JOAQUIN SUÁREZ
Su padre Bernardo Suárez del Rondelo fue uno de los primeros pobladores de la jovencísima Villa del Guadalupe del Canelón, allí a fines del siglo XVIII.
Bernardo Suárez se convirtió en una persona muy respetada, que obtuvo ciertos cargos y honores.
Por ejemplo: obtuvo el grado de Capitán del Ejército Español por su actuación en la guerra contra los portugueses.
la Villa de San Fernando de la Florida, por su cercanía e importancia en los alrededores de esa zona.
Se puede insinuar que la adhesión del futuro Joaquín a la causa independentista proviene también de su padre, quien durante la guerra de las Provincias Unidas del Río de la Plata contra el Imperio de Brasil entre 1825 y 1828, permitió el establecimiento de la Cuartel General en las inmediaciones de su estancia en Cerro Largo, así como el permiso que otorgó a estas fuerzas para obtener la cantidad de ganado que necesitaban.
Esta situación puede aportar este rasgo de la personalidad paterna de Joaquín, y es muy posible que esta muestra documentada de mediados del siglo XIX haya podido significar, en los primeros años de su vida, un reforzamiento de los valores emancipadores que más tarde llevado adelante.
En 1780, Bernardo Suárez se casó con María Fernández, nacida en Montevideo, y el 18 de agosto de 1781 nació Joaquín Luís Miguel Suárez, quien vivió en el campo hasta que murió su madre cuando él tenía trece años.
Este hecho lo llevó a unirse aún más con su padre, con quien se trasladaron a Montevideo, donde recibió educación.
La primera bandera nacional, según la historia de la familia Suárez, fue bordada por su propia esposa Josefa, para ser izada por primera vez por su esposo el 1 de enero de 1829.
A modo de resumen, se ha podido apreciar la figura de gran influencia de su padre, el entorno en el que se forjó y algunos personajes significativos de su vida privada.
Fueron publicadas en el diario "La Razón" el 3 de mayo de 19107
En la Banda del Este en 1811 había varios focos revolucionarios.
Lo primero a destacar en estos años es la designación de Joaquín como "Capitán de Milicias", por el propio Artigas, al incorporarse a la revolución, y participar con ese rango en la Batalla de las Piedras.
Luego de la Batalla de las Piedras, que tuvo enormes repercusiones, Suárez continúa su camino hacia el primer sitio de Montevideo.
En ese contexto, Suárez, junto a otros importantes orientales, firmaron una petición, solicitando permiso para instalarse en Entre Ríos, dirigida al Superior Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo que demuestra su importancia dentro y también fuera del territorio oriental. .
Tras el éxodo, participó en el segundo sitio de Montevideo hasta su finalización en junio de 1814.
Al terminar el sitio, se retiró de su actividad militar, porque no quería participar, ni tomar partido en la lucha que de inmediato se suscitó entre las fuerzas bonaerenses y las antiguistas; Dejando las armas, Suárez entra en la actividad política.
Para concluir estos años, donde Suárez se involucró en la causa revolucionaria, es oportuno citar lo que el propio Joaquín escribe sobre Artigas en su autobiografía: ...Debo declarar
"que el General Artigas fue el primer patriota oriental, amigo de quien Hice mis observaciones, y puedo decir que fui el único que escuchó, si cometió algunos errores no fue por miserable ambición, sino porque llegó a ver su patria independiente; en ese sentido siempre ha actuado como un hombre honesto, nunca faltaba a su palabra, no era sanguinario y era muy sensible a los desdichados”.
Su actuación, en aciertos y errores según su punto de vista.
Su primera reacción ante el nuevo invasor es distanciarse de toda actividad pública, retirándose a Guadalupe, rechazando y evitando cualquier cargo que le ofreciera el portugués, actitud que lo diferenciaba de la posición asumida por algunos de sus antiguos amigos personales.
Se publicó en "La Prensa Argentina", en un Semanario, el veintisiete de agosto de 1816, solicitud firmada por Miguel Barreiro, Joaquín Suárez y Pedro María de Taveiro.
