La Huella Imborrable de un Trovador
A poco de nacer, en circunstancias especiales, su madre lo "dio a criar" al matrimonio compuesto por Carlos Durán, hombre de varios oficios, y Doraisella Carbajal, por ese entonces empleada en el Consejo del Niño, pasando a ser Alfredo "Pocho" Durán.
Sus años liceales transcurrieron por el Liceo D.A. Larrañaga, el nocturno del Liceo Zorrilla, la Facultad de Humanidades.
Tiempo después, recordaría con especial afecto al que fuera su primer empleador, un tal Pachelo, que le fue presentado por uno de sus compañeros habituales de viaje en sus traslados diarios a Montevideo, durante la época liceal.
Siendo locutor radial, en su juventud ya escribe y se inicia como periodista, colaborando, entre otras publicaciones, con el semanario "Marcha". Escribe poemas y cuentos en su libro inédito "Explicaciones" gana el Premio Municipal de poesía en 1959. Mucho más tarde publicaría el libro "Por si recuerdo", conteniendo cuentos escritos en el transcurso de tres décadas. Escribió para "Ya!", en la sección "El oficio de cantor", donde expone diversos aspectos de su principal oficio, notas que continúa en el "Excelsior" de México. Más tarde escribe para "La Hora Cultural" en una sección denominada "Fábulas materialistas", donde su erudición y un humor, a veces negro, a veces límpido, ofrecía prosas muy gustadas por sus lectores.
El 29 de febrero de 1968, Alfredo Zitarrosa se casa con Nancy Marino. El 27 de enero de 1970 nace Carla Moriana, su hija mayor y el 12 de diciembre de 1973, María Serena. Sus dos hijas fueron inspiradoras de dos bellísimas canciones: Para Carla Moriana y María Serena mía.
Se adhirió al Frente Amplio de la izquierda uruguaya, lo que le valió el ostracismo y finalmente el exilio durante los años de la dictadura. Sus canciones estuvieron prohibidas en Argentina, Chile y Uruguay durante los regímenes dictatoriales que gobernaron esos países. Vivió entonces, sucesivamente, en Argentina, España y México, a partir del 9 de febrero de 1976.
Desde el principio, se estableció como una de las grandes voces del canto popular latinoamericano, con claras raíces de izquierda y folclóricas. Cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz gruesa y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico.
Se adhirió al Frente Amplio de la izquierda uruguaya, lo que le valió el ostracismo y finalmente el exilio durante los años de la dictadura. Sus canciones estuvieron prohibidas en Argentina, Chile y Uruguay durante los regímenes dictatoriales que gobernaron esos países. Vivió entonces, sucesivamente, en Argentina, España y México, a partir del 9 de febrero de 1976.
Levantada la prohibición de su música, se radicó nuevamente en Buenos Aires, donde realizó tres memorables recitales en el Estadio Obras Sanitarias los primeros días del mes de julio de 1983.
Con su muerte el Uruguay pierdió el símbolo de su canciòn en el mundo y a un luchador por la paz y la libertad, opinión compartida por sus colegas y amigos.
Fragmento de una entrevista a Alfredo Zitarrosa realizada en Madrid, España, por el periodista José Luis Izaguirre, para Radio Peninsular, en la Navidad de 1976. En ella le deja bien claro al periodista quesu nacionalidad es uruguaya y que la milonga es rioplatense con amplio arraigo en Uruguay donde se mantiene totalmente viva. -Extraído de "Alfredo Zitarrosa inédito, Vol. 1", 1999, Página 12.
Alfredo Zitarrosa
Mire doña soledad, póngase un poco a pensar
Doña soledad, cuántas personas habrá que la conozcan de verdad
Yo la ví en el almacén, peleando por un veintén
Doña soledad, y otros dicen haga el bien,háganlo sin mirar a quién.
Cuantos veintenes tendrá sin la generosidad
Doña soledad, con los que pueda comprar el pan y el vino nada más.
La carne y la sangre son de propiedad del patrón
Doña soledad,cuando cristo dijo no usted sabe bien lo que pasó.
Mire doña soledad, yo leconverso de más
Doña soledad, y usted para conversar hubiera queridi estudiar.
Cierto que quiso querer, pero no pudo poder
Doña soledad, porque antes de ser mujer ya tuvo que ir a trabajar.
Mire doña soledad, póngase un poco a pensar
Doña soledad, que es lo que quieren decir con eso de la libertad.
