COMPOSITOR, PIANISTA Y ESCRITOR URUGUAYO
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Felisberto
Hernández nació en Montevideo, el 20 de octubre de 1902 y murió el 13 de enero
de 1964.
Fue
un compositor, pianista y escritor uruguayo, caracterizado por sus obras, en un
principio catalogadas como literatura fantástica, basadas, principalmente, en
una reflexión sobre sí mismo.
Comenzó
a publicar a los 23 años, aunque en vida sus obras nunca alcanzaron una
repercusión masiva.
Tras la última etapa como músico itinerante, abandonó la
carrera de pianista dedicándose exclusivamente a la literatura.
Se
diferencian tres etapas en su producción literaria:
1925 a 1941 publica
en diarios e impresiones realizadas por imprentas del interior del país, como el
“Libro sin tapas” (porque no tenía tapas);
1941 a 1946, define su estilo
humorístico y fantástico en dos extensas narraciones;
1947 a 1960,
muestra una mirada extravagante en libros como “Nadie encendía las lámparas” y
“La casa inundada”.
Sus padres, fueron, Prudencio Hernández González (1878-1940) y Juana Hortensia Silva (1884-1971), se habían casado en 1900.
El padre, era de origen canario, se
dedicó al gremio de la construcción.
La madre, apodada Calita, trabajó
como criada para su tía Deolinda Arecha de Martínez, y ésa es la razón por la
cual cambió su nombre, llamándose en lo sucesivo Juanita Martínez. En la obra
de Filisberto aparecieron como personajes ambas mujeres.
Felisberto fue el primero de los cuatro
hijos del matrimonio Hernández-Silva.
Nació en Montevideo, en una casa
construida en el barrio de Atahualpa. Ya desde esa fecha inaugural, el pequeño
experimentó un equívoco de la identidad, cuando erróneamente fue apuntado en el
registro civil como Feliciano Félix Verti.
La relación violenta con la tía Deolinda
determinó que Felisberto se convirtiera en un ser concentrado al extremo,
un introvertido, susceptible de las mayores inhibiciones.
Sus abstracciones
provienen de la infancia, para escapar a feroces castigos, perpetrados contra
él más que frente a sus hermanos, por esa tía abuela a la que temía
extraordinariamente.
Era capaz de transcurrir horas en un mismo lugar haciendo
hablar y moviendo cosas u objetos a los que investía de una figuración recóndita.
De niño, fue muy imaginativo y lo
expresaba a través de sus manos. Era tibio observador del mundo exterior y sus
personajes. Por momentos le interesaban algunos, pero era para operar con ellos
la transformación mágica de la creación. Entonces se volvía capaz de
obsesionarse, cuando sentía que le serían útiles
El 7 de diciembre de 1905 nació la
hermana del escritor, Deolinda Hernández.
Ismael, su hermano menor, nació el 1 de
diciembre de 1906.
En el año 1907 sus padres se
instalaron en la casa que los abuelos paternos de Felisberto poseían en
el Cerro.
Familia
Hernández-Silva, 1907- De izq a der Felisberto, Juana "Calita" su
madre, Ismael y Deolinda, sus hermanos y Prudencio su padre
Un año después, 1908, coincidiendo con el fallecimiento de su abuelo Ignacio, el pequeño Felisberto comenzó la primaria.
Ese mismo año de 1908 tras escuchar a
Bernardo de los Campos, un pianista ciego, de Las Piedras decidió su vocación musical.
El 14 de julio de 1911 nació Mirta, su
hermana menor. A ese acontecimiento se sumó otro de carácter decisivo, y es que
el niño Felisberto comenzó a estudiar piano con la profesora francesa Celina
Moulié, literariamente retratada en El caballo perdido.
En el año 1914 fue matriculado como
alumno en la Escuela Artigas de Enseñanza Primaria.
Recibió clases de excelente
profesores donde se destacó José Pedro Bellán.