“El mundo entero nos mira con asombro. Corremos para hacernos por siempre objeto de admiración y respeto universal, haciendo que se cante la nueva destrucción de los esclavos de un rey en el año 16, por la victoria de los hombres libres”.
Este tipo de actitud demuestra, a pesar de haberse alejado del campo militar, el repudio a la dominación de la banda por parte de fuerzas extranjeras.
Cabildante elegido por Montevideo en 1816, y cuando se inició la lucha contra los invasores portugueses, compartió funciones ejecutivas con el Delegado Miguel Barreiro y desalojó la plaza el 18 de enero de 1817, casi en el momento en que llegaban los enemigos.
Uno de los hechos que resume su actitud ante la dominación portuguesa, así como el respeto que le tenían las autoridades extranjeras, es la defensa que hizo de Pedro Amigo en 1823. Pedro fue acusado por el mismo Barón de Laguna a la pena de muerte. , debido a que se enfrentó, junto con otros, a las tropas brasileñas matando a algunos soldados.
Como nadie quería participar en su defensa, Suárez tomó las riendas.
" ...impulsado por la necesidad de defender los derechos de libertad de su patria a los que está obligado por todas las leyes civiles y humanas, defendiendo la causa del pueblo de Montevideo."
También alega en su defensa que
"
... un ciudadano en todo Estado tiene derecho a aspirar al gobierno más favorable que le haga el bien..."
... el amor a la justicia y al bien es un fuerte antemuro contra el invasor o contra el tirano...
"Pedro Amigo no ha cometido ni lo uno (asesinato) ni lo otro (robo). Dio la orden, es verdad, de matar, hablemos sin rodeos, como enemigos y ladrones".
A partir del extenso alegato, esta síntesis de frases demuestra brevemente el sentimiento íntimo de Suárez, quien no rechaza la acción de su defendido, sino que la justifica a través de otro "pecado" aún peor, el de estar sujeto a una potencia extranjera.
Finalmente, Pedro fue ejecutado en la plaza de Canelones, de lo que se deduce que, a pesar de haber hecho una disculpa a las autoridades extranjeras, la persona de Suárez no fue producto de ningún tipo de agravio.
Poco después de la llegada de los "33 Orientales", el general Juan Antonio Lavalleja viajó a Canelones para reunirse con Suárez y otras personas con las que pudo confiar y encontrar apoyo.
Más de una década después, en 1825, Suárez fue designado Diputado a la Asamblea Constituyente de Florida, elegido por Florida.
El hecho de que fuera electo por ese departamento a pesar de que su vida estuvo directamente ligada a Canelones se debe a que su padre Bernardo había sido agricultor en la zona y era una persona conocida y de buena reputación.
De esta forma formó parte nada más y nada menos que de la Primera Asamblea Legislativa, estando presente y participando en las resoluciones del 25 de agosto.
En ese marco, emitió un voto afirmativo ante la ley de la Unión; que implicó la unión con las demás provincias de Plateau.
Suárez continuó con su labor en la Cámara de Diputados, en los meses posteriores al 25 de agosto de 1825, ya que, luego de operar en la Villa de la Florida del 20 de agosto al 6 de septiembre de ese año, se trasladó a la Villa de San José entre diciembre 27 y 13 de febrero del año 1826, período en el que también se celebraron sesiones extraordinarias en San José entre el 23 de junio y el 17 de julio del mismo año.
Durante el inicio de la Cámara, hasta julio del año 26, Suárez ocupó el cargo de diputado.
Otro ejemplo de su actividad legislativa durante este período se refiere a un informe de la comisión de legislación, realizado por él junto al diputado Chucarro, Gabriel Pereira, entre otros. Este proyecto versaba sobre las garantías individuales, donde algunos de los artículos aprobados tenían una importancia sustancial en el devenir de los derechos y garantías.
Estos puntos legislados son un ejemplo del pensamiento que Suárez compartió con sus compañeros de la legislatura, sobre la situación de la Provincia, y de los caminos a seguir para regular los derechos y obligaciones de la población, ya que estos habían sido tergiversados durante muchos años. por el ambiente hostil, y con variaciones de autoridades, donde cada uno tenía su punto de vista sobre el tema.