Usted se puede morir,eso es cuestión de salud
Pero no quiera saber lo que cuesta un ataud.
Doña soledad hay que trabajar, pero hay que pensar
No se vaya a morir, la van a enterrar doña soledad
Hay que trabajar, pero hay que pensar, doña soledad.
A los efectos de dar una idea de la regionalidad del uso del lenguaje, conviene mencionar una anécdota graciosa que durante una actuación en Venezuela un espectador pedía a Zitarrosa, insistentemente, que cantara “la canción de la deuda”. Ante tal insistencia Zitarrosa le preguntó a que canción se refería, ya que él no había compuesto canción alguna que se refiriera a asuntos de deudas, y esta persona le dijo:”sí esa que dice:”no te olvidés del pago si te vas pa’la ciudad…” La canción está referida al fenómeno de la migración del campo al centro poblado, y del interior a la capital. En sus actuaciones, durante el exilio solía dedicarla especialmente a todos los que como él habían tenido que salir del país, por causa de la dictadura, o por circunstancias socio-económicas.(Fundación Zitarrosa)
Pa'l que se va
Alfredo Zitarrosa
(Chamarrita)
No te olvides del pago
si te vas pa' la ciudad
cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
Cierto que hay muchas cosas
que se pueden olvidar
pero algunas son olvidos
y otras son cosas nomás.
No eches en la maleta
lo que no vayas a usar
son más largos los caminos
pa'l que va carga'o de más.
Ahura que sos mocito
y ya pitás como el que más
no cambiés nunca de trillo
aunque no tengas pa' fumar.
Y si sentís tristeza
cuando mires para atrás
no te olvides que el camino
es pa'l que viene y pa'l que va.
No te olvides del pago
si te vas pa' la ciudad
cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
Cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
Zitarrosa escribe esta canción al regreso del exilio y vuelca en ella sus reflexiones y optimismo acerca de la construcción del futuro.
Crece desde el pie
Alfredo Zitarrosa
(Candombe)
Crece desde el pie, musiquita,
crece desde el pie
uno dos y tres, derechita,
crece desde el pie.
Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.
Crece desde el pie, musiquita,
crece desde el pie
uno dos y tres, derechita,
crece desde el pie.
Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.
Dentro de su lata la mata
crece desde el pie,
crece desde el pie la fogata
crece desde el pie.
Crecen los mejores amores
crecen desde el pie,
para sus colores, las flores
crecen desde el pie.
Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie,
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.
Cantan para usted los cantores
crecen desde el pie
un poco de fe y los tambores
pueden florecer.
Crece desde el pie la mañana
crece desde el pie
el sonido de la campana
crece desde el pie.
Crece desde el pie la semana
crece desde el pie
no hay revoluciones tempranas
crecen desde el pie.
No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.
Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.
No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.
Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.
Recordandote
Alfredo Zitarrosa
(zamba)
Oigo tu voz, llamándome,
recuerdos que devuelve el tiempo,
tu voz me nombra y me duele otra vez,
yo ya no puedo volver.
Tu voz me nombra y me duele otra vez,
yo ya no puedo volver.
Oigo tu voz, llamándome,
silencio en el silencio, y siento
que es el vino que me engaña, otra vez,
yo ya no puedo volver.
Que es el vino que me engaña, otra vez,
yo ya no puedo volver.
La noche es tan amarga y lenta,
la zamba te recuerda tanto...
que cuando canto me olvido, mi bien,
que ya murió tu querer.
Que cuando canto me olvido, mi bien,
que ya no puedo volver.
Siento tus palabras, recordándote,
la noche agranda su silencio,
y en él te escucho, volviendo a decir:
sin ti no puedo vivir.
Y en él te escucho, volviendo a decir:
sin ti no puedo vivir.
Pero las palabras, como el aire son,
aliento que se vuelve viento,
y así tu amor, con el tiempo, murió,
el viento se lo llevó.
Y así tu amor, con el tiempo, murió,
el viento se lo llevó.
La noche es tan amarga y lenta,
la zamba te recuerda tanto...
que cuando canto me olvido, mi bien,
que ya murió tu querer.
Que cuando canto me olvido, mi bien,
que ya no puedo volver.
Alfredo Zitarrosa
Stefanie, no hay dolor mas atroz que ser feliz,
Stefanie, sé que tu corazón fala de mim
y eso es dolor, Stefanie.
Stefanie, yo ayer estaba solo y hoy también
pero en mi cama ha quedado el perfume de tu piel.
