Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

sábado, 18 de enero de 2025

18 DE ENERO DE NACÍA RUBÉN DARÍO- ANALIZANDO POEMAS

LA POESÍA DE

 RUBÉN DARÍO 



Rubén Darío Nació en Metapa, República de Nicaragua, el 18 de enero de 1867.

Por ser día en que nació y para homenajearlo presento este análisis de sus poemas  buscando ofrecer una visión integral de Rubén Darío como figura literaria, destacando su relevancia en la historia de la literatura y la poesía modernista, y la trascendencia de su obra en el mundo contemporáneo.

Rubén Darío no solo renovó la poesía en español a través de su maestría con la métrica, la musicalidad y la belleza de sus versos, sino que también marcó un hito en la historia literaria con su profunda influencia sobre la literatura hispanoamericana.

Con su obra, Darío rompió con los moldes tradicionales de la poesía y abrió nuevos horizontes para las generaciones futuras.

Su aporte al modernismo —movimiento literario caracterizado por su búsqueda de la belleza ideal, la sofisticación estética y la experimentación con el lenguaje— transformó la poesía de su tiempo, no solo en Hispanoamérica, sino también en Europa.

A lo largo de este trabajo, se destacarán algunos de los poemas más representativos de su producción, los cuales reflejan tanto la musicalidad que caracteriza su estilo como la riqueza de los temas que abordan, tales como el amor, el paso del tiempo, la juventud y la belleza efímera.

 


 

VeNUS

Rubén Darío

 

En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.

En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.

En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,

como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

 

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,

que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,

o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,

triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

 

“¡Oh, reina rubia! -díjele, mi alma quiere dejar su crisálida

y volar hacia a ti, y tus labios de fuego besar;

y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

 

y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar”.

El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.

Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

 **

 

ANALISIS

Venus no solo representa un ideal estético en la obra de Rubén Darío, sino que también encarna sus luchas emocionales y su búsqueda de significado en el amor. La figura de Venus sirve como un puente entre lo terrenal y lo divino, lo que permite a Darío explorar temas universales de deseo, pérdida y belleza a través de su poesía.

Simbolismo de Venus

Diosa del Amor:

Venus, en la mitología romana, es la diosa del amor y la belleza, simbolizando el deseo y la pasión. En el poema "Venus", Darío utiliza esta figura para expresar sus anhelos amorosos y la búsqueda de una conexión espiritual con su amada, a menudo identificada con Venus misma.

Representación de la Belleza Ideal:

El planeta Venus es también conocido por su brillantez en el cielo nocturno, lo que Darío emplea como metáfora de la belleza idealizada.

 La imagen de Venus como un "jazmín dorado" incrustado en el "ébano" del cielo oscuro refuerza esta noción de belleza inalcanzable.

Reflejo de Nostalgia y Pérdida:

En el poema, el yo poético busca consuelo en la visión de Venus mientras lidia con la pérdida de su amada.

La tristeza y la melancolía que emanan del poema reflejan un deseo de unión que se siente imposible, ya que Venus se convierte en un símbolo del amor perdido y la añoranza.

Estructura y Estilo

Ritmo y Musicalidad:

El poema está estructurado en cuartetos y tercetos, lo que proporciona un ritmo musical que complementa los sentimientos expresados.

La alternancia entre versos enfatiza la angustia del yo poético, quien oscila entre el deseo y la realidad de su soledad.

Figuras Retóricas:

Darío utiliza diversas figuras literarias como metáforas, símiles e hipérboles para intensificar el impacto emocional del poema.

Por ejemplo, al comparar su alma con una "crisálida", expresa su deseo de transformación y liberación hacia el amor.

 



EL CANTO ERRANTE

Ruben Darío

 

El cantor va por todo el mundo

sonriente o meditabundo.

 

El cantor va sobre la tierra

en blanca paz o en roja guerra.

 

Sobre el lomo del elefante

por la enorme India alucinante.

 

En palanquín y en seda fina

por el corazón de la China;

 

en automóvil en Lutecia;

en negra góndola en Venecia;

 

sobre las pampas y los llanos

en los potros americanos;

 

por el río va en la canoa,

o se le ve sobre la proa

 

de un steamer sobre el vasto mar,

o en un vagón de sleeping-car.

 

El dromedario del desierto,

barco vivo, le lleva a un puerto.

 

Sobre el raudo trineo trepa

en la blancura de la estepa.

 

O en el silencio de cristal

que ama la aurora boreal.

 

El cantor va a pie por los prados,

entre las siembras y ganados.

 

Y entra en su Londres en el tren,

y en asno a su Jerusalén.

 

Con estafetas y con malas,

va el cantor por la humanidad.

 

En canto vuela, con sus alas:

Armonía y Eternidad.

ANÁLISIS

 

"El Canto Errante" representa a Rubén Darío no solo por su estilo poético distintivo, sino también por su profunda reflexión sobre el papel del poeta en el mundo.

A través del canto errante, Darío expresa su búsqueda constante de belleza, significado y conexión con la humanidad.

Este poema es un testimonio de su maestría en capturar las complejidades de la experiencia humana y su compromiso con la innovación artística.

Estructura y Forma

Versificación:

El poema está compuesto por una serie de versos octosílabos que crean un ritmo fluido y musical. Esta métrica es característica del modernismo, que Darío ayudó a popularizar.

La musicalidad de los versos refuerza la idea de un canto que viaja y se desplaza, reflejando el tema central del poema.

Imágenes Visuales:

Darío emplea una rica variedad de imágenes que evocan diferentes culturas y paisajes, desde la India hasta Venecia, pasando por América y el desierto. Esta diversidad geográfica subraya el carácter errante del cantor, quien se mueve a través de múltiples realidades.

Temática

El Cantor Errante:

El protagonista del poema es el "cantor", una figura que simboliza al poeta mismo. Este cantor viaja por el mundo, experimentando tanto la paz como la guerra.

La dualidad entre "sonriente o meditabundo" refleja las diversas emociones que acompaña a la creación poética.

La Búsqueda de Experiencias:

 A lo largo del poema, el cantor utiliza diferentes medios de transporte (elefante, palanquín, automóvil) para ilustrar su viaje a través de la vida y el arte. Esto representa la búsqueda constante de nuevas experiencias y la exploración de la condición humana.

