Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

jueves, 17 de mayo de 2012

18 DE MAYO BATALLA DE LAS PIEDRAS

BATALLA DE LAS PIEDRAS


 Obelisco realizado por Juan Manuel Ferrari en Las Piedras

Antecedentes.

Los sucesos de Mayo de 1810 en Buenos Aires, habían iniciado el proceso revolucionario en el Río de la Plata, cuyo objetivo era la eliminación del dominio imperial español en esta parte de América. En buena medida, ese proceso estuvo originado por las guerras napoleónicas que se desarrollaban en Europa, cuando España fue ocupada por los franceses. También influyó la política de Inglaterra, que estaba comprometida en la guerra contra Napoleón; y a la que interesaba además obtener una buena posición comercial y marítima en el área del Río de la Plata, como lo habían demostrado las Invasiones Inglesas.
Cuando en Buenos Aires la Junta de Mayo declaró la independencia de España, la ciudad de Montevideo se mantuvo fiel al trono español; pero algunos criollos importantes no estuvieron de acuerdo.
José Gervasio Artigas,  era Capitán del principal cuerpo militar de la ciudad y del territorio uruguayo entonces conocido como la Banda Oriental. Destacado en la ciudad de Colonia como Capitán de una compañía de Blandengues



José Gervasio Artigas


 “A fines de 1810, el capitán Artigas al servicio de Montevideo y Capitán del Cuerpo de Blandengues, marcha hacia el Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay) donde la historia lo ubica por la campaña de Entre Ríos siempre en protección de los desamparados.
Ya de regreso, en Colonia, el 15 de febrero de 1811, tiene lugar el célebre episodio, entre el brigadier Vicente María de Muesas y el capitán Artigas. Este episodio se trasmitía de generación en generación y hoy la documentación reunida por el Archivo Artigas lo pone en claro”.
*Archivo Artigas, obra del Dr. Eduardo Acevedo.

Virrey del Rio de la Plata don Francisco Xavier de Elio
 
“En los primeros días de enero de 1811 regresa de España con el cargo de Virrey del Rio de la Plata don Francisco Xavier de Elio . Apenas llego separó de la Comandancia de la Colonia al benemérito coronel don Ramón del Pino, que con solo 14 malos milicianos se había sabido defender de más de 260 hombres de las tropas de Buenos Aires. Este Oficial a quien se le achacaba falta de valor, solo puedo decir que tenía talento, instrucción y mucho conocimiento de la campaña y gente del país, pues no nos denunció uno como sospechoso, que después no se haya confirmado por un traidor.
Para reemplazar a Pino se nombró al brigadier don Vicente María de Muesas a quien Dios no le ha concedido el don de mando.
Pronto empezaron a desertar oficiales y soldados de la Colonia, por último un día llamó al capitán de Blandengues don José de Artigas y lo interrogó sobre si algunos de sus soldados habían entrado en un huerto y comido alguna fruta, le dijo tantas y tantas cosas amenazándole con que le pondría preso, que lo sofocó y Artigas salió vomitando venganzas; Artigas era el “coquito” de toda la Campaña, el niño mimado de los Jefes, porque para todo apuro lo llamaban y estaban seguros del buen éxito, porque tiene un extraordinario conocimiento de la campaña como nacido y criado en ella, en continuas comisiones contra ladrones, portugueses, etc., además está muy emparentado. En suma, diciendo Artigas, en la campaña, todos tiemblan. Este hombre insultado y agraviado sale vomitando furias, desaparece y cada pueblo por donde pasaba lo va dejando en completa sublevación; llega a Buenos Aires y dice a la Junta, ustedes no han sabido hacer la guerra a Montevideo yo me atrevo con muy pocos auxilios a revolucionar a toda la Banda Oriental, cortar las carnes y trigos a Montevideo, a obligarle a que se entregue. En efecto, vuelve y en un momento, como encuentra los ánimos dispuestos, todos los pueblos se sublevan y por todas partes se reúnen grandes cuadrillas de gauchos, con buenas o males armas, con lazos y bolas, su primera operación se reduce a llevarse a Buenos Aires a todos los muchos europeos que había en la campaña y la segunda a llevarse todo el ganado vacuno y caballadas del Rey y de particulares, llegando hasta dos leguas de la Ciudad. Las primeras noticias que se tuvieron del levantamiento de los pueblos del Uruguay, que fue por donde se empezó, se miraron con desprecio. Eso no vale nada, se decía. Con una docena de hombres está todo sosegado. Repíntense las noticias y el señor Virrey de repente toma la resolución de irse a la Colonia en la corbeta Mercurio llevándose los Granaderos del Fijo y los voluntarios de Madrid, creemos que iba a dar un golpe magistral, cuando a los ocho días lo vimos aparecer por tierra, sin que sepamos las providencias que tomó. De resultas del viaje se convenció de la necesidad de remover al brigadier Muesas y se vio precisado a mandar al general Vigodet".
** José María Salazar Comandante General del apostadero de Marina española en el Rio de la Plata eleva este informe al Secretario de Marina español a principio de mayo de 1811.



