La Vida y Obra de un Maestro
del Renacimiento
Rafael Sanzio, también conocido como Rafael o simplemente Raffaello nacido el 6 de abril de 1483 en Urbino, Italia,
Rafael fue uno de los artistas más destacados del Renacimiento italiano. desarrolló un talento extraordinario que lo llevó a convertirse en uno de los grandes maestros del arte occidental. Su vida fue corta pero intensamente productiva, dejando un legado artístico que sigue siendo admirado y estudiado hasta el día de hoy.
Casa Natal de Rafael es un museo de la ciudad
de Urbino (Italia). Pertenece al Centro Histórico de Urbino, declarado
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.
Rafael Sanzio nació en el seno de una familia de artistas. Su padre, Giovanni Santi, era un destacado pintor en Urbino, y su madre, Magia di Battista Ciarla, provenía de una familia de artistas y artesanos.
La influencia temprana de su familia despertó en Rafael un interés por el arte desde una edad temprana.
Tras la muerte de su madre en 1491, Rafael quedó bajo
la tutela de su padre, quien lo introdujo al mundo del arte y lo entrenó en las
técnicas tradicionales de la pintura.
La muerte de su padre en 1494 dejó a Rafael huérfano a la edad de once años. Sin embargo, esta tragedia no detuvo su desarrollo artístico.
Fue entonces cuando comenzó a trabajar en el taller del pintor Perugino en Perugia, donde se consolidó su formación artística.
Durante este período, Rafael absorbió las
técnicas pictóricas de Perugino, un maestro de renombre en aquel entonces, y
comenzó a desarrollar su propio estilo caracterizado por la elegancia y la
armonía.
Primeros
Trabajos y Ascenso
San
Sebastián (en italiano San Sebastiano) es una pintura que data alrededor de 1501-1502. Es una
pintura al óleo con unas dimensiones de 43 centímetros de alto y 34 cm de ancho.
Se conserva en la Accademia Carrara de Bérgamo, Italia.
Es una imagen sagrada destinada a la devoción privada es reconocida como obra de Rafael al inicio del periodo florentino. El cuadro presenta ligeras variaciones en relación con los motivos de Perugino. En esta pintura las graciosas posturas peruginescas y la brumosa transparencia del color característico de Francesco Francia, se fusionan de tal modo que indica claramente la presencia de Rafael. Su habilidad para componer formas claras y equilibradas se hará típica desde esta obra en adelante, lo mismo que la discreta y armoniosa destilación de los elementos formales de otros pintores en la visión clara y serena que parece característica de su temperamento artístico.
Sebastián sostiene una flecha, el símbolo de su martirio, con el dedo meñique elegantemente alzado. Luce una magnífica capa roja y una camisa bordada de oro, con el cabello elegantemente peinado, no hay nada en esta figura que recuerde los tormentos que sufrió San Sebastián por su fe.
Es una obra temprana típica, unánimemente atribuida a Rafael y, en su belleza ornamental y tono elegíaco, recuerda mucho a las obras de Perugino. El paisaje y el aspecto femenino de San Sebastián son influencia de Perugino, pero la mano emergente con la flecha hace pensar en un conocimiento de Leonardo. La construcción de la imagen en elipses entrecruzadas es totalmente rafaelesca.
Los primeros trabajos de Rafael reflejan su
habilidad para capturar la serenidad y la gracia en las figuras humanas, así
como su dominio del espacio y la perspectiva. Un ejemplo destacado de esta
época es "El matrimonio de la Virgen" una obra encargada para una
iglesia en Città di Castello. Esta pintura revela la influencia de Perugino en
la composición y el tratamiento de las figuras.
Realizada en 1504, cuando Rafael tenía apenas
veintiún años, el retablo de altar Los desposorios de la Virgen marca la
transición del período juvenil a la madurez artística. La pintura muestra por
primera vez la plena autonomía de estilo respecto al maestro Perugino y una
notable atención por el espacio prospectivo y por el ideal de belleza.
Albergado en la iglesia de San Francisco de Città di Castello hasta 1798, hoy
se conserva en la Pinacoteca de Brera, en Milán.
