A pesar de un tiempo amenazante, con el cielo encapotado, este 19 de abril de 2017 cientos
de personas se acercaron al cerro del Verdún, donde está ubicado el santuario,
para cumplir promesas, agradecer o hacer pedidos especiales.
GEOGRAFÍA
El
Cerro de la Virgen del Verdún se encuentra a cinco kilómetros de Minas, sobre
la ruta nacional número 12, en el departamento de Lavalleja, Uruguay. El nombre
del cerro tiene su origen en el nombre del primer poblador del cerro, que se
llamaba Juan Bautista Berdúm, que con el correr del tiempo el término derivó en
Verdún.
El cerro tiene una altura de 330 metros aproximadamente
y forma parte de la cadena de sierras Cuchilla Grande. En su cima se encuentra el santuario de la Virgen
de la Inmaculada Concepción, patrona de la ciudad de Minas.
Todos
los años, el 19 de abril, los feligreses de la iglesia Católica realizan una
procesión al santuario desde todos los rincones del Uruguay. Este ritual tiene
más de cien años. La primera procesión fue en 1901.
HISTORIA
El primer poblador del paraje fue un vasco francés de nombre Juan
Bautista Berdum, a quien el gobierno de España donó esos campos en el año 1801;
por esa razón los vecinos luego llamaron Verdún.
Los hijos de éste participaron de la gesta artiguista por cuyo motivo el Virrey los despojó de la propiedad de dichas tierras –uno de ellos fue oficial de Blandengues en Maldonado. El 1º de abril de 1804 la propiedad fue otorgada a José Abadía quien, junto a su cuñado Domingo Ibargoyen, continuó con la actividad ganadera y con el horno de cal existente en el establecimiento.
En el año 1900 eran
propietarios del Cerro Doña. Maria Ariza de Dartavete y su esposo Don Pedro
Dartayete.
LA
FIGURA DEL PRESBÍTERO DE LUCA
El Presbítero José Antonio Vicente De Luca (hijo de Donato De
Luca y de Catalda D’Elía de Brienza, nació el 24 de abril de 1865 en Sasso
Castalda -Provincia de Potenza-, Italia).
Fue el principal impulsor para la colocación de la imagen de la Virgen patrona de la ciudad de Minas en la cumbre del Cerro del Verdún y como consecuencia el inicio de las peregrinaciones del 19 de abril.
De Luca fue convocado desde Uruguay
por un tío materno, Reverendo D. Antonio D’Elía, entonces Cura Párroco del Reducto
de Montevideo.
Llegó a nuestro país en julio de 1879 ya que con apenas 14 años
edad debió partir clandestinamente desde Nápoles.
De Luca cursó sus estudios en
el Seminario de Montevideo entre 1880 y 1890 año en que fue ordenado Sacerdote.
Una
circunstancia singular lo elevó al cargo de Bedel de los seminaristas.
El 19 de
abril de 1885, en la capital del país, y bajo la Presidencia de Santos se
realizó una gran manifestación masónica y corrió el fuerte rumor que por la
noche se iría a quemar el Seminario. Esto provocó una especie de sublevación
entre los seminaristas, De Luca se mantuvo sereno, se retiró calladamente al
cuarto de música.
José
De Luca recibió los Sagrados Órdenes Mayores y el Presbiterado en los días 16,
18 y 19 de octubre de 1890, celebrando la primera Misa en la vieja capilla del
Seminario el 3 de diciembre de ese mismo año.
En
noviembre de 1891 el Presbítero José De Luca se hizo cargo de la Parroquia de
Minas sustituyendo al Cura Vicario Olegario Berriel. Concentró su esfuerzo
originario en la obra de una nueva Iglesia -estaba ubicada en esos momentos en
predio contiguo a la Jefatura de Policía de Lavalleja-, colaborando a tales
fines la Comisión de Templo.
La inauguración provisoria de la nueva Iglesia se
produjo el 10 de abril de 1892. El Presbítero José De Luca fue Cura Párroco de
Minas hasta abril de 1906
En apuntes particulares y en cartas del Presbítero De Luca se encuentran los pormenores y vicisitudes de como llegó la Virgen al cerro del Verdún.
De Luca frecuentaba con asiduidad la
Iglesia del Reducto de Montevideo, de la que fue fundador y primer Cura Vicario
su tío Monseñor D. Antonio D’Elía y luego su primo D. Antonino D’Elía.