Reflexión sobre la Poesía:

El canto se presenta como un medio para volar "con sus alas", sugiriendo que la poesía tiene el poder de trascender las limitaciones físicas y temporales.

La mención de "Armonía y Eternidad" al final del poema enfatiza la idea de que el arte puede alcanzar lo sublime y lo eterno.

Contexto Cultural

Modernismo:

"El Canto Errante" se inscribe en el contexto del modernismo literario, donde Darío busca romper con las tradiciones anteriores y explorar nuevas formas de expresión.

Su obra refleja un deseo de innovar y experimentar con el lenguaje y la forma poética.

Identidad Latinoamericana:

A través de sus referencias a distintos lugares y culturas, Darío también aborda temas relacionados con la identidad latinoamericana. El viaje del cantor puede interpretarse como una metáfora del viaje cultural e histórico de América Latina.

 



A  COLÓN

Rubén Darío

 

¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,

tu india virgen y hermosa de sangre cálida,

la perla de tus sueños, es una histérica

de convulsivos nervios y frente pálida.

 

Un desastroso espirítu posee tu tierra:

donde la tribu unida blandió sus mazas,

hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,

se hieren y destrozan las mismas razas.

 

Al ídolo de piedra reemplaza ahora

el ídolo de carne que se entroniza,

y cada día alumbra la blanca aurora

en los campos fraternos sangre y ceniza.

 

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes

al son de los cañones y los clarines,

y hoy al favor siniestro de negros reyes

fraternizan los Judas con los Caínes.

 

Bebiendo la esparcida savia francesa

con nuestra boca indígena semiespañola,

día a día cantamos la Marsellesa

para acabar danzando la Carmañola.

 

Las ambiciones pérfidas no tienen diques,

soñadas libertades yacen deshechas.

¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,

a quienes las montañas daban las flechas! .

 

Ellos eran soberbios, leales y francos,

ceñidas las cabezas de raras plumas;

¡ojalá hubieran sido los hombres blancos

como los Atahualpas y Moctezumas!

 

Cuando en vientres de América cayó semilla

de la raza de hierro que fue de España,

mezcló su fuerza heroica la gran Castilla

con la fuerza del indio de la montaña.

 

¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas

no reflejaran nunca las blancas velas;

ni vieran las estrellas estupefactas

arribar a la orilla tus carabelas!

 

Libre como las águilas, vieran los montes

pasar los aborígenes por los boscajes,

persiguiendo los pumas y los bisontes

con el dardo certero de sus carcajes.

 

Que más valiera el jefe rudo y bizarro

que el soldado que en fango sus glorias finca,

que ha hecho gemir al zipa bajo su carro

o temblar las heladas momias del Inca.

 

La cruz que nos llevaste padece mengua;

y tras encanalladas revoluciones,

la canalla escritora mancha la lengua

que escribieron Cervantes y Calderones.

 

Cristo va por las calles flaco y enclenque,

Barrabás tiene esclavos y charreteras,

y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque

han visto engalonadas a las panteras.

 

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante

en nuestra senda ha puesto la suerte triste:

¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,

ruega a Dios por el mundo que descubriste!

ANÁLISIS

"A Colón" es una obra poderosa que combina crítica histórica con reflexiones sobre la identidad cultural latinoamericana.

A través de su lenguaje claro y su estructura poética, Rubén Darío logra expresar un profundo lamento por las consecuencias de la conquista y una búsqueda de redención para América Latina.

Este poema no solo destaca por su contenido crítico, sino también por su relevancia en el contexto del modernismo literario y su capacidad para resonar con las luchas contemporáneas del continente.

Contexto Histórico

Conmemoración del Descubrimiento:

Escrito en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América, el poema se presenta como una respuesta crítica a la celebración oficial.

Darío no ofrece un panegírico a Cristóbal Colón, sino que cuestiona la glorificación de la conquista y sus efectos devastadores en las culturas indígenas.

 

Estructura y Forma

Métrica:

El poema está compuesto por 14 serventesios, una forma poética que consiste en estrofas de cuatro versos con rima consonante.

Esta estructura permite a Darío mantener un ritmo fluido y musical, que contrasta con el contenido sombrío del mensaje.

Lenguaje Directo:

Darío utiliza un lenguaje claro y directo, evitando las metáforas excesivamente floridas que caracterizan a otras obras modernistas. Esto le permite transmitir su crítica de manera más efectiva y accesible.

 

Temáticas Principales

Crítica a la Conquista:

Desde el inicio, el poema se dirige a Colón como un "desgraciado Almirante", lamentando la pérdida de la "india virgen" que ha sido transformada en una tierra marcada por la violencia y el sufrimiento.

La imagen de América como "histérica" refleja el trauma histórico causado por la colonización.

Guerra Fratricida:

Darío menciona cómo las tribus indígenas, antes unidas, ahora se enfrentan entre sí en "perpetua guerra".

Esto señala no solo las consecuencias inmediatas de la conquista, sino también los conflictos internos que han persistido en América Latina a lo largo de los siglos.

Idealización del Mundo Prehispánico:

A lo largo del poema, hay una clara idealización de las culturas indígenas precolombinas.

Darío contrasta a los antiguos caciques con los conquistadores europeos, sugiriendo que los primeros eran más nobles y dignos que los hombres blancos que llegaron a América.

Reflexiones sobre Identidad:

El poema también aborda la identidad latinoamericana, mezclando elementos indígenas y españoles. La mención de "savia francesa" y referencias a la Revolución Francesa indica una búsqueda de libertad e identidad propia frente a las influencias externas.

Lamento por el Futuro:

A medida que avanza el poema, Darío expresa su desesperanza por el futuro de América, donde "las ambiciones pérfidas no tienen diques".

Este lamento culmina en una súplica a Colón para que ruegue por unas tierras que siguen sufriendo.