Al mismo tiempo que asistió
a las aulas del citado centro con el propósito de completar sus estudios
preuniversitarios, Felisberto pasó a formar parte de una asociación juvenil de
boy-scouts, las Vanguardias de la Patria, entre cuyas actividades figuraba un
extenso programa de excursiones a través de Uruguay y de los países cercanos.
En el año 1915 entró en la vida de
Felisberto Hernández un personaje fundamental en lo que tiene que ver con la
música, Clemente Colling, luego inmortalizado en las páginas de En los tiempos de
Clemente Colling.
Este profesor de piano enseñó al
muchacho composición y armonía, además de otras materias quizá más durables y
de más difícil catalogación.
1917 Cruce de los Andes con el grupo de boy-scouts Vanguardia de la Patria - Felisberto con la bandera Nacional
En el año 1817 viajó a Mendoza,
Argentina, junto a sus compañeros de las Vanguardias de la Patria.
Años
después, al recordar estas andanzas, el escritor recordará todo ese anecdotario
adolescente en las páginas de Tierras de la memoria: «Con esa
misma institución de niños —similar a los boy-scouts de Inglaterra— había ido a
Chile cruzando a pie la provincia de Mendoza y la cordillera de los Andes.
Era
en la época que estudiábamos historia y sabíamos cuándo sería el centenario de
la batalla de Chacabuco ganada por San Martín. Para esa fecha habíamos sido
invitados todos los scouts de América y se haría una gran concentración en los
campos de Chacabuco. Íbamos cuatro uruguayos: tres muchachos y el jefe, un
hombre que luchó desesperadamente por conservar esa institución y que la llamó
Vanguardia de la Patria.
En el año 1918, debido a dificultades
económicas, a los 16 años comenzó a dar clases particulares de piano y a
ilustrar musicalmente películas, trabajando de pianista en varias salas de cine
mudo.
Prosigue con apasionamiento los estudios musicales, esa fascinación por
el piano resta tiempo a las disciplinas universitarias, paulatinamente
abandonadas por el escritor. Pasaba catorce horas diarias en la práctica del
piano, un instrumento que ya definía su modo de vida.
Una habitación de la casa
familiar, situada en la calle Minas 1816, se convirtió en improvisado
conservatorio, y ahí es donde recibía a los alumnos que solicitaban sus clases
particulares.
En el año 1919 su búsqueda musical se
convirtió en obsesión, Felisberto se dio cuenta que un descanso era necesario,
y por ello viajó hasta Maldonado, para pasar un tiempo en la casa de su tía
abuela Deolinda.
Estas vacaciones le dieron la oportunidad de conocer a dos
personas decisivas en su porvenir.
Así, tuvo un primer contacto con Venus
González Olaza, quien será su futuro editor y empresario; y también se acercó a
María Isabel Guerra, una maestra de cuyo encanto se enamoró.
Por desgracia, la
familia Guerra no confiaba en la personalidad de Felisberto, y ese recelo
enfatizó aún más el romance entre el pianista y su amada. Para disimular su
relación, los novios se reunían cada semana con la disculpa de unas clases de
piano que María Isabel tomaba. Así fue creciendo un vínculo sentimental .
En el año 1920 todo lo aprendido con el
profesor francés, Clemente Colling, le sirvió para impartir clases de piano en
el interior del país y en su Conservatorio de la calle Minas en
Montevideo.
Esas clases de piano le proporcionaron a
Felisberto la destreza necesaria en disciplinas como la armonía y la
composición. Como corresponde a su prolongado apego como discípulo, el joven
pianista descubrió en Colling esos detalles que distinguen a un practicante de
un maestro: el matiz valioso, ejemplar, que aporta personalidad, fuerza y
colorido a cada interpretación.