 Fortaleza o Ciudadela de la Colonia del Sacramento (1731)
Ilustración de época de Diogo Soares; Museo Histórico de Colonia

 Puerta de la Ciudadela


Este episodio tuvo lugar el 15 de febrero de 1811. El dia 26 de febrero ubicamos, de paso, por Nogoya, al capitán José Artigas junto al cura de la Colonia don José María Enrique de la Peria y al teniente don Rafael Hortiguera.
Luego de atravesar Entre Ríos y Santa Fe llegan a Buenos Aires.
En Buenos Aires Artigas obtiene el auxilio de 150 soldados, 200 pesos y el despacho de teniente coronel. El 9 de marzo de 1811 parte de Buenos Aires; el 16 alcanza Santa Fé. Pasa luego a la Bajada (Paraná), a Nogoyá y al Arroyo de la China (Concepción del Uruguay) y de allí a Paysandú.

 HACIA LAS PIEDRAS
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Con el impulso de don José Artigas las partidas que ya se habían acercado a la Plaza de Montevideo recogiendo caballadas y ganado se agrupan en torno al Caudillo. Benavides se dirige a poner sitio a Colonia que caerá una semana después del triunfo de Las Piedras, el 26 de mayo, luego de un sitio de nueve días.
Siempre siguiendo la figura de Artigas, eje central de todos estos sucesos y por lo tanto, nadie mejor que él para narrarlos:

"Las ocupaciones que me ha ofrecido el honroso cargo que usted tuvo a bien confiarme, no me han permitido, desde mi salida de esa capital, dar a usted una relación detallada de los movimientos practicados y el feliz suceso de las armas de la patria; pero he cuidado de avisarlos respectivamente al señor Belgrano y al coronel don José Rondeau, desde que fue nombrado jefe de este ejército, quienes creo lo harían a usted en iguales términos.
Aprovecho sin embargo estos momentos para elevar a su conocimiento todas las operaciones de la división de mi cargo.
Con ella llegué el 12 del corriente a Canelones, donde acampamos destacando partidas de observación cerca de los insurgentes que ocupaban las Piedras; punto el más interesante, así por su situación como por algunas fortificaciones que empezaban a formar y por la numerosa artillería con que lo defendían. En la misma noche se experimentó una copiosa lluvia, que continuó hasta las diez de la mañana del 16, en cuyo día destacaron los enemigos una gruesa columna a la estancia de mi padre, situada en el Sauce, a cuatro leguas de distancia de las Piedras, con objeto de batir la División de Voluntarios del mando de mi hermano don Manuel Francisco Artigas, que regresaba por orden mía de Maldonado, a incorporarse con mi División. Se hallaba acampado en Pando y luego que sus avanzadas avistaron al enemigo, me dio el correspondiente aviso pidiéndome 300 hombres de auxilio
Días previos a la batalla Elio trató de atraerse a Artigas a su causa por intermedio de su concuñado don Antonio Pereira. Llevaba la carta don Manuel Villagrán (cuñado y primo del mismo). Artigas respondió: SOLO ASPIRO AL BIEN DE MI PATRIA EN LA JUSTA CAUSA QUE SIGO.

PARTE DE LA BATALLA DE LAS PIEDRAS REDACTADO  POR JOSÉ ARTIGAS (documento)


 
"Elio en cuya consecuencia y de acuerdo con los señores capitanes determiné marchar a cortar a los enemigos. Dispuesta así la División de mi cargo, marché en columna al ponerse el sol con dirección al Sauce: hice alto en las puntas del Canelón chico, donde cerró la noche: el 17 amaneció lloviendo copiosamente y dispuse acamparme, así por dar algún descanso a la tropa, que en medio de su desnudez e insoportable frio, había sufrido tres días y medio de continua lluvia, como por el imprescindible interés de conservar las armas en buen uso.
En la tarde del mismo día se incorporó a mi División la del mando de mi hermano don Manuel, compuesta de 304 voluntarios, reunidos por él en la campaña, por la mayor parte bien armados.
La salida de los enemigos de su posición se verifico el 16: pero se redujo a saquear completamente la casa de mi padre y recoger sobre mil cabezas de ganado, que en la misma noche se introdujeron en la plaza".( En esa operación fue llevado prisionero a la plaza el hermano mayor de don José Artigas, José Nicolás Artigas Pascual).