El verdadero salto en la carrera de Rafael ocurrió cuando se trasladó a Florencia en 1504.
Autorretrato
(en italiano Autoritratto) es una pintura de la fase florentina . Es una pintura al óleo sobre tabla, de
dimensiones de 47,5 centímetros de alto y 33 cm de ancho. Está datado alrededor
de 1504-1506, y se conserva en la Galería Uffizi de Florencia, Italia.
Ha sido similarmente descrito como "una fisionomía juvenil, suave y levemente melancólica".
Se hace notar la descripción que hizo su primer biógrafo, el pintor, arquitecto y escritor Giorgio Vasari: "... resplandeciente de todas las más raras virtudes del ánimo, acompañadas de tanta gracia, tanto estudio, belleza, modestia y óptimas costumbres...".
El primer estudio de la obra tuvo lugar en 1984, a manos de Gian Lorenzo Mellini. Ese mismo año fue expuesto públicamente por primera vez.
Trinidad y los santos benedictinos y camaldulensesCapilla de San Severo- Fresco- 1505 1508
La
parte superior del fresco de la Capilla de San Severo fue completada por Rafael
entre 1505 y 1508. La obra fue encargada al joven de Urbino por los dos
comendadores del Monasterio de San Severo: Troilo Baglioni, antiguo obispo de
Perugia, y el Cardenal Gabriele de' Gabrielli, obispo de Urbino. La particular
composición de la obra, con los asientos de nubes sobre los que se colocan los
santos, anticipa una solución similar que Rafael que adoptará en el fresco que
representa la Disputa del Sacramento realizado entre 1509 y 1510 dentro de las
Salas Vaticanas.
En el centro de la escena se encuentra el Jesús bendiciendo vestido de púrpura; arriba, la Paloma del Espíritu Santo, también símbolo de la orden camaldulense y, más arriba, completa la Trinidad Dios Padre, ahora reconocible solo por el libro que tiene abierto en su mano sobre las letras que simbolizan el principio y el fin (el Alfa y la Omega). Alrededor de los tres protagonistas, se pueden ver dos ángeles, que recuerdan mucho al estilo de Perugino y Pinturicchio, y dos querubines muy dañados, uno girado hacia el espectador y el otro de espaldas. Debajo de la Trinidad están los santos benedictinos a la derecha: San Benito fundador de la Orden, los jóvenes San Mauro y San Plácido; a la izquierda hay tres santos camaldulenses: el fundador San Romualdo, como un Benedetto, anciano y barbudo, San Benedetto de Benevento sosteniendo la palma reservada para los santos mártires y San Juan de Génova, un abad camaldulense.
La Virgen del jilguero
La
Virgen del jilguero es una de las primeras obras de Rafael, realizada en
Florencia en 1506 con ocasión de la boda de Lorenzo Nasi y Sandra di Matteo
Canigiani. La influencia de Leonardo es claramente visible en la composición
piramidal, en el uso del claroscuro y en los rasgos somáticos de los dos niños.
En la actualidad, la obra se encuentra en la Galería degli Uffizi de Florencia.
En
esta pintura, como en la mayor parte de las Vírgenes de su periodo florentino,
Rafael colocó las tres figuras (la Virgen María, el Niño Jesús —a la derecha— y
san Juan) dentro de un dibujo geométrico. Aunque las posiciones de los tres
cuerpos son naturales, juntos forman un triángulo prácticamente regular.
La
Virgen sostiene un libro, lo que permite identificarla como Sedes Sapientiae
(«Asiento de la Sabiduría»). El jilguero es un símbolo de la futura muerte
violenta de Cristo. San Juan ofrece el jilguero a Cristo como advertencia en
relación con su futuro.
La influencia leonardesca se evidencia en muchos rasgos de la obra, como la estructura piramidal y el claroscuro. También se nota en la oscuridad del terreno y en el tratamiento atmosférico del paisaje del fondo, que se pierde en las brumas del horizonte. Los rostros del Bautista y de Cristo tienen una impronta inconfundiblemente leonardesca en el esfumado que les rodea y en los rasgos somáticos.