En el año 1922 su carrera como pianista
cobró un nuevo impulso cuando Felisberto Hernández empezó a dar recitales. En
su repertorio, como un detalle significativo de futuras creaciones, se
incorporaron piezas enteramente ideadas por el joven concertista. Por esta
época se relacionó con el filósofo Carlos Vaz Ferreira, cuyas enseñanzas le
fueron muy útiles en su trayectoria intelectual.
En 1924 la compañía de Clemente Colling pasaba
el día con el joven pianista. No obstante, la unión entre ambos distó mucho de
ser agradable para otros miembros de la familia Hernández, que en un principio
aceptaron al maestro como nuevo inquilino de su hogar.
Dispuesto a ofrecer los
peores rasgos de su carácter, Colling era un hombre ajeno a los protocolos de
la convivencia, ignoraba el aseo, y ello acabó por espantar a varios amigos de
Felisberto, incapaces de soportar a semejante personaje. Incluso la madre de
éste decidió marcharse de la casa, desplazada por un invitado tan atípico y
fastidioso.
Felisberto con su esposa Maria Isabel Guerra y su primer hija, Mabel. Maldonado, 1926
En
el año 1925 tomó clases de piano con Guillermo Kolischer.
Este
mismo año contrajo matrimonio con María Isabel Guerra. El hogar de ambos no
estaba lejos del de Carlos Vaz Ferreira, creándose un vínculo laboral. De
hecho, Felisberto protagonizó habitualmente las sesiones musicales organizadas
por el filósofo.
En el terreno literario, se editó Fulano de tal, costeada por
un amigo del autor, José Rodríguez Riet. El volumen contenía una miscelánea de
escritos dispersos, y su formato, llamativamente reducido, era de ocho por once
centímetros.
En
1926 nació su primera hija, Mabel Hernández Guerra, pero el ajetreo profesional
de Felisberto le impidió conocerla hasta cuatro meses después de su nacimiento.
Esta circunstancia coincidió en el tiempo con dos hechos de grave alcance
sentimental para el músico, quien se enteró de la muerte de Clemente Colling
por las mismas fechas en que comienza su distanciamiento con su esposa.
En
el año 1927 estrenó dos de sus primeras composiciones al mismo tiempo en que
dio su primer concierto en Montevideo. El escenario de dicho estreno fue el
Teatro Albéniz.
Entre
sus obras se destacaron, Canción de Cuna, Primavera, Negros, Marcha Fúnebre,
Crepúsculo.
En
1928, en la Casa del Arte, en Montevideo, Felisberto llevó a cabo un segundo
recital pianístico. Su buena ejecución mereció los elogios de la crítica local
y presagió un porvenir sonriente para el joven concertista.
En el año 1929 su
amigo Carlos Rocha recurrió a la imprenta La Palabra para publicar el Libro sin
tapas, cuya recepción quedó resumida por las siguientes palabras de Vaz
Ferreira: «Tal vez no haya en el mundo diez personas a las que les resulte
interesante y yo me considero una de las diez».
Homenajeado
por sus amigos, Felisberto Hernández disfrutó del agasajo que le dedicaron, entre
otros, José Pedro Bellán, Leandro Castellanos Balparda, Manuel de Castro y el
matrimonio formado por Esther y Alfredo Cáceres. Precisamente fueron los Cáceres
quienes hospedaron en su casa al músico y escritor, recién llegado tras una gira
de conciertos por el departamento de Rocha.
En 1930 publicó su tercer libro, La cara de Ana.
En
el año 1931 la
separación de Felisberto y de su esposa fue definitiva. No obstante, dedicó a
María Isabel Guerra la primera edición de La envenenada, su cuarto libro.
Como
había sucedido con anteriores títulos, esta nueva entrega no alcanzó
repercusión literaria más allá del amable círculo que festejaba los
talentos del escritor, enfrentado ahora a uno de los episodios más dramáticos
de este periodo, pues María Isabel mantuvo la custodia de la pequeña Mabel.
Padre e hija no volverán a reencontrarse hasta veintitrés años más tarde,
cuando ella contrajo matrimonio.
