Fue un pintor paisajista francés considerado como uno de los fundadores del impresionismo cuya obra, poco apreciada en su tiempo, ha ganado en reconocimiento con el paso de los años.
Sus padres eran ingleses radicados en París donde tenían un próspero negocio de comercio.
Alfred a los 18 años viajó a Londres para estudiar economía y continuar así con el negocio familiar.
Durante su estancia, Sisley mostró un gran interés por el arte y conoció las obras de John Constable, Richard Bonnington y William Turner.
Su padre supo ver el talento del hijo y le apoyó para que iniciase su aprendizaje artístico abandonando sus estudios de economía.
En 1862 regresó a París e ingresó en el taller de dibujo y de pintura de Gleyre, donde conoció a Claude Monet y Pierre Auguste Renoir.
Después, abandonaron el taller y fueron a las afueras de París para pintar al aire libre. El objetivo era conseguir una representación espontánea y directa, centrándose en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos.
Sisley se dedicó en especial al paisaje, que será su temática preferida. Estudió en repetidas ocasiones el mismo paisaje con condiciones climatológicas diversas, intentando captar los efectos atmosféricos.Su técnica es fuera de serie, tanto que es posible clasificarlo en un grupo aparte con su amigo y gran maestro Pierre Renoir, quien le pintó un retrato. Sisley, a diferencia de otros impresionistas, desarrolla una pintura no basada en acontecimientos de la época ni influenciado por asuntos políticos. Sus paisajes son atemporales y gozan de una perspectiva espaciosa, que embelesan e inspiran un sentimiento de calma.
Óleo sobre lienzo. 49,5 x 65,4 cm.
Metropolitan Museum of Art. Nueva York
En 1870, durante la guerra Franco-Prusiana, Sisley, al igual que Monet y Pissarro, emigró a Londres.
A partir del año 1871 pasó a vivió en la miseria cuando dejó de recibir la ayuda económica de su acaudalada familia, la cual cesó a raíz del hundimiento del negocio familiar tras la guerra.
La quiebra económica familiar producida por la guerra franco-prusiana de 1870 decidió a Sisley a dedicarse profesionalmente a la pintura. Durante los años siguientes llevó una vida de gran penuria en diversas villas de Marly y Louveciennes en los alrededores de París, parajes que representó con especial atención a los efectos cambiantes de la luz y del agua.
En las obras La esclusa de Bougival (1873) y Nieve en Louveciennes (1878) se puede apreciar como reproduce las luces en diferentes momentos del día, el cielo, la nieve, la niebla y los reflejos y transparencias del agua.
Esta pintura Sisley retrata una nevada. Transmite la sensación de quietud y serenidad que dejan las fuertes nevadas en los paisajes rurales empleando una paleta de tonos grises para el cielo y de blancos para la nieve.
Lindero del bosque de Fontainebleau. -1885.- Óleo sobre lienzo, 60 x 73. Museo de Bellas Artes Puskin, Moscú.
Ante la escasa repercusión obtenida por sus cuadros en las primeras exposiciones impresionistas, se retiró en 1880 a la pequeña localidad de Moret-sur-Loing, en la que pasó el resto de sus días. Este último período estuvo marcado por la afirmación de un estilo cada vez más personal, que si bien revelaba afinidades con las concepciones pictóricas de Monet y Camille Pissarro, se distinguía de ellas por la suave armonía del color y un sentido casi arquitectónico de la composición, como se aprecia en obras como Iglesia de Moret (1893).
La mayor parte de sus obras fueron vistas de la localidad, de composición monumental y gran sensibilidad tonal. Cultivó en exclusiva el paisaje, en el cual incluyó a veces figuras humanas, y empleó una gama de color más restringida que la característica de otros impresionistas.
El lienzo es un estudio del paisaje rural. Se observa en la parte izquierda un camino y a la derecha, un trigal segado, un caballo, una carreta y los almiares.