 



SONATINA

Rubén Darío

 

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa está pálida en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro;

y en un vaso olvidada se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y, vestido de rojo, piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las I Islas de las Rosas fragantes,

o en el que es soberano de los claros diamantes,

o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar,

ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

saludar a los lirios con los versos de mayo,

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte;

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules

en la jaula de mármol del palacio real,

el palacio soberbio que vigilan los guardas,

que custodian cien negros con sus cien alabardas,

un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste. La princesa está pálida)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe

(La princesa está pálida. La princesa está triste)

más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,

en caballo con alas, hacia acá se encamina,

en el cinto la espada y en la mano el azor,

el feliz caballero que te adora sin verte,

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

a encenderte los labios con su beso de amor!

 **

ANÁLISIS

"Sonatina" es un poema que no solo destaca por su belleza formal y musicalidad, sino también por su profunda exploración del anhelo humano por la libertad y el amor.

A través de la figura de la princesa, Rubén Darío expresa sus propias luchas internas y deseos, convirtiendo este poema en una alegoría universal sobre la búsqueda del significado en un mundo a menudo opresivo.

La obra es un testimonio del modernismo literario y continúa resonando por su capacidad para evocar emociones complejas a través de un lenguaje exquisito.

 

Estructura y Forma

Métrica y Rima:

El poema está compuesto por ocho estrofas de seis versos cada una, conocidas como sextinas. Cada verso es un alejandrino, lo que significa que tiene catorce sílabas.

La rima sigue el esquema AACDDC, lo que contribuye a su musicalidad y fluidez.

Sonoridad:

El título "Sonatina" hace referencia a una forma musical breve y ligera, lo que refleja la naturaleza melódica del poema.

Esta musicalidad es fundamental en la poesía de Darío, quien busca crear una experiencia sensorial a través del lenguaje.

 

Temáticas Principales

La Tristeza de la Princesa:

Desde el inicio, el poema presenta a una princesa triste y pálida, atrapada en su "jaula de oro".

Esta imagen simboliza la opresión que siente a pesar de su riqueza y estatus.

 La repetición de "La princesa está triste" enfatiza su melancolía y anhelo.

Anhelo de Libertad:

La princesa desea escapar de su vida monótona y busca la libertad. Expresa su deseo de ser una golondrina o mariposa, símbolos de ligereza y libertad.

Este anhelo refleja un tema recurrente en el modernismo: la evasión de una realidad opresora.

Búsqueda del Amor:

A lo largo del poema, se menciona la posibilidad de un príncipe que vendrá a rescatarla.

Este príncipe simboliza no solo el amor romántico, sino también la esperanza de una vida más plena y significativa. La llegada del caballero idealizado se presenta como una solución a su tristeza.

Contraste entre Realidad y Fantasía:

El poema evoca un mundo de ensueño lleno de elementos exóticos y mitológicos, como el hada madrina y los príncipes lejanos.

Este contraste entre la realidad opresiva del palacio y las fantasías que alimenta la princesa resalta el deseo humano de escapar hacia lo desconocido.

 

Estilo y Recursos Literarios

Imágenes Sensoriales:

Darío utiliza imágenes vívidas para crear una atmósfera rica en sensaciones. Las referencias a "la boca de fresa", "el palacio soberbio" y "las flores tristes" evocan un mundo visual y emocionalmente cargado.

Figuras Retóricas:

El poema está lleno de recursos poéticos como la anáfora (repetición de "La princesa está"), sinestesia (mezcla de sensaciones) y metáforas que enriquecen el texto y profundizan su significado.

Tono Melancólico:

A pesar del deseo de escape, hay un tono subyacente de melancolía que permea todo el poema. La tristeza de la princesa se convierte en un reflejo del alma angustiada del poeta, quien también busca liberarse de las ataduras sociales y emocionales.

 


Sinfonía en gris mayor

Rubén Darío

 

El mar como un vasto cristal azogado

refleja la lámina de un cielo de zinc;

lejanas bandadas de pájaros manchan

el fondo bruñido de pálido gris.

 

El sol como un vidrio redondo y opaco

con paso de enfermo camina al cenit;

el viento marino descansa en la sombra

teniendo de almohada su negro clarín.

 

Las ondas que mueven su vientre de plomo

debajo del muelle parecen gemir.

Sentado en un cable, fumando su pipa,

está un marinero pensando en las playas

de un vago, lejano, brumoso país.

 

Es viejo ese lobo. Tostaron su cara

los rayos de fuego del sol del Brasil;

los recios tifones del mar de la China

le han visto bebiendo su frasco de gin.

 

La espuma impregnada de yodo y salitre

ha tiempo conoce su roja nariz,

sus crespos cabellos, sus bíceps de atleta,

su gorra de lona, su blusa de dril.

 

En medio del humo que forma el tabaco

ve el viejo el lejano, brumoso país,

adonde una tarde caliente y dorada

tendidas las velas partió el bergantín…

 

La siesta del trópico. El lobo se aduerme.

Ya todo lo envuelve la gama del gris.

Parece que un suave y enorme esfumino

del curvo horizonte borrara el confín.

 

La siesta del trópico. La vieja cigarra

ensaya su ronca guitarra senil,

y el grillo preludia un solo monótono

en la única cuerda que está en su violín.

 **

ANÁLISIS

"Sinfonía en gris mayor" es un poema que destaca por su musicalidad y su capacidad para evocar emociones complejas a través de imágenes vívidas y un lenguaje cuidadosamente elaborado.

Rubén Darío logra capturar la esencia de la nostalgia, el paso del tiempo y la lucha interna entre el deseo de libertad y el anhelo por un hogar perdido.

Este poema no solo es representativo del modernismo literario, sino que también ofrece una reflexión profunda sobre la condición humana y las emociones universales que todos experimentamos.

"Sinfonía en gris mayor" de Rubén Darío es un poema que combina elementos visuales y sonoros para crear una atmósfera melancólica y nostálgica.

 

Estructura y Forma

Métrica:

El poema está compuesto por ocho estrofas de cuatro versos cada una, con una rima que alterna entre consonante y asonante.

Esta estructura regular contribuye a la musicalidad del poema, reflejando el título "Sinfonía".

Sinestesia:

El título mismo sugiere una combinación de sensaciones auditivas y visuales. La palabra "sinfonía" evoca música, mientras que "gris" se relaciona con lo visual.

Esta interrelación de sentidos es un rasgo distintivo del modernismo, que busca fusionar diferentes formas artísticas.