En
1932 se
unió profesionalmente a Yamandú Rodríguez para llevar a cabo diversas giras
poético-musicales.
En
1933 Yamandú Rodríguez y Felisberto Hernández presentaron su espectáculo en el
Teatro París, de Buenos Aires. La buena experiencia sirvió al músico para
plantear otras giras similares, aunque esta vez fue acompañado por Venus
González Olaza, buen amigo y encargado de gestionar los contratos de Felisberto
hasta 1936.
En
el año 1934 la asociación entre Venus González y Felisberto rinde aceptables
resultados. A lo largo de estas giras, el pianista se da a conocer en numerosos
lugares, aunque siempre procura retornar a Montevideo, donde protagoniza varios
conciertos.
Filisberto Hernández y Amalia Nieto
En
el año 1935 una vez completado el trámite de su divorcio, Felisberto Hernández conoce
a la pintora Amalia Nieto, de quien se enamora durante un homenaje que le
dedican en el Ateneo montevideano.
Amalia era
una pintora, grabadora y escultora uruguaya de larga trayectoria, integrante de
la Asociación de Arte Constructivo liderada por Joaquín Torres García y
creadora de un estilo propio que la destaca en el arte uruguayo del siglo XX.
Entre los asistentes a dicho acto, destacaron
Esther de Cáceres, el pintor Torres García y el crítico Alberto Zum Felde.
En 1937
contrajo matrimonio con Amalia Nieto. Pese a que el estado financiero de Felisberto no es muy seguro, el apoyo de la familia Nieto armoniza su situación
familiar.
Felisberto Hernández, Amalia Nieto y su hija Ana María Hernández caminan
de la mano por las calles de Buenos Aires, en 1941
El
8 de marzo de 1938 nació su segunda hija, Ana María Hernández Nieto. A tan feliz
noticia se sumó el anuncio de una nueva gira del pianista por Argentina.
En el año 1939 Felisberto
Hernández ofreció en Buenos Aires un concierto en cuyo programa figuraron obras de
Igor Stravinsky.
Apoyando el esfuerzo de su marido, Amalia Nieto diseñó el
cartel donde se anunciaba el recital, celebrado en el Teatro del Pueblo.
Los
críticos que escuchan su ejecución elogiaron el virtuosismo del pianista.
El
23 de febrero de 1940 murió su padre. Felisberto recibió esta noticia
mientras completaba la gira de conciertos que había iniciado en la provincia de
Buenos Aires.
Cuando regresó a Uruguay, debió enfrentarse a nuevos conflictos
matrimoniales. Su vida itinerante y las carencias económicas preocupaban a Amalia.
Las circunstancias demandaron una solución financiera, y Felisberto se ve movido
a fundar una librería, El Burrito Blanco, cuyas puertas se abren en el garaje
de la casa de los Nieto.
Ayudado
por su mujer, el pianista atendía el negocio, pero no demostró compromiso en la actividad. Estaba más preocupado por
estructurar un sistema taquigráfico de su invención. Al final, ese desinterés hará
fracasar todo el proyecto.
Por la misma época en
que se dedica a escribir Primera casa, ocurre algo en su vida que lo lleva a escribir un nuevo relato.
Su amigo, el doctor Alfredo Cáceres lo recibe en el
pabellón psiquiátrico del hospital donde ejerce su labor.
Entre los pacientes
de Cáceres, hay una que despierta el interés del escritor.
Se trata de una
joven que padece hidropesía y que vive permanentemente acostada en la
trastienda del negocio familiar. El detalle que fascina a Felisberto es la
habitación donde habita la enferma: una sala pequeña y claustrofóbica,
iluminada con luz eléctrica, carente de ventanas y con las paredes pintadas de
color verde. Cuando sale del lugar junto a Cáceres, el narrador le comenta: «A
esta mujer le hace falta una ventana. Voy a escribir un cuento». Dos días
después, concluye el relato titulado «El balcón».