El 5 de julio de 1826, como parte de la partida del General Lavalleja a una campaña militar, el cargo fue delegado a Joaquín Suárez por votación popular, convirtiéndose así en gobernador de la Provincia.
Este es quizás el momento más importante en la vida política de este personaje, con 45 años de edad en su haber. A su pedido, el gobierno se trasladó a Canelones como ya se dijo, continuando la organización administrativa de la Provincia Oriental, creando y discutiendo leyes y decretos.
Ejemplos de este período pueden demostrar cuáles fueron las emergencias más notorias, así como las preocupaciones de Suárez al respecto.
Esta actividad legislativa demuestra el trabajo incesante durante el corto período en que Suárez tuvo el mando político; constituyendo para algunos autores una de las asambleas legislativas más importantes de toda la historia del Uruguay, que con errores y aciertos sentó las bases de la futura República.
Concluyendo con este fructífero y muy importante período en la vida de Suárez, cabe mencionar la disolución de la segunda legislatura por Lavalleja el 12 de octubre de 1827.
A esto, Suárez respondió que solo suspendería su ejercicio si el mismo organismo que lo eligió lo solicita.
Por esta circunstancia Joaquín tuvo que dejar el Gobierno por la fuerza, debido a la violenta intervención llevada a cabo por Lavalleja y Oribe.
Quizás la divergencia de la relación Suárez-Lavalleja pueda llamar la atención, desde la amistad, la relación de respeto, hasta este último enfrentamiento y cruce de intereses.
En todo caso, Suárez no se mantuvo alejado de la escena pública, y el 22 de noviembre de 1828 se instaló en San José la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado, que luego funcionaría en Canelones y luego en Aguada, poniendo fin a su traslado y trabajó en la ciudad de Montevideo hacia 1930.
En cualquier caso, a pesar del breve periodo en el que ocupó ese cargo, Suárez tomó la iniciativa en importantes resoluciones,
Otro decreto dentro de este corto plazo es la ley de creación de la bandera nacional, el 18 de diciembre.
El proceso de creación del pabellón se inició con un proyecto presentado por Suárez el 17 de enero de 1828 ante la Asamblea, donde destacó la urgente necesidad de crear un pabellón que representara a todos los ciudadanos del Estado.
En la Banda Oriental se izaron varias banderas como la del Reino de España, la del Reino de Portugal, la Union Jack británica, la de las Provincias Unidas, la de Artigas, la del Imperio de Brasil, la de la Cruzada Libertadora (tricolor), la de Florida (tricolor), la de Provincias Unidas izada en San José, la de 9 franjas celestes, y la definitiva de 4 franjas azules de 1830.
La bandera creada en ese momento estaba compuesta por nueve franjas horizontales de color azul cielo (debido a los nueve departamentos en que se dividía el territorio oriental), alternadas con un fondo blanco, donde en la esquina superior del costado del asta tenía un caja con un sol
Este pabellón se creó oficialmente en Canelones, y Suárez tuvo el gran honor de levantarlo por primera vez. Cuenta la tradición que el primer pabellón lo hizo su esposa Josefa Álamo, junto con otras mujeres del ámbito patricio.
La ceremonia de bendición de la bandera se realizó en la Iglesia Matriz de Montevideo el 1 de enero de 1829.
Luego de todo el acto religioso anterior, se izó la primera bandera nacional frente a la propia Iglesia, entre exclamaciones de júbilo de los presentes y disparos de artillería de los barcos fondeados en el puerto.
Casi simultáneamente en Canelones, tuvo lugar otra celebración similar, en la que Suárez izó la bandera.
Breve fue el desempeño de este cargo, pero vale la pena mencionar la importancia y el respeto que Suárez mantuvo en la órbita política, por lo que fue considerado de esa manera. También se nota de esto que su actuación política anterior fue muy bien vista, y que no mereció objeción alguna, a pesar de su salida violenta.