"El 18 amaneció sereno: despaché algunas partidas de observación sobre el campo enemigo, que distaba menos de dos leguas del mío y a las nueve de la mariana se me avisó que hacían movimiento con dirección a nosotros. Se trabó el fuego con mis guerrillas y los contrarios, aumentando sucesivamente su fuerza, se reunieron en una loma distante una legua de mi campamento.
Exhorté a las tropas recordándoles los gloriosos triunfos que había inmortalizando la memoria de nuestras armas y el honor con que debían distinguirse los soldados de la patria y todos unánimes exclamaron con entusiasmo, que estaban resueltos a morir en obsequio de ella. Emprendí entonces la marcha. Los insurgentes hicieron una retirada aparente acompañada de algún fuego de cañón.

Montó nuevamente la infantería y cargo sobre ellos: es inexplicable, Señor Excelentísimo el ardor y entusiasmo con que mi tropa se empeñó entonces en mezclarse con los enemigos, en términos que fue necesario todo el esfuerzo de los oficiales y mío, para contenerlos y evitar el desorden. Los contrarios nos esperaban situados en la loma indicada arriba, guardando formación de batalla con 4 piezas de artillería, 2 obuses de a 32 colocados en el centro de su línea y un canon en cada extremo de a 4. En igual forma dispuse mi infantería, con las 2 piezas de a 2 y se trabó el fuego más activo. La situación ventajosa de los enemigos, la superioridad de su artillería así en el número como en el calibre y dotación de 16 artilleros en cada una y el exceso de su infantería sobre la nuestra, hacían la victoria muy difícil; pero mis tropas enardecidas se empeñaban mas y mas y sus rostros serenos pronosticaban las glorias de la Patria. El tesón y orden de nuestros fuegos, el arrojo de los soldados, obligué a los insurgentes a salir de su posición, abandonando un cañón que en el momento cayó en nuestro poder con una carreta de municiones. Ellos se replegaron con el mejor orden sobre las Piedras, sostenidos del incesante fuego de su artillería y como era verosímil que en aquel punto hubiesen dejado alguna fuerza cuya reunión nos era perjudicial, ordene que cargaran sobre ellos las columnas de caballería de los flancos y la encargada de cortarles su retirada: de esta operación resulto, que los enemigos quedasen encerrados en un circulo bastante estrecho: aquí empezó la acci6n con la mayor viveza de ambas partes, pero después de una rigurosa resistencia se rindieron los contrarios, quedando el campo de batalla en poder nuestro. La tropa enardecida pronto hubiera descargado su furor sobre las vidas de todos ellos, para vengar la inocente sangre de nuestros hermanos, acabada de verter para sostener la tiranía; pero ellos al fin participando de la generosidad que distingue a la gente americana, cedieron a los impulsos de nuestros oficiales empeñados en salvar a los rendidos.

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    Batalla de Las Piedras (boceto, óleo sobre tela)
  1896-   Diógenes Hecquet


La acción tuvo principio a las 11 del día y terminó al ponerse el sol; la fuerza enemiga ascendía en el todo, según los informes menos dudosos que he podido adquirir, a 1230 individuos.
El hecho mismo demuestra bastantemente la gloria de nuestras armas en esta brillante empresa; la superioridad en el todo de la fuerza de los enemigos, sus posiciones ventajosas, su fuerte artillería y particularmente el estado de nuestra caballería, por la mayor parte armada de palos con cuchillos enastados, hacer ver indudablemente, que las verdaderas ventajas que llevaban nuestros soldados sobre ros esclavos de los tiranos estarán siempre selladas en sus corazones inflamados del fuego que produce el amor a la patria".
También han llenado su obligación los Voluntarios de caballería y sus dignos jefes; siendo admirable, Excelentísimo Señor, la fuerza con que el patriotismo mas decidido ha electrizado a los habitantes todos de esta campaña, que después de sacrificar sus haciendas gustosamente en beneficio del ejercito, brindan todos con sus personas, en términos que podría decirse, que son tantos los soldados con que puede contar la patria, cuántos son los americanos que la habitan en esta parte de ella" En la noche del 18 acampe en las inmediaciones de las Piedras hacia Montevideo, en la situación mas ventajosa y cómoda, para oponerme a alguna tentativa del enemigo, que se esperaba según las noticias adquiridas, pero él no hizo movimiento".
El 24 fueron ignominiosamente arrojadas de la plaza por su tiránico gobierno varias familias, vecinos y eclesiásticos, sobre cuyo violento accidente hable a usted en otro papel.
Estos han sido los movimientos de la División que he tenido el honor de mandar y estos, Excelentísimo Señor, son los momentos en que me considero elevado por la fortuna al grado de felicidad más alta, si las armas de mi mando han podido contribuir a perfeccionar la grande obra de libertad de mi amada patria y dar a usted, que la representa, un día tan glorioso como aciago y terrible para los indignos mandones que desde su humillada situación intentan en vano oprimirla.
Dios guarde a usted muchos años. Campamento del Cerrito de Montevideo, 30 de mayo de 1811.