En
el año 1941 viajó a Treinta y Tres con frecuencia, y allí se hospeda en el
hogar de su hermano Ismael. Es en ese lugar donde comienza la redacción de Por
los tiempos de Clemente Colling.
En
el año 1942 gracias al apoyo económico de varios amigos del autor, la editorial
González Panizza publicó Por los tiempos de Clemente Colling.
Entre quienes decidieron costear la tirada figuran Alfredo Cáceres y Luis Gil
Salguero.
Un premio del Ministerio de Instrucción Pública subraya el acierto de la entrega, cuya buena acogida resulta muy favorable para la carrera literaria de Felisberto Hernández. Otro episodio de interés, relacionado con el libro en cuestión, vinculó al escritor con el poeta franco-uruguayo Jules Supervielle, quien respondió al envío de un ejemplar con una carta muy elogiosa que inaugura la amistad entre ambos intelectuales.
Un premio del Ministerio de Instrucción Pública subraya el acierto de la entrega, cuya buena acogida resulta muy favorable para la carrera literaria de Felisberto Hernández. Otro episodio de interés, relacionado con el libro en cuestión, vinculó al escritor con el poeta franco-uruguayo Jules Supervielle, quien respondió al envío de un ejemplar con una carta muy elogiosa que inaugura la amistad entre ambos intelectuales.
En
el terreno personal, cabe pensar que el afortunado recibimiento de Por
los tiempos de Clemente Colling tiene un efecto balsámico. Y es que,
por estos días, la vida familiar del escritor es calamitosa.
Las dificultades
económicas le han forzado a poner en venta su piano, y esta circunstancia tiene
mucho que ver con su abandono de la carrera musical y, con su
separación de Amalia Nieto. Todo ello desvaloriza en grado sumo la vida social
de Hernández, quien se deja llevar por la amargura y la desesperación.
Confirmando
ese extravío vital, no era extraño verlo deambular por las tabernas, donde se
dedicó a revisar febrilmente sus manuscritos.
Por estas fechas ´vivió junto a
su madre en una mísera pensión.
Paulina Medeiros
En el año 1943 el noviazgo con Paulina Medeiros, iniciado el año anterior, hizo que se recuperara emocionalmente.
Paulina Medeiros
fue una narradora, poeta, dramaturga
novelista y cuentista uruguaya.
Publicó
varios libros de poemas (Calle de otoño; Fronda
sumergida, etcétera) y muchos
volúmenes de narrativa (Las
que
llegaron después; Río de
lanzas; El faetón de
los
Almeida; Miedo, su servidor; Resplandor sobre
el abismo,
entre
otros); había participado en algunas publicaciones
literarias importantes de los años treinta, como Alfar o los
Cuadernos
Julio Herrera y
Reissig
Paulina, de
profesión asistente social, trabajó en barrios
humildes y zonas rurales del
Uruguay. fue una activa
militante en la defensa de los derechos de la
mujer.
Activa
opositora de la dictadura de Gabriel Terra en Uruguay
(1933-1938). Durante su
gobierno fue secuestrada y
encarcelada, exiliándose luego en Buenos Aires. Fue
miembro de organizaciones gremiales de escritores, como la
Asociación Uruguaya
de Escritores (AUDE), en la que s
e desempeñó como secretaria desde el año 1949
Felisberto conoció a la escritora Paulina Medeiros en el homenaje que le organizó su amigo Soria Gowland en la audición
"Escritores de América" que se trasmitía por CX 32 radio Águila. Fue una relación,
que se extendió, como las dos anteriores, alrededor de cinco años, que se basó mas que en el amor, en la estima, respeto y afecto. Su desvinculación
formal con la escritora se produjo en 1948, al regresar de Francia, donde ya
"había conocido a la que sería su tercera esposa y cuarta mujer, María
Luisa Las Heras.
