padre de la cirugía
Antiséptica
Era absolutamente insultante pretender que
Los doctores se lavaran las manos. Después de
Todo, eso era insinuar que las tenían sucias y,
Como dejó claro un obstetra del siglo XIX, "los
Médicos son caballeros y las manos de un
Caballero siempre están limpias".
Joseph Lister, o Joseph Lister,
Baron Lister de Lyme Regis, también llamado Sir Joseph Lister, Baronet, nació
en Upton ,en el condado de Essex, Inglaterra, el 5 de abril de 1827.
Fue un cirujano y científico
médico británico , fundador de la
medicina antiséptica y un pionero en la medicina preventiva. Si bien su método,
basado en el uso de antisépticos, ya no se utiliza, su principio de que las
bacterias nunca deben entrar en una herida de operación sigue siendo la base de
la cirugía hasta el día de hoy.
Lister Joseph es conocido por ser
el primer cirujano en poder controlar de forma eficaz las infecciones de las
heridas quirúrgicas mediante el uso de antisépticos basándose en los
descubrimientos de Pasteur. Debido a este descubrimiento, junto con el control
de las hemorragias y la anestesia, la cirugía pudo dar el salto definitivo
hacia la modernidad.
Fotocopia de la biografía de 1917 de la autobiografía de Lord Lister de Sir Rickman Godlee (fallecido en 1925)
Su padre fue Joseph Jackson
Lister y su madre Isabella Harris, familia cuáquera de buena situación
económica para proporcionarle una excelente educación. Su padre era comerciante
de vinos y científico aficionado, inventó un tipo de lente para microscopios
(la lente acromática), con la que solucionó un problema de distorsión en los
bordes y corregía también los colores que se observaban en las muestras. A
partir de ese momento se pudieron observar los glóbulos rojos o las bacterias
con todo detalle. También era experto en matemáticas.
Joseph ocupó el segundo lugar en
orden de nacimiento de seis hermanos más.
Si bien ambos padres tomaron
parte activa en la educación de Lister, su padre lo instruyó en historia
natural y el uso del microscopio.
En la escuela, se convirtió en un lector
fluido de francés y alemán. El joven Joseph Lister asistió a la Academia Isaac
Brown de Benjamin Abbott, una escuela cuáquera en Hitchin en Hertfordshire.
Ya adolescente, Lister asistió a
Grove House School en Tottenham, donde estudió matemáticas, ciencias naturales
e idiomas. Se interesó por la anatomía comparada y, antes de cumplir los 16
años, se decidió por la carrera quirúrgica.
En octubre de 1848, después de
tomar un curso de artes en el University College de Londres, se matriculó en la
facultad de ciencias médicas.
En el año 1852 se graduó como
licenciado en medicina con honores siendo un estudiante brillante.
En el mismo año se convirtió en miembro del Royal College of
Surgeons y cirujano interno del University College Hospital.
En el otoño de 1853 al visitar Edimburgo Lister fue nombrado como asistente
de James Syme, el mayor maestro de cirugía de su época.
Lister y Agnes Syme (hija de James Syme), se casaron el 23
de abril de 1856 en Milbank Escocia. La pareja comenzó su luna de miel en la
casa de la infancia de Lister en Upton Essex y luego se embarcó en una gira de
tres meses por Europa. Agnes interesada en la ciencia, trabajó como su
asistente, escribiendo sus notas y hallazgos en su libro de casos mientras
viajaban por Europa.
La pareja regresó a Edimburgo en octubre de 1856 y se
instaló en su nuevo hogar en el número 11 de Rutland Street.
El matrimonio, aunque sin hijos, fue feliz. compartiendo de
lleno la vida profesional.
(subido por William Jackson)
En octubre de 1856 fue nombrado cirujano de la Royal Infirmary de Edimburgo.
Durante estos años, Lister fue aprendiendo todo lo que se
podía saber sobre cirugía. En esta época, la tasa de mortalidad quirúrgica
rondaba el 50%.
Realizó múltiples investigaciones sobre los temas más variados: la coagulación de la sangre, los movimientos de los ojos o el deterioro de los vasos sanguíneos en las primeras fases de las infecciones de las heridas, tema, este último, que le interesaba enormemente.
En esta ciudad se dedicó a realizar varios trabajos de tipo
anatómico, fisiológico y patológico.