Te veo salir, correr por el pasillo del hotel,
la vida es cruel, Stefanie.
Stefanie, hay una sombra oscura tras de ti;
de tu ternura, recuerdo la mirada azul turquí,
los pies calientes, tus palabras de amor en portugués,
pero no a ti, Stefanie.
Stefanie, hazme saber si va a sobrevivir
entre la gente, el color de tu pelo, Stefanie.
Debes vivir la soledad que sales a vender
sé más mujer, Stefanie.
Stefanie, yo tampoco te quiero, mas tu amor
por el dinero ha olvidado al obrero y al señor;
esta canción que pregunta por ti, que no ha dormido,
es puro olvido, Stefanie.
Esta canción alude a la situación socio-política-económica reinante en el Uruguay, y que –mas específicamente- padeció el pueblo uruguayo, durante los años previos y durante la dictadura cívico-militar producida el 27 de junio de 1973. Canción dedicada por Zitarrosa a “su pueblo”, también es un canto de esperanza.(Fundación Zitarrosa).
Adagio En Mí Pais
Alfredo Zitarrosa
En mi país, que tristeza,
La pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
Desde el fondo del tiempo otro tiempo
Y me dice que el sol brillará
Sobre un pueblo que él sueña
Labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
La pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
Madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
Puede con mil valientes;
Él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
Hoy se niega a beber en la fuente
Clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
Madre tierra, yo lo sé.
En mi país somos duros:
El futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
Está alerta mi pueblo;
Y ya nadie podrá
Silenciar su canción
Y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
El futuro lo dirá.
En mi país, que tibieza,
Cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
En su mano de obrero el destino
Y que no hay adivino ni rey
Que le pueda marcar el camino
Que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
Cuando empieza a amanecer.
Coro:
En mi país somos miles y miles
De lágrimas y de fusiles,
Un puño y un canto vibrante,
Una llama encendida, un gigante
Que grita: ¡adelante... adelante!
Zamba Por Vos
Alfredo Zitarrosa
(zamba)
Yo no canto por vos;
te canta la zamba.
Y dice al cantar:
no te puedo olvidar;
no te puedo olvidar.
Yo no canto por vos;
te canta la zamba.
Y cantando así
canta para mí,
canta para mí.
Zambita cantá:
no la esperes más.
Tenés que pensar que si no volvió,
es porque ya te olvidó.
Perfumá esa flor,
que se marchitó,
que se marchitó.
Yo tuve un amor,
lo dejé esperando.
Y, cuando volví,
no lo conocí,
no lo conocí.
Dijo que tal vez,
me estuviera amando.
Me miró y se fue:
sin decir por qué;
sin decir por qué.
Zambita canta...etc
Esta canción está compuesta a partir de una primera melodía que intenta reproducir las figuraciones melódicas de “Becho” Eismendi, amigo personal y violinista para quien está dedicada esta milonga. (Fundación. Zitarrosa).
El Violín de Becho
Alfredo Zitarrosa
Becho toca el violín en la orquesta
Cara de chiquilín sin maestra
Y la orquesta no sirve no tiene
Mas que un solo violín que le duele.
Porque a becho le duelen violines
Que son como su amor chiquilines
Becho quiere un violín que sea hombre
Que al dolor y al amor no los nombre.
Becho tiene un violín que no ama
Pero siente que el violín lo llama
Por las noches como arrepentido
Vuelve a amar ese triste sonido.
Mariposa marrón de madera
Niño violín que se desespera
Cuando becho lo toca y se calma
Queda el violín sonando en su alma.
Vida y muerte, violín, padre y madre
Canta el violín y becho es el aire
Ya no puede tocar en la orquesta
Porque amar y cantar eso cuesta.
Guitarra Negra (poema)
Alfredo Zitarrosa
Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa… Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco... Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma... Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches de café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplegia, al Uruguay batllista, a Aristides querido, a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos y versos interminables... Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión... Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre ni a mi madre, ni a Marx, ni a Aristides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie. Ni a los muertos Fernández más recientes... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida... Pasé frente al Nocturno y la vida había pintado unos carteles... Pregunté en una esquina por la hora, y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con su almuerzo... Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas... Y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales... La noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol... Y se echará en el piso como un perro... Y aguardará hasta la madrugada... Hoy... Dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre... Mi corazón está mejor situado que mi casa... Mi casa, más cercada que mi barrio... Mi barrio, cercado por mi pueblo... En mi barrio vive el Presidente, cercado por un muro casi derrumbado...
