Javier de Viana nació en Canelones,
el 5 de agosto de 1868
Fue un escritor y político
periodista uruguayo de filiación blanca.
Por parte de su padre,
provenía de una familia de alta alcurnia en la historia uruguaya: era
descendiente directo de José Joaquín de Viana, quien fue el primer gobernador
político y militar de Montevideo y mariscal del ejército real durante la época
colonial.
La familia Viana formaba parte de la
aristocracia criolla y participó activamente en los principales acontecimientos
del país tanto en la Colonia como en el periodo de la Independencia.
Su padre, José Joaquín, siguió
la tradición militar familiar, desempeñándose como mayor del ejército durante
el gobierno de Bernardo Berro, alineado a la corriente oribista blanca.
Sin embargo, al momento de la
infancia de Javier, la familia vivía en un entorno modesto en la villa de
Guadalupe (hoy Canelones), y José Joaquín ejercía funciones más sencillas,
probablemente como empleado policial del pueblo.
Doña Desideria tuvo dos
hermanos, Nicasio (quien fue como un padre para Javier tras la temprana muerte
de José Joaquín) y Antonio Pérez.
La familia materna no poseía
la distinción ni renombre de los Viana, pero sí un entorno rural y de trabajo
que influyó en la formación del escritor.
Javier de Viana creció con la
conciencia de pertenecer a un linaje ilustre por el lado paterno, pero criado
en un entorno rural y de recursos limitados, aspecto que marcó profundamente su
sensibilidad y mirada literaria sobre el campo y la sociedad uruguaya.
La infancia de Javier de Viana
transcurrió en un ambiente rural en el departamento de Canelones, en la zona
que hoy es la ciudad de Canelones, pero que en su nacimiento era aún conocida
como la villa de Guadalupe.
Pasó sus primeros años, desde que tenía
aproximadamente un año hasta los 12 años, en una estancia en el departamento de
Florida que pertenecía a la familia Ponce de León, donde vivió inmerso en el entorno
del campo y la vida rural, que más tarde influiría profundamente en su obra
literaria.
A los 12 años, en 1880, se
trasladó a Montevideo con su tío Ezequiel para estudiar en el liceo Elbio
Fernández.
Su adolescencia estuvo marcada
por una fuerte presencia de la vida rural pero también por los acontecimientos
políticos y sociales que sacudían al Uruguay en ese momento, como las
insurrecciones y revueltas del país.
En el año 1885, Javier de
Viana comenzó a publicar sus primeros textos en la revista estudiantil Primeros
Rasgos, que estaba vinculada a su etapa universitaria y formativa en
Montevideo.
Esta revista fue un ámbito
inicial donde pudo expresar sus observaciones y vivencias, plasmando los
contrastes y la realidad que conocía desde su infancia rural.
Las publicaciones en Primeros
Rasgos constituyeron sus primeras experiencias como escritor y constituyen el
inicio formal de su actividad literaria.
En ellas ya se encuentran los
primeros indicios de su interés por retratar el campo y las costumbres rurales
de Uruguay, un tema que sería el eje central de su obra posterior.
La experiencia en esta revista
lo consolidó como un joven con inquietudes literarias y sociales, preparándolo
para su posterior desarrollo como autor y periodista comprometido con las
causas políticas y culturales del Uruguay.
Así, la publicación en
Primeros Rasgos fue la primera ventana pública de su voz literaria y el marco
donde inició su carrera de escritor, vinculada a la formación universitaria y
el contexto cultural de Montevideo en la década de 1880.
Javier de Viana participó
activamente en la Revolución del Quebracho en 1886 siendo apenas un joven de 17
años.
Tomó las armas junto a otros
militantes del Partido Blanco en un levantamiento armado contra el gobierno
autoritario de Máximo Santos, que en ese momento encabezaba el país con un
régimen marcado por el despilfarro, la represión política y la violación de las
libertades constitucionales.
La Revolución del Quebracho
fue una insurrección breve, que duró apenas un día (el 31 de marzo de 1886), y
se saldó con una fuerte derrota de los insurgentes, con más de 200 muertos y
numerosos prisioneros.
Aunque fue una derrota, la
revuelta marcó un quiebre en el proceso político militarista que dominaba
Uruguay y dejó una profunda huella en los participantes y en la historia
nacional.
