Ante la pregunta, ¿qué querría ver si pudiera mirar el mundo al menos tres días?
"A menudo he pensado que sería una bendición si, al comienzo de su juventud, todo ser humano se quedara ciego y sordo por unos cuantos días. La oscuridad lo haría apreciar más el don de la vista, y el silencio le enseñaría los deleites del sonido.
Algunas veces he interrogado a mis amigos que pueden ver sobre esa experiencia. Hace poco, cuando una amiga acababa de regresar de un largo paseo por el bosque, le pregunté qué había visto, y su respuesta me sorprendió: “Nada en especial”.
¿Cómo es posible caminar durante una hora por el bosque sin ver nada digno de ser contado?, pensé. Yo, que no puedo ver, descubro cientos de cosas interesantes mediante el simple tacto. Siento la delicada simetría de una hoja. Recorro con las manos el liso tronco de un abedul, o la áspera corteza de un pino. En primavera, exploro las ramas de los árboles con la esperanza de tocar un brote, el primer signo de que la naturaleza ha despertado de su letargo invernal.
En ocasiones, si corro con mucha suerte, poso suavemente la mano sobre un retoño de árbol y percibo la jubilosa vibración del canto de un pájaro. A veces deseo con toda el alma poder ver estas cosas. Si el mero tacto me produce tanto placer, ¿cuánta belleza más podría revelarme el sentido de la vista? He imaginado incluso lo que más me gustaría ver si se me concediera poder usar los ojos al menos durante tres días.
Dividiría ese tiempo en tres partes.
El primer día querría ver a la gente, cuya amabilidad y compañía me han hecho apreciar el valor de vivir la vida.
Yo no sé lo que es mirar al corazón de un amigo a través de “las ventanas del alma”: los ojos. Aunque sólo puedo tocar con las yemas de los dedos el contorno de una cara, soy capaz de percibir la alegría, la tristeza y muchas otras emociones humanas. Conozco a mis amigos por la sensación de sus rostros entre mis manos.
Para ustedes que pueden ver, debe ser mucho más fácil y satisfactorio captar las cualidades esenciales de otra persona con sólo observar las sutilezas de su expresión, la crispación de un músculo, el temblor de una mano… pero, ¿se les ha ocurrido alguna vez usar la vista para sondear la naturaleza íntima de un amigo? ¿Acaso no muchos de ustedes, los que ven, pueden contemplar un rostro sin fijarse realmente en él?
Por ejemplo, ¿pueden describir con detalle las facciones de 5 de sus mejores amigos? A manera de experimento, les he preguntado a varios hombres de qué color son los ojos de sus esposas, y con frecuencia, avergonzados y confundidos, admiten que no lo saben.
¡Dios mío, cuántas cosas podría yo ver si tuviera el don de la vista tan sólo tres días!
El primer día sería muy ajetreado. Llamaría a mis amigos más queridos y observaría largo rato sus rostros para grabar en mi mente las manifestaciones externas de su belleza interior. Dejaría que mis ojos se posaran también en la cara de un bebé recién nacido, a fin de captar un atisbo de ese candor anhelante y bello que antecede a la conciencia individual de los problemas de la vida. Querría ver los libros que otras personas me han leído, y que me han revelado mil secretos profundos de la existencia humana.
Me gustaría ver los confiados ojos de mis fieles perros, el pequeño Terrier Escocés y el robusto Gran Danés.
Helen Keller, Anne Sullivan Macy, and Polly Thomson
Por la tarde, daría un largo paseo por el bosque y me regodearía contemplando las maravillas de la naturaleza. Y elevaría una plegaria al cielo ante el prodigio multicolor del ocaso. Esa noche, supongo, no podría conciliar el sueño.
Al día siguiente, me levantaría al amanecer y presenciaría el estremecedor milagro por el cual la noche se transforma en claridad. Contemplaría llena de asombro el magnífico espectáculo de luz con el que el sol despierta a la tierra durmiente.
Dedicaría este día a echar un vistazo al mundo, pasado y presente.