El 17 de noviembre de 1548 la casa de Nasi quedó destruida por un terremoto, y la pintura se partió en diecisiete fragmentos. Del rápido daño, escribe Giorgio Vasari en el año 1568: «Encontraron las piezas entre el mortero de las ruinas. Fueron donde Battista, hijo de Lorenzo, muy amante del arte, para que la rehiciera de la mejor manera que pudiese». Fue restaurada poco después, pero el daño aún resulta visible.
En el año 1507 Rafael pinta la obra conocida también como “Deposición Borghese”, el Retablo Baglioni es un óleo sobre tabla que representa el traslado de Cristo, una de las obras de arte más célebres del período florentino de Rafael. La composición sigue un esquema clásico, pero añade dinamismo, dramatismo y naturalidad a las actitudes. Presente durante un tiempo en la iglesia de San Francesco al Prato de Perugia, en la actualidad es custodiado en la Galería Borghese, en Roma.
Allí, entró en contacto con los grandes maestros de la época,
incluidos Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. La estancia de Rafael en Florencia
fue fundamental para su desarrollo como artista, ya que adoptó técnicas
innovadoras y refinó su estilo. Sus obras de este período, como "La
escuela de Atenas" (1509-1511), reflejan su dominio de la composición
monumental y su capacidad para retratar la profundidad intelectual a través de
la pintura.
Estancia
en Roma y la Corte Papal
En 1508, Rafael se trasladó a Roma, donde pasó el resto de su vida y produjo muchas de sus obras más icónicas.
Fue en Roma donde Rafael obtuvo el mecenazgo de Julio II, quien lo nombró superintendente de las antigüedades del Vaticano y le encargó varias comisiones importantes.
Durante
este período, Rafael decoró varias estancias en los palacios vaticanos con
frescos que aún se consideran obras maestras de la pintura renacentista.
Estas incluyen la famosa "La escuela de Atenas", donde Rafael representó a los grandes pensadores de la antigüedad en un espléndido ejercicio de perspectiva y simbolismo. Esta obra es emblemática de la habilidad de Rafael para combinar la erudición clásica con la belleza formal.
La obra "La escuela de Atenas" es una de las pinturas más emblemáticas y reconocidas.
Esta
obra maestra forma parte de la decoración de las Estancias de Rafael en el
Vaticano, específicamente en la Stanza della Segnatura (Sala de la Signatura).
La pintura, que se completó entre 1509 y 1511, representa una alegoría
filosófica y es considerada una de las piezas más importantes del Alto
Renacimiento.
En 1508, Rafael fue llamado a Roma por el Papa Julio II para trabajar en la decoración de los apartamentos pontificios en el Vaticano.
Julio
II tenía la visión de convertir el Vaticano en un centro cultural y artístico,
y encargó a Rafael la tarea de decorar la Stanza della Segnatura, que servía
como su biblioteca privada y lugar de estudio.
"La
escuela de Atenas" fue una de las obras más destacadas que Rafael creó
para esta sala. La pintura representa la rama de la filosofía y está ubicada en
la pared este de la estancia, frente a "La disputa del Sacramento",
que representa la teología.
La
pintura representa una reunión imaginaria de filósofos, matemáticos y
científicos de la antigua Grecia, en un ambiente arquitectónico grandioso que
sugiere una academia clásica. La escena está llena de figuras históricas y
alegóricas, cada una identificada por su vestimenta y gestos característicos.
En
el centro de la composición se encuentran Platón y Aristóteles, dos de los
filósofos más importantes de la antigüedad. Platón, señalando hacia arriba para
representar el mundo de las ideas, y Aristóteles, con la mano extendida hacia
adelante como símbolo del mundo físico, simbolizan la dualidad entre la
filosofía idealista y la empírica.
Los
demás personajes en la pintura son representaciones de otros filósofos y
pensadores reconocidos, como Sócrates, Pitágoras, Euclides, y otros. Rafael
incluyó también figuras contemporáneas como Leonardo da Vinci, a quien se puede
identificar por su semblante y posición.
"La escuela de Atenas" es una obra rica en simbolismo y significado. La disposición de las figuras y sus gestos sugiere un diálogo intelectual continuo, reflejando la búsqueda del conocimiento y la verdad. Rafael captura la esencia misma de la filosofía clásica, mostrando respeto por la sabiduría antigua mientras celebra la capacidad humana para el pensamiento crítico y la exploración intelectual.
El
entorno arquitectónico de la pintura está diseñado con precisión geométrica,
utilizando la perspectiva lineal para crear una sensación de profundidad y
espacio tridimensional. La iluminación y la paleta de colores suaves y
equilibradas contribuyen a la atmósfera serena y contemplativa de la obra.
"La
escuela de Atenas" no solo es una obra maestra de la pintura renacentista,
sino que también representa el espíritu del humanismo y la recuperación del
pensamiento clásico en el Renacimiento. La pintura encapsula la visión del
hombre como centro del conocimiento y la exploración intelectual, valores
fundamentales de la época.
El
impacto cultural de esta obra ha sido duradero. Ha inspirado a generaciones de
artistas y filósofos, y continúa siendo objeto de estudio y admiración en el
campo del arte y la historia del pensamiento. "La escuela de Atenas"
es un testimonio duradero del genio artístico de Rafael Sanzio y de su
capacidad para elevar la pintura a una forma de expresión profundamente
filosófica y significativa.
Terminada
en sus últimos años, alrededor de 1516-1517, la pintura representa a Santa
Cecilia, la patrona de los músicos y de la música sacra, escuchando a un coro
de ángeles en compañía de San Pablo, San Juan Evangelista, San Agustín y María
Magdalena.
Fue
realizada por encargo de una iglesia en Bolonia y ahora cuelga en la Pinacoteca
Nacional, o Galería Nacional de Pintura. Según Vasari, los instrumentos
musicales esparcidos a los pies de Cecilia no fueron pintados por Rafael, sino
por su alumno, Giovanni da Udine
El
retablo fue encargado para una capilla dedicada a Santa Cecilia en la iglesia
agustina de San Giovanni in Monte, en Bolonia. Según Vasari, el trabajo fue
encargado por el cardenal Lorenzo Pucci en 1513.
Dada
la extraordinaria popularidad del pintor en ese momento de su carrera, es
probable que solo una autoridad eclesiástica tan bien situada pudiera haber
tenido alguna esperanza de contratarlo. Sin embargo, la propia patrona de la
capilla era Elena Duglioli dall'Olio, una aristócrata boloñesa que luego sería
beatificada por su piedad.
Era
amiga íntima de Antonio Pucci, el sobrino del cardenal Lorenzo, y la mayoría de
los historiadores de arte de hoy están de acuerdo en que Pucci debió haber servido
como asesor y agente con Rafael y que la pintura fue probablemente encargada
para ella alrededor de 1516, cuando se completó la construcción de la capilla.
Elena
Duglioli tenía una particular devoción por el culto a Santa Cecilia y el legado
papal de Bolonia, el cardenal Francesco Alidosi, le había dado una reliquia (su
nudillo). Luchó por vivir una vida casta en emulación de los santos cristianos
primitivos y persuadió a su esposo para que no consumara su matrimonio.
La
pintura fue expoliada y llevada a París en 1798. Mientras estaba allí, fue
transferida a un lienzo. En 1815, el cuadro fue devuelto a Bolonia, donde,
después de limpiarlo, se colgó en la Pinacoteca Nacional de Bolonia. El estado
de la pintura es malo, ya que se ha dañado al volver a pintarla a lo largo de
los años.
El
Ritratto di giovane donna (en español, Retrato de una joven), generalmente
conocido como La Fornarina, es una de las obras más representativas del pintor.
Para
su realización, posó la modelo romana y amante del artista Margherita Luti (c.
1493-1522), hija del panadero (en italiano, fornaio) Francesco Luti di Siena,
quien ya aparece en otras composiciones del autor, especialmente entre 1510 y
1517.
Está
pintado al óleo sobre tabla y sus dimensiones son de 85 x 60 cm.
La
joven, que mira ligeramente a la derecha del espectador, aparece semidesnuda en
posición sedente en el momento en que se toca el pecho izquierdo con la mano
contraria.
Sujeta
con la misma un velo trasparente que se enrolla en uno de los brazos mientras
que en el otro se observa un brazalete con la inscripción Raphael Vrbinas.
La
parte inferior del cuerpo queda tapada por una especie de amplia falda de
colores rojizos y aspecto aterciopelado. La mano izquierda descansa sobre la
zona púbica. Los bellos tonos rosáceos de las carnaciones contrastan con los
verdes y azules del fondo, lo que acentúa la sensualidad del conjunto.
Tanto
las radiografías realizadas en 1978 como las de 1983 y 2000 revelaron la
existencia de un paisaje con un río, en cuyo centro –por encima de la cabeza de
la modelo– se encuentra un árbol, presumiblemente un mirto, muy similar al del
Retrato de Ginebra de Benci de Leonardo da Vinci, generalmente asociado a las
tradicionales representaciones pictóricas de Venus.
Tras
el fallecimiento del artista el 6 de abril de 1520 –el mismo día que cumplía 37
años–, la obra debió de pasar a la colección particular de la Condesa de
Santaflora, de donde ingresaría en la Galería Nacional de Arte Antiguo de Roma,
donde se conserva en la actualidad .
Al
parecer, posteriores repintes de algunas zonas del cuadro ocultarían, entre
otros elementos, un anillo de boda (descubierto mediante rayos X), colocado en
el dedo medio de la mano izquierda de la joven y cuya presencia –supuestamente–
habría podido enturbiar la memoria de su difunto autor.
Para
algunos investigadores, la obra no estaría terminada, observando al respecto
que mientras en la mama derecha no se aprecian las pinceladas, el pecho
izquierdo presenta mayor contraste cromático y los trazos del pincel son más
sueltos.
Varios
autores han considerado la curiosa coincidencia entre el supuesto nombre de la
modelo y la perla que pende de su turbante («Margarita»: del griego Μαργαρίτης;
literalmente, «perla»).
Se
conoce una copia de la obra, tradicionalmente atribuida a Giulio Romano y
conservada en la actualidad en la Galería Borghese de Roma.
La
Transfiguración (en italiano, La trasfigurazione) es una pintura que fue
realizada cerca 1517-1520, dentro del periodo romano del artista.
Esta
obra está considerada su última pintura, que dejó inacabada y que se cree fue
completada por su alumno Giulio Romano poco después de la muerte de Rafael en
1520. Es una pintura al óleo sobre tabla, de 405 centímetros de alto y 278 cm
de ancho. Se conserva en la Pinacoteca Vaticana (Museos Vaticanos), Ciudad del
Vaticano.
"La
transfiguración" es una obra maestra del renombrado pintor renacentista
Rafael Sanzio, considerada una de sus últimas y más conmovedoras creaciones.
Esta pintura, que representa un momento clave en la vida de Jesucristo según el
relato bíblico, es notable por su composición dramática, expresividad emocional
y su influencia en el desarrollo del arte occidental.
Rafael
comenzó a trabajar en "La transfiguración" alrededor de 1516, poco
antes de su muerte en 1520. El encargo inicial provino del cardenal Giulio de'
Medici, quien más tarde se convertiría en el Papa Clemente VII. La obra fue
encargada para la iglesia benedictina de San Pietro in Montorio en Roma.
Sin
embargo, debido a la muerte prematura de Rafael, la pintura no se completó en
su totalidad durante su vida. Fue su alumno Giulio Romano quien finalizó la
obra según los diseños y bocetos de Rafael.
"La
transfiguración" representa dos escenas bíblicas que se entrelazan en una
sola composición. En la parte inferior de la pintura, se muestra el milagro de
la curación de un niño poseído por un espíritu maligno, relatado en los
Evangelios. Los discípulos de Jesús, incapaces de expulsar al demonio, buscan
ayuda de Jesús, quien finalmente logra liberar al niño.
En
la parte superior de la pintura, se representa la transfiguración de Jesús en
el monte Tabor, un evento descrito en los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos
y Lucas). Jesús, flanqueado por Moisés y Elías y rodeado por una nube
resplandeciente, se transforma ante los ojos de Pedro, Santiago y Juan,
revelando su naturaleza divina.