 

Temáticas Principales

Nostalgia y Melancolía:

El poema evoca un sentimiento de nostalgia a través de la figura del marinero, quien recuerda un "brumoso país" mientras fuma su pipa.

Esta nostalgia se manifiesta en la atmósfera opresiva y gris del paisaje marino, simbolizando un pasado perdido.

 

La Naturaleza como Reflejo del Estado Emocional:

La descripción del mar, el cielo y el ambiente en general refuerza el estado emocional del marinero. El mar es comparado con un "vasto cristal azogado", lo que sugiere una superficie tranquila pero opaca, reflejando la tristeza del protagonista.

El Ciclo de la Vida:

La imagen del marinero viejo que se adormece durante la siesta del trópico puede interpretarse como una metáfora del paso del tiempo y el desgaste que este provoca.

La repetición de elementos grises y monótonos sugiere una vida marcada por la rutina y la pérdida de vitalidad.

La Dualidad entre el Mar y la Tierra:

A lo largo del poema, hay una tensión entre el deseo de aventura (representado por el mar) y la nostalgia por un hogar lejano (el "brumoso país").

 Esta dualidad resalta el conflicto interno del marinero entre su vida actual y sus recuerdos.

 

Estilo y Recursos Literarios

Imágenes Vivas:

Darío utiliza descripciones vívidas para crear una atmósfera rica en sensaciones.

Frases como "el viento marino descansa en la sombra" o "las ondas que mueven su vientre de plomo" evocan una experiencia sensorial profunda.

Personificación:

Elementos de la naturaleza son dotados de cualidades humanas, como el viento que "descansa" o las ondas que "gemir".

Esto no solo añade profundidad a las imágenes, sino que también establece una conexión emocional entre el marinero y su entorno.

Tono Monótono:

El uso repetido de palabras relacionadas con el gris crea un tono monótono que refuerza la sensación de estancamiento y tristeza.

Esta monotonía es paralela a la vida del marinero, quien parece atrapado en un ciclo sin fin.

 



ERA UN AIRE SUAVE...

Rubén Darío

 

Era un aire suave, de pausados giros;

el hada Harmonía rimaba sus vuelos,

e iban frases vagas y tenues suspiros

entre los sollozos de los violoncelos.

 

Sobre la terraza, junto a los ramajes,

diríase un  trémolo de liras eolias

cuando acariciaban los sedosos trajes,

sobre el tallo erguidas, las blancas magnolias.

 

La marquesa Eulalia risas y desvíos

daba a un tiempo mismo para dos rivales:

el vizconde rubio de los desafíos

y el abate joven de los madrigales.

 

Cerca, coronado con hojas de viña,

reía en su máscara Término barbudo,

y, como un efebo que fuese una niña,

mostraba una Diana su mármol desnudo.

 

Y bajo un boscaje del amor palestra,

sobre el rico zócalo al modo de Jonia,

con un candelabro prendido en la diestra

volaba el mercurio de Juan de Bolonia.

 

La orquesta parlaba sus mágicas notas;

un coro de sones alados se oía;

galantes pavanas, fugaces gavotas

cantaban los dulces violines de Hungría.

 

Al oír las quejas de sus caballeros,

ríe, ríe, ríe la divina Eulalia,

pues son un tesoro las flechas de Eros,

el cinto de Cipria, la rueca de Onfalia.

 

¡Ay de quien sus mieles y frases recoja!

¡Ay de quien del canto de su amor se fíe!

Con sus ojos lindos y su boca roja,

la divina Eulalia ríe, ríe, ríe.

 

Tiene azules ojos, es maligna y bella;

cuando mira, vierte viva luz extraña;

se asoma a las húmedas pupilas de estrella

el alma del rubio cristal de Champaña.

 

Es noche de fiesta, y el baile de trajes

ostenta su gloria de triunfos mundanos.

La divina Eulalia, vestida de encajes,

una flor destroza con sus tersas manos.

 

El teclado armónimo de su risa fina

a la alegre música de un pájaro iguala.

Con los staccati  de una bailarina

y las locas fugas de una colegiala.

 

¡Amoroso pájaro que trinos exhala

bajo el ala a veces ocultando el pico;

que desdenes rudos lanza bajo el ala,

bajo el ala aleve del leve abanico!

 

Cuando a media noche sus notas arranque

y en arpegios áureos gima Filomela,

y el ebúrneo cisne, sobre el quieto estanque,

como blanca góndola imprima su estela,

 

la marquesa alegre llegará al boscaje,

boscaje que cubre la amable glorieta

donde han de estrecharla los brazos de un paje,

que siendo su paje será su poeta.

 

Al compás de un canto de artista de Italia

que en la brisa errante la orquesta deslíe,

junto a los rivales, la divina Eulalia

la divina Eulalia ríe, ríe, ríe.

 

¿Fue acaso en el tiempo del rey Luis de Francia,

sol con corte de astros, en campos de azur,

cuando los alcázares llenó de fragancia

la regia y pomposa rosa Pompadour?

 

¿Fue cuando la bella su falda cogía

con dedos de ninfas, bailando el minué,

y de los compases el ritmo seguía

sobre el tacón rojo, lindo y leve pie?

 

¿O cuando pastoras de floridos valles

ornaban con cintas sus albos corderos,

y oían, divinas Tirsis de Versalles,

las declaraciones de sus caballeros?

 

¿Fue en ese buen tiempo de duques pastores,

de amantes princesas y tiernos galanes,

cuando entre sonrisas y perlas y flores

iban las casacas de los chambelanes?

 

¿Fue acaso en el Norte o en el Mediodía?

Yo el tiempo y el día y el país ignoro;

pero sé que Eulalia ríe todavía,

¡y es cruel y eterna su risa de oro!

**

ANÁLISIS

"Era un aire suave" es un poema que destaca por su musicalidad, riqueza sensorial y exploración de temas como la belleza, el amor y la nostalgia por épocas pasadas.

Rubén Darío logra crear una atmósfera encantadora que refleja las dinámicas sociales y románticas de su tiempo, mientras celebra la estética modernista a través de un lenguaje exquisito.

Este poema no solo es representativo del modernismo literario, sino que también invita al lector a reflexionar sobre las complejidades del amor y la búsqueda de lo sublime en la vida cotidiana.

