Pío Baroja y Nessi nació en la calle de Oquendo, de San Sebastián, el 28 de diciembre de 1872.
Pío
Baroja, tercera fila, cuarto lugar, en el colegio Huarte de Pamplona
Había asistido con sus hermanos a las clases del Instituto, y sobre todo reñido y correteado por las murallas.
No sabemos si había ya escrito alguna cuartilla, pero sí que había leído el Robinsón Crusoe de Daniel Defoe y las obras de Julio Verne y Thomas Mayne Reid, y había soñado ya con aenturas maravillosas junto al río Arga o subido a un árbol de la Taconera.
Pío Baroja fue, por lo general, un pésimo estudiante, estuvo siempre mucho más interesado en las novelas que en los libros de texto.
Su carácter arisco y rebelde le perjudicó también en gran
manera, pues acabó riñendo con algunos de sus profesores y no despertó
simpatías en ninguno.
Aparte de esto, pasó toda su juventud entre dudas, nunca supo bien qué carrera le gustaba estudiar, en verdad, no le interesaba ninguna.
Sólo las letras le atraían, pero tampoco en las letras veía clara su vocación. Antes de ir a Valencia había empezado algunos cuentos, artículos, tal vez una novela, pero lo rompió todo o lo dejó olvidado.
Sus fracasos de estudiante, como es fácil suponer, se debieron más a falta de interés que de talento. Pocos escritores ha habido de vocación más segura y que se moviese más inseguro, con más dudas sobre su vocación, y aún mucho después, escrita ya buena parte de su obra, se preguntaba si sería verdaderamente escritor.
Cuando abandonó Pamplona, Baroja tenía catorce años cumplidos.
Al trasladarse su familia a Valencia, acabó allí su carrera universitaria en 1891.
Se doctoró en
Madrid en 1894 con una tesis sobre el dolor:
El dolor: Estudio Psicofísico .
Ese mismo año asumió el cargo de médico en Cestona. Aunque sólo pasó un año en Cestona, fue decisivo en su vida como escritor. De estas experiencias nacería su primer libro, Vidas sombrías .
Se fue de allí asqueado del pueblo, del médico y hasta de los enfermos, cuando menos de algunos de éstos, y se trasladó a San Sebastián, donde estaba en aquel momento la familia. Permaneció algún tiempo en San Sebastián, y de allí salió para Madrid.
En la capital estaba su hermano Ricardo, que, también sin empleo, se ocupaba en un negocio de pan de una tía de ellos que había quedado viuda.
Ricardo le había
escrito a su hermano que estaba cansado del negocio y que iba a dejarlo. Baroja
vio el cielo abierto ante él, y sin vacilar un instante escribió a su hermano
que iba a Madrid, con la intención de ocuparse de aquel negocio.
De este modo se vio convertido en dueño de un comercio de pan, sobre lo cual se le gastarían después tantas bromas que le irritarían de tantas maneras, sin contar los disgustos que se derivarían para él de la marcha del negocio. «Es un escritor de mucha miga, Baroja» — dijo de él Rubén Darío a un periodista. A lo cual respondió el escritor: «También Darío es escritor de mucha pluma: se nota que es indio».
En Madrid, no obstante, había algo para él que estaba por encima de la vulgaridad del oficio y de las burlas que se le pudiesen gastar.
Allí podría, en efecto, reanudar los contactos con sus antiguos amigos, frecuentar los medios literarios, ponerse, en realidad, en contacto con su vida, volver de un modo o de otro a aquello que cada vez con mayor certeza sentía que era su vocación.
La tahona, funcionó a los tumbos, porque ninguno de ellos se ocupaba seriamente de ella.
Puede decirse que en su primera obra estaba ya en germen toda su obra futura.
"Vidas sombrías" constituyó un éxito, un éxito del que el propio autor se sintió sin duda asombrado; de su libro se ocuparon con elogio Azorín, Galdós y sobre todo Unamuno, que se entusiasmó con él, especialmente de uno de los cuentos, "Mary-Belche", y quiso conocer a su autor.
Baroja se presentó para concejal en Madrid, y más adelante para diputado por Fraga.
Estas tentativas, constituyeron dos rotundos fracasos.
Se retiró sin problemas de la política y volvió al camino de las letras del que nunca habría ya de apartarse
A Italia, de donde procedía la familia de su madre, volverá un año después. Pío Baroja, que tuvo siempre especial preocupación por los factores étnicos, daba mucha importancia a los antecedentes biológicos familiares en la conformación del carácter. Así, escribe: "Yo soy, por mis antecedentes, una mezcla de vasco y de lombardo: siete octavos de vasco por uno de lombardo.
Acumuló una impresionante biblioteca especializada en ocultismo, brujería e historia del siglo XIX, que instaló en un viejo caserío que se compró en Vera de Bidasoa y restauró con gran gusto, convirtiéndolo en el famoso caserío de «Itzea», donde pasaba los veranos con su familia.