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Rendición de Posadas en Las Piedras, óleo de Juan Manuel Blanes.


Consecuencias

La batalla de Las Piedras fue el primer gran triunfo militar del Río de la Plata y como tal tonificó el espíritu de otros pueblos americanos.
La fuerza militar española en el Río de la Plata quedó prácticamente eliminada, lo que motivó al Virrey Elío, sitiado en Montevideo, a recurrir a la ayuda del gobierno de Portugal iniciándose un largo período de sucesivas intervenciones portuguesas que pautó el desarrollo de nuestra historia hasta la Independencia.
Con este triunfo se consolidó el prestigio de Artigas como militar. La Junta de Buenos Aires lo reconoció, otorgándole el grado de Coronel y enviándole una espada de honor.


Más sobre el tema haz clik aquí  18 de MAYO 1811 - BATALLA DE LAS PIEDRAS

FUENTES:
http://es.wikipedia.org/
http://es.scribd.com

lunes, 14 de mayo de 2012

APRENDAMOS A ESCRIBIR BIEN -


 
Eliminación de la tilde diacrítica en  los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad


Como indica su nombre, estos pronombres demuestran.  Indican la distancia relativa entre dos objetos, entre una persona y una cosa o entre dos personas. Los pronombres demostrativos son:

masc. sing.
masc. pl.
fem. sing.
fem. pl.
neutro
Cercanía
Éste Este
Éstos Estos
Ésta Esta
Éstas
Estas
esto
Distancia media
Ése Ese
Ésos Esos
Ésa  Esa
Ésas Esas
eso
Lejanía
Aquél Aquel
Aquéllos Aquellos
Aquélla Aquella
Aquéllas Aquellas
aquello





Al hablar de las palabras que llevan acento de diferenciación, se hace hincapié en el grupo formado por los pronombres demostrativos. Al respecto, hay bastante confusión, derivada del conocimiento defectuoso o el desconocimiento de una norma ortográfica, dictada por la Academia Española, que no tuvo la debida difusión cuando, en 1959, entró en vigencia con carácter preceptivo. Ni después tampoco. Inclusive los propios maestros no la consideraron con la profundidad que merece una medida de cambio.

Prescindencia de la tilde
No hay error si se procede de acuerdo con lo estipulado por la Academia al final de la norma. Allí dice que es posible prescindir del tilde si, al suprimirlo, no queda una expresión anfibológica.
Muy simple: los demostrativos pueden ir sin tilde si no originan mala interpretación o doble sentido al quitarlo. Si se escribe "ésas son mis instrucciones", el tilde del demostrativo se puede eliminar sin ningún inconveniente y queda "esas son mis instrucciones", aseveración que no ocasiona traspié de comprensión ni genera doble sentido.
Con esta nueva disposición ortográfica, el trabajo de este tilde se reduce al mínimo. Es más: podría decirse, con buena elasticidad, que no se necesita nunca, ya que anfibología se produce rarísima vez al suprimirlo. Debería elaborarse muy detenidamente (artificialmente) un texto para que, retirando el tilde de los demostrativos, se llegara a provocar confusión con respecto al contenido del enunciado.
  Los pronombres demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
  Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en los pronombres demostrativos para distinguirlos y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes:  ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).
  Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
  Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de  una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.