En una
de estas visitas observó que en la contra sacristía de dicha iglesia se hallaba
abandonada una imagen de la Inmaculada de unos 2 metros de altura.
De Luca
entonces solicitó la imagen a su primo D. Antonino D’Elía, pensando en
colocarla sobre la fachada de la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción
de Minas, en el vértice del triángulo que remata el frente de la iglesia entre
las dos torres.
El Rev. D’Elía lo derivó a la matrona Catalina O. de Fernández,
viuda de D. Zoa Fernández –madrina del primer monumento-, que era la dueña. La
distinguida señora, fervorosa devota de la Virgen de Lourdes, accedió al pedido
y propuso al Presbítero De Luca la idea de llevar la imagen a la gruta del
Arequita -a imitación de la Gruta de Lourdes-.
De Luca aceptó la propuesta y se
puso en contacto con el Arzobispo Mariano Soler quien no estuvo de acuerdo con
esta idea, respondiendo al planteo de De Luca: “Lo de una romería católica en
la gruta del Arequita me parece inadmisible no teniendo nada de sagrado: el
colocar allí una imagen de María es exponerla a la profanación pues se trata de
un lugar visitado por toda clase de turistas”.
De
Luca entonces reformó la propuesta y concibió colocar la imagen sobre la cima
de uno de los cerros que circundan la ciudad de Minas. Junto a un amigo
resolvió escalar el abrupto y ríspido cerro del Verdún. Ya en la cima, al
contemplar la ciudad, se dio cuenta que ese sería el lugar indicado.
En
el Nº 59 de “La Paz Católica” -2 de setiembre de 1900- establece: “La estatua
de la Virgen que se pensaba colocar en Arequita, será puesta sobre la cumbre
del Verdún. Se proyecta un romería, una gran peregrinación para el día de la
inauguración”.
En el año 1900, los propietarios del las cerro en ese entonces eran Doña María Ariza de
Dartayete y su esposo Don Pedro Dartayete, a quienes el Padre De Luca solicitó
permiso para colocar la estatua de la Virgen en la cumbre. Doña María Ariza
secundó y ayudó la Obra del Verdún, facilitando su casa para dejar la estatua
conseguida en Montevideo, hasta su colocación -prestó además su carreta para
subir los materiales para el pedestal-.
El Dr. Hipólito Gallinal, quien por ese entonces era
el Presidente del Directorio Central de la Unión Católica, visitó Minas y De Luca lo condujo a
la cumbre del Cerro Verdún para admirar el magnífico panorama que desde allí se
descubre y darse una idea de la importancia de la obra.
Por
su parte, la Congregación de las Hijas de María –una de las más antiguas e
importantes asociaciones de Minas- apoyó decididamente la iniciativa de De Luca
y dedicó sus esfuerzos a la construcción del pedestal de piedra y luego la
silueta del sencillo monumento.
De
Luca se contactó con el Consejo Superior de las Hijas de María al que propuso
la organización de una gran peregrinación nacional.
La
idea empezó a hacerse realidad con la construcción del camino de acceso a la
cumbre. En otro orden la Junta Económica Administrativa de Minas también apoyó
la obra, colaborando con la construcción de un camino en zig-zag y al poco
tiempo se levantó la rústica columna a tres cuerpos, de 6 metros de altura,
sobre la cual se colocó la imagen venida de Montevideo. La obra del pedestal
estuvo a cargo de Luis De Luca y Luis A. Yocco.
LA
PRIMERA PEREGRINACIÓN
Previo
a la inauguración, la revista capitalina “Industria y Comercio” publicó: “Uno
de los panoramas más hermosos que ofrece la ciudad de Minas, es sin duda alguna
la vista del cerro del Verdún, con sus 360 metros de altitud... Desde la cima
se contempla la más hermosa vista de la ciudad de Minas y las sierras que la
circundan. Por iniciativa del Cura Párroco, Don José De Luca, el 19 de Abril
próximo se inaugurará una hermosa estatua de la Virgen, sobre un pedestal... La
importante iniciativa está llamada a influir muy favorablemente en el progreso
moral y material de la capital minuana...”.