Javier de Viana no solo fue
combatiente, sino también cronista de la campaña.
Años después, publicó una
serie de crónicas en forma de relatos titulados Recuerdos de una campaña o
Crónicas de la Revolución del Quebracho, donde describe con detalle la
experiencia del combate, la dureza del ambiente rural, la camaradería, las
dificultades y el idealismo de los revolucionarios.
En sus escritos destaca la
dureza física de la marcha, las condiciones precarias, la esperanza y la
resistencia a pesar de la inferioridad ante un ejército mejor armado y
organizado.
Viana recuerda momentos como
la marcha a pie con un costal con víveres, las escaramuzas en medio del campo,
la vida durante la campaña y el abatimiento final tras la derrota, con un
profundo sentido crítico hacia las injusticias políticas que motivaron el
movimiento pero también con una sensibilidad propia de alguien que vivió el
conflicto de manera directa desde la juventud.
Esta experiencia temprana fue
decisiva tanto para su vida política como para su desarrollo literario, ya que
sus relatos de la Revolución del Quebracho reflejan su compromiso y conocimiento
de las causas y consecuencias de los conflictos rurales y políticos de su país
En 1890, Javier de Viana
inició estudios en la Facultad de Medicina de Uruguay, en Montevideo.
Sin embargo, tuvo que abandonar la carrera por
razones económicas alrededor de los 22 años, es decir, aproximadamente en 1890
mismo o poco después, y su creciente dedicación a otras actividades políticas
y literarias que marcaron su vida y obra, lo que indica que sus estudios fueron
interrumpidos temprano.
Tras abandonar Medicina, se
trasladó a Treinta y Tres.
A partir de ese momento, su
vida tomó un rumbo más activo en la política y el periodismo, particularmente
en la ciudad de Treinta y Tres, donde empezó a dirigir el periódico político La
Verdad.
Esta interrupción de sus
estudios fue definitiva, pues nunca retomó la medicina, dedicándose plenamente
a su labor literaria y política.
La decisión de abandonar la carrera médica
también estuvo motivada por sus convicciones personales y el contexto político
y social de la época, que lo involucró de forma directa en revoluciones y en la
defensa de sus ideales políticos.
Nunca retomó los estudios de Medicina,
dedicándose plenamente a la literatura y la política. Esta decisión fue crucial
para su desarrollo como escritor y figura pública.
En el año 1894, Javier de
Viana regresó a Montevideo.
Ya en Montevideo, colaboró
activamente en el periodismo, escribiendo para algunos de los medios más
importantes de la ciudad, entre ellos los diarios El Nacional y El Heraldo.
A través de estas
colaboraciones, Viana pudo expresar sus ideas políticas y literarias, al tiempo
que se involucraba en el ambiente cultural y político de la capital.
Estos años en Montevideo no
fueron sencillos para él desde el punto de vista personal y económico; enfrentó
depresiones económicas, conflictos legales que incluyeron incluso un período en
prisión por desacato y escándalo, lo que refleja la intensidad y convicción con
la que desempeñó su labor crítica y comprometida.
En 1894 contrajo matrimonio
con María Eulalia Darriba, quien era viuda y tenía dos hijos.
Poco después del matrimonio,
en 1895, nació su propio hijo, Gastón. Esta etapa marcó un cambio importante en
su vida, consolidando su vida familiar paralelamente a su actividad literaria y
periodística.
Además, poco tiempo después de
casarse, se asoció con un emprendimiento rural bajo la denominación “León
Liberti, Viana, Canale y Cía.”, intentando desarrollar actividades
agropecuarias con una inversión significativa.
Sin embargo, esta experiencia
como hombre de negocios fue poco exitosa, y finalmente se dedicó plenamente a
su carrera de escritor y periodista1895
Participa en la fundación y
desarrollo de El Fogón, la publicación más emblemática de la literatura
gauchesca regional junto a otros escritores notables como Elías Regules y
Antonio Lussich.
En el año 1896, Javier de
Viana publicó su primer libro de relatos titulado Campo, que marcó un
hito en la literatura uruguaya al retratar con un realismo profundo la vida
campesina y rural del Uruguay de fines del siglo XIX.
