EL PADRE DE LA GEOLOGIA
Se trata de acercar algunos de estos saberes provocando ansias de conocer, dado que el valor de la educación científica es la calidad de la experiencia más que la cantidad.
El ciudadano/a de hoy debe tener acceso a herramientas intelectuales que, permitiéndole situar histórica, política, social y culturalmente los saberes científicos, lo habiliten para encarar críticamente las afirmaciones de las ciencias con las que a diario se enfrenta en los medios de comunicación.
El carácter histórico de la ciencia da una idea de dinamismo. Los marcos ideológicos que fundamentan largos períodos del conocimiento, sufren procesos de cambio.
La idea de historicidad de la ciencia deja sin efecto que se la conciba como algo definitivo. La ciencia es perfectible no construye verdades absolutas, sino que el tiempo histórico incide en los ritmos de cambio."
Programa de Educación Inicial y Primaria - año 2008- Área del Conocimiento de la Naturaleza - Hitos Científicos - pág 85 - Charles Lyell
El padre de Charlesl fue conocido como botánico, la planta Lyellia debe a él su nombre.
También fue conocido como el traductor de la obra Vita Nuova de Dante.
Charles Lyell se interesó desde muy joven, por el estudio de la naturaleza, en especial hacia la entomología. Charles pasó gran parte de su niñez en Bartley Lodge en New Forest, Inglaterra, donde su familia se trasladó al poco de su nacimiento. Era una casa de campo, donde su interés en el mundo natural fue creciendo.
En 1819 fue elegido miembro de la Linnean Geological Societies, comunicando su primera publicación a dicha sociedad en 1822, “On a Recent Formation of Freshwater Limestone in Forfarshire” (“sobre una formación reciente de la piedra caliza de agua dulce en Forfarshire”).
Fue nombrado uno de los secretarios honorarios en 1823.
En ese año se marchó a Francia, conociendo a Cuvier, Humboldt y otros hombres de ciencia.
En 1826 fue elegido miembro de la Royal Society, la cual años más tarde le condecoraría con las medallas reales.
En 1827 abandonó de forma oficial la profesión de abogado y se dedicó a la geología.
En 1832, Lyle se casó a Maria Horner de Bonn, hija de Leonard Horner (1785-1864), también asociada a la Sociedad geológica de Londres.
Los nuevos esposos pasaron su luna de miel en Suiza e Italia en un viaje haciendo un estudio geológico del área.
Durante la década de 1840, él viajó a Estados Unidos y Canadá, y escribió dos libros populares de sus viajes y de geología: Recorridos en Norteamérica (1845) y Una segunda visita a los Estados Unidos (1849).
Después del Gran incendio de Chicago, Lyell fue uno de los primeros en donar los libros a la Biblioteca pública de Chicago.
Entre 1830 y 1872 se publicaron once ediciones del libro "Principios de Geología". Cada nueva edición era enriquecida con nuevo material.
SU OBRA
1. Actualismo: explicación de los fenómenos pasados a partir de las mismas causas que operan en la actualidad.
2. Uniformismo: los fenómenos geológicos pasados son uniformes, excluyéndose cualquier fenómeno catastrófico.
3. Equilibrio dinámico: la historia de la Tierra se rige por un ciclo constante de creación y destrucción, de manera que los períodos geológicos son idénticos.
La teoría de la Tierra de Cuvier se desarrolló con el estudio geológico de la cuenca de París. Observó una alternancia de terrenos marinos y continentales y su interpretación fue que en el pasado habían tenido lugar periódicamente grandes inundaciones y cataclismos geológicos, que exterminaban a las especies terrestres existentes, y que iban seguidas de la aparición de nuevas especies que sustituían a las extinguidas.