Los elogios a esta nueva creación culminaron con la entrega de un premio en el Salón Municipal de Montevideo.
A
partir de este año —y hasta 1956—, desempeñó tareas burocráticas en el
departamento de Control de Radio de la Asociación Uruguaya de Autores.
En
el año 1944 diversas publicaciones, entre las que figuran las revistas Papeles
de Buenos Aires y Contrapunto, así como el diario El Plata, recogieron en sus
páginas la colaboración literaria de Felisberto Hernández, que incluyeron notables
fragmentos de Tierras de la memoria.
A
través de los micrófonos de Radio Oriente tuvo la oportunidad de leer varios
de sus textos. Otra emisora, Radio Águila, le homenajeó en la audición
Escritores de América, durante la cual interpretó varias de sus piezas
originales al piano y leyó párrafos escogidos de su obra.
En
el año 1945 el relato El balcón apareció publicado en la prensa argentina. Por
la misma época, Jules Supervielle pondera su talento en el salón de los Amigos
del Arte.
EL ESCRITOR Y SUS HEREDERAS. Felisberto
Hernández junto a sus hijas, Ana María y María Isabel en 1946, en Montevideo.
En
1946 recibió una beca del gobierno de Francia que le permitió viajar a París en
octubre de ese año. Su alojamiento en la capital francesa fue en el Hotel
Rollin, en la Place de la Sorbonne.
En el año 1947 mientras en Buenos Aires apareció la edición de Nadie encendía las lámparas, su autor prolongó una aventura francesa llena de acontecimientos favorables.
Así,
el 17 de diciembre Jules Supervielle lo presentó en el PEN Club de París; y
Susana Soca, que editaba en esa ciudad La Licorne, introdujo a Felisberto en
el entorno literario parisino. Asimismo, es Soca quien acompañó al escritor
uruguayo hasta Londres, donde él tuvo la oportunidad de dar una conferencia.
De nuevo con ánimos, vuelve a trabajar como pianista, esta vez contratado por J. Estruch para que intervenga en el espectáculo musical Caracol, col, col…
En
el año 1948 siempre leal a Felisberto, Jules Supervielle condujo a su amigo hasta
las aulas de la Sorbona, donde éste leyó uno de sus relatos. Para su mayor
satisfacción, Susana Soca editó en La Licorne el relato El balcón; y otro de
los cuentos del uruguayo, El acomodador, que fue conocido por los lectores de la
revista Points en una traducción titulada «Chez les autres».
África de las Heras o María
Luisa de las Heras fue una militante comunista española nacionalizada soviética
y una destacada espía del KGB cuyo nombre en clave era Patria, si bien adoptó
los nombres de María Luisa de las Heras de Darbat, María de la Sierra,
Patricia, Ivonne, María de las Heras, Znoi o María Pavlovna.
Antes de irse para Europa, la relación amorosa de Felisberto con Paulina Medeiros estaba casi extinguida.
En el ámbito sentimental, Filisberto se siente atraído por una española exiliada en París, María Luisa Las Heras.
En el ámbito sentimental, Filisberto se siente atraído por una española exiliada en París, María Luisa Las Heras.
África
de las Heras supo desde el primer momento de la virulencia anticomunista que
obsesionaba a Felisberto. Oyéndolo despotricar subido de tono contra el régimen
soviético, ella se levantó de una mesa cercana y sonriendo con admiración le
espetó que daba gusto oír hablar así a un español en París.
En ese instante
Felisberto quedó deslumbrado por su encanto. Luego se enamoraría de su imagen
de mujer convencional, modista exitosa, femenina y hogareña.
La
relación con Felisberto se caracterizó por la
habilidad para fingir que supo asumir África en todo momento.
La promesa de
Felisberto de traerla consigo a Montevideo le abría las puertas al
cumplimiento de la misión de instalarse en un país sudamericano para llevar a cabo una importante misión de espionaje.