 

Estructura y Forma

Métrica y Rima:

 El poema está compuesto por una serie de estrofas con versos de arte mayor, lo que crea una musicalidad característica.

La rima es consonante y sigue un patrón que contribuye a la fluidez del texto, reforzando la atmósfera festiva que se describe.

Sonoridad:

La musicalidad del poema es fundamental; el uso de aliteraciones y asonancias crea una sensación de armonía. Por ejemplo, el sonido suave de "aire suave" y "tenues suspiros" establece un tono delicado y melódico.

 

Temáticas Principales

La Belleza y la Armonía:

El poema comienza evocando un ambiente de belleza a través de la naturaleza y la música.

La figura del "hada Harmonía" simboliza la perfecta concordia entre todos los elementos presentes en la escena, sugiriendo que el arte y la vida pueden entrelazarse en una experiencia sublime.

 

La Marquesa Eulalia:

Eulalia es el centro del poema, representando la figura femenina idealizada en el contexto de la alta sociedad.

Su belleza, descrita en términos sensoriales, refleja no solo su atractivo físico sino también su poder sobre los hombres que la rodean. La repetición de su risa enfatiza su naturaleza juguetona y seductora.

El Amor y el Coqueteo:

El poema explora las dinámicas del amor cortesano a través del coqueteo entre Eulalia y sus dos pretendientes: el vizconde y el abate.

Este triángulo amoroso refleja las tensiones románticas típicas de la literatura de la época, donde el amor se presenta como un juego lleno de estrategias y rivalidades.

Evocación Histórica:

A lo largo del poema, Darío hace referencias a épocas pasadas, como el reinado de Luis XIV y las festividades en Versalles.

Esto no solo establece un contexto histórico sino que también sugiere una búsqueda de lo idealizado en el pasado, contrastando con la realidad contemporánea.

 

Estilo y Recursos Literarios

 

Imágenes Sensoriales:

Darío utiliza descripciones vívidas para crear una atmósfera rica en sensaciones.

Frases como "el aire suave" y "las blancas magnolias" evocan imágenes visuales y táctiles que transportan al lector a un entorno festivo.

Personificación y Metáforas:

Elementos de la naturaleza son personificados (por ejemplo, "el hada Harmonía") para dar vida al ambiente festivo.

Las metáforas enriquecen el texto, como cuando se compara a Eulalia con figuras mitológicas o se habla de "flechas de Eros", sugiriendo la naturaleza caprichosa del amor.

Tono Juguetón:

A pesar de las tensiones románticas, el tono del poema es ligero y festivo. La risa constante de Eulalia añade un elemento lúdico que contrasta con las complejidades emocionales subyacentes.

 

ABROJOS

Ruben Darío

- I -

¡Día de dolor

aquel en que vuela

para siempre el ángel

del primer amor!

- II -

¿Cómo decía usted, amigo mío?

¿Que el amor es un río? No es extraño.

Es ciertamente un río

que uniéndose al confluente del desvío,

va a perderse en el mar del desengaño.

- III -

Pues tu cólera estalla,

justo es que ordenes hoy ¡oh Padre Eterno!

una edición de lujo del infierno

digna del guante y frac de la canalla.

- IV -

En el kiosco bien oliente

besé tanto a mi odalisca

en los ojos, en la frente,

y en la boca y las mejillas,

que los besos que le he dado

devolverme no podría

ni con todos los que guarda

la avarienta de la niña

en el fino y bello estuche

de su boca purpurina.

- V -

Bota, bota, bella niña,

ese precioso collar

en que brillan los diamantes

como el líquido cristal

de las perlas del rocío

matinal.

Del bolsillo de aquel sátiro

salió el oro y salió el mal.

Bota, bota esa serpiente

que te quiere estrangular

enrollada en tu garganta

hecha de nieve y coral.

- VI -

Puso el poeta en sus versos

todas las perlas del mar,

todo el oro de las minas,

todo el marfil oriental;

los diamantes de Golconda,

los tesoros de Bagdad,

los joyeles y preseas

de los cofres de un Nabab.

Pero como no tenía

por hacer versos ni un pan,

al acabar de escribirlos

murió de necesidad.

- VII -

Al oír sus razones

fueron para aquel necio

mis palabras, sangrientos bofetones;

mis ojos, puñaladas de desprecio.

 

- VIII -

Vivió el pobre en la miseria,

nadie le oyó en su desgracia;

cuando fue a pedir limosna

lo arrojaron de una casa.

Después que murió mendigo,

le elevaron una estatua...

¡Vivan los muertos, que no han

estómago ni quijadas!

- IX -

Primero, una mirada;

luego, el toque de fuego

de las manos; y luego,

la sangre acelerada

y el beso que subyuga.

Después, noche y placer; después, la fuga

de aquel malsín cobarde

que otra víctima elige.

Bien haces en llorar, pero ¡ya es tarde!...

¡Ya ves! ¿No te lo dije?

- X -

¡Oh, mi adorada niña!

Te diré la verdad:

tus ojos me parecen

brasas tras un cristal;

tus rizos, negro luto;

y tu boca sin par,

la ensangrentada huella

del filo de un puñal.

- XI -

Lloraba en mis brazos vestida de negro ,

se oía el latido de su corazón,

cubríanle el cuello los rizos castaños

y toda temblaba de miedo y de amor.

¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.

Ya iba a despedirme. Cuando dije «¡Adiós!»,

ella, sollozando, se abrazó a mi pecho

bajo aquel ramaje del almendro en flor.

Velaron las nubes la pálida luna...

Después, tristemente lloramos los dos.

- XII -

¡Oh, luz mía! Te adoro

con toda el alma;

tu recuerdo es la vida

de mi esperanza.

Corazón mío,

¡vieras, con mi silencio,

cuánto te digo!

Y con tus ansias

y tu silencio,

¡vieras, corazón mío,

cuánto sospecho!

[1886]

- XIII -

¿Que lloras? Lo comprendo.

Todo concluido está.

Pero no quiero verte,

alma mía, llorar.

Nuestro amor, siempre, siempre...

Nuestras bodas... jamás.

¿Quién es ese bandido

que se vino a robar

tu corona florida

y tu velo nupcial?

Mas no, no me lo digas,

no lo quiero escuchar.

