maestro del relato y del
naturalismo moderno
"El arte de escribir consiste en decir mucho con pocas palabras" -Antón Chéjov
Chéjov nació en Taganrog, el
puerto principal del mar de Azov el 29 de enero de 1860.
Fue un cuentista, dramaturgo y
médico ruso. Encuadrado en las corrientes literarias del realismo y el
naturalismo, fue un maestro del relato corto, y es considerado uno de los más
importantes autores del género en la historia de la literatura.
Como dramaturgo, Chéjov se
encontraba en el naturalismo, aunque contaba con ciertos toques del simbolismo.
Su abuelo, Yegor Mijáilovich
Chéjov, fue un antiguo y muy digno siervo o muzhik que ahorró céntimo a céntimo
875 rublos, la cantidad necesaria para poder comprar su libertad y la de sus
cuatro hijos en 1841.
Su padre, Pável Yegórovich
Chéjov, director del coro de la parroquia y devoto cristiano ortodoxo, pero
violento y demasiado entregado al alcohol, impartió a sus seis hijos, de los
cuales Antón era el tercero, una disciplina férrea, que a veces adquiría rasgos
despóticos, obligándolos a asistir al coro, a trabajar en el negocio familiar y
a estudiar simultáneamente.
Ese fue uno de los motivos por
los que Chéjov siempre fue un amante de la libertad y de la independencia.
Anton
Chejov con su familia en 1874, de izquierda a derecha Mikhail, Maria (hermana
hermana), Pavel Egorovich Evgenia
La madre de Chéjov, Yevguéniya
Yákovlevna, cuyo apellido de soltera era Morózova, era una gran cuentacuentos,
y entretenía a sus hijos con historias de sus viajes junto a su padre, un
comerciante de telas, por toda Rusia.
En 1876, cuando Chéjov tenía quince años, el
padre de Chéjov se declaró en bancarrota.
Para evitar la prisión, el
padre de Chéjov huyó a Moscú, donde sus dos hijos mayores, Alexander y Nikolay,
asistían a la universidad. Chéjov se quedó atrás para vender las posesiones de
la familia y terminar su educación.
Chéjov permaneció en Taganrog por tres
años más. Tuvo que pagar su propia educación, que administró mediante tutorías
privadas y vendiendo, a los periódicos, relatos humorísticos cortos y
caricaturas de la vida en Rusia, muchas de ellas con el seudónimo de “Antosha
Chekhonte” (Антоша Чехонте). Envió todo el dinero que podía ahorrar a su
familia en Moscú. Durante ese tiempo, leyó, de manera amplia, las obras de
Cervantes, de Turgenev, de Goncharov y Schopenhauer, y hasta escribió una
comedia.
Luego de culminar el bachillerato se unió a su familia en Moscú.
Ingresó a la facultad de medicina de la Universidad Estatal de Medicina de Moscú.
Entre 1879 y 1884 cursó medicina, pero, más interesado en la literatura que en la ciencia médica desde hacía algunos años, pospuso ésta a aquélla, y pronto difundió su nombre a través de varias narraciones humorísticas.
El joven Chéjov 1883
Para ayudar en casa y sufragar también sus estudios Chéjov empezó a escribir relatos humorísticos cortos y
caricaturas de la vida en Rusia bajo el pseudónimo de «Antosha Chejonté», sin
demasiada veneración por el pueblo ruso o las austeras ideas tolstoianas. Escribió: «Algo me dice que hay más amor a la humanidad en la energía
eléctrica y la máquina de vapor que en la castidad y la negativa a comer
carne».
No pretendía aportar un
mensaje nuevo o «encantar» afectadamente, y con ese fresco descaro y falta de
prejuicios fue desarrollando un género que llegará a dominar como pocos,
constituyéndose en uno de los referentes del mismo de toda la literatura
universal, junto con Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant, Jorge Luis Borges y
Leopoldo Alas.
Los publicaba bajo mil
pseudónimos y a lo largo de toda su vida, de suerte que todavía desconocemos
cuántas historias escribió Chéjov en total, aunque sí se sabe que ganó con
rapidez fama de buen cronista de la vida rusa.