Nunca alcanzó el renombre de la mayor parte de sus compañeros impresionistas, pero ha sido considerado, junto a Monet, como uno de los impresionistas más puros.
Alfred Sisley ha recibido varios homenajes póstumos para mantener vivo su recuerdo.
En particular, en 1911 fue el primer artista impresionista en recibir un monumento conmemorativo en su ciudad de Moret-sur-Loing, lugar muy ligado a su obra y donde desarrolló gran parte de su arte.
Este monumento
representa un reconocimiento físico y público de su obra.
Además, después de su muerte, la galería Bernheim-Jeune y Durand-Ruel promovieron exhibiciones de su obra en París y Nueva York, lo que ayudó a consolidar su fama póstuma
. Claude Monet organizó una venta benéfica de sus obras para sus hijos, mostrando el respeto y admiración de sus contemporáneos por su trabajo.
Su obra se conserva en diversos museos
importantes y ha sido objeto de exposiciones y estudios que contribuyen a
mantener su legado artístico vivo.
No se menciona específicamente placas, estatuas adicionales, bustos, calles, plazas o premios en honor directo a Sisley más allá de este primer monumento en Moret-sur-Loing, pero su reconocimiento principal está focalizado en esta ciudad y en el ámbito museístico y de exposiciones que preservan y valoran su obra. Sisley es considerado uno de los más puros exponentes del impresionismo, y su memoria se mantiene sobre todo por la importancia artística y la conservación de sus pinturas.
 Por ejemplo, en 1974 se emitió un sello que
lleva su nombre y destaca su importancia en la historia del arte. Estos sellos
sirven como un homenaje adicional para preservar su memoria y difundir su
legado artístico a través de colecciones filatélicas y culturales.
Por lo tanto, la filatelia reconoce a Sisley como un artista significativo al incluirlo en emisiones philatélicas que celebran su contribución al impresionismo y a la pintura de paisajes, lo cual refuerza su presencia en la cultura visual y patrimonial contemporánea.
El homenaje post mortem más destacado es el monumento en Moret-sur-Loing, junto con la preservación y exhibición continuada de su obra en museos y galerías, lo que constituye un reconocimiento perdurable a su legado.
LEGADO
El legado de Alfred Sisley en el arte, que ha perdurado hasta hoy, se centra en su papel como uno de los más auténticos y dedicados paisajistas del impresionismo.
Su contribución principal radica en su sensibilidad única hacia la luz, el color y la atmósfera natural, logrando capturar la esencia efímera de los paisajes y las estaciones en sus pinturas.
La honestidad y poesía con que representaba la naturaleza, con una técnica de
pincelada suelta y vibrante, establecieron un estándar para la pintura al aire
libre y la representación de la belleza natural.
Además, Sisley se distinguió por su constancia en mantenerse fiel a los principios impresionistas, dedicándose casi exclusivamente a paisajes, a diferencia de otros artistas que diversificaron sus temas.
Esta coherencia artística y su perfeccionamiento en la técnica del impresionismo le concedieron un lugar destacado en la historia del arte, influyendo en generaciones futuras y en cómo se percibe la pintura de paisajes.
Su trabajo destaca por la precisión en la captura de efectos atmosféricos y la iluminación natural, que aún hoy inspiran a artistas y amantes del arte en todo el mundo.
El impacto de Sisley también radica en su capacidad para transmitir emociones y sensaciones a través del paisaje, logrando una sensación de calma, serenidad y poesía que conecta emocionalmente con el espectador.
Su legado se mantiene vivo no solo en sus obras que se exhiben en museos internacionales, sino también en las enseñanzas y en la evolución del impresionismo, que continúa siendo una influencia clave en el arte contemporáneo.
Su pertenencia genuina al movimiento impresionista, basada en una técnica innovadora y una visión poética de la naturaleza, y su dedicación incansable hacen que su legado perdure, dejando una huella indeleble en la historia de la pintura y en la apreciación de la belleza natural a través del tiempo.








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