En síntesis, por tanto, el catastrofismo geológico de Cuvier venía a decir que del estudio del registro geológico se desprendía que en el transcurso de la historia de la Tierra habían tenido lugar súbitas catástrofes universales, que habían actuado sobre la superficie terrestre, asolando todo a su paso y exterminando a los seres vivos existentes en ese momento. Estas revoluciones geológicas, o cambios de gran magnitud en la configuración de la Tierra, sólo podían ser explicadas por la acción repentina y violenta de fuerzas de una naturaleza devastadora y por procesos de carácter fuera de lo normal, que no se daban en el presente. Por tanto, como en la actualidad no tenían lugar tales cataclismos universales, había que considerar que en el pasado las causas que habían provocado los cambios geológicos habían sido diferentes, tanto en su naturaleza como en su intensidad, de las que operaban en el presente. Posteriormente, después de cada catástrofe, la Tierra se había poblado con nuevos organismos, fuera de nuevas creaciones o por emigración desde otras áreas geográficas. La última de estas catástrofes, que se recogía en las tradiciones de la mayoría de los pueblos, había sido, según Cuvier, el diluvio universal de la Biblia.
La obra de Lyell, dividida en tres volúmenes, que conoció 12 ediciones hasta la muerte de su autor, dedicaba sus primeros capítulos a una historia crítica de la geología. Lyell rechazaba las explicaciones catastrofistas y las que planteaban la exacta correspondencia entre la Biblia y los datos proporcionados por la geología histórica y la paleontología, considerando que ambos planteamientos habían retrasado el progreso científico. El modelo geológico uniformista de Lyell se basaba en la acción contínua de fenómenos acuosos (factores fluviales, corrientes marinas, olas costeras, etc) e ígneos (vulcanismo, seísmos), responsables de la erosión (destrucción), el transporte y la sedimentación (formación de nuevos depósitos).
Lyell dedicó una parte de su trabajo a discutir las hipótesis progresionista del desarrollo de la vida defendida por los catastrofistas y a criticar la transmutación de las especies propuesta por Lamarck. Frente a los primeros, Lyell afirmó que la observación no confirmaba la existencia de una progresión en la manera en que habían ido apareciendo los animales sobre la Tierra. Sugería que los mamíferos, los animales más complejos desde un punto de vista orgánico, podían haber existido en el paleozoico, la era geológica más antigua, pero que sus restos aún no se habían encontrado. En contra de Lamarck, Lyell mantuvo que las especies tenían una existencia real y limitada en la naturaleza. Para él existía un equilibrio en el número de especies, de manera que la extinción de ciertas especies se veía compensada por la aparición de otras nuevas. Debía existir, por tanto, una fuerza o poder creativo y renovador, reemplazando las especies extinguidas, y que permitía que el conjunto de la fauna permaneciera uniforme o estacionario a nivel global. Años más tarde, Lyell terminaría aceptando la teoría evolucionista de Darwin.
Lyell encontró pruebas de que los valles se formaban mediante el lento proceso de la erosión, y no mediante inundaciones catastróficas.
En su honor fueron nombrados Cráter de Lyell , uno en la Luna y otro en Marte .
Charles Lyell dejó un legado
fundamental en la geología a través de su promoción y elaboración de la
doctrina del uniformitarismo, que sostiene que los procesos que han moldeado la
Tierra en el pasado son los mismos que ocurren en el presente, actuando
gradualmente a lo largo de vastos períodos de tiempo.
Este enfoque revolucionó la
geología al desplazar la visión catastrófica predominante y establecer la base
para el estudio científico moderno de la Tierra, enfatizando la observación y
el análisis sistemático de procesos geológicos.
Su obra principal, los tres
volúmenes de Principles of Geology, sentó las bases para la geología como
ciencia y aún se considera influyente para entender que la dinámica terrestre
actual puede explicar la formación y cambios en la corteza terrestre a lo largo
de millones de años.
Lyell también brindó un enfoque riguroso para la investigación de campo y ayudó a que la geología fuera accesible al público general, favoreciendo la transformación de la geología en una ciencia basada en evidencia y no en especulaciones.
Su legado se mantiene vigente
en las metodologías y conceptos modernos de geología, paleontología y ciencias
de la Tierra en general.
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