Esta obra es una colección de
once cuentos breves en los que Viana se centra en describir las costumbres,
personajes, y paisajes de la campaña uruguaya, mostrando tanto su rudeza y
dificultades como la grandeza y heroicidad de sus habitantes.
Campo fue
recibido como una revolución literaria porque logró plasmar la esencia del
hombre del campo, el gaucho, sin idealizaciones románticas, sino con un enfoque
realista y naturalista.
A través de una técnica
narrativa detallada y cuidada, Viana exploró la psicología de sus personajes,
su relación con la naturaleza y las complejas dinámicas sociales y políticas de
la época.
El libro no solo es una
representación descriptiva sino también un análisis cultural y psicológico de
esta realidad, mostrando tanto la dureza de la vida rural como el impacto de la
modernización y la política en el campo.
Entre los cuentos que componen
el libro se encuentran títulos como "Última campaña", "El
ceibal", "Por la causa", "La vencedura", "31 de
marzo" y otros que exploran diferentes aspectos de esa vida rural y
guerrera.
Campo
consolidó a Javier de Viana como uno de los principales escritores del realismo
y naturalismo en Uruguay, y fue un punto de partida para su posterior obra
literaria que continuaría explorando las temáticas rurales, políticas y
sociales del país.
En el año 1899, Javier de
Viana publicó su única novela, Gaucha, que se centra profundamente en el
ambiente rural y las costumbres del campo uruguayo.
Según el propio autor, la obra
es un "ensayo de psicología nacional", donde busca sintetizar su
visión de la realidad rural del país a finales del siglo XIX, utilizando un
enfoque realista influenciado por el naturalismo francés.
Juana es la protagonista de un
relato de sufrimiento y desventura que refleja la brutalidad de ciertas
costumbres y situaciones del campo.
La trama incluye temas como el
amor fatal entre Juana, el matrero Lorenzo Almada, y otro pretendiente, Lucio,
y finaliza con un desenlace trágico y violento, en un contexto de violencia y
lucha por la supervivencia en la naturaleza agreste.
Gaucha no es solamente un
estudio social o moral, sino que también utiliza la historia como pretexto para
describir escenas pintorescas y brutales del ambiente rural, mostrando un mundo
primitivo marcado por la lucha, la pasión y la tragedia.
La obra generó polémicas por
su realismo crudo y su acercamiento sin concesiones a la realidad rural,
incluso haciendo cambios en ediciones posteriores para suavizar algunos
aspectos considerados excesivamente fuertes para la época.
Esta novela es fundamental
para entender la literatura del campo del Río de la Plata y la manera como
Viana combinó la descripción minuciosa de los ambientes y personajes con una
visión crítica de la sociedad y las condiciones de vida en el Uruguay rural.
En el año 1901, Javier de
Viana publicó Gurí, una obra compuesta por una recopilación de relatos
que profundizan en la infancia rural y la vida cotidiana en el campo uruguayo.
El término "gurí" es una palabra del
lunfardo y del habla rioplatense que significa niño o chico, y en este libro se
enfoca precisamente en la mirada y experiencias de los niños en el entorno
rural.
Los cuentos que integran Gurí
delinean personajes infantiles que viven en las extensas cuchillas y estancias
de la campaña, mostrando sus aventuras, juegos, sueños y también las
dificultades y la dureza de la vida en el campo.
La obra refleja tanto el
paisaje natural como las costumbres, tradiciones y códigos de la sociedad
rural, entorno que Javier de Viana conocía en profundidad y que había retratado
ya en otros textos.
Concretamente, Gurí es
considerado una continuación y un complemento temático a su anterior libro
Campo, pero con un tono más nostálgico y sensible que rescata la inocencia y la
percepción infantil del mundo rural.
A través de relatos como "En las
cuchillas", "Sangre vieja" o "Por matar la cachila",
Viana plasma un universo rural vivido desde la perspectiva de los gurises, con
su particular manera de comprender la naturaleza, las personas y los conflictos
de la vida diaria.
Esta obra también destaca por
su lenguaje que mezcla el español con expresiones criollas y lugareñas,
reforzando la autenticidad del ambiente y las voces narrativas.
Además, las historias contienen un fuerte
componente de crítica social y política, donde la infancia rural se inserta en
un contexto de lucha, supervivencia y tradiciones profundas que influyen en la
formación de los niños.
