Blog de Arinda

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jueves, 18 de enero de 2024

EL 18 DE ENERO DE1867 NACÍA RUBEN DARIO

EL PRÍNCIPE DE LAS LETRAS CASTELLANAS
 

“Yo soy aquel que ayer no más decía

el verso azul y la canción profana,

en cuya noche un ruiseñor había

que era alondra de luz por la mañana”.

(Fragmento de Cantos de vida y esperanza)


Rubén Darío. Nació en Metapa, República de Nicaragua, el 18 de enero de 1867.

Su nombre completo es Félix Rubén García Sarmiento. Su familia paterna era conocida como los Daríos, y por ello adopta apellidarse Darío.

Fue un poeta, periodista y diplomático, y está considerado como el máximo representante del modernismo literario en lengua española.

Es, quizás, el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo xx en el ámbito hispano, y por ello es llamado «príncipe de las letras castellanas».

Rosa Sarmiento

Fue el primer hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, quienes se habían casado en León en 1866, tras conseguir las dispensas eclesiásticas necesarias, pues se trataba de primos segundos.

La conducta de Manuel,(su padre) aficionado al alcohol y a las mujeres,​ hizo que Rosa, embarazada, tomara la decisión de abandonar el hogar conyugal y refugiarse en la ciudad de Metapa, en la que dio a luz a su hijo, Félix Rubén.

Casa natal de Rubén Darío en Metapa (Nicaragua)


El matrimonio se reconcilió y Rosa llegó a dar a luz a otra hija de Manuel, Cándida Rosa, quien murió a los pocos días.

La relación se deterioró otra vez y Rosa abandonó a su marido para ir a vivir con su hijo en casa de su tía Bernarda Sarmiento, quien vivía con su esposo, el coronel Félix Ramírez Madregil, en la misma ciudad de León.


Retrato del poeta Rubén Darío durante su infancia en Nicaragua, en 1869. (Foto: EFE)


Rosa Sarmiento conoció poco después a otro hombre, y estableció con él su residencia en San Marcos de Colón, en Honduras dejando a Ruben con Bernarda y Félix. ​

La niñez de Darío transcurrió en León, criado por sus tíos abuelos Félix y Bernarda, a quienes consideró en su infancia sus verdaderos padres (durante sus primeros años firmaba sus trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez).

Apenas tuvo contacto con su madre, que residía en Honduras, y con su padre, a quien llamaba «tío Manuel».

Sobre sus primeros años hay pocas noticias, aunque se sabe que a la muerte del coronel Félix Ramírez, en 1871 (Darío tenía 4 años), la familia pasó apuros económicos, e incluso se pensó en colocar al joven Rubén como aprendiz de sastre.

Fue un lector precoz según su propio testimonio, aprendió a leer a los tres años.

Asistió a varias escuelas de León antes de pasar, en 1879 y 1880, a educarse con los jesuitas.

De formación humanística, es un lector y escritor precoz.

Pronto empezó también a escribir sus primeros versos, se conserva un soneto escrito por él en 1879.

Publicó por primera vez en un periódico poco después de cumplir los 13, la elegía Una lágrima, que apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26 de julio de 1880.

En sus poemas juveniles, publicados se muestra muy independiente y progresista, defendiendo la libertad, la justicia y la democracia.

Con 14 años empieza su actividad periodística en varios periódicos nicaragüenses.

Poco después colaboró también en El Ensayo, revista literaria de León, y alcanzó fama como «poeta niño». En estos primeros versos, sus influencias predominantes eran los poetas españoles de la época: Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega.

A los 15 años viaja a El Salvador y es acogido bajo la protección del presidente de la república Rafael Zaldívar a instancias del poeta guatemalteco Joaquín Méndez Bonet, secretario del presidente.

En esta época conoce al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa, bajo cuyos auspicios intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino francés a la métrica castellana, rasgo distintivo tanto de la obra de Rubén Darío como de toda la poesía modernista.

De vuelta en Nicaragua, en 1883, se afinca en Managua donde colabora con diferentes periódicos.



En 1886, con 19 años, decide trasladarse a Chile, en donde pasa tres años trabajando como periodista y colaborando en diarios y revistas como «La Época» y «La Libertad Electoral» (de Santiago) y «El Heraldo» (de Valparaíso). Aquí conoce a Pedro Balmaceda Toro, escritor e hijo del presidente del gobierno de Chile, quien le introduce en los principales círculos literarios, políticos y sociales del país, y le ayuda a publicar su primer libro de poemas «Abrojos» (1887) animándole a presentarse a varios certámenes literarios. En Chile amplía sus conocimientos literarios con lecturas que influyen mucho en su trayectoria poética como los románticos españoles y los poetas franceses del siglo XIX.