Como
establecía la publicación, la inauguración oficial fue prevista para el 19 de
abril de 1901 pero la pertinaz lluvia que se registró en la ciudad imposibilitó
que el acto pudiera concretarse. El mismo se postergó y se efectuó dos días
después, ocasión en la que unos 3.000 peregrinos participaron de la ceremonia,
incluyéndose a un nutrido grupo de fieles que arribaron al Cerro Verdún
transportados por el ferrocarril.
La
ceremonia fue presidida por el Arzobispo de Montevideo Mariano Soler –celebró
la primera Misa y la bendición de la obra- siendo padrinos de la misma el Dr.
Alejandro Gallinal y Doña Catalina O. de Fernández.
Según
se consigna en las crónicas de la época al enterarse las autoridades de que los
peregrinos serían apedreados a la llegada del tren se ordenó una severa
represión a quienes pretendieran agredirlos.
En
1902 el Presbítero De Luca viajó a su Italia natal para visitar a sus ancianos
padres. En diciembre de ese año consiguió de León XIII una indulgencia plenaria
a través de la siguiente declaración:
“Habiéndose
colocado, según hemos sabido, la imagen de la Bienaventurada Virgen María
Inmaculada en su Concepción, sobre la cumbre del cerro ‘Verdún’ que mira a la
ciudad de Minas en la jurisdicción de la Arquidiócesis de Montevideo... Nos,
para aumentar la religión de los fieles y salud de las almas, con piadosa
caridad, usando los celestes tesoros de la Iglesia concedemos
misericordiosamente en el Señor, ‘indulgencia plenaria y remisión de todos los
pecados a todos y cada uno de los fieles cristianos de ambos sexos que
visitaren dicha imagen en un día del año elegible al arbitrio de cada cual...
con la condición de que el mismo día o el siguiente, verdaderamente
arrepentidos y confesados y alimentados con la sagrada Comunión...
No
obstando nada en contrario las presentes valdrán para siempre’”.
Dado
Roma, junto a San Pedro el 10 de diciembre de 1902. Montevideo, 16 de octubre
de 1903 – Mariano Soler, Arzobispo de Montevideo.
ESTATUA
Y TEMPLETE
Monseñor
Mariano Soler encargó en 1906 al Arquitecto de origen catalán Cayetano Buigas y
Monravá un proyecto para la construcción del monumento a la Virgen en la cumbre
del Verdún. Cabe acotar que dicho profesional, entre otras obras, proyectó en
la capital del país el Banco Popular del Uruguay -1907- y el complejo de la
Asociación Rural en el Prado, mientras que en nuestra ciudad hizo lo propio con
el Teatro Lavalleja.
En
una crónica elaborada por el apreciado vecino de nuestra ciudad Don José
Clérici (1878-1969), publicada en el Nº9 de la Revista “Serrana Este” de los
meses de agosto y setiembre de 1969, el autor establece: “El Sr. Arquitecto
–por Cayetano Buigas y Monravá- me pidió lo acompañase al Verdún. Fuimos con
dicho señor, quien se mostró encantado del hermoso cerro y el grandioso
panorama que desde allí podía contemplarse. Me dio una explicación de lo que proyectaría:
una base triangular cerrada por arcos sobre la cual continuaría una columna
triangular rematada en un globo terráqueo de unos 5 metros de diámetro con una
estatua de la Inmaculada de 9 metros. El total de la altura del monumento sería
de 45 metros. El pensamiento lo representarían tres pilares que evocarían las
tres Virtudes Teológicas: Fe, Esperanza y Caridad, terminadas por tres ángulos
de 4 metros de alto: la Pirámide; la oración que asciende al Señor y el globo
sostenido sobre tres ángeles con las alas abiertas de 5 metros”.
La
ambiciosa obra no pudo concretarse ya que la inesperada muerte del Arzobispo
Soler puso un compás de espera en la prosecución de la misma. No obstante ello,
el Consejo Superior de la Congregación Hijas de María encargó un nuevo proyecto
en este caso al Ingeniero Civil Andrés Rius, quien, radicado en Minas, había
tenido a su cargo importantes inspectorías nacionales y quien paralelamente
había ocupado destacados cargos en el Banco de Crédito.
El
4 de junio de 1907 se colocó la piedra fundamental del monumento actual siendo
los padrinos por Minas Hermógenes Sosa y la Srta. Inchauste, y por Montevideo,
el Dr. Juan Zorrilla de San Martín y la Srta. María del Carmen de Piñeirúa,
bendiciendo la piedra Monseñor Ricardo Isasa, Obispo encargado del Uruguay.