Querría ver la evolución del progreso humano, y para ello visitaría los museos. Allí, mis ojos verían la historia abreviada de la tierra: los animales y las diversas etnias humanas recreadas en su ambiente natural; los esqueletos gigantescos de los dinosaurios y mastodontes que vagaban por el mundo antes de que apareciera esa pequeña criatura de poderoso cerebro –el hombre- y conquistara el reino animal.
Mi siguiente visita sería el museo de arte. Conozco bien a través del tacto las figuras esculpidas de los dioses y las diosas del antiguo Egipto. He palpado con los dedos las producciones de los frisos del Partenón, y percibido la grácil belleza de esculturas de guerreros atenienses en acción. El rostro barbado y tosco de Homero me es muy querido, ya que él también supo lo que es estar ciego.
Así pues, el segundo día intentaría penetrar en el alma humana a través del arte. Podría ver las cosas que conocí por medio del tacto, pero en todo su esplendor: el magnífico mundo de la pintura quedaría expuesto ante mis ojos. Sin embargo, quizá me llevaría de él sólo una impresión superficial, ya que los pintores dicen que para desarrollar una apreciación profunda y genuina del arte es necesario educar el ojo. Hay que aprender mediante la experiencia visual a reconocer los méritos de la línea, la composición, la forma y el color. Si yo pudiera ver, ¡conque alegría emprendería un estudio tan apasionante!
Pasaría la tarde del segundo día en un teatro o en un cine. ¿Cómo me encantaría poder ver la fascinante figura de Hamlet, o el impulsivo Falstaff con un colorido atuendo isabelino! Yo no puedo disfrutar la belleza del movimiento rítmico mas que con la limitada capacidad del tacto de mis manos.
Ana Pavlova
Sólo puedo entrever en mi imaginación la gracia de una Ana Pavlova, aunque conozco en parte el deleite del ritmo, ya que a menudo puedo sentir la cadencia de la música cuando hacen vibrar el piso. Bien puedo imaginar que el movimiento cadencioso debe ser una de las visiones más disfrutables del mundo. He logrado formarme una idea de esto al recorrer con mis dedos las líneas del mármol esculpido, y si esta gracia inmóvil puede ser tan hermosa, ¡más intensa aún ha de ser la emoción de ver la gracia en movimiento!
A la mañana siguiente, de nuevo daría la bienvenida al amanecer, ansiosa por descubrir otras manifestaciones de la belleza. Este día, el tercero, lo pasaría en el mundo de la gente común, en los sitios donde se divierten y batallan para ganarse el sustento. La ciudad se convierte en mi destino.
Me detendría primero en una esquina transitada a mirar en silencio a la gente, intentando con ese simple acto comprender algo de su vida cotidiana. Veo sonrisas y me siento feliz, veo una firme determinación y me lleno de orgullo. Veo sufrimiento y en mí aflora la compasión. Me paseo por la 5ª Avenida. Dejo vagar la mirada, así que no observo un objeto en particular, sino un calidoscopio de deslumbrantes imágenes.
Calle de Nueva York
Estoy segura de que los colores de los vestidos de las mujeres que caminan entre la multitud son un espectáculo maravilloso del que nunca podré cansarme.
Pero es posible que, si pudiera ver, fuera yo como la mayoría de las mujeres: estaría demasiado interesada en la moda para prestar atención a la belleza de los colores entre un gentío.
Partiendo de la 5ª Avenida, haría un recorrido por la ciudad: los barrios pobres, las fábricas, los parques donde juegan los niños… sin salir de la ciudad, también haría un viaje al extranjero visitando los barrios de inmigrantes. Mis ojos están muy abiertos para captar todas las imágenes, lo mismo de felicidad que de tristeza, así que puedo sondear en lo profundo y añadir a mi conocimiento cómo trabaja y vive la gente.
Mi tercer día para ver se acerca a su fin. Hay muchos asuntos serios a los que podría dedicar las últimas horas, pero en la noche correría de nuevo al teatro, a ver alguna obra que me hiciera reír hasta las lágrimas y me permitiera apreciar los tintes de comedia y del drama humano.