En 1888 publica en Valparaíso el poemario «Azul», considerada como el punto de partida del Modernismo. Esta fama le permite obtener el puesto de corresponsal del diario «La Nación» de Buenos Aires.

 Entre 1889 y 1893 vive en varios países de Centroamérica ejerciendo como periodista mientras sigue escribiendo poemas. 

 Rafaela Contreras Cañas

Rubén Darío se casó con Rafaela Contreras Cañas en el año 1890  en San Salvador. 

Ese año salio una segunda edición de Azul… que incluía prólogo de Juan Valera y nuevos poemas.

En el año 1891 nació su primer hijo Rubén Darío Contreras.

En 1892 marcha a Europa, y en Madrid, como miembro de la delegación diplomática de Nicaragua en los actos conmemorativos del Descubrimiento de América, conoce a numerosas personalidades de las letras y la política españolas y en París entra en contacto con los ambientes bohemios de la ciudad.

El poeta desembarcó en La Coruña el 1 de agosto de 1892, precedido de una celebridad que le permitiría establecer inmediatas relaciones con las principales figuras de la política y la literatura españolas.

La tragedia lo golpea y su felicidad se vio ensombrecida por la súbita muerte de su esposa, acaecida el 23 de enero de 1893, lo que no hizo sino avivar su tendencia, ya de siempre un tanto desaforada, a trasegar formidables dosis de alcohol.

Rosario Emelina Murillo

Precisamente en estado de embriaguez fue poco después obligado a casarse con aquella angélica muchacha que había sido objeto de su adoración adolescente, Rosario Emelina Murillo, quien le hizo víctima de uno de los más truculentos episodios de su vida.

Al parecer, el hermano de Rosario, un hombre sin escrúpulos, pergeñó el avieso plan, sabedor de que la muchacha estaba embarazada. En complicidad con la joven, sorprendió a los amantes en honesto comercio amoroso, esgrimió una pistola, amenazó con matar a Rubén si no contraía inmediatamente matrimonio, saturó de whisky al cuitado, hizo llamar a un cura y fiscalizó la ceremonia religiosa el mismo día 8 de marzo de 1893.




 Entre 1893 y 1896 reside en Buenos Aires, y allí publica dos libros cruciales en su obra: «Los raros» y «Prosas profanas y otros poemas», que supuso la consagración definitiva del Modernismo literario en español.

El periódico argentino «La Nación» le envía como corresponsal a España en 1898, y sus crónicas terminarían recopilándose en un libro, que apareció en 1901, titulado «España Contemporánea. Crónicas y retratos literarios».

En 1898 viajó a España como corresponsal del periódico argentino La Nación, para escribir sobre las impresiones del pueblo español a propósito de la guerra entre España y EE. UU. 

El embaucado Ruben hubo de resignarse ante los hechos, de su boda obligada, pero no consintió en convivir con el engaño, y en adelante sería perseguido por su pérfida y abandonada esposa Rosario, buena parte de su vida. 



Rubén Darío y Francisca Sánchez

Rubén conoció en Madrid a una mujer de baja condición, Francisca Sánchez, la criada analfabeta de la casa del poeta Francisco Villaespesa, en la que encontró refugio y dulzura.

 Francisca Sánchez y su hijo

Con Francisca tuvieron cuatro hijos, de los cuales solo uno sobrevivió. 

Francisca Sánchez era española.  Amado Nervo, Manuel Machado y su propio esposo la enseñaron a leer. 

En España, el autor despierta la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores del Modernismo como Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán y Jacinto Benavente. 

En 1902, en París, conoce a un joven poeta español, Antonio Machado, declarado admirador de su obra.

 En 1903 es nombrado cónsul de Nicaragua en París. 



EL libro Tierras solares, fue publicado en 1904, está dividido en dos partes: la primera, «Tierras solares», cubren su estancia en Andalucía entre diciembre de 1903 y febrero de 1904.

Abarca desde Barcelona, adonde llegó por tren desde París, se embarcó para Málaga, y allí pasó las Navidades con su mujer Francisca Sánchez.

Luego siguió a Granada, Córdoba, Sevilla, Algeciras y Gibraltar, más una breve escapada a Tánger, única vez en su vida que puso pie en sus añoradas tierras de las mil y una noches.

La segunda parte, «De tierras solares a tierras de bruma», corresponde al viaje que hizo entre mayo y junio de 1904 por Waterloo, Colonia, Bonn, Fráncfort, Hamburgo, Berlín, Viena y Budapest, y ya de regreso Venecia y Florencia, por invitación de un ranchero mexicano, Felipe López Negrete.

