Un episodio de fiebre amarilla en Buenos Aires
La obra seguramente está inspirada en un hecho ocurrido durante la tragedia de la epidemia de fiebre amarilla en Bs As, probablemente el 17 de marzo de 1871, en la calle Balcarce.
En él vemos a una mujer (Ana Bristani), muerta de fiebre, tendida en el suelo de un convento. Su hijo, un bebé de pocos meses, busca el pecho de su madre. A la derecha, sobre una cama, está el cadáver del sacerdote. La puerta de la sala está abierta y al entrar por ella se puede ver: el Dr. Roque Pérez (en el centro) y el Dr. Manuel Argerich (a su derecha), integrantes de la comisión popular y que luego también morirían víctimas de la fiebre.
Esta famosa imagen se convirtió en un emotivo homenaje a quienes dieron su vida tratando de salvar la vida de los demás.
“Un episodio de Fiebre Amarilla en Buenos Aires” fue exhibida en el foyer del Teatro Colón de Buenos Aires, recibiendo la visita de multitud de visitantes.
“Un episodio de Fiebre Amarilla en Buenos Aires” fue exhibida en el foyer del Teatro Colón de Buenos Aires, recibiendo la visita de multitud de visitantes.
Dos años más tarde fue seleccionado para la Exposición Internacional de Viena.
Actualmente esta obra pertenece a nuestra colección nacional, y se encuentra en el MNAV (Museo Nacional de Artes Visuales) de Montevideo, ubicado en Tomas Giribaldi y Julio Herrera y Reissig,
http://conectaarte.blogspot.com
Actualmente esta obra pertenece a nuestra colección nacional, y se encuentra en el MNAV (Museo Nacional de Artes Visuales) de Montevideo, ubicado en Tomas Giribaldi y Julio Herrera y Reissig,
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VOMITO NEGRO
(Historia de la fiebre amarilla, en Buenos Aires en 1871)
por Diego Howlin
En enero de 1871 se inició la epidemia de fiebre amarilla, que en sus seis meses de duración dejó un saldo de 14.000 víctimas entre la población de la ciudad de Buenos Aires, estimada entonces en unos 190.000 habitantes. La tragedia convulsionó al país y en esos momentos se apreciaron gestos de heroísmo, cobardía y discriminación, levantando en definitiva el sentimiento de unidad que identificó, de alguna manera, al pueblo argentino ante el drama que diezmó a Buenos Aires y en menor medida a la ciudad. de Corrientes, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868 a 1874). Fueron momentos cruciales, pues aún se sentía en el ambiente la impresión que causó el asesinato de Urquiza (11 de abril de 1870), el levantamiento de Entre Ríos y la conclusión de la guerra con Paraguay (Guerra de la Triple Alianza).
Y no era la primera vez que el flagelo se hacía sentir, pues en 1852, 1858 y 1870 había asaltado la ciudad rioplatense, aunque con menos agresividad, como profecía de alerta. La confusión en la ciudad de Buenos Aires ha sido muy bien descrita por las crónicas de La Nación y La República entre otras; han dejado un valioso testimonio de aquellos siniestros días.
El descubrimiento del Dr. aún no se conocía. Carlos J. Finlay, y las condiciones higiénicas no eran las más deseables en la ciudad; de ahí que el espectro epidémico pudiera convertirse en presa fácil para la población, situación que la ciencia tuvo que contemplar con la mayor resignación e inacción. Recientemente, el sabio médico cubano Carlos J. Finlay emitió el 14 de agosto de 1881 su tesis de que la fiebre amarilla es transmitida por un mosquito que lleva el contagio de los individuos infectados a los receptores no inmunes.
El censo nacional de 1869, realizado bajo la presidencia de Sarmiento, determinó que Buenos Aires tenía 177.787 habitantes, dentro de un total de 1.830.214 para todo el país. La población extranjera en Buenos Aires fue de 88.126 personas, contra un total de 89.661 argentinos y se clasificó de la siguiente manera: italianos 44.233; españoles 14.609; francés 14.180; uruguayos 6.177; Inglés 3.174; alemanes 2.070; suizo 1401; portugués 798; brasileños 733; norteamericanos 611; paraguayos 606; austriacos 544; chilenos 471; belgas 163; bolivianos y peruanos 151, varios 2.297.
La ciudad luchó por la terminación del suministro de agua corriente y la disposición adecuada de los residuos urbanos.
