Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

viernes, 23 de febrero de 2024

El 23 DE FEBRERO DE 1837 NACÍA ROSALÍA DE CASTRO

LA  ESCRITORA  DE  LA  NOSTALGIA




Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela el 23 de febrero de 1837 y murió en Padrón el 15 de julio de 1885.
Fue una escritora española en lengua castellana y gallega, figura imprescindible de la literatura del siglo  XIX.. Su madre pertenecía a una familia noble. Hasta los ocho años Rosalía estuvo bajo la custodia de su tía paterna Teresa Martínez Viojo hasta que su madre se hizo cargo de ella.
Al llegar a la adolescencia sufrió una profunda crisis por el descubrimiento de su condición de hija ilegítima de un sacerdote, y por su delicada salud, que nunca mejoró.
La obra de Rosalía transita entre un tipo de preocupación social por las duras condiciones de los pescadores y campesinos gallegos y otro de carácter metafísico que la sitúa dentro de la literatura existencial.
Su poesía, en particular, transmite ansiedad, una inquietud angustiosa ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el entorno más cercano. Persona de extrema sensibilidad, consiguió proyectar un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de indefinible tristeza. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida de sufrimiento.
Los estudios sobre la literatura femenina de épocas pasadas la sitúan entre las más grandes escritoras.

SELECCIÓN DE POEMAS


Dicen que las plantas no hablan

Dicen que las plantas no hablan, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni las olas con sus rumores, ni las estrellas con su brillo,
Lo dicen, pero no es cierto, porque siempre cuando paso,
Susurran y exclaman sobre mí:
Ahí va el loco soñando
Con la eterna primavera de la vida y los campos,
Y pronto, muy pronto, tendrá canas,
Y ve, temblando, aterrorizada, que la escarcha cubre el prado.

Hay canas en mi cabeza, hay escarcha en los prados,
Pero sigo soñando, pobre sonámbulo incurable,
Con la eterna fuente de vida que se apaga
Y la frescura perenne de los campos y de las almas,
Aunque algunos se cansen y aunque otros ardan.

Astros y fuentes y flores, no susurres sobre mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admirarte o cómo vivir sin ellos?



LOS ROBLES

Bajo el hacha implacable, ¿qué tan pronto?
en el suelo cayeron
¡robles y encinas!;
y los rayos del alba ríen,
que calvo parece
¡la cima de la montaña!

Los que ayer fueron bosques y selvas
de matorral salvaje,
donde estás envuelto en dulce misterio
al final del día
flotaban las brumas,
y brotaba la fuente serena
entre flores y musgos oculta,
hoy son áridas lomas que ostentan
deformes y negras
sus hondas cisuras.

Ya no entonan en ellas los pájaros
sus canciones de amor, ni se juntan
cuando mayo alborea en la fronda
que quedó de sus robles desnuda.
Sólo el viento al pasar trae el eco
del cuervo que grazna,
del lobo que aúlla.





Adios, ríos; adios, fontes

Adios, ríos; adios, fontes;
adios, regatos pequenos;
odios, vista dos meus ollos:
non sei cando nos veremos.

Miña terra, miña terra,
terra donde me eu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantei,

prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores,
casiña do meu contento,

muíño dos castañares,
noites craras de luar,
campaniñas trimbadoras
da igrexiña do lugar,

amoriñas das silveiras
que eu lle daba ó meu amor,
camiñiños antre o millo,
¡adios, para sempre adios!

¡Adios groria! ¡Adios contento!
¡Deixo a casa onde nacín,
deixo a aldea que conozo
por un mundo que non vin!

Deixo amigos por estraños,
deixo a veiga polo mar,
deixo, en fin, canto ben quero...
¡Quen pudera non deixar!...

Mais son probe e, ¡mal pecado!,
a miña terra n'é miña,
que hastra lle dan de prestado
a beira por que camiña
ó que naceu desdichado.

Téñovos, pois, que deixar,
hortiña que tanto amei,
fogueiriña do meu lar,
arboriños que prantei,
fontiña do cabañar.