A la media noche, la oscuridad perpetua se cerniría de nuevo sobre mí.
Por supuesto, en esos tres breves días no habré visto todo lo que deseaba. Pero cuando la negrura hubiera descendido sobre mí, me percataría de cuánto me había faltado ver.
Tal vez este escueto plan no se parezca en nada al que ustedes podrían hacer si supieran que están a punto de quedarse ciegos; sin embargo, estoy segura de que si tuvieran que afrontar ese destino, usarían los ojos como jamás lo han hecho. Todo lo que vieran cobraría un sentido especial. Sus ojos se posarían con ansia en cada objeto que entrara dentro de su campo visual. Finalmente, descubrirían lo que en realidad significa ver, y un nuevo mundo de belleza se abriría ante ustedes.
Yo, que soy ciega, tengo un consejo para los que pueden ver: Usen sus ojos como si mañana fueran a perder la vista. Y hagan lo mismo con los demás sentidos: escuchen la musicalidad de las voces, los trinos de los pájaros, los poderosos acordes de una orquesta, como si el día de mañana fueran a quedarse sordos.
Tomen y acaricien cada objeto como si mañana fueran a despojarlos del sentido del tacto. Huelan el delicado perfume de las flores, deléitense con el sabor de cada bocado, como si nunca más pudieran volver a oler ni a paladear nada.
Disfruten al máximo sus sentidos; gocen, a través de los diversos medios de contacto con que los dotó la naturaleza, de todas las facetas del placer y la belleza que el mundo nos ofrece.
Aunque, de todos los sentidos, estoy segura de que el de la vista debe de ser el más glorioso.
LA EDUCACIÓN EN URUGUAY – CIEGOS , SORDOS, CIEGOSORDOS
La sordoceguera es una discapacidad en la que están afectados en diversos grados los sentidos de la vista y el oído. Internacionalmente se estima que podrían sufrirla 15 de cada 100.000 habitantes, pero de entre ellos sólo un 5% o 10% serían sordociegos totales. Si se aplican esas estimaciones a Uruguay, habría unas 500 personas que padecen esta discapacidad, aunque conserven restos auditivos o visuales, y unas 25 o 50 que serían sordociegos absolutos.
En Uruguay, el derecho a la educación se encuentra ligado a la tradición democrática. Con la Reforma Valeriana el sistema de enseñanza pública ha sido modelo en la región sobre la base de los principios de universalidad, gratuidad y obligatoriedad.
Históricamente, la atención de niños con “necesidades educativas especiales” ha estado encomendada a las Escuelas de Educación Especial. La notable expansión inicial de las escuelas especiales, las llevó a totalizar 75 establecimientos en todo el país a mediados de la década del 60, número que se mantiene incambiado, lo que refleja una política que procura invertir los recursos del estado en los enfoques inclusivos y en la igualdad de oportunidades.
En la primera década del siglo XX la Educación Pública, con un profundo sentido humanista, comprendió la necesidad de ofrecer a todos y cada uno de los individuos oportunidades máximas para su desarrollo y para su incorporación efectiva a la sociedad, lo que condujo a organizar la educación especial.
Los orígenes de la Educación Especial en el Uruguay se remontan a 1910, año en que se crea un establecimiento para sordomudos dependiente del entonces llamado Consejo de Educación Primaria y Normal, que luego se transformaría en la Escuela Pública para Discapacitados Auditivos, Escuela Nº197.
En el año 1914, por iniciativa privada, se funda el Instituto Nacional de Ciegos, oficializándose varias décadas después y determinando la posterior creación de la Escuela Pública para Discapacitados Visuales, Escuela Nº 198.
Paralelamente a la fundación de centros especializados para atender a niños discapacitados existe inquietud por la formación de personal especializado y competente.