Este romance se afianzó en Montevideo, donde
la revista Escritura publicó otro de sus cuentos: Mur
En
el año 1949 se casó en Montevideo con María Luisa Las Heras y pasaron a vivir en un
apartamento pequeño pero en un buen edificio céntrico.
María desarrolló su oficio de modista de alta costura, se
vinculó con mucha gente.
En la revista Escritura se publica Las Hortensias con ilustraciones de Olimpia Torres.
En la revista Escritura se publica Las Hortensias con ilustraciones de Olimpia Torres.
En 1950 una
publicación montevideana, La Voz de Israel, incluyó en sus páginas el relato
que Felisberto titula Mi primera maestra.
Aunque
ese mismo año viajaron juntos a Buenos Aires, el escritor y su esposa no lograron
consolidar su vida matrimonial y finalmente decidieron separarse. Como ya ha
sucedido en anteriores rupturas, él busco nuevamente consuelo en su madre,
Calita, con quien volvió a vivir en una pensión.
En
1952 de nuevo en Amigos del Arte, leyó las páginas de «Lucrecia».
En
el año 1953 La Licorne publica en Montevideo Lucrecia.
Reina Reyes fue una maestra y pedagoga uruguaya,
que se desempeñó además como psicóloga, periodista y legisladora.
En el año 1954 su
nuevo amor fue Reina Reyes, una profesora de pedagogía y escritora con quien
inicia un romance que interrumpirá en 1958.
No obstante, parece claro que, a lo
largo de esos años, el afecto de Reina será decisivo para que él recupere la
pasión literaria. Además de apoyarlo y de aceptar los vaivenes de su carácter,
ella va a lograr que lo admitieran como taquígrafo en la Imprenta Nacional.
Asimismo, gestionó para Hernández un permiso en el Ateneo montevideano, de
forma que tuviera acceso al piano de dicha institución.
En el año 1955 La
Licorne publicó Explicación falsa de mis cuentos. Mientras tanto elaboró el
manuscrito de Diario del sinvergüenza, que será publicado póstumamente. La
redacción de esta obra tiene lugar en el sótano que sirvió de hogar a Felisberto
y a Reina Reyes.
En el año 1956 el
Movimiento de Trabajadores de la Cultura produce una serie de espacios
radiofónicos de contenido anticomunista, en los que también colaboró el
escritor. Estas conferencias radiadas correspondían a sus actividades como
integrante del Movimiento Nacional de la Defensa de la Libertad (MONDEL). Si
bien no se han aclarado las íntimas razones que lo empujaron a esta labor
propagandística, parece claro que en todo ello subyace un fuerte
individualismo, exacerbado por su penuria económica y social.
En
1958 el escritor concluyó su relación con Reina Reyes de una forma elusiva y
escasamente gentil. Cuando ella es hospitalizada tras un accidente, Felisberto
aprovechó el la ocasión para mudar sus pertenencias. De acuerdo con su
peculiar talante, se rehusó a visitar en el hospital a la compañera que tanto le había
ayudado. De hecho, muy pocos meses después ya se le vio junto a otra mujer,
María Dolores Roselló, de quien se enamoró en la Imprenta Nacional.
En
el año 1959 prosperó su relación con María Dolores Roselló.
La demora en los
trámites de divorcio (no toda, tal vez, imputable a los procedimientos, sino,
en parte, a la propia modalidad de Hernández) y la muerte del narrador
impidieron su decisión de casarse con ella; pero fue ella, sin embargo, y Ana
María, la hija que había tenido con Amalia Nieto, las que estuvieron con él
hasta el último momento De nuevo con ánimos, vuelve a trabajar como pianista, esta vez contratado por J. Estruch para que intervenga en el espectáculo musical Caracol, col, col…
En
1960 Ángel Rama decide incluir La casa inundada en la colección
Letras de Hoy, publicada por la editorial Alfa.