Pío Baroja vivió en el Caserío Itzea en Vera de Bidasoa, Navarra, a partir de 1912.
La casa fue comprada por Baroja y su familia, y en ella desarrollaron gran parte de su obra. Baroja pasaba los veranos con su familia en este caserío, que había sido restaurado por él mismo, convirtiéndolo en un lugar emblemático para el escritor.
La casa
Itzea es un punto de interés para los seguidores de la obra de Baroja, y se ha
convertido en un lugar de peregrinación para los amantes de su literatura
En estos años continúa dando conferencias en distintas ciudades (Bilbao, Barcelona, San Sebastián), escribiendo en los periódicos y viajando.
Con la llegada de la República en 1931, el rebelde Baroja no sintió en modo alguno entusiasmo, como no lo sentiría nunca por ninguna de las formas políticas organizadas. Este hecho le distanció de su amigo José Ortega y Gasset, el principal impulsor, junto con Marañón y Pérez de Ayala, de la "Agrupación al Servicio de la República".
Pío Barojas se había manifestado muy claramente sus ideas políticas. El oficial del Ejército que al reconocerle, le liberó de aquel incidente con los requetés, acudiría en 1956, siendo general, y vestido de uniforme militar, al entierro del novelista.
Durante la mayor parte de la guerra vivió en París, en el colegio de España de la Ciudad Universitaria. Escribió en ese tiempo muchos artículos para "La Nación" de Buenos Aires. Las circunstancias de la guerra, con la destrucción de la casa familiar en Madrid, hace que su cuñado, Rafael Caro Raggio, arruinado y enfermo, sufra una grave quiebra de salud.
Pío Baroja vivió en la casa del Número 12 de la calle Ruiz
de Alarcón, en Madrid, desde 1940 hasta su fallecimiento en 1956.
En 1943 fallece su cuñado Caro Raggio.
En 1949 muere su hermana Carmen
En 1953 muere su hermano Ricardo.
La vida de Pío Baroja en este periodo queda reflejada en el mismo título del libro de su sobrino Pío Caro Baroja: La soledad de Pío Baroja, editado en México.
Julio Caro Baroja ha hecho distintos retratos de su tío a su vez, fundamentalmente en su libro Los Baroja.
También el escritor norteamericano John Dos Passos declaró su admiración y su deuda con el escritor.
Pío Baroja afirmaba que la novela era una especie de cajón de sastre en el que todo cabía; que no era necesario un planteamiento previo, sino que lo más importante era la naturalidad conseguida mediante la espontaneidad a la hora de escribir.
Esta es la impresión superficial que producen muchas de sus novelas: episodios y acontecimientos puestos unos detrás de otros, anécdotas, divagaciones y digresiones, multitud de personajes ocasionales.
Haciendo un estudio más atento, no era tan espontáneo como él afirmaba; sí se preocupaba de la construcción narrativa y en general sus novelas tienen una sutil línea estructural, de características muy sui generis.
Los personajes, los protagonistas, sobria pero certeramente delineados, suelen ser seres marginales o enfrentados a la sociedad, a veces, cargados de frustración y otras lanzados a la acción.
Las novelas de Baroja cuentan con una multitud de personajes secundarios, apenas caracterizados, que entran y salen sin previo aviso, pero que aportan con su presencia la misma impresión de variedad que se encuentra en la vida.
Se le ha criticado su estilo, a veces desaliñado o descuidado e incluso incorrecto.
Pío Baroja fue el más importante novelista contemporáneo por sus extraordinarias dotes de narrador. Su influencia posterior ha sido enorme y los novelistas de la posguerra siempre le reconocieron como su maestro.
Hay que destacar las distintas trilogías:
- Tierra Vasca formada por La casa de Aizgorri(1900), el Mayorazgo de Labraz (1903)y Zalacaín el aventurero(1909) Esta última es un ejemplo de la novel de acción de Baroja. Narra, animada y ágilmente, la vida del vasco Martín Zalacaín: su infancia y aprendizaje para la vida, las trepidantes aventuras de contrabandista, su antagonismo con Carlos Ohando, el amor y la muerte trágica, todavía joven, y el halo de héroe popular creado en torno suyo.
- La raza: A ella pertenece El árbol de la ciencia, La dama errante y La ciudad de la niebla.
El árbol de la ciencia es una novela típicamente noventayochista, en cuanto que refleja la crisis existencialista vital del inadaptado protagonista, Andrés Hurtado, sus disquisiciones pesimistas, las dolorosas experiencias que le conducen al suicidio, le dan pie a Baroja para realizar una feroz crítica de la sociedad española de su tiempo. En esta novela hay abundantes aspectos de la vida del propio Baroja.
Busto a Pío Baroja en el Museo San Telmo (Donostia -San Sebastián)
Pío Baroja óleo de Joaquín Sorolla
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