Temblando, con el frontal partido con el marrón, por el marronero, cae sobre sus costillas, pesada como un mundo, la res... Cae con estrépito, de bruces sobre el cemento... Balando al descuajarse su osamenta, ya sólo un pobre costillar enorme, ya sólo un pobre cuero y sangre, media tonelada de huesos astillados, hincados en toda esa vida temblorosa y atónita... Ahí se va alzando, como un pesadopingajo, atrapada por la pata por un gancho que le salta arriba, que la alza por un hojal abierto en el garrón de un cuchillazo en plena estupidez sentimental, en plena media tonelada de monstruoso dolor, incomprensible, absurdo, balando, plañidera y tonta, como un escarabajo que no piensa, mientras medita lentamente por qué duele tanto y por qué duele qué parte de quien es ella misma, la res, abierta al descuartizamiento atroz por todas partes, que nunca habían dolido y que eran tantas partes, tan extensas... Y que pastando nunca había dolido... Haciendo leche, esperma, músculos, crin y cuero y cornamenta viva, que eran la vida misma manando hacia sus adentros, vibrando tiernamente como un sol cálido hacia sus adentros... Y nunca habían dolido... Ya está colgada... Las patas delanteras se enderezan, se endurecen y avanzan hacia adelante y hacia arriba, implorantes y fatalmente rígidas, rematadas en cortas pezuñas que hace un instante amasaban el barro del corral, el estiércol de otros cien balidos, Dinosaurios del siglo de las máquinas, nacidos para morir de un marronazo... Ahora ya es carne azul colgada en la heladera: "Uruguay for export"... Aquella res, que murió de un marronazo, cayó y tembló todo el frigorífico... Aquella otra res que recibió el marronazo en plena frente, de dos dedos de espesor, mientras entraba al tubo desconfiando porque allí no había pasto, alcanzó a comprender que había otra res delante, balando, que ya se la llevaba el gancho... Y cayó detrás, también, y el cemento tembló bajo esos huesos... Aquella otra res, que esquivó el marronazo y que cayó también, con un ojo reventado una guampa partida, deshecha, también cayó y tembló la tierra, tembló el marrón, tembló el marronero; la res, murió temblando de dolor y de miedo... De un marronazo en plena frente "for export" del Uruguay...
En la punta del agua, una flor blanca, luminosa, de quince dólares, se hace chispa, se abulta, se diluye, chorrea entre otras flores más pequeñas, llora, se agita, la catapulta en chorro de agua y sube como bola en el aire... Está naciendo siempre, mientras el agua canta en esa fuente de la boite... Entre aplausitos, al compás de la orquesta, blanda flor blanca, acuosa, nostalgiosa en el aire... Subida en los aplausos como espitada, hendida, empitonada... Gime y llora en la noche, tira estrellas bailando bajo el humo, renace, llora por el chorro azul-blanco de la fuente como si fuera planta que la cría -y que no es- ... y sin embargo, así seguirá abriéndose, muriendo, hinchándose y flotando, mientras dure la noche, su belleza infantil de ingeniería, su blando corazón bajo el foquillo fijo y lechoso... El gringo, el chorro de agua a precio, el aire de importación, esas hembras, el mozo, esos señores...
Hace un buen rato ya que doy trabajo y vengo acostumbrándome al desuso de mi alma, a la razón del enemigo, a mis sesenta cigarrillos diarios, a las malas costumbres de mis canciones, que de algún modo siempre fueron nuestras, vos lo sabés, guitarra negra... Hoy reanudo en un cómico enderezo la hora de ayer parada en su nostalgia. Me hacen sufrir las alas que me puse para volar, mas grito y se alzan, gimo y me acompañan, río y baten de a dos, como que están amándose y se odian, sin embargo mis dos alas se odian, se enderezan, se hacen amigas mías para llevarme por todas partes: allá está la canción, aquí la nada... Más allá el pueblo y más acá el amor... Pero el pueblo está también más acá... Y antes estaba allá también, detrás del pueblo el pueblo... Hemos viajado por todos mis caprichos y el pueblo hozando el piso, amándose con alas como las mías... Odiando su destino, odiándome y amándome sin alas, con millones de pies, con manos y cabezas y lenguas... Y sus mil bocas dicen: "Ahora, la suerte ya está echada..."