Estaba sembrado de pozos negros que contaminaban las primeras capas de agua, las cisternas eran los receptáculos habituales de las impurezas. Aunque las estadísticas no lo recuerdan, la fecha de inicio de la epidemia es el 27 de enero de 1871, con tres casos identificados por el Consejo de Salud Pública de San Telmo.
Precisamente, el brote se propagó desde este sector del Bajo, un barrio poblado por conventos de inmigrantes, y se extendió a la zona norte. El 2 de marzo de 1871 se abolieron los bailes de disfraces[2] y el 3 se cerraron las escuelas y la Universidad.
Se construyeron enfermerías como la de San Roque, ubicada entre las calles 24 de Noviembre, México, Caridad y Venezuela, dependiente del Hospital General de Hombres, y otras salas de urgencias para el alojamiento de los enfermos, inaugurándose también en esa vez el Cementerio del Sud (actual Parque Ameghino).
La crisis permaneció estacionaria hasta el 16 de abril, luego comenzó a decaer, siendo el período más intenso entre el 27 de marzo y el 13 de abril.
El total de fallecidos llegó a 13.614, según datos del diario La República y del Boletín de la Epidemia editado por Mardoqueo Navarro[3]. El 13 de abril se registraron 501 muertes, lo que generó pánico.
El 16 de abril, el Boletín difundió la siguiente nota: “Negocios cerrados, calles desiertas, médicos desaparecidos, muertos sin auxilio, huid si podéis, heroísmo de la comisión popular”.
La estampa de Navarro apareció entre marzo y mayo y se complementó con un suplemento llamado "Marcha de la Epidemia", que abarcó 16 números.
Todas estas publicaciones tenían el propósito de difundir las medidas para contrarrestar el mal, consignando las disposiciones oficiales y los consejos de muchos practicantes.
El 14 de marzo de 1871 se constituye la Comisión Popular, que actuaría en paralelo con las autoridades municipales, integrada por José Roque Pérez (Presidente); Héctor F. Varela (vicepresidente); Mariano Billinghurst, Emilio Onrubia y Matías Behety (secretarios) "... Cuando tantos huyen - dijo Evaristo Carriego - que hasta hay algunos que se quedan en el lugar del peligro ayudando a los que no pueden asistir regularmente".
Tampoco podemos olvidar que a medida que aumentaba el número de víctimas, algunos miembros de la Comisión Popular recorrían los barrios como ángeles vengadores, como un segundo flagelo, arrojando a la calle a todos los habitantes de los edificios donde aparecía el terrible mal.
Encargados especialmente de la misión estuvieron Juan Carlos Gómez, Domingo Cesar, Manuel Argerich y León Paredes. Habilitada para el transporte de cadáveres, la locomotora "La Porteña" partía diariamente desde la calle Centro América y Corrientes, con rumbo al cementerio de la Chacarita, llevando su lúgubre carga.
Superado el caos, el fervor de Buenos Aires se tornó agradecido a quienes con abnegación y desinterés se destacaron por su alta misión humana y espiritual, fundando el 21 de junio de 1871 la primera Orden de Caballería Argentina - Cruz de Hierro de Caballeros de la Orden de los Mártires - otorgado a aquellos que contribuyeron a la ayuda de los afectados por el brote epidémico.
Superado el caos, el fervor de Buenos Aires se tornó agradecido a quienes con abnegación y desinterés se destacaron por su alta misión humana y espiritual, fundando el 21 de junio de 1871 la primera Orden de Caballería Argentina - Cruz de Hierro de Caballeros de la Orden de los Mártires - otorgado a aquellos que contribuyeron a la ayuda de los afectados por el brote epidémico.
El pintor uruguayo Juan Manual Blanes ejecutó un cuadro muy famoso en la época, un homenaje a Roque Pérez y Manual Argerich, que murieron gloriosamente después de ayudar a tantos enfermos... Otras víctimas famosas, por así decirlo, también cayeron cumpliendo con su deber, Francisco Javier Muñiz, Adolfo Señorans y el Padre Fahy.
Después de la tormenta, la calma renació sobre la pobre Buenos Aires. Se impulsaron las obras de saneamiento dirigidas por Coghlan y Batemann, se difundieron las doctrinas de nuestros más grandes higienistas y la impronta de aquel nefasto episodio fue desapareciendo poco a poco tras ser olvidada y resignada.
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