La
composición de la obra es notable por su estructura triangular, con la figura
de Jesús en la cima de la pirámide visual, destacando su importancia y
divinidad. Rafael emplea la luz y el color para diferenciar claramente las dos
escenas y para resaltar la importancia de la transfiguración como un momento de
revelación y trascendencia espiritual.
"La
transfiguración" es una representación visual poderosa de la fe cristiana
y la redención divina. La presencia de Jesús como el centro luminoso de la
composición simboliza su papel como el Salvador y el Hijo de Dios. La inclusión
de Moisés y Elías junto a Jesús refuerza la conexión entre el Antiguo y el
Nuevo Testamento, representando la ley y los profetas que anticiparon la venida
de Cristo.
El
contraste entre las escenas terrenales y divinas resalta la dualidad entre el
sufrimiento humano y la redención espiritual. La pintura transmite un mensaje
de esperanza y salvación, mostrando la capacidad de Jesús para superar el mal y
traer la luz a la oscuridad.
"La
transfiguración" es considerada una de las obras maestras más importantes
de Rafael y una de las pinturas más significativas del Renacimiento tardío. Su
complejidad temática, su rica simbología y su ejecución magistral influyeron en
generaciones posteriores de artistas.
La
obra también ha sido objeto de estudio teológico y espiritual debido a su
representación conmovedora de eventos cruciales en la vida de Jesucristo. La
forma en que Rafael logra capturar la esencia misma de la fe y la redención a
través de la pintura es un testimonio duradero de su genio artístico y su
profunda comprensión de los aspectos más profundos de la experiencia humana y
espiritual.
En
conclusión, "La transfiguración" es una obra emblemática que
encapsula la visión artística y espiritual de Rafael Sanzio. A través de esta
pintura, Rafael logró elevar el arte religioso a nuevas alturas, transmitiendo
con poder y belleza los temas centrales del cristianismo y la humanidad.
El estilo de Rafael se caracteriza por su armonía y equilibrio. Sus composiciones son cuidadosamente estructuradas, y sus figuras son elegantes y proporcionadas.
Rafael fue un maestro en la representación del cuerpo humano, mostrando una comprensión profunda de la anatomía y la expresión emocional.
Su paleta de colores es rica y luminosa, y sus obras exhiben una
meticulosa atención al detalle.
En términos técnicos, Rafael dominaba la técnica del sfumato (transiciones suaves entre colores y tonos), que había aprendido de Leonardo da Vinci.
También era
un consumado dibujante, y sus estudios y bocetos revelan su habilidad para
capturar la esencia de una figura con solo unas pocas líneas.
Legado
y Muerte Prematura
La muerte de Rafael ocurrió el 6 de abril de 1520, el día en que cumplía 37 años.
Ille hic est Raphael. Timuit
quo sospite vinci rerum magna parens et moriente mori
Aquí yace Rafael. Cuando vivió,
la naturaleza temió ser vencida por él, ahora que él ha muerto, teme morir.
Rafael, en efecto, la retó,
tratando de superarla.
A pesar de su corta vida, Rafael dejó un legado duradero en la historia del arte occidental. Sus obras maestras continúan siendo admiradas por su belleza, su técnica y su profundidad conceptual.
Rafael
influyó en generaciones posteriores de artistas, y su estilo tuvo un impacto
significativo en el desarrollo del arte europeo.
HOMENAJES
Rafael Sanzio fue un genio artístico cuya breve pero intensa carrera dejó una marca indeleble en la historia del arte.
Desde sus primeros trabajos en Urbino hasta sus obras maestras en Florencia y Roma, Rafael demostró una habilidad extraordinaria para combinar la belleza formal con la profundidad conceptual.
Su legado perdura en sus pinturas, que continúan
fascinando a espectadores y artistas por igual, y su influencia sigue siendo
evidente en la práctica del arte hasta el día de hoy. Rafael Sanzio será
recordado como uno de los más grandes exponentes del Renacimiento italiano y
como un maestro cuya visión y destreza artística trascendieron su tiempo.
Estatua de Rafael
Sanzio de Urbino, 1897 (foto) · Luigi Belli
Piazzale Roma,
Urbino, Italy
FUENTES
https://www.biografiasyvidas.com/
https://www.culturagenial.com/
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