La mariposa viene hacia mí en la calle, en el aire húmedo, por el aire húmedo bailando, por el aire agobiante, ominoso, bailando en el aire caliente... Y yo vi que no era a mí a quien buscaba sino a la muerte... Y que no buscaba la muerte también vi, porque no era mariposa de la cudad de hierro, ni nacida para eso, sino que era mariposa nada más, en la ciudad, presa y ya muerta de antemano, fatalmente... Buscando en ese bailar loco y frágil un ala, un grano, una pizca de polen en el cemento... Porque la mariposa nace y no aprende nada hasta que muere en cualquier sitio, herida de muerte por su semana justa, por su tiempo preciso, por su sórbito de vida ya bebida... Eso no es tan triste... Triste es ver su cadena de huevos en el hollín, depositados junto a un río de aceite, a la sombra de las altas paredes de cemento... Su cadena de huevos de seda...
Hago falta... Yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy... Siento que hay un sitio para mí en la fila, que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta, que defraudo una espera... Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero, el amor del que me aguarda lastimado... Falta mi cara en la gráfica del pueblo, mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar, mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo... Los 7 ojos míos en la contemplación del mañana... Mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra, mi lengua en el idioma de todos, el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos.
Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra, guitarra negra... Dice Enrique, mi hermano, que hay cierto perro hundido que se lame mansamente y nos lame, lamiéndose, una herida quieta allá al fondo, sentado en su escalón... Y dice más mi hermano el otro Enrique, en Praga. Dice que amarte con certeza, hacerte enteramente hembra, darte lo lque de vida tengan mis urgencias será amar más y más a Jaime; amarlo, más de veras... Por su alma, su propio perro mordedor bajo el garrote, el cable, el puñetazo, la bolsa de arpillera, el plantón y el insulto... La olvidada mejilla que no ponen ni él ni nadie a golpear... Sino con hambre y Rita y José Luis, con Gerardo y Raúl y Rosa y Sara y Mauricio... Y por todos nuestros muertos... Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe... cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes... hasta morir también... Tal vez un día... De soledad y rabia... De ternura... O de algún violento amor: de amor… sin duda.
Milonga Para Una Niña
Alfredo Zitarrosa
(milonga)
El que ha vivido penando,
por causa de un mal amor,
no encuentra nada mejor,
que cantar y d'ir pensando.
Y si anduvo calculando,
qué culpa pudo tener,
cuando ve que una mujer,
no conoce obligaciones,
se consuela con canciones,
y se olvida de querer.
Por eso niña te pido,
que no me guardes rencor,
yo no puedo darte amor,
ni vos podés darme olvido.
Yo sé que en cualquier descuido,
me iba a bolear contra el suelo,
y aunque me ofrezcas consuelo,
yo no lo puedo aceptar,
puedo enseñarte a volar,
pero no seguirte el vuelo.
Yo no te puedo entregar,
un corazón apagado;
cuando falla el del costado,
no hay nada que conversar.
Hay una forma de amar,
que es un modo de conciencia;
hay un amor que es paciencia,
y otro que es solo aromar.
¿ Cuál amor te podría dar,
quien amara tu inocencia ¿.
Cuando te vuelva a encontrar,
no podremos sonreír,
prefiero verte partir,
como te he visto llegar.
Cuando vuelvas a pensar,
que una vez te conocí,
y que nomás porque sí,
te compuse una canción,
cantará en tu corazón,
lo poquito que te di.
FUNDACIÓN ALFREDO ZITARROSA
En 1997 la Intendencia Municipal de Montevideo adquirió el local del antiguo Cine Rex, con la intención de generar un centro cultural con acento en la música nacional. Por tal motivo la Sala lleva el nombre de Alfredo Zitarrosa, el destacado representante de la música popular uruguaya.
El 3 de noviembre de 1999, abre sus puertas la Sala Zitarrosa, con el cometido de presentar espectáculos musicales de alto nivel y en ocasiones danza y audiovisuales. Tiene una capacidad de 531 butacas distribuidas 391 para la platea y 140 en la tertulia.
Como poeta, fue galardonado por la Intendencia de Montevideo con el Premio Municipal de Poesía de 1959, por el libro "Explicaciones", que nunca quiso publicar.
El tribunal estaba integrado por Juan Carlos Onetti, Laura Cortinas y Vicente Basso Maglio, poeta simbolista, anarquista, que escribía los editoriales de la emisora de radio CX 14 que Alfredo leía.
Publicación póstuma
El libro de poemas con el título "SONRIE MUERTE" permaneció pronto y archivado en sobre de manila desde 1962, rotulado a mano por el propio Alfredo . Había permanecido dormido por 49 años, con sus 41 páginas escritas a máquina en papel avión conteniendo una selección de poemas propios realizada por el mismo, con la rigurosidad, crítica y profesionalimo que lo caracterizó.
