Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

jueves, 1 de agosto de 2024

El 1 DE AGOSTO DE 1910 NACÍA GERDA TARO



PRIMERA FOTÓGRAFA CORRESPONSAL DE GUERRA

"La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero que no se matan".  Erich Hartmann, 

Gerda Taro o Gerta Pohorylle nació en Stuttgart, Alemania, el 1 de agosto de 1910 . 
Fue una pionera periodista gráfica de guerra que ejerció y gozó de reconocimiento como fotoperiodista. Su trabajo se desarrolló, sobre todo, durante la Guerra Civil Española.

Sus padres eran de ascendencia polaca, por lo que ella tenía la doble nacionalidad.

A pesar de sus orígenes burgueses, desde muy joven entró a formar parte de movimientos socialistas y obreros. 

Se crió en la ciudad alemana de Leipzig, moderna y burguesa. Fue una alumna excelente, a la que se le daban muy bien los idiomas.

Durante su adolescencia experimentó con los chicos, el maquillaje, los cigarrillos, la danza y el deporte. Y en el club de tenis al que acudía, con 17 años, conoció a su primer amor, con quien a los meses ya quería casarse.

Sus padres, que no estaban a favor, le enviaron a un internado a 1.000 kilómetros de distancia, en Ginebra (Suiza). Allí aprendió a hablar francés.

En enero 1933, seis años después,  cuando tenía 23 años y vivía de nuevo en Leipzig (Alemania), Hitler ganó las elecciones. 

Mes y medio después de alzarse Hitler con el poder, los nazis la detuvieron y encarcelaron acusada de repartir panfletos antifascistas, aunque al parecer la razón de su detención era otra. Los nazis buscaban a sus hermanos y al detenerla a ella pensaban que ellos se entregarían, algo que nunca ocurrió.

Cuenta una compañera de celda que el padre de Gerda fue su ángel de la guarda en prisión, ya que le llevaba cigarrillos para que pudiera ganarse el favor del resto de presas.

Gracias a los cigarrillos y a su forma de ser y conocimientos, se hizo muy popular en la cárcel. Les enseñaba idiomas, les enseñaba canciones en inglés… Incluso inventó un sistema de golpes para comunicarse con otras reclusas a través de las celdas: el primer método de comunicación utilizado en el ala femenina de aquella prisión.

La dejan en libertad gracias a la intercesión de la embajada de Polonia, los nazis, que aunque en esa época ya estaban enviando a los judíos a los campos de concentración, querían «guardar las formas» internacionalmente. 

Al final del verano de 1933 con 23 años  y ante las dificultades del momento Gerda emigró a París con su amiga Ruth Cerf, al salir de la cárcel. 

Allí trabajó como mecanógrafa y niñera y su amiga, como secretaria y modelo para varios fotógrafos.

En París conoció por casualidad a Andre Friedman, un judío húngaro que intentaba ganarse la vida como fotógrafo. Gerda y Andre se hicieron novios, y Andre le enseñó a Gerda sus conocimientos de fotografía.

Un año después, en septiembre de 1934, a los 24 años, conoció a Andrei Friedmann (Capa, antes de llamarse Capa), que trabajaba de fotógrafo en lo que podía, gracias a la ayuda de un amigo André Kertész.

El azar hizo que Capa, que a sus 21 años buscaba modelo para un anuncio de seguros que le había encargado su jefe en la agencia fotográfica Dephot, se fijase en su amiga Ruth, ojeando un catálogo.

Ruth, insegura de acudir sola a la cita con Capa por su aspecto agitanado, pidió a Gerda que le acompañara a la sesión de fotos. Y así fue como se conocieron.

En verano de 1935, cuando ella tenía 25 años y él 22, empezaron a salir juntos.

En otoño ella, a quien Capa enseñó lo que sabía de foto, consiguió un trabajo fijo en la agencia Alliance, donde durante un año destacó sobre el resto de empleados.

Gerda era trilingüe, redactaba los pies de foto, negociaba con los clientes de todo el mundo… y, mientras, perfecciona su técnica de revelado fotográfico.

Comenzaron a vivir juntos.   Como no les iban bien las cosas, y no recibían trabajo, se les ocurrió una curiosa idea. Inventarían un personaje llamado Robert Capa, como técnica de marketing para dar el salto internacional.

El nombre Robert procedía del actor favorito de Gerda, Robert Taylor, mientras que Capa procedía del director de cine Frank Capra.

Capa  supuestamente era un reputado fotógrafo llegado de Estados Unidos para trabajar en Europa.  Como es tan famoso, vende sus fotos a través de sus representantes: Friedman y Pohorylle, al triple del precio que un fotógrafo francés.

Este truco funciona perfectamente y al poco tiempo reciben montones de encargos y por fin ganan dinero.

Ella, por su parte, también decidió cambiar su nombre: deja de ser Gerda Pohorylle y pasa a llamarse Gerda Taro, en honor al pintor callejero japonés Taro Okamoto, que triunfaba en aquella época en París.

Si bien no existen fotos hechas por ella ni en las que aparezca ella en color, el artista sevillano Rafael Navarrete ha coloreado una tomada por Robert Capa en agosto o septiembre 1936 en Córdoba en la que Gerda Taro posa sonriente junto a tres milicianas

En 1936 da comienzo la Guerra Civil Española, que marcaría decisivamente a ambos. Se trasladan a España para cubrir el conflicto. 

Gerda, firme en sus ideas de izquierda, vivía para una ilusión: poder retratar la victoria republicana.

La revista Vu fletó un avión rumbo a España en el que se embarcó junto a Capa y Chim, un amigo fotógrafo común.

A medio camino, el avión sufrió un accidente, pero no hubo que lamentar víctimas mortales.

