Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

sábado, 24 de agosto de 2024

EL 24 DE AGOSTO DE 1899 NACÍA JORGE LUIS BORGES

 

Entre Laberintos y

 Espejos – Un Viaje por la

 vida de Borges



Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació en  Palermo, Buenos Aires, el  24 de agosto de 1899, a los ocho meses de gestación.

Fue un escritor, poeta, ensayista y traductor argentino, extensamente considerado una figura clave tanto para la literatura en habla hispana como para la literatura universal. ​ Sus dos libros más conocidos, Ficciones y El Aleph, publicados en los años cuarenta, son recopilaciones de cuentos conectados por temas comunes como los sueños, los laberintos, las bibliotecas, los espejos, los autores ficticios y las mitologías europeas; sus argumentos exploran ideas filosóficas relacionadas.

Borges consideraba que había heredado dos tradiciones de sus antepasados: una militar y otra literaria. 

Su árbol genealógico lo entronca con ilustres familias argentinas de estirpe criolla y anglosajona, así como también española y portuguesa.

 Desciende de militares como Francisco Borges Lafinur —su abuelo paterno—, un coronel uruguayo.

 Edward Young Haslam —su bisabuelo paterno—, un poeta romántico que editó uno de los primeros periódicos ingleses del Río de Plata, el Southern Cross.

 Manuel Isidoro Suárez —su bisabuelo materno—, un coronel de las guerras de la Independencia.

 Juan Crisóstomo Lafinur —su tío abuelo paterno—, un poeta argentino autor de composiciones románticas, patrióticas y profesor de Filosofía.

Isidoro de Acevedo Laprida —su abuelo materno—, un militar que luchó contra Juan Manuel de Rosas.​

 Su padre, Jorge Guillermo Borges, fue un abogado argentino, nacido en Entre Ríos, que se dedicó a impartir clases de psicología. 

Era un ávido lector y tenía aspiraciones literarias que concretó en una novela, El caudillo, y algunos poemas; además tradujo a Omar Jayyam de la versión inglesa de Edward FitzGerald. 



Su madre, Leonor Acevedo Suárez, era porteña. Aprendió inglés de su marido y tradujo varias obras al español. 

La familia paterna de Jorge Luis tenía orígenes portugueses, españoles e ingleses; la de su madre, españoles y es posible que portugueses. 

En su casa se hablaba tanto castellano como inglés, por influencia de su abuela materna, Frances Haslam, oriunda de Staffordshire. esto le dio la posibilidad de crecer como bilingüe.

​ Aprendió inglés de su marido y tradujo varias obras al español. La familia de su padre tenía orígenes españoles, portugueses e ingleses; la de su madre, españoles y es posible que portugueses. 

Su hermana Norah, que nació en 1901, asistió  a un colegio de niñas.

Borges nació en pleno centro de Buenos Aires, en la calle Tucumán entre Suipacha y Esmeralda, en una casa pequeña y modesta que pertenecía a mis abuelos maternos.

Como la mayoría de las casas de la época, tenía azotea, zaguán, dos patios y un aljibe de donde sacábamos el agua.

La familia se mudó pronto al suburbio de Palermo, a otra casa con dos patios, un jardín con un alto molino de viento y un baldío del otro lado del jardín.

En esa época Palermo en la zona de Serrano y Guatemala, era el sórdido arrabal norte de la ciudad, y mucha gente, para quien era una vergüenza reconocer que vivía allí, decía de modo ambiguo que vivía por el Norte.

La casa de Borges era una de las pocas edificaciones de dos plantas que había en esa calle; el resto del barrio estaba formado por casas bajas y terrenos baldíos. Borges se refería a esa zona como “barriada”. En Palermo vivía gente de familia bien venida a menos y otra no tan recomendable. Había también un Palermo de compadritos, famosos por las peleas a cuchillo, pero ese Palermo comenzó a interesarle más adelante, puesto que hacían todo lo posible, y con éxito, para ignorarlo.

