Fola: El Maestro de la
Historieta Uruguaya
Geoffrey Edward Foladori nació en
Croydon, Inglaterra, el 16 de agosto de 1908.
Fue un dibujante uruguayo,
pionero en la historieta de su país, que utilizaba el seudónimo
"Fola" para firmar sus trabajos. Es conocido por sus personajes
Pelopincho y Cachirula.
Domingo Foladori abuelo de Geoffrey
Edward Foladori nació en el lago de Como, en la región de Lombardía, Italia, en
1841.
Luego de participar de la guerra
franco-italiana contra Austria, se convirtió en carpintero y finalmente emigró
a Uruguay en 1864.
Aquí se acercó a la iglesia Metodista, en la que participó activamente con toda su familia, y fundó la Carpintería Montevideana, la primera con máquina a vapor. Religión y trabajo duro aparecieron en su vida como dos constantes que marcaron también a generaciones enteras de inmigrantes europeos.
En circunstancias como las que atravesaban quienes bajaban de los barcos a construir su futuro, no fue raro que su oficio pasara a sus hijos como la guía para construir sus vidas y familias. Por eso, su hijo Eduardo, padre del dibujante, que nació en 1873, se dedicó también a la carpintería.
En 1900, Eduardo Foladori se enlistó en el Ejército de Salvación de Argentina y se casó con una institutriz que conoció en Rosario.
Poco tiempo después se mudaron a Inglaterra, donde encontró
en la fotografía un nuevo oficio, ajeno a las durezas de la carpintería.
Con ella tuvo a su primer hijo,
Percy.
Pocos años después, Eduardo quedó viudo.
Se casó por segunda vez con la enfermera Edith Emily Rose. Instalados en
el pueblo de Croydon tuvieron tres hijos, Edith Emilia (Edna),Geoffrey Edward,
que nació el 16 de agosto de 1908 y Lilian Emilenne.
Si bien en Inglaterra Eduardo
estaba lejos del mandato familiar que lo había llevado por oficios
tradicionales, mantenía la inflexbilidad con la que había sido educado y que aplicaba
para equilibrar sus pobres recursos económicos.
Geoffrey Edward fue inspirado por las historietas humorísticas británicas de principios de siglo y la pintura, y por eso el dibujo se le apareció como un llamado natural que pretendía romper las barreras de su padre y de la realidad que lo rodeaba. Su escuela se había convertido en una trinchera debido a las destructivas amenazas de la Primera Guerra Mundial. Por la noche se veían reflectores en el cielo y se escuchaba el sonido de los cañonazos, inundando todo de miedo.
En cierta ocasión en que su
maestra les pidió que dibujaran un arca de Noé, Geoffrey la sorprendió. Dibujó
tan rápido y tan bien, que la mujer exhibió la obra por toda la escuela.
Fue la primera vez que un adulto
mostraba orgullo por sus dibujos y reconocía su pasión. Décadas después y ya
consagrado en su arte, repitió esa anécdota en muchas entrevistas, como un
hecho decisivo de su infancia.
Dos meses antes de que terminase la
Primera Guerra, en 1918, apareció en Estados Unidos el primer caso de Gripe
Española.
En cuestión de semanas el virus
se expandió a todo el mundo, y afectó principalmente a adultos y jóvenes antes
que niños y a ancianos.
Entre los enfermos estuvo Edith
Emily Rose, la madre de Geoffrey y sus dos hermanas. Agonizante, en el hospital
de Croydon, le regaló una biblia con una dedicatoria en inglés que decía “A mi
querido niño Geoffrey, de mamá con su desfalleciente amor, orándole a Dios que
lo bendiga siempre”.
Ella fue una entre las más de
veinte millones de personas que murieron por la pandemia ese año. Como testimonio
de aquella despedida, casi un siglo después, esa biblia es impecablemente
conservada por su nieta, Lillian.
No es extraño que en varias de
sus entrevistas de adulto, Geoffrey mencionara casi por azar las cifras de la
pandemia de gripe, como si diera un dato curioso sin necesidad de hablar sobre
su madre.
La guerra, las enfermedades y la
pobreza activaron el gen emigrante, heredado de los Foladori que habían cruzado
el Atlántico desde Italia en el siglo XIX.
Y así, Eduardo embarcó a sus tres
hijos (Percy se quedó en Inglaterra) en el Demerara, un barco de pasajeros que
había sido torpedeado durante la guerra y que llegó a Montevideo el 28 de setiembre
de 1919.
Retrato de Fola en su
infancia. Inglaterra, sin fecha
El barco y sus tripulantes navegaban con sus cicatrices a cuestas.
Unos meses antes de su llegada a Uruguay
en 1919, el universo de la prensa nacional creció un poco más con la aparición
de la revista Mundo Uruguayo, todo un emblema que existió hasta 1967.
En la década siguiente,la revista
convocó un concurso de dibujo al que Geoffrey se presentó. A pesar de algunas resistencias
de su entorno, participó en varias oportunidades y siempre ganó, del mismo modo
en que dibujaba a escondidas, puliendo su estilo como un buen autodidacta.
Geoffrey junto a sus hermanas Lilian Emilenne (izquierdaabajo) y Edna. Croydon, Inglaterra. Sin fecha.
Eduardo insistía en que sus
hijos, en particular Geoffrey, debían dedicarse a una profesión u oficio
tradicional, seguro y rentable. El dibujo no entraba en esos parámetros.