Gerda y Capa trabajaron en España en equipo. Ambos tomaban las fotos y las firmaban como el personaje inventado: ‘Capa’.

Tenían dos cámaras, una Rolleiflex (que usaba más ella) y una Leica (que usaba más él), si bien nunca ha quedado del todo claro, al firmar ambos con el mismo alias.

En febrero de 1937, cuando ella tenía 27 años y él 24, viajaron juntos a Andalucía.

Allí empezaron a firmar como ‘Capa y Taro’ y se distanciaron.

Al parecer, él le pidió matrimonio y ella no quiso, pues quería seguir siendo una mujer «libre». En aquella época, en el código civil de Francia (y otros países) figuraba que “la esposa debe respetar obedecer al marido”, y ella tenía otra mentalidad.

Gerda Taro con un perro en un café. París. 1936.


 Entre marzo y abril hicieron varios viajes a París, volviendo frecuentemente a España.

 Y a finales de mayo, pasaron un tiempo juntos en Valencia, pero Capa la deja sola para ir al frente de Bilbao.

Al principio la marca "Capa" era utilizada indistintamente por ambos. Luego se produjo cierto distanciamiento entre ellos y Andre Friedman se quedó con el nombre de "Robert Capa".

A principios del 37, cuando Gerda firmó su propio contrato con el diario vespertino parisino Ce Soir y se quedó a vivir en la Casa de la Alianza de Madrid sin Friedmann. Así emprendió su propio camino, realizó fotos bajo únicamente su firma y en ocasiones bajo una firma conjunta de "Reportaje Capa & Taro".

Del trabajo de Gerda en solitario su reportaje más importante fue el de la primera fase de la batalla de Brunete. Gerda fue testigo del triunfo republicano en esta primera fase de la batalla. Este reportaje fue publicado en "Regards" el 22 de julio de 1937 y dio a Gerda un gran prestigio.

Gerda Taro en el frente de Córdoba. Septiembre 1936. Foto: Robert Capa

Víctimas mortales de los bombardeos en Valencia. Mayo 1937 Foto: Gerda Taro

Víctima mortal de la Guerra Civil Española. 1937 Foto: Gerda Taro

Gerda y a Capa cubriendo un mismo hecho el 12 de junio de 1937.

 Las publicaciones Regards y Ce Soir publicaban reportajes de Gerda Taro de manera habitual como ‘enviada especial’.

Un mes después, a finales de junio del 37, se despidieron. Capa volvió a París para vender sus fotos y para preparar un viaje a China, al que Gerda también tenía intención de ir.

Pasado otro mes más, el 9 de julio de 1937, a petición de la revista Ce soir, Gerda viajó a Madrid para cubrir un congreso de la Asociación Internacional de Escritores, pero aprovechó el viaje para quedarse unos días más. Quería volver al frente de guerra.

Dos semanas después, la tarde del 24 de julio, en el frente, cuentan los supervivientes republicanos que mientras los nazis les bombardeaban desde los aviones Stuka, y las tropas huían, ella les gritaba exigiendo que volvieran a la lucha. Gerda había perdido el miedo a morir y sus convicciones políticas habían llegado a su punto más alto.

Sin embargo poco después las tropas franquistas iniciarían un feroz contraataque, y Gerda decidió volver al frente de batalla en Brunete. 
Allí Gerda fue testigo de los salvajes bombardeos de la aviación del bando nacional, y realizó muchas fotografías, poniendo en riesgo su vida. En aquel infierno murieron miles de republicanos y finalizó en derrota.

Gerda Taro perdió la vida en un accidente durante el repliegue del ejército republicano.
 Gerda se subió al estribo del coche del General Walter (miembro de las Brigadas Internacionales). 

En un momento dado, unos aviones enemigos volando a baja altura hicieron que cundiera el pánico en el convoy y Gerda cayó al suelo, tras una pequeña elevación del terreno. 
En ese momento un tanque republicano entró marcha atrás al camino saltando la elevación tras la que se encontraba Taro y cayendo sobre ella. 

La cadena del carro de combate la hirió gravemente, por lo que fue trasladada urgentemente al hospital inglés de El Goloso de El Escorial. 

Allí murió pocas horas después, en la madrugada del 26 de julio de 1937, seis días antes de cumplir 27 años. 

Nada más fallecer, y dado que no llevaba consigo su pasaporte y sin ser reconocida su destino sería una fosa común, desde el hospital llamaron a Rafael Alberti y a su mujer, María Teresa, dirigentes de la Alianza de Intelectuales Antifascistas en Madrid, para ver si podían reconocerla para que pudiera recibir una sepultura digna. 

Alberti y su mujer trasladaron su cadáver hasta Paris en un improvisado ataúd de madera.



Tumba de Gerda Taro en el Cementerio de Pere Lachaise.


El Partido Comunista Francés organizó un acto conmemorativo estatal para generar un efecto político y el partido compró una tumba con una concesión a 100 años en el cementerio de Père-Lachaise. 

Flores e intelectuales rodearon su tumba y el 28 de julio Ce Soir publicó una fotografía de Taro encuadrada en un solemne marco negro. 

El adiós a una mujer joven, valiente y bella que había realizado el sacrificio máximo por la causa antifascista , explicaban. "La Guerra Civil Española mata a su primera fotógrafa" apuntaba la revista Life.





El 28 de julio de 1937, dos días después, la revista Ce soir para la que trabajaba le dedicó su primera página con el titular “Nuestra reportera, la señorita Taro, ha muerto cerca de Brunete, donde estaba cubriendo la batalla”.



HOMENAJES

Calle Gerda Tao Madrid España


FUENTE

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