Co los años Borges recuerda a Evaristo Carriego, que fue el primer poeta argentino en explorar las posibilidades literarias que tenía allí al alcance de la mano. En cuanto a él, no era consciente de la existencia de los compadritos, dado que apenas salía de casa.

Jorge Luis Borges con su hermana Norah

Aprendió a leer inglés antes que castellano, a los cuatro años.

Borges pasó gran parte de su infancia sin salir de su casa. Al no tener amigos, su hermana y él inventaros dos compañeros imaginarios a los que llamaron, Quilos y El Molino de Viento. Cuando finalmente se aburrieron, le dijeron a la madre que se habían muerto.

 Siempre fue miope y usó lentes, y era más bien débil. Como la mayoría de sus parientes habían sido soldados -hasta el hermano de su padre fue oficial naval- y él sabía que nunca lo sería, desde muy joven se avergonzó ser una persona destinada a los libros y no a la vida de acción. Durante toda su juventud pensó que el hecho de ser amado por su familia equivalía a una injusticia. No se sentía digno de ningún amor en especial, y recuerda que sus cumpleaños le llenaban de vergüenza, porque todo el mundo lo colmaba de regalos y él pensaba que no había hecho nada para merecerlos, que era una especie de impostor. Alrededor de los treinta años logró superar esa sensación.

1908

En casa hablaban indistintamente en español o en inglés. Si tuviera que señalar el hecho capital de su vida, diría la biblioteca de su padre.

La biblioteca ocupaba toda una habitación, con estantes encristalados, y debe haber contenido varios miles de volúmenes. Como era tan miope, se había olvidado de la mayoría de las caras de ese tiempo pero todavía recordaba con nitidez los grabados en acero de la Chambers’s Encyclopaedia y de la Británica.

La primera novela que leyó completa fue Huckleberry Finn. Después vinieron Roughing It y Flush Days in California. También leyó los libros del capitán Marryat, Los primeros hombres en la luna de Wells, Poe, una edición de la obra de Longfellow en un solo tomo, La isla del tesoro, Dickens, Don Quijote, Tom Brown en la escuela, los cuentos de hadas de Grimm, Lewis Carroll, Las aventuras de Mr. Verdant Green (un libro ahora olvidado), Las mil y una noches de Burton. La obra de Burton -plagada de lo que entonces se consideraban obscenidades- le fue prohibida, y tuvo que leerla a escondidas en la azotea. Pero en ese momento estaba tan emocionado por la magia del libro que no percibí en absoluto las partes censurables, y leí los cuentos sin tener conciencia de cualquier otro significado. Todos esos libros los leyó en inglés.

Cuando más tarde leyó Don Quijote en versión original, y le pareció una mala traducción.

En algún momento la biblioteca de su padre se fragmentó, y cuando leyó El Quijote en otra edición tuve la sensación de que no era el verdadero.

Más tarde hizo que un amigo le consiguiera la edición de Garnier, con los mismos grabados en acero, las mismas notas a pie de página y también las mismas erratas. Para él todas esas cosas forman parte del libro; consideraba que ése es el verdadero Quijote.

En español leyó muchos de los libros de Eduardo Gutiérrez sobre bandidos y forajidos argentinos -sobre todo Juan Moreira-, así como las Siluetas militares, que contiene un vigoroso relato de la muerte del coronel Borges.

La madre le prohibió la lectura del Martín Fierro, ya que lo consideraba un libro sólo indicado para matones y colegiales, y que además no tenía nada que ver con los verdaderos gauchos. Ese libro también lo leyó a escondidas. La opinión de su madre se basaba en el hecho de que Hernández había apoyado a Rosas, y por lo tanto era un enemigo de sus antepasados unitarios. Leyó también el Facundo de Sarmiento y muchos libros sobre mitología griega y escandinava.

La poesía le llegó a través del inglés: Shelley, Keats, FitzGerald y Swinburne, esos grandes favoritos de su padre que él podía citar extensamente, y a menudo lo hacía.

Desde su niñez, cuando le sobrevino la ceguera, se consideraba de manera tácita que él cumpliría el destino literario que las circunstancias habían negado a supadre. Era algo que se daba por descontado (y esas convicciones son más importantes que las cosas que meramente se dicen). Se esperaba que fuera escritor.