Carta a un vecino erudito fue
el primero, y el último La novia. Frente al humor y brevedad de los primeros,
los últimos son largos, tristes y melancólicos. Ninguna palabra sobra en ellos.
Esta economía de elementos es conocida en la técnica del relato corto como arma
de Chéjov.
Chéjov se hizo médico en 1884 y ejerció
sucesivamente en los pueblos de Voskresensk, Zvenígorod y Bákino (gobernación
de Tula), pero siguió escribiendo para diferentes semanarios.
En 1885, comenzó a colaborar con la Peterbúrgskaya Gazeta con artículos más elaborados que los que había redactado hasta entonces. En diciembre de ese mismo año, fue invitado a colaborar en uno de los periódicos más respetados de San Petersburgo, el Nóvoye Vremia (Tiempo Nuevo).
En 1886, Chéjov se había convertido ya en un escritor de renombre. Ese mismo año publicó su primer libro de relatos, Cuentos de Melpómene.
En el año 1887 estrenó su drama Ivánov y ganó el Premio Pushkin gracias a la colección de relatos cortos Al anochecer.
En 1887, a causa de los primeros síntomas de la tuberculosis que acabaría con su vida, Chéjov viajó hasta Ucrania.
A su regreso se reestrenó en
Moscú su obra La gaviota; la obra había sido un fracaso un año antes en el
(imperial) Teatro Aleksandrinski de San Petersburgo, y el resonante éxito que
cosechó fue debido en gran medida a la compañía del Teatro de Arte de Moscú
que, dirigida por el genial actor y director de escena Konstantín Stanislavski,
se había visto en la necesidad, para extraer toda la significación contenida en
el texto creado por Chéjov, de crear un método interpretativo radicalmente
nuevo que rompía con el tono declamatorio del teatro anterior y establecía los
nuevos principios de subtexto y cuarta pared para expresar de manera adecuada
las tribulaciones interiores y los sentimientos íntimos que caracterizaban a
los personajes del drama psicológico y simbolista de Chéjov.
Su nueva colección, La estepa publicada en 1888 fue igualmente bien acogida.
En el año 1890 deshecho por el fallecimiento de su hermano Nikolái, había conseguido autorización para la experiencia más importante de su vida, el viaje a las kátorgas de la isla de Sajalín, la más oriental del Imperio ruso, en apariencia con libertad, aunque las autoridades procuraron limitar hábil y discretamente el campo de sus investigaciones.
Se documentó muchísimo antes de su «viaje al infierno», como el propio escritor definió, al siniestro destino reservado a miles de condenados.
Aquel interminable viaje, equivalente a menudo a una expedición polar, cuya ida duraba ochenta y dos días, cuando aún no existía el ferrocarril transiberiano y debía hacerse en coches de caballos, vapores y precarios carruajes, y su regreso a Moscú por el trayecto más largo, a través del océano Índico y Ceilán (que acaso Chéjov eligió para curarse de recientes horrores los ojos y el alma) perjudicó considerablemente su salud, cuando ya se hallaba afectada por la tisis, y en cambio le proporcionó la certidumbre que necesitaba para afirmarse plenamente en sus convicciones; no se dejó engañar por los guías: la cárcel, en la brillante sociedad rusa de la época, no era una necesidad lamentable y lamentada como pretendían los altos funcionarios satisfechos, sino la consecuencia lógica de un régimen de despotismo y el fundamento de un orden despiadado.
En 1891, hizo su primer viaje a Europa, en compañía de su editor Alekséi Suvorin, y en seis semanas visitaron Viena, Venecia, Bolonia, Florencia, Roma, Nápoles, Niza y París.
En esta última ciudad rompió con Suvorin a causa de la postura de su periódico Novoïé Vrémia en el asunto Dreyfus.
Chéjov apoyó por entero a Émile Zola, aunque apenas lo estima
como escritor.
Casa en Mélijovo
En 1892, se compró un terreno
y una casa en Mélijovo, a setenta kilómetros al sur de Moscú, y se trasladó a
ella con sus padres; trabajó como médico para prevenir una epidemia de cólera.