Iba a dedicar a su generoso acompañante Cantos de vida y esperanza, pero como aún no encontraba editor, lo hizo con Tierras solares.

Darío había entregado las crónicas andaluzas a Juan Ramón Jiménez y Gregorio Martínez Sierra para su publicación, y este último le escribió en septiembre de 1904: «Acaban de traerme ajustado todo el original de Tierras solares: 160 páginas; es muy poco volumen, y para que no parezca un folleto conviene añadir cuando menos tres crónicas nuevas, con las cuales llegaríamos a las 200 páginas».

De esta circunstancia es que nace el singular contrapunto del libro.

Tierras solares es, en toda su primera parte, un regreso a los temas y preocupaciones de España contemporánea y vuelve a esa tensión entre progreso y tradición, modernidad y marginalidad que vivía la España de entonces.

En 1905 se desplaza a España como miembro de una comisión nombrada por el gobierno nicaragüense, con el fin de resolver una disputa territorial con Honduras, y ese año publica el tercero de los libros capitales de su obra poética: «Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas», editado por Juan Ramón Jiménez.

Publicado en el año 1906

 En 1906 participa, como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. 

Poco después es nombrado ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José Santos Zelaya hasta febrero de 1909. 

El poeta nicaragüense Rubén Darío dictando una conferencia en el Coliseo josefino en 1912 en el teatro San José- Uruguay.

Rubén Darío en el vestíbulo del Teatro Solís de Montevideo después de su conferencia, 1912


Rubén Darío (izquierda), con José Santos Zelaya (sentado), junto al coronel Luis A. Cousin y Mariano Miguel de Val en Madrid, España, en 1910, por Francisco Goñi.



Entre 1910 y 1913 pasa por varios países de América Latina y en estos años redacta su autobiografía, que aparece publicada en la revista «Caras y caretas» con el título «La vida de Rubén Darío escrita por él mismo», y la obra «Historia de mis libros», esencial para el conocimiento de su evolución literaria.



En 1914 se instala en Barcelona, donde publica su última obra poética de importancia, «Canto a la Argentina y otros poemas».

Al estallar la Primera Guerra Mundial viaja a América donde pasa una breve estancia en Guatemala.

Publicado en 1916


Publicado en 1916

Retornó a la ciudad de su infancia, León (Nicaragua), el 7 de enero de 1916

La catedral-basílica de la Asunción, en la ciudad de León, en la que transcurrió la infancia del poeta. Sus restos se encuentran sepultados en esta iglesia.

El 7 de Enero regresa a León acompañado por su amigo el médico Luis Debayle.

Médicos amigos lo intervienen quirúrgicamente el 8 de Enero sin conseguir mejoría.

El Obispo Simeón Pereira y Castellón le administra la extrema unción el 10 de Enero.

El 31 de Enero dicta su testamento declarando heredero universal a su hijo Rubén Darío Sánchez, que reside en España al lado de su madre.

El 2 de Febrero es nuevamente operado. A las siete de la tarde del 6 de Febrero comienza a agonizar y expira a las 10:15 de la noche.

Cortejo fúnebre de Rubén Darío (1916)


La universidad, el gobierno y la iglesia le tributan una serie de homenajes que duran varios días y concluyen con su entierro al pie de la estatua de San Pablo en la Catedral de León el 13 de Febrero.

Su muerte conmueve a la intelectualidad del idioma; en numerosísimos poemas, artículos y discursos se reconoce y exalta su calidad de clásico de la lengua española. 

Después de la muerte de Rubén Darío, Francisca Sánchez se refugió en su pueblo natal, Navalsaúz, y guardó con amoroso cuidado las cartas del poeta.

HOMENAJE

Monumento a Rubén Darío en el Parque Forestal, Santiago, Chile.

Tumba de Darío, esculpida por Jorge Navas Cordonero al pie de la estatua de San Pablo.

Glorieta de Rubén Darío en Madrid

Monumento a Rubén Darío en el Parque de Málaga, en la ciudad homónima

Estatua a Rubén Darío en el Paseo Marítimo de Palma de Mallorca

Busto de Darío esculpido por Edith Grøn, quien realizó más de treinta obras de arte en su honor

Estación de Rubén Darío del Metro de Madrid

El Monumento a la Raza de Sevilla recoge un fragmento de un poema escrito por Darío

FUENTES

https://www.cervantes.es/

https://es.wikipedia.org/

https://en.wikipedia.org/

https://www.biografiasyvidas.com/

https://www.buscabiografias.com/

https://www.escritores.org/

https://www.meer.com/es/

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