Empezó a escribir cuando tenía seis o siete años. Trataba de imitar a clásicos españoles como Cervantes. Había compuesto en un inglés muy malo una especie de manual de mitología griega, sin duda plagiado de Lempriere. Ésa puede haber sido su primera incursión literaria.

Su primer cuento fue una historia bastante absurda a la manera de Cervantes, un relato anacrónico llamado “La visera fatal”. Estas cosas las escribía muy prolijamente en cuadernos escolares.

Su padre nunca interfirió. Quería que él cometiera sus propios errores, y una vez dijo: “Los hijos educan a sus padres, y no al revés”. A los nueve años tradujo “El príncipe feliz” de Oscar Wilde, que fue publicado en “El País”, uno de los diarios de Buenos Aires. Como la traducción estaba firmada simplemente “Jorge Borges”, la gente supuso que era obra de su padre.

Borges Recuerda “No puedo precisar si mis primeros recuerdos se remontan a la orilla oriental u occidental del turbio y lento Río de la Plata; si me vienen de Montevideo, donde pasábamos largas y ociosas vacaciones en la quinta de mi tío Francisco Haedo, o de Buenos Aires.”

Durante la niñez pasaban los veranos en Adrogué, donde tenían residencia propia: una casa grande de una planta, con parque, dos glorietas, un molino de viento y un lanudo ovejero marrón. En esa época Adrogué era un remoto y tranquilo laberinto de quintas con verjas de hierro y jarrones de mampostería, de plazas y calles que convergían y divergían bajo el omnipresente olor de los eucaliptos.

Borges viajó con su familia a Suiza por 4 años, donde estudió en el Collège de Genève. 

La familia viajaría extensamente por Europa, incluyendo España. 

Su primera experiencia verdadera de la pampa se produjo en  1909, durante un viaje a la estancia de unos parientes que vivían en las proximidades de San Nicolás, al noroeste de Buenos Aires. 

Borges recuerda que "la casa más cercana era una especie de mancha en el horizonte. Descubrí que esa distancia desmesurada se llamaba “la pampa”; y cuando me enteré de que los peones eran gauchos, como los personajes de Eduardo Gutiérrez, adquirieron para mí cierto encanto. Siempre llegué a las cosas después de encontrarlas en los libros. Una mañana temprano me dejaron que los acompañara a caballo mientras llevaban el ganado al río. Los hombres eran pequeños y morochos, y usaban bombachas. Cuando les pregunté si sabían nadar, me contestaron: “El agua es para el ganado”. Mi madre le regaló a la hija del capataz una muñeca, en una caja grande de cartón. Al año siguiente volvimos y preguntamos por la niña. “¡Qué alegría le ha dado la muñeca!”, nos dijeron. Y nos la mostraron, todavía en la caja, clavada en la pared como una imagen. A la niña, por supuesto, sólo le permitían mirarla sin tocarla, porque la podía manchar o romper. Allí estaba, a salvo, venerada desde lejos."

Antes de viajar a Ginebra empezó a escribir un poema sobre los gauchos. Recuerda que intentó utilizar la mayor cantidad posible de palabras gauchescas, pero las dificultades técnicas lo superaron y nunca pasó de las primeras estrofas.

 

 

Retrato antes de ir a la escuela, en 1911, cuando Jorge Luis Borges tenía 12 años -Ediciones Gallimard

Borges recuerda sus primeros años escolares sin ningún placer. Ingresó a la escuela a los nueve años, porque su padre -como buen anarquista- desconfiaba de todas las empresas estatales. Como usaba lentes y llevaba cuello y corbata al estilo de Eton, padecía las burlas y bravuconadas de la mayoría de sus compañeros, que eran aprendices de matones.

La escuela,  estaba en la calle Thames. Su padre solía decir que en Argentina la historia  había reemplazado al catecismo, de modo que se esperaba adoración por todo lo que fuera argentino. Por ejemplo, se les enseñaba historia argentina antes de permitirles el conocimiento de los muchos países y los muchos siglos que intervinieron en su formación.