A partir de 1985 se comenzó a encarar en nuestro país la educación especial con un enfoque integracionista, al considerarse que se segregaba de las clases comunes a un importante número de niños cuyas dificultades de aprendizaje provenían de factores derivados de la privación socioeconómica- emocional, de problemas físicos que no justificaban esa segregación, y de problemas de aprendizaje surgidos en clases numerosas -que dificultaban la individualización de la enseñanza- por el empleo de métodos pedagógicos inadecuados o por carencia de recursos y materiales apropiados.
Se entendió que esos niños, excluidos durante el ciclo escolar de la convivencia en grupo con sus semejantes no discapacitados, debían ser posterior y tardíamente reinsertados en el mundo social y laboral. Se advirtió también que la exclusión de las escuelas comunes de niños con discapacidades impedía compartir otro tipo de actividades, recreativas, sociales, de taller, etc., con los niños de los cursos escolares normales. Todo ello condujo a instrumentar un plan de integración que se puso en práctica a partir de 1986 y que aún hoy requiere un mayor énfasis, de acuerdo a un diseño más amplio que abarque también la etapa de post-escolarización.
El enfoque integracionista requiere la formación integral de los educadores, para que todos los docentes puedan dar respuesta a la extensa gama de necesidades educativas con que deben enfrentarse en el desarrollo de sus funciones.
Actualmente el docente encara su tarea con un enfoque integracionista, poniendo un especial énfasis en la tarea de prevención y buscando la coordinación efectiva de todos los servicios existentes en la comunidad.
Normativa existente
Abarca lo constitucional, lo legal y lo reglamentario:
Ley Nº 16.095 del 26 de octubre de 1989, que “establece un sistema de protección legal a las personas discapacitadas”; ella recoge y amplía las Declaraciones de Derechos de los Impedidos del 9 de diciembre de 1975 y la de los Retrasados Mentales del 20 de diciembre de 1971, así como la Ley Nº 13.711 del 27 de diciembre de 1967.
Contiene además un capítulo (el VII- artículos 33 al 40 inclusive) en el cual se establecen una serie de responsabilidades para el sector educativo, que en este momento está siendo objeto de la reglamentación correspondiente.
El espíritu que emana de la legislación existente es la consideración de la persona con discapacidad como un ser total, con sus virtudes y defectos, sus potencialidades y limitaciones, su capacidad para educarse con la posibilidad de beneficiarse de los avances científicos y tecnológicos, así como participar en las distintas esferas de la vida social.
ESCUELAS Y AULAS PÚBLICAS ESPECIALIZADAS PARA NIÑOS CON DISCAPACIDAD VISUAL
MONTEVIDEO
Escuela Pública de Discapacitados Visuales Nº 198.
Dirección: Zufriategui 990. Teléfono: 2309 43 78.
Escuela Pública de Discapacitados Visuales Nº 279.
Dirección: Ricardo Palma 3375, casi Camino Maldonado. Teléfono: 2514 81 84.
INTERIOR DEL PAÍS
Asociación de Sordociegos de Uruguay. ASCUY.
Dirección postal: Zona: Montevideo / Cerrito Dirección: Calle Pernas 2720 Bis Ap. 1 Tel: 2 215 4543 - Celular:0 99 189 766
E-mail: ascuy@sordos.com.uy
Servicios: Fomentar el intercambio social entre las personas sordociegas a nivel nacional e internacional, procurando la superación cultural e intelectual para el desarrollo personal, mejorando su calidad de vida. Trabajar con familias, profesionales y colaboradores en general interesados en esta problemática. Difundir objetivos y posibilidades de las personas sordociegas. Elaborar y poner en práctica proyectos tendientes a la integración de las personas sordociegas en la sociedad.
Asociación Cultural y Social Uruguaya de Ciegos (ACSUC)
Dirección postal: Nasazzi, 994. Montevideo. Uruguay.
Tel.: 204 47 38. 513 63 11
Servicios: Brindar un espacio de encuentro y esparcimiento para las personas ciegas. Realización de actividades culturales y sociales que apunten al acercamiento entre las personas con discapacidad visual.
Asociación de Ciegos de Salto (ACISA)
E-mail: acisasalto@hotmail.com
Servicios: Ayuda y reivincación de derechos.
