De Raíces
Paganas a
Tradiciones
Modernas
El árbol de Navidad tiene raíces en diversas tradiciones y culturas paganas que celebraban festividades relacionadas con el solsticio de invierno. Aunque no hay una única fuente definitiva que explique su origen, se cree que el árbol de Navidad tiene influencias de antiguas prácticas paganas que celebraban el renacimiento, la vida y la luz durante el periodo invernal.
Antecedentes paganos:
La costumbre de decorar árboles en invierno
tiene sus raíces en prácticas paganas. En muchas culturas antiguas, se veneraba
a árboles perennes, como el abeto, como símbolos de la vida eterna, la
fertilidad y la resistencia ante el frío invernal.
Muchas culturas paganas celebraban el solsticio de invierno como un momento simbólico de renovación y el regreso de la luz. La idea era que, aunque los días eran cortos y oscuros, a partir de ese momento, los días serían ha más largos y la luz reencuentro.
En algunas culturas, se adoraban o veneraban árboles como símbolos de la vida eterna. Se creía que los árboles, especialmente los perennes, simbolizaban la renovación y la resistencia ante las estaciones cambiantes.
En lugar de celebrar el solsticio de invierno, los egipcios tenían festivales y rituales relacionados con eventos como el Año Nuevo, que estaba vinculado a la crecida anual del Nilo. Uno de los festivales más importantes era el festival de la inundación, conocido como el festival de Opet, que celebraba la renovación y fertilidad asociada con las crecidas del río.
Tertuliano
Muchos de los primeros
cristianos eran hostiles a estas prácticas. Por ejemplo, es famosa la
exhortación de Tertuliano que condenó a los cristianos que celebraban las
fiestas de invierno o decoraban sus casas con ramas de laurel en honor al
emperador. Al respecto dijo:
“Aquellos sobre quienes los
fuegos del infierno son inminentes, pongan en sus postes laureles condenados a
arder ahora: para ellos son adecuados los testimonios de las tinieblas y los
presagios de sus castigos. Tú eres una luz del mundo, y un árbol para siempre
verde. Si has renunciado a los templos, no hagas de tu propia puerta un templo.”
En la antigua Roma en el festival de Saturnalia, que se celebraba alrededor del solsticio de invierno, se intercambiaban regalos y se adornaban las casas con ramas verdes.
El
fenómeno del solsticio de invierno se puede admirar en las sorprendentes zonas
arqueológicas del mundo maya
Los mayas tenían un profundo conocimiento de la astronomía y celebraban el solsticio de invierno.
En la ciudad maya de Copán, en Honduras, hay un estela conocida como "Estela 63" que tiene inscripciones relacionadas con el solsticio de invierno.
Los mayas también erigieron estructuras arquitectónicas, como las
pirámides de Chichen Itzá, que están alineadas de manera que la luz del sol
durante el solsticio de invierno produce sombras que parecen descender por la
escalinata de la pirámide, creando un efecto visual impresionante.
Las tribus indígenas en el suroeste de los Estados Unidos, como los Hopi y los Pueblo, tenían ceremonias y rituales durante el solsticio de invierno. Estos eventos estaban conectados con la agricultura y marcaban la renovación y el ciclo de la vida.
Tribus como los Iroqueses y los Sioux también tenían ceremonias asociadas con el solsticio de invierno. Estas ceremonias a menudo incluían danzas, cantos y rituales espirituales destinados a honrar la naturaleza y a buscar la renovación.
Estos rituales y celebraciones estaban profundamente arraigados en las creencias espirituales y en la conexión con la naturaleza de estas culturas. Celebraban el cambio de estaciones, la renovación de la vida y la importancia de eventos astronómicos en sus vidas cotidianas.
Influencia cristiana:
El cristianismo adoptó y
transformó estas tradiciones paganas ante la imposibilidad de erradicarlas.
La tradición del árbol de Navidad tal como la conocemos hoy en día está relacionada con la celebración cristiana del nacimiento de Jesucristo.
Se cree que en la Europa medieval, los
cristianos adoptaron la costumbre de decorar árboles como parte de las
festividades navideñas.
Aunque inicialmente hubo resistencia en algunos sectores cristianos debido a las asociaciones paganas, la tradición del árbol de Navidad se fue integrando en las celebraciones navideñas cristianas.
Durante la Edad Media en Europa, se realizaban
representaciones teatrales llamadas "misterios" que representaban la
historia bíblica desde la creación hasta la redención, y a menudo incluían un
árbol de Paraíso decorado con manzanas.
Un misionero llamado Bonifacio taló un árbol ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto, un árbol de paz que "representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes" y porque su copa "señala al cielo”.
A partir de entonces se empezaron a talar abetos durante la Navidad, y por algún extraño motivo se colgaron de los techos.
Imagen
que muestra a Martín Lutero, a su familia y a algunos allegados junto a un
árbol de Navidad.