Tu nombre es Inocencia

y el de él es Satanás.

Un abismo a tus plantas,

una mano procaz

que te empuja; tú ruedas,

y mientras tanto, va

el ángel de tu guarda

triste y solo a llorar.

Pero ¿por qué derramas

tantas lágrimas?... ¡Ah!

Sí, todo lo comprendo...

No, no me digas más.

- XIV - Yo era un joven de espíritu inocente.

Un día con amor la dije así:

-Escucha: el primer beso que yo he dado,

es aquel que te di...

Ella, entonces, lloraba amargamente.

Y yo dije: ¡Es amor!

sin saber que aquel ángel desgraciado

lloraba de vergüenza y de dolor

- XV -

A un tal que asesinó a diez

y era la imagen del vicio,

muerto, el Soberano juez

le salvó del sacrificio

sólo porque amé una vez.

- XVI -

Cuando cantó la culebra,

cuando trinó el gavilán,

cuando gimieron las flores,

y una estrella lanzó un ¡ay!;

cuando el diamante echó chispas

y brotó sangre el coral,

y fueron dos esterlinas

los ojos de Satanás,

entonces la pobre niña

perdió su virginidad.

- XVII -

Cuando la vio pasar el pobre mozo

y oyó que le dijeron: -¡Es tu amada!...

lanzó una carcajada,

pidió una copa y se bajó el embozo.

-¡Que improvise el poeta!

Y habló luego

del amor, del placer, de su destino

Y al aplaudirle la embriagada tropa,

se le rodó una lágrima de fuego,

que fue a caer al vaso cristalino.

Después, tomó su copa

¡y se bebió la lágrima y el vino!...

[1886]

- XVIII -

Cantaba como un canario

mi amada alegre y gentil,

y danzaba al són del piano,

del oboe y del violín.

Y era el ruido estrepitoso

de su rítmico reír,

eco de áureas campanillas,

són de liras, de marfil,

sacudidas en el aire

por un loco serafín.

Y eran su canto, su baile,

y sus carcajadas mil,

puñaladas en el pecho,

puñaladas para mí,

de las cuales llevo adentro

la imborrable cicatriz.

[1886]

- XIX -

La estéril gran señora desespera

y odia su gentil talle

cuando pasa la pobre cocinera

con seis hijos y medio por la calle.

- XX -

Ponedle dentro el sol y las estrellas.

¿Aun no? Todos los rayos y centellas.

¿Aun no? Poned la aurora del oriente,

la sonrisa de un niño,

de una virgen la frente

y miradas de amor y de cariño.

¿Aun no se aclara?- Permanece oscuro,

siniestro y espantoso-.

Entonces dije yo: -¡Pues es seguro

que se trata del pecho de un celoso!

[1886]

- XXI -

He aquí el coro que entonan

los vagos y los mendigos:

-¡Guerra a muerte a los banqueros

que repletan sus bolsillos!

Regla general: -Los pobres

son los que odian a los ricos.

- XXII -

Me dijo un amigo ayer:

Aquel que pueda llegar

a cierta hora en que a tentar

sale a veces Lucifer,

hallará en toda mujer

la mujer de Putifar.

El asunto está en saber

cuándo el reloj va a sonar.

Ahora ¡vamos a ver!

¿siempre te vas a casar?

- XXIII -

De lo que en tu vida entera

nunca debes hacer caso:

la fisga de un envidioso,

el insulto de un borracho,

el bofetón de un cualquiera

y la patada de un asno.

- XXIV -

- 1 -

Viejo alegre, viejo alegre,

no persigas a mi novia;

no son pájaros de invierno

los amantes de las rosas.

- 2 -

Viejo alegre, viejo alegre,

me quitaste a mi adorada;

¡cuál te engríes en la boda

retiñéndote las canas!

- 3 -

Viejo alegre, ríe, ríe pues

volvió tu primavera; tanto,

que hoy ha amanecido

retoñando tu cabeza.

- XXV -

¿Dar posada al peregrino?...

A uno di posada ayer;

y hoy, prosiguió su camino

- XVI -

¡A aquel pobre muchacho

le critica una copa y un albur,

ese viejo borracho

que tiene cincuenta años de tahúr!...

- XXVII -

El traje de los vicios

son los harapos;

que hoy andan las virtudes

de guante blanco.

Lugar común;

pero que siempre empleamos

si vemos un...

- XXVIII -

¡Qué cosa tan singular!

¡Ese joven literato

aun se sabe persignar!

- XXIX -

Aquella frente de virgen,

aquella cándida tez,

aquellos rizos oscuros,

aquellos labios de miel,

aquellos ojos purísimos

que vían con timidez,

aquel seno que tenía

de la niña y la mujer,

y aquella risa inocente,

eran... ¡la número 10!

- XXX -

Mira, no me digas más:

¡que otra palabra como ésa

tal vez me puede matar!

- XXXI -

¡Qué piropo! Escalda y pincha.

¡Qué obscenidad! ¡Qué baldón!

-¿Quién lo dijo?- Ese mocito

del flamante redingot.

A la pobre muchachuela

la cara se le encendió...

Iba descalza, iba rota...

Y ¡miren qué contrición!:

-¡Como si tal harapienta

pudiera tener pudor!

- XXXII -

¡Advierte si fue profundo

un amor tan desgraciado,

que tuve odio a un hombre honrado

y celos de un moribundo!

- XXXIII -

¿Por qué ese orgullo, Elvira? Que se

domen

en ti loca ambición, ruines enojos,

y quítate esa venda de los ojos

y que esos ojos a lo real se asomen.

Mira, cuando tus ansias vuelo tomen

y te finjan grandezas tus antojos,

bellas -rostro divino, labios rojos-,

que unas comen pan duro, otras no comen.

Bajan a los abismos nieves puras

cuando rueda el alud; y se hacen fango

después de estar en cumbres altaneras.

¡Ay, yo he visto llorar sus desventuras

a encopetadas hembras de alto rango

sobre el sucio jergón de las rameras!

- XXXIV -

He aquí la exacta copia

de un caso digno de fe.

Lo cuento tal como fue,

pues no es de cosecha propia.