En esta edición se reproducen fielmente los manuscritos, textos, diagramación, márgenes, espacios, sangrías y apuntes de su puño y letra.
Busto de Zitarrosa
Busto original en yeso del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa de Carlos Medina Viglielm.
Realizado en el año 2000. (Altura 60 cm.)
Con el objetivo de promover y colaborar a la difusión de las actividades artísticas y culturales que contribuyan a la creación y consolidación de nuestra identidad uruguaya y con el animo de destacar y reconocer a aquellos ciudadanos que aportan y difunden estas disciplinas, la Cámara de Representantes en conjunto con la Fundación Alfredo Zitarrosa convocan a postularse al Premio “Alfredo Zitarrosa”.
Carpeta Nº 1329 de 2006 Texto proyecto original Repartido Nº 795
Texto del informe - Anexo I
PREMIO "ALFREDO ZITARROSA"
Se instituye con el fin de ser otorgado a quien mejor contribuya
al crecimiento y difusión de la cultura nacional
TEXTO APROBADO
1º.-Instituir, con carácter anual, el Premio "Alfredo Zitarrosa", a ser otorgado por la Cámara de Representantes a aquella persona o grupo de personas que haya contribuido al mayor crecimiento y/o difusión de la cultura nacional, durante el año inmediatamente anterior.
2º.-Dicho premio constará de la suma de $100.000 (cien mil pesos uruguayos) y se entregará todos los 10 de marzo (fecha de su natalicio).
3º.-Los postulantes podrán ser presentados por asociaciones civiles o personas ante la Cámara de Representantes hasta el 30 de noviembre del año anterior a la entrega del premio.
4º.-Una vez finalizado el plazo de presentación, se publicará el listado de postulantes y la organización o personas que lo impulsan, para permitir un amplio conocimiento por parte de la ciudadanía.
5º.-El estudio de las postulaciones y la propuesta de adjudicación del premio serán realizados por la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes.
6º.-No podrán ser candidatos al Premio "Alfredo Zitarrosa" los parlamentarios o sus suplentes, ni las autoridades públicas vinculadas al área, por aquellas actividades realizadas en razón de su cargo; no obstante podrán serlo por realizaciones artísticas o culturales personales.
Sala de Sesiones de la Cámara de Representantes, en Montevideo, a 4 de setiembre de 2007.
ENRIQUE PINTADO
Presidente
MARTI DALGALARRONDO
Secretario
Alfredo Zitarrosa, uno de los más
grandes exponentes de la música popular uruguaya, dejó un legado musical y
cultural que perdura hasta hoy.
Su influencia se extiende a lo
largo de varias generaciones y géneros, consolidándose como una figura
emblemática en América Latina.
El legado de Alfredo Zitarrosa
perdura a través de su música conmovedora, su compromiso social y la conexión
emocional que establece con sus oyentes, asegurando que su influencia continúe
resonando en la actualidad
Contribuciones
Musicales
Zitarrosa cultivó una variedad de
géneros musicales, incluyendo milonga, zamba, candombe y vals, fusionando
estilos tradicionales con su toque personal.
Su forma de interpretar la
milonga con cuartetos de guitarras se ha convertido en un sello distintivo de
su música.
Entre sus canciones más
emblemáticas se encuentran "Pa'l que se va", "Adagio en mi
país" y "El violín de Becho", las cuales evocan profundas
emociones y recuerdos en sus oyentes.
Impacto Cultural y
Político
Además de su música, Zitarrosa fue
un ferviente defensor de los derechos humanos y la justicia social.
Su compromiso político lo llevó
al exilio durante la dictadura en Uruguay, lo que afectó la difusión de su
obra.
A pesar de las prohibiciones, su
música se mantuvo viva y relevante, resonando con el público que se
identificaba con sus letras y su mensaje.
Legado Duradero
Hoy en día, Zitarrosa sigue
siendo una fuente de inspiración para muchos artistas contemporáneos. Su obra
es reinterpretada por músicos uruguayos y latinoamericanos, manteniendo su
relevancia en la escena musical actual.
La conexión emocional que sus
canciones generan permite que su legado continúe vivo, adaptándose a nuevas
generaciones que encuentran significado en sus letras.
http://www.mosca.com.uy
http://esculturasmedinvig.blogdiario.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario