima al monte y al pie del cerro, las plantas y frutos resplandecían con sus hermosos colores.

 

En un sector de la huerta se destacaba un cantero de calabazas. Sofía disfrutaba de cuidar las plantas junto a su abuelo.

Sin embargo, a una de las calabazas, la más brillante y anaranjada, en los últimos días se la veía inquieta.

Le había contado su secreto a las otras calabazas,

-¡Necesito irme de aquí! Es que…me dan miedo esos cuentos de Halloween que escuché. Quiero estar lejos de aquí antes de que llegue la noche de brujas –les dijo a sus amigos, Cala, la calabaza.

Las otras trataron de tranquilizarla, pero Cala estaba decidida a huir hacia el monte.

Una tardecita Cala pensó que era el momento de escapar.

Subrepticiamente se fue acercando al portón de la huerta, pero quedó desalentada cuando se dio cuenta que estaba cerrada con un pasador.

Cuando pensaba que su intento de huida había fracasado sintió el aleteo de un ave. Miró hacia arriba y vio que era Toco, el pica palo que se acercaba.

-Puedo ayudarte –preguntó Toco.

-No lo sé, necesito abrir el portón, pero no llego al pasador -contestó Cala.

-Eso es fácil para mi -dijo Toco y con su pico levantó el pasador y el portón se abrió.

Cala agradeció a su amiga Toco y se alejó rápidamente hacia el monte.

Sólo se sintió a salvo cuando se internó entre los primeros árboles.

 


Estaba algo agotada pero decidida a mantenerse a salvo.

Ya había caído la noche y se acurrucó en las raíces de una higuera y se quedó dormida.

A la mañana siguiente Gabriel y Sofía madrugaron para colaborar con el abuelo en su cuidado de la huerta.

Los niños estaban ocupados regando las plantas, y notaron que del cantero de las calabazas faltaba Cala.

Se preocuparon inmediatamente por su amiga Cala y comenzaron a buscarla por la huerta.

-Sofía, ¿has visto a Cala en algún lado? No la veo por ninguna parte- dijo Gabriel preocupado.

-No, Gabriel. No está en su lugar habitual. Deberíamos buscarla, seguro está escondida -dijo Sofía frunciendo el ceño.

Los niños recorrieron la huerta, buscando pistas sobre el paradero de la calabaza.

Mientras revisaban, se dieron cuenta de que algunas de las otras calabazas estaban muy inquietas y que había un hueco entre ellas y que había rastros que parecían indicar que la calabaza se había ido hacia el monte.

-Mira, Sofía, hay huellas que van hacia el monte. Creo que nuestra amiga Cala ha escapado –dijo Gabriel observando los rastros.

-Entonces, debemos ir tras ella y asegurarnos de que esté a salvo - dijo Sofía decidida.

Los niños se prepararon para buscar a Cala en el monte, sabiendo que no era bueno dejarla sola. Llevaron algunas linternas, agua y provisiones para la búsqueda, y se adentraron en el monte, decididos a encontrar a su amiga y asegurarse de que estuviera bien.



Mientras tanto en el monte Cala se despertó y al darse cuenta que no estaba en el huerto se sintió inmensamente feliz.

Salió a caminar disfrutando de las flores y los animalitos que la saludaban a su paso.

Pero, lamentablemente, su escape fue descubierto por el cazador del pueblo, un hombre corpulento con un diente de oro y una risa estruendosa.

-¡Una calabaza gigante! Será perfecta para hacer dulces para Halloween –dijo el cazador, frotándose las manos.

El cazador se apresuró a atraparla, pero en ese momento, el búho Olegario, que había estado observando la escena desde un árbol cercano, intervino.

Voló sobre la cabeza del cazador y se llevó su sombrero.

Sorprendido el cazador soltó a Cala, que aprovechó la oportunidad para escapar corriendo.

Mientras corría por el monte, se encontró con Rayito, una hormiga simpática que vivía en un hormiguero cercano.

-¡Rayito, necesito tu ayuda! Estoy huyendo del cazador que quiere convertirme en dulces para Halloween –dijo Cala jadeando.

-¡Oh, vaya! No te preocupes, te ayudaré a esconderte. Sígueme -dijo Rayito decidida.

Rayito llevó a la calabaza a través de los senderos ocultos del monte, donde se encontraron con Nuti la nutria juguetona que 


 estaba  nadando en un arroyo cercano.

-¡Hola, amiga nutria! Estoy escapando del cazador. ¿Puedes ayudarme a esconderme? -dijo Cala muy nerviosa.

-¡Claro que sí! Sube a mi espalda y nademos lejos de aquí –dijo la nutria.

Cala montó a lomos de la nutria y nadaron arroyo abajo, alejándose del cazador que estaba escondido en el monte.

La calabaza bajó en la orilla, parecía que estaban a salvo, y Cala se distrajo admirando el paisaje , sin darse cuenta, que no estaba sola.

En ese momento, el cazador, que había estado esperando pacientemente oculto detrás de un matorral, saltó y la atrapó nuevamente con rapidez.

-¡Te tengo, calabaza! Ahora sí serás el ingrediente principal de mis dulces de Halloween –dijo el cazador, triunfante.

La calabaza se sintió atrapada y asustada una vez más. No sabía cómo escapar de esta situación.

En el monte se escucharon los pedidos de auxilio de Cala, entonces Olegario se reunió con los niños Gabriel y Sofía. Sabían que necesitaban un plan para salvarla, así que decidieron buscar ayuda en la naturaleza.

-Necesitamos algo que pueda mantener al cazador alejado y proteger a nuestra amiga la calabaza – dijo Olegario.

Fue entonces cuando el búho tuvo una idea.

 



-¡Las abejas! Si logramos que un enjambre de abejas persiga al cazador, seguro huirá lejos -dijo Olegario entusiasmado.

-¡Buena idea,! Vamos a buscar a las abejas y pedirles ayuda –exclamó Sofía.

Los niños y el búho se dirigieron al panal cercano, donde las abejas estaban ocupadas recolectando néctar y polen.

-¡Queridas abejas! Necesitamos su ayuda para liberar a nuestra amiga Cala de un cazador que la atrapó. ¿Pueden ayudarnos? -preguntó Gabriel, amablemente.

Las abejas, al escuchar la solicitud de los niños, zumbaban en señal de acuerdo y salieron en un enjambre furioso hacia donde se encontraba el cazador.

Lo rodearon y comenzaron a picotearle  sin piedad.

-¡Abejas! ¡Abejas por todas partes! ¡Me están picando! – dijo el Cazador gritando.

El cazador soltó la calabaza y comenzó a correr para escapar del enjambre de abejas furiosas.

Las abejas lo persiguieron durante un buen trecho, asegurándose de que se alejara de la calabaza y del monte.

Cuando finalmente el cazador desapareció en la distancia, las abejas regresaron triunfantes junto a los niños, Olegario y la calabaza.

-¡Gracias, abejas! Ustedes son realmente valientes –agradeció Gabriel.


-Y gracias a ustedes, Cala está a salvo de nuevo -sonrió Sofía.

-Gracias por encontrarme, chicos. Les debo una explicación de por qué me fui del huerto -suspiró Cala.

-No te preocupes, amiga. Estamos aquí para ayudarte. ¿Qué te hizo escapar? -preguntó amablemente Olegario.

-Verán, chicos, me dieron miedo algunos cuentos que escuché sobre Halloween. Historias de brujas, fantasmas y cosas aterradoras que ocurren en esta época del año. Me asustaron tanto que pensé que estaría más segura en otro lugar -contestó Cala muy triste.

-Entendemos, Cala. Pero Halloween es solo una festividad para divertirse, contar historias espeluznantes y comer golosinas. No hay nada que debas temer de verdad –dijo comprensivamente Gabriel.

-Además, siempre estamos aquí para cuidarte y asegurarnos de que estés a salvo –añadió Sofía.

-Gracias por entenderme, chicos. Me siento más tranquila ahora. Supongo que dejé que el miedo me dominara- agradeció Cala.

-El miedo es algo natural, pero no debemos dejar que nos gobierne. La amistad y el apoyo de los amigos nos ayudan a superarlo -reflexionó Olegario.

Mientras reflexionaban sobre el miedo de Cala, Gabriel, Sofía y Olegario pensaban en cómo ayudarla.

-¡Tengo una idea, Sofía! Vamos a mostrarle a nuestra amiga calabaza que Halloween es sobre diversión y juegos-  dijo Gabriel entusiasmado.

  


-¡Exacto! Vamos a organizar una fiesta de Halloween con disfraces de fantasmas, brujas, esqueletos, momias y gatos negros para que vea que es todo juego -dijo Sofía asintiendo.

-¿Una fiesta?¿de Hallowen?¿para mí? -preguntó Cala

-Exacto, Cala. La organizamos para que veas lo divertido que puede ser.

-¡Sí! Y puedes unirte a nosotros y a todos nuestros amigos del monte en la celebración –dijo Sofía entusiasmada.

Pero aún Cala tenía cierta inquietud acerca de Halloween y sus historias aterradoras.

Los niños y los animalitos del monte se pusieron manos a la obra.

Reunieron sábanas blancas, sombreros puntiagudos, vendas, papel higiénico y hasta pelucas para crear disfraces. Pronto, el monte estaba lleno de risas y preparativos para la fiesta.

El día de la fiesta llegó, y Cala estaba ansiosa por ver qué ocurriría.

Cuando llegó al lugar de la celebración, quedó asombrada al ver a Gabriel vestido de vampiro y Sofía vestida de brujas, algunos animalitos luciendo disfraces de gatos negros y otros disfrazados de esqueletos, momias y fantasmas.

-¡Wow, esto es increíble! ¡Nunca había visto algo así! -exclamó Cala.

Los niños y los animalitos del monte la invitaron a unirse a la diversión. Todos jugaron juegos, se contaron historias de

 


 Halloween divertidas y se rieron juntos. La calabaza, rodeada de amigos y risas, se dio cuenta de que Halloween era una celebración llena de alegría y amistad.

-¿Ves, amiga Cala? Halloween es sobre jugar y disfrutar con amigos- dijo Gabriel sonriendo.

- ¡Exactamente! Y para que lo recuerdes siempre, hemos preparado un disfraz especial para ti -dijo Sofía.

Los niños le entregaron a Cala un disfraz de calabaza sonriente, con brazos y piernas, como ella misma. Se puso el disfraz y todos aplaudieron y rieron.

-¡Gracias, chicos! Ahora sé que Halloween es divertido y no hay nada que temer- dijo feliz la calabaza.

La fiesta continuó hasta altas horas de la noche, llena de risas y diversión.

La calabaza, ahora libre de miedos, disfrutó de la celebración como nunca antes.

La calabaza aprendió que con la ayuda de amigos valientes y la naturaleza, podía enfrentar cualquier desafío y dejar atrás sus miedos.

Desde entonces, se convirtió en la anfitriona de las fiestas de Halloween más alegres y divertidas en el monte. Y todos aprendieron que Halloween era una celebración de amistad y diversión, y que no había lugar para el miedo en su mundo de juegos y risas.

 



FIN

 

 

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