En junio de 1829, Suárez abandonó la Asamblea por motivos de salud, por lo que no participó en la formación del texto constitucional que fue sancionado el 10 de septiembre de 1829.
Fue electo en 1834 diputado por Montevideo a la 2° legislatura de la Cámara de Representantes y al término de su mandato fue electo senador por Cerro Largo.
En 1838 integró la Comisión Pacificadora que puso fin a la revolución riverista, produciéndose la renuncia de Manuel Oribe a la presidencia el 22 de octubre de ese año.
El 15 de febrero de 1839 fue elegido Presidente del Senado, por lo que, estando el General Rivera en campaña, asumió por primera vez la Presidencia en casi un año.
En 1842 se promulgó la ley que abolió la esclavitud.
En 1844 participó en la Apertura de la Casa de la Moneda, acuñando la primera moneda nacional; en 1845 reglamentó los requisitos para ejercer la Medicina y la Cirugía, así como reconoció la Independencia de la República del Paraguay.
En los ocho años de la Gran Guerra hubo muchos episodios que no excluyen revoluciones, como el motín fluvial de abril de 1846, o motines de tropas, o estallidos de traición.
Andrés Lamas, uno de los miembros del gobierno que presidió, escribió sobre él: "Rosas y Oribe apodaba a todos sus enemigos salvajes y asquerosos unitarios; pero su única excepción cuando se referían siempre a él era don Joaquín Suárez".
En 1846, con motivo del cese de funciones de la V Legislatura, se crea la Asamblea de Notables y el Consejo de Estado, presidido por Alejandro Chucarro, que ofició como Poder Legislativo. En 1847 fundó el Instituto de Instrucción Pública; en 1848 se declaró la libertad de enseñanza.
Al regresar al régimen constitucional el 15 de febrero de 1852, Suárez renunció al mando del presidente del Senado, Bernardo Prudencio Berro, por motivos de salud.
En 1854 fue elegido senador por Canelones y luego diputado por Montevideo en 1858, pero su mala salud lo obligó a renunciar, lo que le generó dificultades económicas.
En 1862, a la edad de ochenta años, presidió la Comisión de Vecinos encargada por la Junta Administradora de los Colegios Reducto y Paso Molino.
Fallece el 26 de diciembre de 1868 a la edad de 87 años y está enterrado en la Catedral de Montevideo, junto a la tumba del General Fructuoso Rivera.

El legado de Joaquín Suárez que aún perdura es fundamental para la historia y la identidad nacional de Uruguay. Suárez es recordado principalmente por su abnegación, patriotismo y su papel decisivo durante la Defensa de Montevideo en la Guerra Grande, un período clave en la consolidación de la independencia y la soberanía del Uruguay.
Fue un símbolo de la continuidad institucional y representó valores republicanos como la decencia, la abnegación, la rectitud y el cumplimiento del deber.
Suárez condujo la defensa de Montevideo durante 8 años y 232 días en circunstancias extremadamente difíciles, con la ciudad sitiada, sin recursos y amenazada. Gracias a su liderazgo, la ciudad resistió y se aseguró la independencia definitiva del país.
No buscó la gloria personal ni la fama, sino que actuó con paciencia, valentía y visión pragmática, poniendo el bienestar del país por encima de intereses propios.
Organizó y fortaleció la administración pública del país en tiempos de adversidad, con creación de leyes, escuelas, hospitales y otras instituciones básicas.
Fue el primer héroe civil nacional, en contraste con otros próceres militares de la época.
Su defensa y liderazgo durante el sitio de Montevideo garantizó que Uruguay se constituyera como una nación autónoma y soberana.
Valores que personificó como la hombría de bien, la importancia de la familia, la decencia y el trabajo son todavía valorados y presentados como ejemplos vigentes para la sociedad uruguaya.
Su nombre permanece en lugares como plazas y municipios, y su estatua, que inicialmente estuvo en la Plaza Independencia de Montevideo, ahora se encuentra en una plaza que lleva su nombre en el solar de su antigua chacra. Todo esto hace que el legado de Joaquín Suárez no solo sea histórico sino también cultural y moral dentro de la sociedad uruguaya.
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