En 1857 publicó el trabajo titulado "Nuevo tratamiento de las fracturas abiertas y de los abcesos; observaciones sobre las causas de la supuración", que apenas tuvo resonancia entre los científicos.
En 1860 marchó a Glasgow, donde reemplazó a Syme y desarrolló su labor más fecunda.
Al quedar vacante la Cátedra Regius de Cirugía en la
Universidad de Glasgow, Lister fue elegido entre siete candidatos.
En agosto de 1861 fue nombrado cirujano de la Glasgow Royal
Infirmary, donde estuvo a cargo de las salas del nuevo bloque quirúrgico.
Los gerentes esperaban que la enfermedad hospitalaria (ahora conocida como sepsis operatoria, infección de la sangre por microorganismos productores de enfermedades) disminuyera considerablemente en su nuevo edificio. Sin embargo, la esperanza resultó vana. Lister informó que, en su sala de hombres, entre el 45 y el 50 por ciento de sus casos de amputación murieron de sepsis entre 1861 y 1865.
Sala de cirugíaEntrar en un quirófano en esta época era una apuesta a vida o muerte. La anestesia había dejado atrás los tiempos de los agónicos gritos de los pacientes, pero la gangrena, la septicemia y otras infecciones postoperatorias acababan llevándose a casi la mitad de los operados.
El
procedimiento habitual para ahuyentar las infecciones consistía en ventilar las
salas del hospital con el fin de expulsar las miasmas, el “mal aire” que por
entonces se creía que exhalaban las heridas y que contagiaba el mal a otros
pacientes.
Los médicos llegaban al quirófano con su ropa de calle y,
sin siquiera lavarse las manos, se ponían una bata cubierta de restos de
sangre seca y pus a modo de galones en el uniforme.
Durante la intervención, los cirujanos utilizaban los ojales de la bata para colgar los hilos de sutura y así tenerlos a mano. El instrumental, si acaso, se limpiaba después de la operación, pero no antes. Si un bisturí caía al suelo, lo recogían y proseguían. Si en algún momento era preciso utilizar las dos manos, agarraban el bisturí con los dientes.
Después, durante la ronda de planta, la sonda que se empleaba para drenar el pus de la herida de un paciente se aplicaba a continuación al de la siguiente cama.
En las zonas rurales no era raro que la intervención se cerrara aplicando en la herida un emplasto caliente de estiércol de vaca.
Se llegó incluso a que los propios cirujanos se resistieran a operar mientras no fuera absolutamente imprescindible. La mortandad por las infecciones era tan terrible que llegó a hablarse de abolir la cirugía en los hospitales.
Lister ya había probado métodos para lograr una curación limpia y había elaborado teorías para explicar la prevalencia de la sepsis . Descartando el concepto popular demiasma —infección directa por mal aire— postuló que la sepsis podría ser causada por un polvo parecido al polen. No hay evidencia de que creyera que este polvo fuera materia viva, pero se había acercado a la verdad.
Siguiendo las ideas de Pasteur, Lister buscó una sustancia química con la que aniquilar los gérmenes. Después de varias pruebas llegó al ácido carbólico (hoy llamado fenol), un compuesto extraído de la creosota que por entonces se empleaba para evitar la putrefacción de las traviesas de ferrocarril y la madera de los barcos, y que se aplicaba también a las aguas residuales de las ciudades.
En 1867 presentó los resultados de un nuevo estudio sobre el tema ante la Asociación médica británica. Un año más tarde lo hacía en la Sociedad Médico-quirúrgica de Glasgow.
En 1869, lo utilizó para la lección de apertura de curso de su Universidad. Este material lo había publicado en forma de libro en 1867 con el título On the Antiseptic Principle in the Practice of the Surgery.
En el año 1877 le ofrecieron la cátedra de Cirugía Clínica en King's College.
El 26 de octubre de ese año, Lister, realizó por primera vez
la entonces revolucionaria operación de una rótula fracturada. Implicó la
conversión deliberada de una simple fractura, sin riesgo para la vida, en una
fractura compuesta, que a menudo resultaba en una infección generalizada y la
muerte.
Lister había observado que las fracturas cerradas curaban
sin grandes complicaciones, mientras que las fracturas abiertas se infectaban y
provocaban la muerte del paciente en aproximadamente el 50% de los casos.