A un joven de posición,

una joven irritada,

de una sola puñalada

le ha partido el corazón

Se ha levantado el proceso,

y se examina con pausa,

para averiguar la causa

de tan terrible suceso.

Ya averiguada, sonroja

un hecho tan inaudito:

¡él cometió el gran delito

de llamarla bizca y coja!

Por tanto, siendo, en verdad,

ése un delito tan feo,

¡que quede libre la reo!,

¡en completa libertad!

- XXXV -

Niña hermosa que me humillas

con tus ojos grandes, bellos:

son para ellos, son para ellos

estas suaves redondillas.

Son dos soles, son dos llamas,

son la luz del claro día;

con su fuego, niña mía,

los corazones inflamas.

Y autores contemporáneos

dicen que hay ojos que prenden

ciertos chispazos que encienden

pistolas que rompen cráneos.

[1886]

- XXXVI -

Pues si el torno de la inclusa

es un buzón verdadero,

las cartas para el infierno?

- XXXVII -

¿Quién es candil de la calle

y oscuridad de su casa?

-Quien halla en aquélla flores

y en ésta abrojos y lágrimas.

- XXXVIII -

Lodo vil que se hace nube,

es preferible, por todo,

a nube que se hace lodo:

ésta cae y aquél sube.

[«Noviembre, 1886»]

- XXXIX -

El pobrecito es tan feo

que nadie le hace cariño.

¡Dejan en la casa al niño

cuando salen de paseo!...

Y ello no tiene disculpa,

pues, de fealdad tan extraña,

es el molde de la entraña

quien ha tenido la culpa.

- XL -

¡Qué bonitos

los versitos! -me decía

don Julián...

Y aquella frase tenía

del diente del can hidrófobo,

del garfio del alacrán.

- XLI -

Vamos por partes:

comenzará muy puro,

pero, al fin... ¡carne!

- XLII -

Tan alegre, tan graciosa ,

tan apacible, tan bella...

¡Y yo que la quise tanto!

¡Dios mío, si se muriera!

Envuelta en obscuros paños

la pondrían bajo tierra;

tendría los ojos tristes.

húmeda la cabellera.

- XLII -

Tan alegre, tan graciosa ,

tan apacible, tan bella...

¡Y yo que la quise tanto!

¡Dios mío, si se muriera!

Envuelta en obscuros paños

la pondrían bajo tierra;

tendría los ojos tristes.

húmeda la cabellera.

Y yo, besando su boca,

allá, en la tumba, con ella,

sería el único esposo

de aquella pálida muerta.

[1886]

- XLIII -

¡Tras que la engaña el bribón ,

y le niega su cariño,

le quiere quitar su niño,

que es quitarle el corazón!

- XLIV -

Amo los pálidos rostros

y las brunas cabelleras,

los ojos lánguidos y húmedos

propicios a la tristeza,

y las espaldas de nieve,

en donde, oscuras y gruesas,

caen, sedosas,

las gordas trenzas,

y en donde el amor platónico

huye, baja la cabeza,

mientras, temblando, se mira

la carne rosada y fresca.

- XLV -

¡Su padre los echa! Yo,

ha poco, le he

visto ,

soberbio, iracundo, lanzarles de allí.

No importa, hijos míos; diré como Cristo:

«¡Dejad a los niños que vengan a mí!»

- XLVI -

Convengo de cualquier modo.

No son raras hoy las víctimas;

y es preciso, en el mercado

donde todo se cotiza,

que se demande y se busque

el material de la orgía...

Pero, una madre, ¡una madre!,

a su hija, Dios santo, ¡a su hija!

¡Oh, Alfredo de Musset! Dime si Rolla

regateó con el Diablo la tarifa,

o con la madre monstruo tiró dados

sobre el desnudo cuerpo de la niña.

- XLVII -

Soy un sabio, soy ateo;

no creo en diablo ni en Dios...

(...pero, si me estoy muriendo,

que traigan el confesor).

- XLVIII -

Besando con furia loca

la boca de un niño ajeno,

miro yo a la virgen cándida

y no sé lo que comprendo.

¿Qué es ese brillo en los ojos?

¿Qué es en el rostro ese incendio?

¿Qué es ese temblar de labios?

¿Qué es ese crujir de nervios?

Para ser a un niño... ¡a un niño!...

esos besos... ¡esos besos!...

- XLIX -

El Mundo es un papanatas;

el Demonio ya chochea;

en tanto que la otra vive

siempre joven, siempre fresca;

con las uñas preparadas,

siempre acecha que te acecha.

Conque quedamos, señores,

en que la Carne es la reina.

- L -

- 1 -

Una mañana de invierno

hallé en el suelo, aterido,

con el cuerpo todo trémulo

y alas húmedas, un mirlo.

«Hasta con las pobres aves

caridad». Conque, cogílo,

busqué rastrojo, hice lumbre

y calenté al pajarito,

que abre los ojos, sacúdese,

vuela ya libre del frío

y se pierde entre las frondas

de los árboles vecinos.

- 2 -

¡Me miraron

con horror

en mi pueblo! ¡Si se dijo

que yo pasaba mis ocios

asando pájaros vivos!...

[1886]

- LI -

Se ha casado el buen Antonio,

y es feliz con su mujer,

pues no hay otra más hermosa,

ni más dulce, ni más fiel,

ni más llena de cariño,

ni más falta de doblez,

ni más suave de carácter,

ni más fácil de caer...

- LII -

Érase un cura, tan pobre ,

que daba grima mirar

Abrojos

sus zapatos descosidos

y su viejo balandrán.

Érase un cuasi mendigo

que solía regalar

a los más pobres que él

con la mitad de su pan.

Un cura tan divertido

para hacer la caridad,

que si daba el desayuno

se acostaba sin cenar.

Érase un pobre curita

llamado el Padre Julián,

a quien vían como a un perro

los grandes de la ciudad,

pues era tan inocente

y era tan humilde el tal,

que en la casa de los grandes

daba risa su humildad.

Un día amaneció muerto,

siendo causa de su mal

no se sabe si mucha hambre

o alguna otra enfermedad.

Entonces un gran entierro

se ofreció al Padre Julián,

donde sólo en cera y pábilo

se quemara un dineral.

Y se vieron coches fúnebres

y hubo un lujo singular,

a los ecos de las marchas

de la música marcial.