En cuanto a la redacción en español, le enseñaron a escribir de manera florida: “Aquellos que lucharon por una patria libre, independiente, gloriosa...”

Más tarde, en Ginebra, le explicaron que esa forma de escribir carece de sentido y que debía ver las cosas por sus propios ojos. 

La familia de Borges

En 1914, su familia se mudó a Europa. Borges estudió en el Liceo Jean Calvin de Ginebra. 

En 1919, la familia se muda a España, donde Borges toma contacto con el movimiento ultraísta, que luego animará en Argentina. Publica poemas y colaboraciones en diversas revistas.



1924


 El 4 de marzo de 1921, junto con su abuela paterna —Frances Haslam, quien se les había unido en Ginebra en 1916—, sus padres y su hermana, Borges embarcó en el puerto de Barcelona en el Reina Victoria Eugenia, que los devolvería a Buenos Aires. 

En el puerto los esperaba el escritor, filósofo de la paradoja y humorista surreal Macedonio Fernández, cuya amistad Borges heredaría de su padre. 

El contacto con Buenos Aires llevó al poeta a una relación exaltada de «descubrimiento» con su ciudad natal. 

Así comenzó a dar forma a la mitificación de los barrios suburbanos, donde asentaría parte de su constante idealización de lo real. 

Borges en la biblioteca

Ya en Buenos Aires publicó en la revista española Cosmópolis, fundó la revista mural Prisma (de la que solo se publicaron dos números) y también publicó en Nosotros, dirigida por Alfredo Bianchi. 

Por esa época conoció a Concepción Guerrero, una joven de dieciséis años de quien se enamoró. 

En 1922 visitó a Leopoldo Lugones junto a Eduardo González Lanuza para entregarle el último número de Prisma. 

En agosto de 1924 fundó la revista ultraísta Proa junto con Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra; Alfredo Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz, aunque paulatinamente iría abandonando esa estética.

​En 1923, en víspera de un segundo viaje a Europa, Borges publicó su primer libro de poesía, Fervor de Buenos Aires, en el que se prefigura, según palabras del propio Borges, toda su obra posterior. 

Fue una edición en la que se colaron algunas erratas y que, además, carecía de prólogo. Para la tapa su hermana Norah realizó un grabado. Se editaron unos trescientos ejemplares; los pocos que se conservan son considerados tesoros por los bibliófilos y en algunos se aprecian correcciones manuscritas realizadas por el mismo Borges. 

En Fervor de Buenos Aires es donde confesó que, finalmente, «las calles de Buenos Aires/ya son mi entraña». Son treinta y tres poemas heterogéneos que aluden a un juego de cartas (el truco), a Juan Manuel de Rosas o a la exótica Benarés; sin ahorrar el espacio para solazarse en un patio anónimo de Buenos Aires, «en la amistad oscura/de un zaguán, de una parra y de un aljibe». 

Sobre el espíritu de este libro ha escrito Borges que «en aquel tiempo buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha».

 Después de un año en España e instalado definitivamente en su ciudad natal a partir de 1924, Borges colaboró en algunas revistas literarias y con dos libros adicionales, Luna de enfrente e Inquisiciones —que nunca reeditó.

Leonor Acevedo escribiendo en su escritorio


Para 1925 su reputación de jefe de la más joven vanguardia. En los siguientes treinta años Borges se transformaría en uno de los más brillantes y más polémicos escritores de América. Cansado del ultraísmo, que él mismo había traído de España, intentó fundar un nuevo tipo de regionalismo, enraizado en una perspectiva metafísica de la realidad. 

Escribió cuentos y poemas sobre el suburbio porteño, sobre el tango y sobre fatales peleas de cuchillo, como Hombre de la esquina rosada y El puñal. 

Pronto se cansó también de este «ismo» y empezó a especular por escrito sobre la narrativa fantástica o mágica, hasta el punto de producir durante dos décadas —desde 1930 a 1950— algunas de las más extraordinarias ficciones del siglo xx: Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph, entre otros.

Más tarde colaboró, entre otras publicaciones, en Martín Fierro, una de las revistas clave de la historia de la literatura argentina de la primera mitad del siglo xx. 

Esa revista polemizó respecto de sus escritores propios, que en el contexto de reunirse en confiterías de la zona céntrica como la denominada Richmond se conocieron como Grupo Florida, versus los escritores que publicaban en la Editorial Claridad y se reunían en el Café El Japonés identificados como Grupo Boedo, rivalidad que quedó en la historia de la literatura argentina, pese a que Borges le restaría posteriormente trascendencia. 

No obstante su formación europeísta, reivindicó sus raíces argentinas y en particular las porteñas, en poemarios como Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929). 

Compuso letras de tangos y milongas, si bien rehuyó «la sensiblería del inconsolable tango-canción» y el manejo sistemático del lunfardo, que «infunde un aire artificioso a las sencillas coplas». 

En sus letras y algunos relatos se narran las dudosas hazañas de los cuchilleros y compadres, a los que muestra en toda su despojada brutalidad aunque dentro de un clima trágico, cuando no casi épico.

1930

 En 1930 Borges publicó el ensayo Evaristo Carriego gracias al editor Manuel Gleizer y prologó una exposición del pintor uruguayo Pedro Figari. Además, conoció a un joven escritor de solo 17 años, que luego sería su amigo y con el que publicaría numerosos textos, Adolfo Bioy Casares.​ 




En el primer número de la revista Sur, dirigida por Victoria Ocampo, Borges colaboró con un artículo dedicado al coronel Ascasubi. 

En este primer número, publicado en 1931, también contribuyeron la propia Victoria Ocampo, Waldo Frank, Alfonso Reyes Ochoa, Jules Supervielle, Ernest Ansermet, Walter Gropius, Ricardo Güiraldes y Pierre Drieu La Rochelle.

​Borges publicó dos años más tarde una colección de ensayos y crítica literaria titulada Discusión, la que abarca temas tan diversos como la poesía gauchesca, la Cábala, temas filosóficos, el arte narrativo y hasta su opinión sobre clásicos del cine.

 El 12 de agosto de 1933 comenzó a dirigir, junto con Ulyses Petit de Murat, la Revista Multicolor de los Sábados, suplemento cultural impreso a color del diario populista Crítica que duraría hasta octubre de 1934.

Adolfo Bioy Casares, Victoria Ocampo y Jorge Luis Borges en la Rambla de Mar del Plata en 1935.

​En 1935 editó Historia universal de la infamia, una serie de relatos breves, entre ellos, Hombre de la esquina rosada.

​ Allí sigue interesado en el perfil mítico de Buenos Aires iniciado en Evaristo Carriego. 

Al año siguiente se publicaron los ensayos de Historia de la eternidad, donde —entre otros temas— Borges indaga sobre la metáfora. 

En la revista quincenal El Hogar, comenzó a publicar la columna de crítica de libros y autores extranjeros hasta 1939. Allí publicó quincenalmente gran cantidad de reseñas bibliográficas, biografías sintéticas de escritores y ensayos. Colaboró también en la revista Destiempo, editada por Adolfo Bioy Casares y Manuel Peyrou, con ilustraciones de Xul Solar. Para la editorial Sur tradujo A Room of One’s Own, de Virginia Woolf y al año siguiente la novela Orlando de la misma autora.

1938 fue un año trágico para Borges, ya que muere su padre de un ataque de hemiplejía (una enfermedad motora), y también, él mismo, tiene un accidente, golpeándose la cabeza con una ventana, lo que lo llevó al borde de la muerte.

Pero se pudo recuperar favorablemente.

Oscar Pardo, Enrique Drago Mitre y Jorge Luis Borges, con los novios Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, el día de su boda en Las Flores, 1940

 En 1940 publicó Antología clásica de la literatura argentina.

El Borges vanguardista y más tarde bucólico se transformó en la década del 30 al Borges de la revista Sur, con su cosmopolitismo de alto vuelo; al Borges metafísico que especuló sobre el tiempo y el espacio y lo infinito, la vida y la muerte y si hay destino para el hombre; al Borges que hace alardes de erudición y que ya pergeña sus celebérrimos textos trampa: comentarios exhaustivos, por ejemplo, de libros que no existen, o relatos que juntan y mezclan lo real con lo ficticio. 

También se percibe un cambio en materia de estilo, una labor de poda en las prosas y los metros, que pasan a ser más clásicos, más nítidos, más sencillos.

 Los años finales de esta década fueron funestos para Borges: primero vino la muerte de la abuela Fanny; después, la del padre, precedida de una muy lenta y penosa agonía.​ Borges se vio arrojado de una vez pero contundentemente al mundo de los adultos responsables. 

Tenía que hacer lo que todos hacían desde edades bastante más tempranas: trabajar, sacar adelante una familia. 

En esto tuvo suerte: con la ayuda del poeta Francisco Luis Bernárdez, consiguió en 1938 un empleo en la biblioteca municipal Miguel Cané del barrio porteño de Boedo. 

En esta poco concurrida biblioteca pudo seguir haciendo lo que solía, pasarse los días entre libros, leyendo y escribiendo.

Después, el mismo Borges sufrió un grave accidente, al golpearse la cabeza con una ventana, lo que lo llevó al borde de la muerte por septicemia y que, oníricamente, reflejará en su cuento El sur. 

En la convalecencia escribió el cuento Pierre Menard, autor del Quijote. 

Esos sueños de convaleciente le sirvieron para escribir páginas espléndidas; fantasiosas pero tramadas por su inconfundible mente de siempre, lúcida y penetrante. 

Borges salió del trance afianzado en la idea que venía rumiando desde hacía tiempo: que la realidad empírica es tan ilusoria como el mundo de las ficciones, pero inferior a este, y que solo las invenciones pueden suministrarnos herramientas cognoscitivas confiables.

Paseo con Estela Canto, amor no correspondido, por la Costanera

En 1944, conoce a Estela Canto, de quien se enamora, sin ser correspondido. Años después, ella revela con malicia detalles de esa relación y, no conforme con eso, remata el original de El Aleph que él le había dedicado.

En 1955 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina y profesor de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. 

A la edad de 55 años quedó casi completamente ciego; numerosos investigadores han sugerido que su ceguera progresiva lo motivó a crear símbolos literarios innovadores a través de la imaginación, así como a preferir la poesía y los cuentos breves a las novelas.

Durante los años sesenta, su trabajo fue traducido y publicado en los Estados Unidos y en Europa.

En 1961 llegó a la fama internacional al obtener el primer Premio Formentor, que recibió junto a Samuel Beckett. 

Borges siendo designado miembro de la Academia Argentina de Letras

Jorge Luis Borges fue designado miembro de la Academia Argentina de Letras el 16 de agosto de 1962

Uno de los amigos íntimos de Borges: Adolfo Bioy Casares. La fotografía fue tomada en 1968.

Jorge Luis Borges en 1969 en L'Hôtel (en), hotel situado en la calle rue des Beaux Arts, en París (fotografía de Pepe Fernández). Borges manifestó su deseo de morir en dicho hotel, donde había fallecido Oscar Wilde, momento en el que el nombre del establecimiento era Hôtel d'Alsace.


Para 1970, Jorge Luis recordaba con estas palabras a su padre: «Él me reveló el poder de la poesía: el hecho de que las palabras sean no sólo un medio de comunicación sino símbolos mágicos y música».

En 1971 ganó el Premio Jerusalén; su reputación internacional se consolidó entre estos años, ayudado por la disponibilidad de las traducciones al inglés de su obra, por el éxito de Cien años de soledad de García Márquez y por el boom latinoamericano, aunque su participación en él es relativa.

Borges y su madre Leonor Acevedo

En 1975 muere su madre, Leonor Acevedo, a los 99 años.


Jorge Luis Borges y María Kodama.Laurent MAOUS

A partir de 1975  Borges empieza a viajar junto a una ex alumna, luego secretaria y finalmente segunda esposa, María Kodama.