Sin embargo esos concursos y su
tenacidad le ayudaron a dar sus primeros pasos hacia la formación de su
personalidad adulta, la del dibujante que dedicó su vida a hacer tiras de humor
sobre la familia y los niños. Su padre había tenido muchos oficios y ahora, en
Uruguay, era propietario de la casa Fotografía Inglesa.
Geoffrey decidió que recorrería
otro camino y se especializaría en una sola tarea, el oficio de historietista.
Geoffrey Foladori a los 14 años
Geoffrey Foladori perdió un ojo a
los veinte años, lo que explica por qué usaba gafas de sol en la mayoría de las
fotos.
En 1935, a los veintisiete años,
fue operado de lo que se describió como una “nube” en el ojo derecho y lo
perdió definitivamente.
Esos miles de datos, cientos y cientos
de historietas e incontables ilustraciones las dibujó con un solo ojo. Las
historietas le dieron a Fola una buena vida, le permitieron viajar y hasta le
dieron cierta fama.
Tuvo dos hijas, Lillian Edith e
Yvonne Loreley.
Se casó tres veces y fue un
miembro activo de la iglesia metodista.
Recorrió el mundo y descubrió otras
realidades con la misma mirada asombrada que le daba a sus personajes y que reflejaba
al comentar datos curiosos.
De formación vocacional y
autodidacta, dibujó historietas con personajes que llegaron a la fama, como
Ciengramos y Don Tranquilo (en la revista Mundo Uruguayo), así como Pelopincho
y Cachirula.
Sus primeros trabajos mostraron
influencias de los cómics de periódicos estadounidenses de Frederick Burr
Opper, Rudolph Dirks, Lyonel Feininger, Sidney Smith, Cliff Sterrett y Billy
DeBeck, y también del gran maestro argentino Dante Quinterno.
En su trabajo posterior, su
estilo se desarrolló y comenzó a experimentar más con su narrativa y el tiempo.
En las tiras cómicas de Fola, el chiste o el remate a veces está en el centro
de la página.
Pelopincho y Cachirula es una
serie de historieta que narra las aventuras y disputas de una pareja de niños:
el ingenioso y algo torpe Pelopincho y la irascible Cachirula.
El nombre original de la serie
era Ciengramos y Viola y se publicaba en la revista Mundo Uruguayo desde 1931.
A partir de 1938 fue publicada en
El Diario y desde 1965 en El Bien Público.
Desde 1952 y hasta las décadas de
1950 y 1960, Foladori fue un habitual del semanario infantil argentino Billiken
con 'Pelopincho y Cachirula', que en realidad era su anterior cómic infantil,
'Ciengramos y Viola', con un título diferente. Esta serie sobre un niño torpe e
irascible también se publicó en las revistas infantiles Anteojito (Argentina),
Petete (Argentina) y Nicolás (España).
También fueron publicadas en las
revistas españolas Nicolas(España) y Petete (Argentina).
Para BP Color, Foladori creó
largometrajes como 'El Profesor Pistacho' y 'Don Gumersindo' en 1965.
Esta última tira cómica se
publicó durante 45 años. 'Don Gumersindo' está protagonizada por un hombre
pequeño con un gran bigote blanco y espeso.
En España sus gags de pantomima
fueron traducidos bajo el título de 'Bigotini' por la editorial Bruguera.
En inglés, la serie se publicó
bajo el título de 'G. Whiskers' y en francés como 'Mr. Moustache'.
Divúlguelo
Las caricaturas de Fola 'Casos y Cosas', 'Divúlguelo' y 'Las Siete Diferencias' fueron distribuidas a través del sindicato United Press a periódicos como
La Razón de Buenos Aires,
El Nacional de Caracas,
La Opinión de Torreón,
Manila Times de Manila,
El Tiempo de Bogotá,
El Porvenir de Monterrey,
La Prensa de San Salvador,
El Dictamen de Veracruz. El Imparcial de Guatemala,
El Caribe de Santo Domingo
y La Estrella de Valparaíso.
Trabajó hasta avanzada edad.
Foladori murió a sus ochenta y ocho años, el 3 de febrero de 1997 en Montevideo, poco después de haber recibido un gran homenaje en el Museo del Humor y la Historieta de Uruguay. Quedaron sus creaciones, casi como hijos suyos, reviviendo aventuras y cayendo de espaldas una y mil veces mientras haya lectores que los sigan atendiendo a través de publicaciones que los reeditan.
HOMENAJES
Cinco meses después de su muerte,
el Correo Uruguayo lanzó un sello
conmemorativo de su obra.
En el acto de lanzamiento en el Museo
del Humor y la Historieta hablaron sus dos hijas.
Yvonne eligió destacar el lado más
íntimo de Fola y lo definió como “un solitario dibujante de los
niños”.
Toda su vida, dijo, la dedicó a
los niños y nada lo apartó de ese camino.
La elección de su padre había sido
tanto por la historieta como por esos lectores.
“A mi padre no le fue dado el regocijo
de la alegría en su infancia.
Por eso juró algún día, en sus noches lejanas, que aquella criatura volvería por el camino para encontrarse en cada cual de quienes inocentes, lo leyeran”.-
FUENTES
https://web.archive.org/web/20150924023843/http://www.grumete.com.uy/ayuda/biografia.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pelopincho_y_Cachirula
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