Asociación de Discapacitados Visuales Rivera-Livramento
E-mail: beaoski@adinet.com.uy
Servicios: Ayuda y reivincación de derechos.
Asociación de glaucómacos del Uruguay (AGU)
E-mail: lula1306@adinet.com.uy
Servicios: Asociación de todas las personas que padecen esta afección visual, a menudo causante de discapacidad visual.
Asociación de Padres de Personas con Discapacidad Visual y Deficiencias Asociadas (APPEDIVIDA)
E-mail: appedivida@hotmail.com
Servicios: Emprender acciones que redunden en una mejora en los servicios que reciben sus hijos desde las organizaciones privadas y desde el Estado. Ludoteca en la sede de la UNCU, la que funciona los días viernes.
Asociación Uruguaya de Especialistas en Orientación y Movilidad
E-mail: sebastiancalistro@yahoo.com.ar
Servicios: Gestionar el movimiento asociativo de los técnicos de la OYM de Uruguay.
Centro de Rehabilitación para Ciegos Tiburcio Cachón
Dirección postal: Juan José Quesada, 3666. Montevideo. 11700. Uruguay.
Tel.: +598 2 200 0966. Fax: +598 2 208 6376.
E-mail: ccachon@adinet.com.uy
Servicios: Rehabilitación integral.
Fundación Braille del Uruguay. FBU
Dirección postal: Durazno, 1772. Blanes, 1132.Montevideo. 11200. Uruguay.
Tfnos. : (5982) 4095943 - 4080618 - 4000485 - 4001711. Fax: (5982) 4000789.
E-mail: fbu@fbraille.com.uy
Web: http://www.fbraille.com.uy/
Servicios: Apoyos psicológicos, educativos y técnicos: Atención Temprana, Rehabilitación Visual, Libro hablado e Imprenta Braille.
Fundación de Apoyo y Promoción del Perro de Asistencia (FUNDAPPAS)
Tel.: 601 23 41
E-mail: fundappas@montevideo.com.uy
Servicios: Propender a la instrucción de perros con una finalidad de asistencia a personas con limitaciones físicas y sensoriales.
Instituto Nacional de Ciegos "Gral. Artigas"
Dirección postal: Cno. Maldonado, 5745. Montevideo. Uruguay.
Tel.: 514 0689. Fax: 511 6362
Servicios: Brindar alojamiento a personas ciegas de todo el país, en forma transitoria o en calidad de internado.
Mutual Uruguaya de Deportistas Ciegos (MUDC)
Email: mudc2004@montevideo.com.uy
Servicios: Vertebrar la organización de la actividad deportiva de las personas con discapacidad visual, también a nivel competitivo.
Unión Departamental de Ciegos (UDECI – Cerro Largo)
E-mail: lilianco2@hotmail.com
Servicios: Ayuda y reivincación de derechos.
Unión Latinoamericana de Ciegos. ULAC
Dirección postal: Durazno, 1772. 11200. Montevideo. Uruguay.
Tfno.: (4982) 409 59 43. Fax: (5982) 400 07 89.
E-mail: ulac@fbraille.com.uy.
Web del sitio: http://www.fbraille.com.uy/ulac/index-gra.htm
Servicios: Coordinación con otras organizaciones internacionales no gubernamentales para desarrollar programas de educación, rehabilitación, colocación laboral, prevención, equipamiento para escuelas, centros, asociaciones, defensa del ejercicio de los derechos humanos, etc. Edición en sistema braille, en caracteres visuales y en casete, de la revista América Latina y otras publicaciones formativas e informativas sobre la temática de la ceguera.
Unión Nacional de Ciegos del Uruguay
Dirección postal: Mercedes, 1327. 11100; entre Ejido y Yaguarón. Montevideo. Uruguay.
Tel./Fax: (5982) 903 30 22.
E-mail: uncu@adinet.com.uy
Web: http://www.uncu.org.uy/
Servicios: Asesoramiento, rehabilitación y asuntos sociales.
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