El propio Rama, José Pedro
Díaz, Lucien Mercier y G. Castillo integran la mesa redonda que se organiza en
Amigos del Arte, con el propósito de glosar la obra mencionada.
En
el año 1961, en Punta del Este, la editorial El Puerto comercializa una tirada
especial de El cocodrilo, que incluye ilustraciones de Glauco Capozzoli.
Este mismo año, el Almanaque del Banco de Seguros saca de su imprenta los
pliegos de Manos equivocadas.
En
el año 1963 aparecieron los primeros síntomas de una enfermedad que él atribuye
a la obesidad.
En un principio, no creyó que su vida estuviera amenazada por
ese mal que, poco a poco, fue fatigando su cuerpo. Sin embargo, la realidad fue
otra.
A fines de año, el doctor Pablo Purriel, del Hospital de Clínicas, le
diagnosticó una leucemia en fase terminal. Pese a estar aquejado por tan grave
dolencia, aún tuvo la oportunidad de publicar la segunda edición de El
caballo perdido.
La
novela inconclusa Tierras de
la memoria, siguió un extraño derrotero en lo que refiere a su publicación.
El 23 de junio de 1944 se publicaron algunos de sus fragmentos en las páginas de El Plata. Tres meses
después, hicieron lo propio en los Papeles de Buenos Aires, y ya en diciembre, una
parte del mismo relato apareció en Contrapunto.
La obra en su totalidad fue publicada r dos
décadas, pues Tierras de la
memoria fue editada póstumamente, en la primera tirada de las Obras Completas de
Felisberto Hernández, que Arca comercializó en 1965.
Las transfusiones de plasma no consiguieron detener la leucemia. Aceptando lo irreversible del proceso, el 3 de enero de 1964 los médicos del Hospital de Clínicas le permitieron ocupar una habitación en el hogar de su hermana Ronga. Los nuevos chequeos a que se sometió, se agrava su estado de salud. Al descender el porcentaje de plaquetas en su torrente sanguíneo, la coagulación intravascular fue coloreando de púrpura la superficie de su piel, y ello aumentó su inquietud. Finalmente, debió ponerse de nuevo bajo un estrecho cuidado médico.
Murió
durante la madrugada del 13 de enero de 1964. Su cuerpo, muy maltrecho y abotargado
por la enfermedad, era tan grueso que se hacía difícil su manejo. No cupo por
la puerta y finalmente debieron pasarlo a través de la ventana. Como si en ello
se revelara una última desdicha, los empleados del Cementerio del Norte de
Montevideo también se ven forzados a dejar en tierra el cadáver, mientras
procuran ensanchar la sepultura que ha de acogerlo en su definitivo reposo.
HOMENAJES
Publicación de Homenaje a Felisberto Hernandez de la Fundación- 2010
En México, la recopilación
de su producción salió a la venta en 1983, con el sello de Siglo xxi. Bajo el epígrafe de Tierras de la memoria, dicha edición incluía el
relato homónimo más «El cocodrilo», «Lucrecia» y «La casa nueva». En el 2008 se publican 3 tomos con la obra de Felisberto Hernández.
Mabel Hernández hija de Felisberto
En
conmemoración del cincuenta aniversario de la muerte del escritor y músico
Felisberto Hernández y en reconocimiento a quien fuera funcionario durante seis
años de la Imprenta Nacional, el salón de actos del Centro de Información
Oficial (IMPO) lleva su nombre desde este jueves 11 de diciembredel 2014.
FUENTES
http://cvc.cervantes.es
https://es.wikipedia.org
http://letras-uruguay.espaciolatino.com
http://www.viajeauruguay.com/
http://www.lr21.com.uy
1 comentario:
Hola, mi nombre es José González, docente de IFD Rivera, los estudiantes están desarrollando un trabajo referente a Reina Reyes y desean utilizar la imagen que está en el su blog.
¿ La imagen tiene licencias de uso libre ?
Desde ya muchas gracias.
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