Adios, adios, que me vou,
herbiñas do camposanto,
donde meu pai se enterrou,
herbiñas que biquei tanto,
terriña que nos criou.

Adios Virxe da Asunción,
branca como un serafín;
lévovos no corazón:
Pedídelle a Dios por min,
miña Virxe da Asunción.

Xa se oien lonxe, moi lonxe,
as campanas do Pomar;
para min, ¡ai!, coitadiño,
nunca máis han de tocar.

Xa se oien lonxe, máis lonxe
Cada balada é un dolor;
voume soio, sin arrimo...
Miña terra, ¡adios!, ¡adios!

¡Adios tamén, queridiña!...
¡Adios por sempre quizais!...
Dígoche este adios chorando
desde a beiriña do mar.
Non me olvides, queridiña,
si morro de soidás...
tantas légoas mar adentro...
¡Miña casiña!,¡meu lar!




Del antiguo camino a lo largo...

Del antiguo camino a lo largo,
ya un pinar, ya una fuente aparece,
que brotando en la peña musgosa
con estrépito al valle desciende.
Y brillando del sol a los rayos
entre un mar de verdura se pierden,
dividiéndose en limpios arroyos
que dan vida a las flores silvestres
y en el Sar se confunden, el río
que cual niño que plácido duerme,
reflejando el azul de los cielos,
lento corre en la fronda a esconderse.
No lejos, en soto profundo de robles,
en donde el silencio sus alas extiende,
y da abrigo a los genios propicios,
a nuestras viviendas y asilos campestres,
siempre allí, cuando evoco mis sombras,
o las llamo, respóndenme y vienen.




Estaciones

Adivínase el dulce y perfumado
calor primaveral;
los gérmenes se agitan en la tierra
con inquietud en su amoroso afán,
y cruzan por los aires, silenciosos,
átomos que se besan al pasar.
Hierve la sangre juvenil; se exalta
lleno de aliento el corazón, y audaz
el loco pensamiento sueña y cree
que el hombre es, cual los dioses, inmortal.
No importa que los sueños sean mentiras,
porque después de todo es verdad
¡Qué dichoso el que muere soñando!
Infeliz el que vive sin soñar.
Pero ¿cuál es la prisa en este mundo triste?
¡todas las cosas van!
¡Se diría que el vértigo los domina!...
el que ayer era capullo ahora es rosa,
y pronto crecerán rosas y plantas
el calor del verano
El ambiente es caluroso;
el zorro explora el camino del desierto:
se vuelve insalubre
del arroyo limpio el agua cristalina,
el alfiler espera inmóvil
los besos volubles de la brisa.
Impresionante silencio
abruma el campo;
solo se escucha el zumbido del insecto
en las extensas y húmedas sombras;
monótono y constante
como el sordo grito de agonía.
Bien podría llamarse, en verano,
al mediodía,
noche en que el hombre se cansó de luchar
más que nunca te irritan,
de la materia la fuerza imponente
y del alma los anhelos infinitos.
Vuelve, oh, frías noches de invierno,
¡nuestros viejos amantes de otros días!
Vuelve con tus helados y crudades
para enfriar la sangre calentada
Por su culpa es insoportable y triste...
¡Triste!... ¡Lleno de enredaderas y espigas!
Frío y calor, otoño o primavera,
¿dónde..., dónde está la alegría?
Todas las estaciones son hermosas
para el mortal que guarda en sí la felicidad;
pero para él un alma desolada y huérfana,
no hay temporada de risas o auspiciosa.





Hora tras hora, día tras día ...

Hora tras hora, día tras día,
entre el cielo y la tierra que quedan
eternos vigilantes,
como un torrente veloz,
La vida pasa

Devuélvele a la flor su perfume
después de marchitarse;
de las olas que besan la playa
y que uno tras otro besándola van expirando.
Recoge los rumores, las quejas,
y grabar su armonía en planchas de bronce.

Tiempos que fueron, lágrimas y risas,
Negros tormentos, dulces mentiras,
¡ay!, donde dejaron su huella,
¿Dónde, alma mía?


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