Ejemplo
 (I) "Trajeron lo pedido: éstos libros, ésos bancos, aquéllos cuadernos". El tilde indica que el demostrativo tiene valor sustantivo y que de acuerdo con el uso tradicional o normal debe ir con esa marca. Interpretando correctamente lo escrito, se tiene que trajeron libros las personas que están cerca del hablante (éstos), bancos las que están algo más allá (ésos) y cuadernos las que están más alejadas todavía (aquéllos).
Véase ahora:
(II) "Trajeron lo pedido; estos libros, esos bancos, aquellos cuadernos". El demostrativo tiene valor adjetivo y complementa a un sustantivo que, en estos casos, lo sigue. Se entiende que alguien aportó los libros que están cerca del hablante (estos libros), los bancos que están algo más allá (esos bancos) y los cuadernos que están más alejados todavía de quien habla (aquellos cuadernos).
En este ejemplo -muy espontáneo, que solamente se produce en la realidad por una gran excepción, suprimir el tilde causaría trastornos de comprensión, crearía anfibología cierta. La supresión sería inconveniente a todas luces. Entonces si se quiere decir lo que se expresa en
(I)              debe ir el tilde; si se quiere decir lo expresado en
(II)             debe escribirse sin tilde el demostrativo.
Sin embargo, inclusive en un caso como el presentado, hay una solución para no poner nunca el tilde y aliviar la ortografía. Véase esta nueva formulación:
(III) "Trajeron lo pedido: estos, libros; esos, bancos; aquellos, cuadernos".
Se ve que una puntuación más ajustada -pero no arbitraria- evita la anfibología y permite eliminar el tilde.
Resulta trasparente que en (III) se quiere comunicar lo mismo que se expresa en (I) y que no tiene que ver con (II)

FUENTES
http://www.rae.es/
Hector Balsas

martes, 1 de mayo de 2012

1 DE MAYO DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

HISTORIA DEL DÍA DE LOS TRABAJADORES



Los mártires de Chicago

Movimiento obrero de Chicago 1886

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo de cada año se dedica al recuerdo  del movimiento obrero mundial.
En julio de 1889, la Segunda Internacional reunida en París resolvió que “Se organizará una gran manifestación en fecha fija, de tal manera que simultáneamente en todos los países y en todas las ciudades en el mismo día convenido, los trabajadores pedirán a las autoridades oficiales la reducción, mediante una ley, de la jornada de trabajo a 8 horas... En vista que una manifestación análoga ha sido aprobada para el 1º de Mayo de 1890 por la Federación Americana del Trabajo, en su Congreso celebrado en Saint Louis... se adopta esa fecha para la manifestación internacional”.
En la actualidad se reivindican  los derechos de los trabajadores en sentido general, y se celebra en muchos países.

 Presidente Grover Cleveland

Llamativamente, en los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre desde 1882 en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos.

Grabado que muestra la explosión en la Revuelta de Haymarket

Revuelta de Haymarket.
Hacia finales del siglo XIX la clase obrera de Europa y Estados Unidos estaba en plena lucha por la reducción del horario de trabajo a 8 horas. 
Se vivía en esos años el proceso de consolidación del movimiento obrero a partir de los sindicatos y, también el desarrollo del movimiento socialista. Pese a la ruptura entre socialistas marxistas y anarquistas, ambas corrientes tuvieron un fuerte crecimiento en ese período.
A fines del siglo XIX - en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos - Chicago era la segunda ciudad en número de habitantes de EE.UU. 
Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.
En Estados Unidos,  se habían desarrollado varias asociaciones de trabajadores: la AFL (Federación Americana del Trabajo), de tendencia reformista, y los KL (Caballeros del Trabajo), más izquierdista. Paralelamente, surgió un Partido Obrero Socialista.
La reivindicación de las 8 horas tenía amplio apoyo en Chicago. Allí la jornada laboral se extendía desde las 4 de la mañana hasta las 8 de la noche. Aquellos que trabajaban 14 ó 15 horas se consideraban afortunados.
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa». 
En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista. 
En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, ésta había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer promulgar leyes en ese sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.

Presidente Andrew Johnson
  
En 1868, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas (aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas a entre 14 y 18 horas).
Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron.
La prensa calificaba el movimiento como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestando que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».

 Imágenes de la huelga que se realizó el 1 de mayo en el estado de Chicago en los Estados Unidos en 1887.

El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles. 