Y cuentan que los timbales

y oboes, al resonar,

hacían burla del muerto

pobre de solemnidad...

Y que el muerto se reía

pensando en su balandrán,

con una de aquellas risas

que dan ganas de llorar.

- LIII -

Me tienes lástima, ¿no?...

Y yo quisiera una soga

para echártela al pescuezo

y colgarte de una horca,

porque eres un buen sujeto,

una excelente persona

con mucha envidia en el alma

y mucha baba en la boca.

- LIV -

¡Un pensamiento! Cosa

que harto me ha hecho pensar. ¿Habrá

tormento

como esta flor, regalo de una hermosa

que me tiene cautivo el pensamiento?

Primero en el ojal de la levita,

después en la cartera...

¡Quién la ve tan marchita,

y ha unos meses, Dios mío, quién la viera!

Hoy creo, en este abismo

de cosas y de ideas tan terrible,

que se han vuelto uno mismo

un pensamiento flor y otro invisible.

Pero es lo peor del caso

que al ir volando el viento,

se llevará de paso

en su giro uno y otro pensamiento.

[1886]

- LV -

Joven, acérquese acá:

¿Estima usted su pellejo?

Pues, escúcheme un consejo,

que me lo agradecerá:

-Arroje esa timidez al

cajón de ropa sucia,

y por un poco de argucia

dé usted toda su honradez.

Abrojos

Salude a cualquier pelmazo

de valer, y al saludar,

acostúmbrese a doblar

con frecuencia el espinazo.

Diga usted sin ton ni són,

y mil veces, si es preciso,

al feo, que es un Narciso,

y al zopenco, un Salomón;

que el que tenga el juicio leso

o sea mal encarado,

téngalo usted de contado

que no se enoja por eso.

Al torpe déjele hablar,

sus torpezas disimule, y

adule, adule y adule sin

cansarse de adular.

Como algo no le acomode,

chitón y tragar saliva, y en el

pantano en que viva arrástrese,

aunque se enlode.

Y con que befe al que baje, y con

que al que suba inciense, el día en que

menos piense será usted un

personaje.

- LVI -

Tengo de criar un perro ,

ya que en este mundo estoy.

No me importa lo que sea,

alano, galgo o bull-dog;

lo quiero para tener

un tierno y fiel queredor

que sonría con el rabo

cuando le acaricie yo;

para que me ofrezca todo

su perruno corazón,

y gruña a quien me amenace

y se alegre con mi voz;

y para, si me da el cólera y

huyen de mi alrededor,

juntos, parientes y amigos,

que nos quedemos los dos:

yo, cadáver, como huella

de una vida que pasó;

él, lanzando tristemente

sus aullidos de dolor.

- LVII -

No quiero verte madre ,

dulce morena.

Muy cerca de tu casa

tienes acequia,

y es bien sabido

que no nadan los hombres

recién nacidos.

- LVIII -

¿Que por qué así? No es muy dulce

la palabra, lo confieso.

Mas, de esa extraña amargura

la explicación está en esto:

después de llorar mil lágrimas

ásperas como el ajenjo,

me alborotó el corazón

la tempestad de mis nervios.

Siguió la risa al gemido,

y a la iracundia el bostezo,

y a la palabra el insulto,

y a la mirada el incendio;

por la puerta de la boca

lanzó su llama el cerebro,

y en aquella noche oscura,

y en aquel fondo tan negro,

con la tempestad del alma

relampagueó el pensamiento,

y les salieron espinas

a las flores de mis versos.

**

 

ANÁLISIS

"Abrojos" es un poema que destaca por su profundidad emocional y su crítica a la hipocresía social. Rubén Darío logra capturar la esencia del dolor humano a través de imágenes vívidas y un lenguaje poético rico en simbolismo.

Este poema no solo refleja su angustia personal, sino también una lucha más amplia entre el idealismo artístico y la dura realidad de la vida.

A través de "Abrojos", Darío establece un diálogo con el lector sobre las complejidades del amor, la desilusión y la búsqueda de significado en un mundo lleno de contradicciones.

Estructura y Forma

Métrica:

El poema está compuesto por versos de arte mayor, lo que le confiere una musicalidad característica. Darío utiliza una variedad de formas métricas, alternando entre versos endecasílabos y heptasílabos, lo que aporta dinamismo al texto.

Rima:

La rima es consonante y sigue patrones regulares que contribuyen a la fluidez del poema.

Esta estructura formal contrasta con el contenido emocionalmente cargado, creando una tensión interesante.

 

Temáticas Principales

Amor Perdido:

El poema comienza con un lamento por la pérdida del primer amor, simbolizando la tristeza y el desengaño que acompaña a esta experiencia.

La frase "¡Día de dolor aquel en que vuela para siempre el ángel del primer amor!" establece un tono melancólico desde el inicio.

Desilusión y Desengaño:

A lo largo del poema, Darío explora la idea de que el amor es efímero y puede llevar a la decepción.

La metáfora del amor como un "río" que se pierde en el "mar del desengaño" sugiere una pérdida inevitable.

Hipocresía Social:

El poeta critica la falsedad de la sociedad, donde las apariencias engañan y las relaciones son superficiales.

 Frases como "el delito por debajo" y "la hipocresía en todo" reflejan su desencanto con las normas sociales y las interacciones humanas.

La Lucha del Artista:

Darío se presenta como un artista en conflicto, consciente de las dificultades que enfrenta en su búsqueda de autenticidad.

La poesía aparece como un refugio, pero también como una fuente de dolor, ya que expresa sus angustias más profundas.

Estilo y Recursos Literarios

Imágenes Vivas:

Darío utiliza imágenes vívidas para evocar emociones intensas. Las referencias a "perlas en el lodo" y "tigres carniceros" crean una atmósfera cargada de contrastes entre belleza y brutalidad.

Metáforas y Símiles:

A través de metáforas potentes, el poeta transmite su visión del amor y la vida.

Comparar el amor con un río que se pierde en el mar refuerza la idea de lo efímero e inalcanzable.

Tono Reflexivo:

El tono del poema es introspectivo y melancólico, lo que permite al lector conectar con las emociones del poeta. La repetición de ciertas frases enfatiza su desesperanza y anhelo.


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