Se atribuye al reformador alemán Martín Lutero la introducción de luces en el árbol de Navidad.
Según la leyenda, mientras caminaba por el bosque en una noche estrellada, quedó impresionado por la belleza de los árboles cubiertos de nieve y las estrellas brillando a través de las ramas.
Al llegar a casa, colocó velas encendidas en
un árbol para compartir esa experiencia con su familia.
Una costumbre del Príncipe Alberto
Según la leyenda popular, el príncipe Alberto, que era de origen alemán, introdujo la tradición del árbol de Navidad en la familia real británica.
En 1841, el príncipe Alberto organizó la primera Navidad de la familia real en el Castillo de Windsor, y se dice que colocó un árbol de Navidad en el salón principal, decorado con luces, velas, dulces y juguetes.
La reina Victoria quedó encantada con la idea, y la
costumbre se extendió rápidamente entre la aristocracia y, posteriormente,
entre la población en general.
La ilustración en Illustrated London News en 1848 mostraba a la familia real alrededor de su árbol de Navidad, y esta imagen ayudó a popularizar la tradición en todo el país. La reina Victoria y el príncipe Alberto se convirtieron en modelos a seguir, y la costumbre del árbol de Navidad se extendió a otras partes del mundo a medida que se conocía la historia.
El impacto de la reina Victoria y el príncipe Alberto en la adopción de la tradición del árbol de Navidad contribuyó significativamente a su popularidad y aceptación en el Reino Unido y, eventualmente, en otras partes del mundo occidental.
Expansión y popularidad:
A lo largo de los siglos, la costumbre de decorar árboles de Navidad se difundió por Europa y luego llegó a América del Norte. A medida que las comunidades inmigrantes llevaron consigo sus tradiciones, el árbol de Navidad se convirtió en una práctica arraigada en muchas culturas occidentales.
Con el tiempo, la tradición del árbol de Navidad se ha vuelto más comercializada y globalizada.
Hoy en día, el árbol de Navidad es una tradición ampliamente adoptada en todo el mundo, con variaciones en la forma de celebrarlo según las costumbres locales y las preferencias personales.
La decoración del árbol, el intercambio de regalos debajo de él y otros rituales asociados han evolucionado a lo largo del tiempo, pero la presencia del árbol sigue siendo un elemento central en las festividades navideñas.
La decoración de árboles de Navidad se ha convertido en una parte central de las celebraciones navideñas en muchas partes del mundo, independientemente de la afiliación religiosa.
Actualmente dos ciudades bálticas se disputan el mérito de haber erigido por primera vez un árbol de Navidad en una plaza pública: Tallin (Estonia) en 1441 y Riga (Letonia) en 1510.
ARBOLES FAMOSOS
Rockefeller Center, Nueva York
Miles
de personas llegan hasta la ciudad de Nueva York para pasar la Navidad, ya que
hay miles de actividades por hacer. El primer destino imperdible es el Rockefeller
Center, el cual cuenta con un árbol inmenso decorado con miles de luces y con
una estrella de tres metros de altura hecha de cristales Swarovski. Además, en
el mismo punto se encuentra una pista de patinaje donde adultos y niños se
podrán divertir. (Foto: Shutterstock)
Árbol de Navidad del Hotel Claridge's de Londres
Árbol
de Navidad de El Vaticano | Pxfuel
Jerome
Dorkel / Strasbourg Eurometropole, cortesía de Estrasburgo Capital de la
Navidad
El
árbol navideño de Budapest
Está
frente a la basílica de San Esteban. Este es uno de los árbol más bonitos de
Europa, el cual se caracteriza por presentar miles de luces y adornos navideños
de ensueño que logran embellecer las calles de la capital de Hungría. (Foto:
Shutterstock)
El
árbol de Navidad de la Puerta del Sol en Madrid
Más de
dos centenares de vías de Madrid cuentan con iluminaciones especiales. La
gigantesca bola de doce metros de diámetro en el cruce de Gran Vía y la calle
de Alcalá, con 43.000 luces, y el árbol de la Puerta del Sol son solo algunos
de sus encantos navideños. El árbol de luces del centro madrileño es la
decoración más famosa y fotografiada de la capital española.
El árbol de Navidad de Vilna, Lituania
Se
ubica en Lituania, en especifico, en la Ciudad Vieja de Vilna. Las personas que
lleguen hasta la plaza principal se sorprenderán con su árbol navideño, el cual
se ha caracterizado por tener una estructura metálica con veinte metros de
altura y cinco kilómetros de luces. (Foto: Shutterstock)
Gubbio, Italia -El árbol navideño italiano ganó un Récord Guinness en 1991 por ser el árbol más grande del mundo. Este se ubica en las laderas del Monte Ingino y sorprende con sus 650 metros. Además, está decorado con miles de luces coloridas y se puede ver desde cualquier parte del pueblo. (Foto: Shutterstock)
FUENTES
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