  Concentración de trabajadores en Chicago (EEUU), el 1 de mayo de 1886. Exigen la reducción de la jornada laboral a 8 horas. | libcom.org - Agencia

El día 2 la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas
El lunes 3 de mayo de 1886 un hecho empezaría a torcer el curso de los acontecimientos. En una reunión de 6000 estibadores en huelga, mientras hablaba August Spies, un grupo de 200 trabajadores se separaron del acto con el objetivo de presionar a los rompehuelgas, que en ese momento salían hacia sus casas. Quince minutos después aparecieron más de 200 policías que iniciaron un combate en las calles que terminó con 4 obreros muertos y muchísimos heridos.

Chicago. 3 de mayo.-  Concentración ante las puertas de la McCormick.

Spies y sus compañeros llamaron a una manifestación para el día siguiente en la plaza Haymarket, en el sur de Chicago. A la concentración fueron más de 3000 trabajadores y concurrió el alcalde de la ciudad, con la intención de garantizar la calma. El alcalde se retiró cuando hablaba el último orador, Fielden, e inmediatamente después la policía, comandada por el inspector John Blonfield (odiado por los obreros de la ciudad por su brutalidad represiva) irrumpió en la reunión con 180 policías. 

 Haymarket momentos antes de la explosión

Fielden intentó detenerlos alegando que era una reunión pacífica. Estaba parlamentando con los jefes cuando alguien arrojó una bomba contra los policías, hiriendo a 66 (7 de los cuales murieron). La policía disparó contra la multitud matando a varias personas e hiriendo a 200. La zona se volvió un infierno, las farmacias se llenaban de gente herida. A este episodio se lo llamó la "masacre de Haymarket".
Nunca se aclaró quién arrojó la bomba. La hipótesis más fuerte es atribuirla a una provocación policial. 
 La patronal y la prensa a su servicio salieron a hacer una campaña contra los "anarquistas extranjeros que quieren destruir América". El grupo dirigente del Sindicato Obrero Central estuvo inmediatamente sentado en el banquillo de los acusados. August Spies, Michael Schwab, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg, Albert Parsons, Samuel Fielden y Oscar Neebe fueron sometidos a juicio. 



La elección de los acusados fue política. Dos de ellos ni siquiera estuvieron en la manifestación de Haymarket, otros se habían retirado antes de la refriega. Lo que estaba en juicio eran las ideas políticas de estos militantes, cosa que fue dicha explícitamente por la acusación en varios tramos del juicio, plagado de vicios legales, falta de garantías, testigos falsos y demás catálogo de violencias y trampas a que fueron sometidos los compañeros. La índole fraudulenta del juicio fue tan evidente que, aun en medio de una ensordecedora campaña nacionalista contra los "terroristas extranjeros", el jurado no se atrevió a condenar a muerte a todos los acusados, como era la intención primera de los organizadores políticos del juicio.
Grabado representando el ahorcamiento de los Mártires de Chicago
 El 11 de noviembre de 1887 Spies, Engel, Fischer y Parsons fueron ahorcados. Unos días antes Louis Lingg se había quitado la vida en su celda. A partir de ese momento fueron conocidos como los "mártires de Chicago" y reivindicados como héroes de la clase trabajadora internacional durante muchos años. En su funeral desfilaron más de 25.000 trabajadores.

Sala donde se llevó a cabo el juicio en Haymarket
Los otros compañeros (Fielden, Schwab y Neebe) pasaron largos años en prisión hasta que el peso de las mentiras acumuladas obligó a una revisión del proceso que concluyó con la libertad de los tres sobrevivientes.
El impacto internacional que tuvo el juicio a los "mártires de Chicago" duró muchos años. Hacia 1889, en la Reunión Obrera Internacional convocada en París (en la que confluyeron socialistas y anarquistas de varios países) se resolvió organizar "una gran manifestación en fecha fija, de tal manera que simultáneamente en todos los países y en todas las ciudades en el mismo día convenido, los trabajadores pedirán a las autoridades oficiales la reducción, mediante una ley, de la jornada de trabajo a 8 horas y que se lleven a efecto las demás resoluciones del Congreso de París". La fecha escogida fue el 1º de mayo de 1890 para coincidir con el día en que los sindicatos norteamericanos habían resuelto retomar la lucha por las 8 horas y que conmemoraba el inicio de la huelga que terminó con la condena y asesinato de Spies y sus compañeros. 
 
Placa conmemorativa del Gobierno a los Mártires de Chicago.En marcador escribieron Primero tomaron vuestras vidas, ahora explotan vuestra memoria

Puedes leer más sobre el tema en : 1º DE MAYO- DÍA DE LOS TRABAJADORES

FUENTE:
 http://www.taringa.net/
 http://www.rel-uita.org
http://es.wikipedia.org