LA
IMAGEN MUTILADA
El
1º de enero de 1908, la imagen originaria de la Virgen del Verdún fue
decapitada, lo que como se comprenderá generó conmoción e indignación en toda
la sociedad por el hecho vandálico perpetrado.
Cinco días después, el escritor
Leoncio Lasso de la Vega, periodista del diario capitalino “El Día” de
Montevideo, recibió la cabeza de la imagen, entregándola al Arzobispo
de Montevideo.
La restitución de la imagen significó un símbolo de desagravio
de la colectividad católica.
LA
NUEVA IMAGEN
El
18 de noviembre de 1909, una nutrida peregrinación en tren expreso trajo la
nueva estatua –la actual-. La misma mide 3,15 metros de alto y fue traída de
Francia con un costo de $7.000 de aquella época. En este caso los padrinos
fueron Juan Zeballos y Maguna y Doña María Arezo de Dartayete, por Minas, y el
Dr. Joaquín Secco Illa y la Srta. Carmen Martínez por Montevideo. Para la
inauguración oficial, en la cual Monseñor Isasa bendijo la nueva imagen, se
consigna que vinieron trenes provenientes de Montevideo, San José, Canelones,
Maldonado, Rocha y Florida.
Los
restos del Padre Olegario María Núñez
A
iniciativa del Padre Oscar Andrade se construyeron las estaciones del Vía
Crucis, mientras una Comisión de Homenaje al Padre Olegario María Núñez –“El
Poeta de la Virgen”- propuso colocar al pie del calvario los restos del
recordado sacerdote fallecido el 4 de enero de 1932, cumpliendo de esta forma
con la pretensión del religioso, basándose para ello en la siguiente estrofa de
su poesía al Verdún:
“y en
algún repliegue de tu serranía,
mi
humilde ceniza se estremecerá,
hará
muchos años muchos Virgen mía,
más
tu amor de madre, no lo olvidara.
También
mis rodillas pulieron un día,
las
aristas dura de tu serranía...."
CAPILLA AL PIE DEL CERRO
El
5 de enero de 1949 se concretó esta iniciativa y ese mismo día se colocó la
piedra fundamental de lo que sería la Capilla al pie del cerro, siendo
presididos estos actos por el Arzobispo Antonio Barbieri -la capilla fue
inaugurada en la peregrinación de 1950-.
REMODELACIÓN DEL ENTORNO DEL TEMPLETE DEL VERDÚN
Las obras de remodelación del entorno del Templete del Verdún, fue dirigida por el arquitecto Francisco Collet, y fue inaugurada el 19 de abril de 2014.
CAPILLA Y MIRADOR EN LA CUMBRE DEL CERRO
La
nueva capilla fue diseñada y dirigida por el arquitecto Francisco Collet e inauguradas el 19 de setiembre de 2015.
El
costo de la capilla fue de 240.000 dólares, donados por la baronesa Nina von
Maltzahn y donaciones particulares.
Su
construcción llevó cerca de un año de complicado trabajo sobre la cumbre y
estuvo a cargo de la empresa Gerardo Larrosa Construcciones.
La
capilla tiene una capacidad para 42 personas sentadas en los bancos y unos 20
más en sillas. El techo de la capilla, en su exterior, se ha convertido en un
mirador desde el que se aprecia un maravilloso paisaje.
La
decisión de dedicarla a la advocación de la Virgen, vino "como
consecuencia de la imagen que presidirá la capilla. Es una talla de La Piedad:
María recibiendo a su hijo Jesús, muerto, al ser descendido de la cruz".
La
talla que presidie la capilla es casi de tamaño natural. Fue conseguida en un
remate y donada a la Prelatura del Opus Dei.
El Vicario de la Prelatura, Mons.
Carlos González Saracho, por pedido del Obispo de Minas, la donó a su vez al
Santuario de la Virgen del Verdún.
La
talla fue restaurada por Matilde Endhart (quien restauró el cuadro de Blanes
"Desembarco de los Treinta y Tres").
Se
ha colocado un Via Crucis realizado por el artista italiano, radicado en
Uruguay, Lino Capelli. El techo de la capilla, en su exterior, se ha convertido
en un mirador.
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