Una escena del polémico almuerzo de escritores con Jorge Rafael Videla, apenas producido el golpe de 1976, en la Casa Rosada. De izquierda a derecha, Horacio Ratti, Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, el sacerdote Leonardo Castellani y el secretario general de la presidencia Antonio Villarreal


1981

El escritor y ensayista J. M. Coetzee dijo en su libro sobre Borges que: «Él, más que nadie, renovó el lenguaje de la ficción, abriendo así el camino a una generación de novelistas hispanoamericanos».​

 Galardonado con numerosas distinciones,​ fue también polémico por sus posturas políticas conservadoras; la importancia de éstas continúa siendo causa de debate, particularmente por la posibilidad de que estas le hayan impedido obtener el Premio Nobel de Literatura, al que fue candidato durante casi treinta años.

Elegante retrato de Borges tomado en Roma en 1981

Revista Gente y la actualidad . Octubre Diciembre 1983. Buenos Aires, Argentina


Borges con María Kodama, llegando a la ceremonia de entrega de la Legión de Honor de parte del presidente François Mitterrand, en Paris, 1983 -Joel Robine/AFP

Borges y Bioy Casares en la librería de Alberto Casares, en noviembre de 1985 - Gentileza Julio Giustozza

​Borges dedicó su último libro, Los conjurados, a la ciudad de Ginebra, donde moriría en 1986.​ 

En 1986, al conocerse enfermo de cáncer y temiendo que su agonía fuese un espectáculo nacional,​ fijó su residencia en Ginebra, ciudad a la que lo unía un profundo amor y a la cual Borges había designado “una de mis patrias”. 

Jorge Luis Borges y María Kodama

Jorge Luis Borges y María Kodama se casaron el 26 de abril de 1986 en Ginebra, Suiza, y según Acta de esa fecha labrada en Colonia Rojas Silva, Paraguay. 

Este matrimonio fue realizado por poderes ante la Justicia paraguaya, lo que generó cierta controversia, ya que algunos críticos acusaron a Kodama de haber influido en la decisión de Borges, quien en ese momento tenía 87 años y ella 48.

La ceremonia fue inusual y tuvo un toque personal, ya que ocurrió durante un viaje a Islandia, donde decidieron casarse con la ayuda de un sacerdote pagano en un ritual que evocaba a deidades nórdicas

Falleció el 14 de junio de 1986 a los 86 años víctima de un cáncer hepático y un enfisema pulmonar.

Según cuenta Adolfo Bioy Casares, asistió a su muerte su traductor al francés, Jean-Pierre Bernès, quien refiere que «murió diciendo el Padrenuestro. Lo dijo en anglosajón, inglés antiguo, inglés, francés y español.»


Siguiendo su última voluntad, es sepultado en el cementerio

 de Plainpalais en Ginebra.

La lápida de su tumba, realizada por el escultor argentino

 Eduardo Longato, es de piedra blanca y áspera. En su cara

 anterior lleva la inscripción "Jorge Luis Borges" y, debajo,

 "And ne forhtedon na" (Y que no temieran), junto a un

 grabado circular con siete guerreros, una pequeña cruz de

 Gales y los años "1899/1986".


HOMENAJES

Placa en la casa donde vivió Jorge Luis Borges en Ginebra

 (Suiza), en el número 28 de la Grande Rue.


Busto de Jorge Luis Borges en el Paseo de los Poetas, El Rosedal, Buenos Aires.

Placa en homenaje a Borges ubicada en L'Hôtel (París)

Homenaje a J.L. Borges en Santiago de Chile

Homenaje a Borges en Lisboa; escultura realizada por Federico Brook.



https://www.clarin.com/viva/borges-madre-genio-precoz-ardua-lucha-ceguera_0_VXbkWXFgo.html

https://borgestodoelanio.blogspot.com/2014/11/jorge-luis-borges-familia-e-infancia.html

https://ninos.kiddle.co/Jorge_Luis_Borges

https://www.monografias.com/trabajos65/jorge-luis-borges/jorge-luis-borges

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