Lister decidió operar a un niño de 11 años cuya pierna había sido aplastada por la rueda de un carro y le había producido una fractura abierta.
Al final de la operación cubrió la pierna con una compresa empapada en una solución de ácido fenólico. A los pocos días comprobó que la pierna se curaba correctamente y no había ningún indicio de infección o pus. Al mes y medio, la pierna se había curado completamente y no había mostrado indicio de infección alguna.
Al poco tiempo, Lister ya tenía
un grupo de seis pacientes con los que había utilizado la técnica de cirugía
antiséptica en fracturas abiertas. De estos pacientes, solo uno había fallecido
debido a una pequeña herida de la que Lister no se había percatado, lo que
provocó una infección que lo mató. Mediante esta técnica, Lister consiguió reducir
la mortalidad de los pacientes quirúrgicos de un 50% a solo un 15%.
Este primer éxito no detuvo a Lister, que inmediatamente comenzó a lavar el instrumental y la ropa que se utilizaba durante la cirugía con soluciones de ácido fenólico al 5%, obligó a todo el personal a lavarse las manos y también a limpiar el hospital de arriba abajo, lo que en algún momento le causó enfrentamientos con las enfermeras, que pensaban que se había vuelto loco.
Poco tiempo después empezó a empapar los vendajes que se ponían en las heridas con ácido fenólico y desarrolló un pulverizador con el que rociar este producto químico para limpiar el aire de la estancia quirúrgica; esto provocaba tos y dolor de cabeza a los cirujanos y enfermeras, que se quejaban a Lister, quejas que él ignoraba.
También comenzó a limpiar la piel de los pacientes justo antes de iniciar la operación con ácido fenólico, cubriendo la piel que no iba a estar expuesta con compresas empapadas en este producto. Mediante todas estas técnicas consiguió hacer descender la tasa de mortalidad por infecciones postoperatorias hasta un 6%. El hospital ya no olía a muerte y a pus, olía a productos químicos y a progreso.
En el año 1878, Robert Koch, el descubridor del bacilo de la
tuberculosis, demostraría la utilidad de expandir el uso de las medidas de
higiene y esterilización en la ropa y en el instrumental quirúrgico.
Lister vivió años de reconocimiento.
En 1892, muere su esposa Agnes, durante un viaje por Italia.
Se retiró de la práctica quirúrgica en 1893.
Se recordaría a Joseph Lister como un hombre amable, tímido y modesto, firme en su
propósito porque creía humildemente él mismo para ser dirigido por Dios. No le
interesaba el éxito social ni la recompensa económica. En persona era guapo,
con una fina figura atlética, tez fresca, ojos color avellana y cabello
plateado.
En el año 1883, Lister recibió uno de sus primeros grandes reconocimientos al ser nombrado baronet por la reina Victoria I. La Reina fue su paciente más famosa.
Lister siguió conectado con la familia real y en 1897 se lo nombró barón Lister de Lyme Regis.
En el año 1902, también se lo
condecoró con la medalla Medalla Copley y fue nombrado uno de los 12 miembros
originales de la Orden del Mérito.
Durante algunos años antes de su muerte, estuvo casi completamente ciego y sordo. La depresión, su viejo mal, reapareció con fuerza por la muerte de su esposa y aunque la sobrevivió por espacio de veinte años, ya jamás volvió a ser el mismo.
Muere en el año 1912 a los 84 años, Josph Lister, en Walmar, Gran Bretaña, siendo enterrado con honores en la abadía de Westminster.
Lister no escribió libros pero contribuyó con muchos
artículos en revistas profesionales. Estos están contenidos en The Collected
Papers of Joseph, Baron Lister, 2 vol. (1909).
HOMENAJES
Curiosamente, apenas dos décadas
después, el doctor Jordan Wheat Lambert comenzó a utilizar la misma fórmula
para el campo odontológico, creando así el primer colutorio o enjuague bucal,
empleado hoy en día por más de mil millones de personas, y que bautizó bajo el nombre
de Listerine en honor a Joseph Lawrence Lister, el médico que trajo la vida a
los quirófanos.
.
Sello conmemorativo de los 350 años de la creación de la
Royal Society en honor a Joseph Lister
Joseph Lister- placa recordatoria, Royal College of Surgeons,
Londres
https://wsimag.com/es/ciencia-y-tecnologia/
https://www.britannica.com/science/history-of-medicine
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