Gurí
contribuye a afianzar a Javier de Viana como uno de los principales narradores
del Uruguay rural y gauchesco, con un dominio particular para captar la esencia
y complejidad de la vida en el campo a través de la mirada infantil.
En el año 1904, Javier de
Viana se involucró activamente en la insurrección armada del Partido Blanco
contra el gobierno colorado de José Batlle y Ordóñez, conocida como la
Revolución de 1904, la última guerra civil significativa en Uruguay.
Esta insurrección fue un intento de los
blancos para recuperar el control político y defender sus intereses frente a
las reformas y el creciente poder del partido colorado.
Durante la Revolución de 1904,
Viana participó como combatiente en las filas blancas, combatiendo en un
conflicto prolongado y sangriento que duró varios meses y movilizó a miles de
personas.
Sin embargo, fue capturado por
las fuerzas gubernamentales durante la contienda.
Pese a estar prisionero, logró
escapar y se exilió en Buenos Aires, Argentina, donde permaneció varios años.
Este exilio le permitió
continuar su carrera literaria, aunque marcado por la experiencia política y
militar vivida.
El período en Buenos Aires fue
económicamente difícil para Viana, pero fue muy productivo desde el punto de
vista literario, publicando varios de sus relatos más reconocidos en revistas y
periódicos argentinos.
La participación de Javier de
Viana en la Revolución de 1904 no solo fue un episodio político relevante, sino
que influyó profundamente en su obra literaria y en su compromiso con las
causas del Partido Blanco y las tradiciones del campo uruguayo.
Este hecho marcó un antes y un
después en su vida, definiendo su identidad como escritor comprometido con los
valores rurales y nacionales desde una perspectiva crítica y apasionada
Entre los años 1910 a 1912 publica
varias recopilaciones de relatos:
Macachines (1910)
Leña seca (1911)
Yuyos (1912).
En 1918, Javier de Viana
regresó a Uruguay luego de pasar varios años en exilio en Buenos Aires, donde
había sufrido penurias económicas, pero había continuado desarrollando su
carrera literaria publicando en diversas revistas y periódicos.
Al volver a Montevideo, se reinsertó en la
vida cultural y política del país, trabajando como periodista para varias
publicaciones, destacándose especialmente en el diario El País, uno de los
medios más influyentes de la época.
Este retorno al país coincidió con un Uruguay que había avanzado institucionalmente y socialmente, con nuevas leyes laborales, el fortalecimiento de las instituciones públicas y importantes cambios económicos y sociales que transformaban la vida nacional.
Durante esos años finales en
Uruguay, vivió en una casa sencilla en el pueblo de La Paz (Canelones), donde
desarrolló sus obras literarias y continuó su actividad política hasta su
muerte en 1926.
Entre los años 1919 a 1920
publica
Cardos, Abrojos, Sobre el
recado (1919)
Bichitos de luz y Ranchos:
costumbres del campo (1920).
Desde esa posición, continuó representando los intereses rurales y defendiendo los valores vinculados al campo y al Partido Nacional, compromiso que lo acompañó durante toda su vida.
En 1925, Javier de Viana
publicó La biblia gaucha, considerada una recopilación y culminación de su
extensa exploración literaria del mundo rural uruguayo y la vida del gaucho.
Esta obra es una especie de
compendio que recoge cuentos, tradiciones y relatos que reflejan profundamente
las costumbres, la religiosidad popular, la cultura y el entorno social del
campo y la campaña del Uruguay.
La biblia gaucha es mucho más
que una simple antología: representa una síntesis del universo rural que Viana
había ido describiendo a lo largo de sus obras anteriores, desde Campo (1896)
hasta Gurí (1901) y Gaucha (1899).
En ella se conjugan los
elementos culturales, históricos y literarios que revelan la complejidad de la
identidad rural uruguaya, especialmente la de los gauchos como símbolos de
resistencia, tradición y arraigo.
La recopilación aborda temas
como la lucha por la tierra, las rivalidades políticas, la vida cotidiana, las
leyendas y la religiosidad folclórica.
Por su naturaleza integradora,
La biblia gaucha se considera una obra fundamental dentro de la
literatura gauchesca, pues sintetiza el mundo rural de forma integral, desde la
óptica de quien fue uno de los máximos exponentes en la literatura del interior
del país.
Publicada pocos años antes de
la muerte de Viana, esta obra representa también su legado final y la
consolidación de un estilo narrativo que influyó notablemente en la literatura
uruguaya y del Río de la Plata
Fallece el 5 de octubre de 1956
en La Paz, Canelones (algunas fuentes marcan Montevideo como lugar de muerte),
dejando un legado fundamental en la narrativa rural, realista y gauchesca del
Uruguay moderno.
HOMENAJES
Tras su fallecimiento en 1926,
Javier de Viana ha sido objeto de diversos homenajes póstumos en Uruguay para
mantener vivo su recuerdo y valorar su aporte a la literatura y a la cultura
nacional. Algunos de los homenajes y reconocimientos más destacados incluyen:
Busto y Placa en Canelones:
En la ciudad de Canelones,
lugar de nacimiento de Viana, se inauguró un busto de bronce en su honor en la
plazoleta Néstor Amaro, acompañado de una placa conmemorativa en el lugar donde
estuvo su casa.
Este homenaje fue realizado en 1982, en el
marco de un acto oficial de reconocimiento a su figura literaria y cultural.
Biblioteca Javier de Viana:
En Montevideo existe una
biblioteca pública que lleva su nombre, preservando y difundiendo su obra y
promoviendo actividades culturales vinculadas a la literatura y el fomento de
la lectura.
Esta biblioteca funciona como
centro cultural y punto de referencia para el estudio de su legado.
Publicaciones Póstumas y
Ediciones:
Se publicaron y republicaron
numerosas ediciones de sus obras clásicas, muchas de ellas con prólogos y
estudios críticos que revalorizaron su contribución a la literatura rural,
gauchesca y nacional.
Estas reediciones han ayudado
a que su obra se mantenga vigente en el tiempo.
Reconocimiento en el Ámbito
Académico y Literario:
Escritores, historiadores y académicos uruguayos
han destacado la importancia de Javier de Viana en la consolidación del
realismo literario en Uruguay y su papel como cronista y defensor de la cultura
del interior del país.
Su obra forma parte del canon
literario nacional y se estudia en escuelas y universidades.
Homenajes en Fechas
Conmemorativas:
Cada 5 de agosto, día de su
nacimiento, se realizan actos, lecturas y celebraciones literarias para
recordar su vida y obra, tanto en su Canelones natal como en Montevideo y otras
ciudades.
El legado que Javier de Viana dejó y que perdura hasta el día de hoy es fundamental para la literatura y la identidad cultural uruguaya.
Fue uno de los precursores del realismo y
naturalismo en la narrativa rioplatense y un destacado representante de la
literatura gauchesca, adulto a través de sus obras la vida rural y las
costumbres del campo con una mirada profunda, realista y sin idealizaciones.
A través de cuentos, novelas y relatos, Viana capturó la esencia del gaucho, el campesino, y la vida en el interior, con un fuerte arraigo en la identidad nacional.
Hoy, sus textos forman parte del canon literario uruguayo y son estudiados en escuelas y universidades, sirviendo como una ventana para entender la cultura y la historia rural del país. Su estilo, que combina un lenguaje coloquial y criollo con técnicas literarias modernas para la época, influyó en posteriores generaciones de escritores.
Su legado cultural también se mantiene vivo en homenajes como bibliotecas que llevan su nombre, monumentos y festivales literarios.
Es reconocido no solo por su valor literario sino también por su contribución a la construcción de la identidad nacional y la valoración del mundo rural como base esencial de la sociedad uruguaya.
FUENTES
https://es.wikipedia.org/wiki/Javier_de_Viana
https://vidaiconica.com/biografia-de-javier-de-viana/
https://www.imcanelones.gub.uy/disfrutamos/lugares/javier-viana-1868-1926
http://www.rettalibros.com/shop/catalogs/show_material_details/4361
https://bibliotecacentralsecundaria.edu.uy/pmb/opac_css/index.php?lvl=author_see&id=1808
https://letras-uruguay.espaciolatino.com/bula_piriz_roberto/javier_de_viana.htm
https://brecha.com.uy/viana-y-sanchez/
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