Escribió el inquietante el relato La sala número seis de 1892
En 1894, hizo un segundo viaje a Yalta y en 1895 tuvo su primer
encuentro con León Tolstói.
El libro que escribió sobre su experiencia en el penal de la isla de Sajalínes probablemente la obra que más trabajo le dio, y que publicó en 1895.
Chéjov continuaba destácandose como autor de relatos, creando unos personajes atribulados por sus propios sentimientos, que constituyen una de las más acertadas descripciones del abanico de variopintas personas de la Rusia zarista de finales del siglo xix y principios del xx.
Entre ellos cabe destacar el relato Los campesinos, de 1897, por su realista descripción de los personajes de la dura vida rural rusa.
Así en 1898, según aconsejaban los médicos, se mudó a Yalta para recuperar su salud donde decidió quedarse para siempre. En el pueblo Verjniya Autka cerca de la ciudad, adquirió un lote de tierra y construyó la casa de dos pisos junto con el jardín. Ese edificio popularmente se denomina la Casa Blanca.
Antón
Chéjov leyendo su obra La gaviota a la compañía de Teatro de Arte de Moscú. A
la derecha de Chéjov, Konstantin Stanislavski está sentado, y a su lado, Olga
Knipper. La esposa de Stanislavski, Maria Liliana, está sentada a la izquierda
de Chéjov. En el extremo derecho de la fotografía, Vsevolod Meyerhold está
sentado, mientras que Vladimir Nemirovich-Danchenko está de pie en el extremo
izquierdo de la fotografía.
Escribió el apasionado relato La dama del perrito,
publicado en 1899, que surgió como contraposición a Anna Karénina, de Tolstói,
ya que el propio autor afirmó que no deseaba «mostrar una convención social,
sino mostrar a unos seres humanos que aman, lloran, piensan y ríen. No podía
censurarlos por un acto de amor». También quería con sus escritos hacer una
crítica social de la clase alta, y para ello usó personajes y frases incisivas
que hacían a sus lectores reflexionar sobre la sociedad en que vivían.
Por ejemplo, su relato corto Boba (o Cobarde) culmina con la frase «qué fácil es derrotar al débil en este mundo». Con ello demostraba que solo las personas poderosas son libres para controlar el destino de quienes dependen de ellos para sobrevivir.
Chéjov en 1897 en Mélijovo.
Antón Pávlovich escribió tres obras importantes, Tío Vania fue publicada en en 1897,
Chéjov en 1900.
Chéjov (izq.) y Máximo Gorki
(dcha.) en Yalta en 1900.
Publica Las tres hermanas en 1901
Este año conoció a una actriz de la compañía, Olga Knipper, con la que se casa.
Antón Chéjov tenía 38 años y Olga Knipper tenía 29 años y se conocieron en un ensayo de ‘La Gaviota’ en el Teatro del Arte de Moscú, obra en la que la actriz tenía un papel protagonista. Primero fueron amigos, luego amantes y acabaron contrayendo matrimonio.
Chéjov y Olga en 1901, durante la luna de miel.
El casamiento se realizó en una pequeña iglesia de Moscú, solo con cuatro testigos.
Luego de la boda partieron hacia Nijni-Novgorod, en las orillas del Volga.
Casa de Chéjov en Yalta
Pasaron la primavera en un sanatorio y terminaron en Yalta donde solo pudieron estar juntos hasta el otoño.
La temporada de teatro comenzaba en
Moscú y ella no estaba dispuesta a renunciar a eso. “Sin trabajo me aburriría enormemente.
Deambularía de un rincón a otro, irritada por todo. Perdí la costumbre de la
vida ociosa y ya no soy tan jóven como para destruir en un segundo lo que
obtuve con tanto trabajo.»
Esta situación de internación de Antón y de trabajo de Olga en Moscú hizo que ambos se sentían desdichados y su vida de intimidad y distancia se transformó para los dos, un estado de anhelos y separaciones, de nostalgia y vanas esperanzas, quizá también de una extraña intensidad y lo expresaban a través de sus cartas.
Chejov a veces se quejaba de su soledad, de sus condiciones domésticas, de su aburrimiento, y no comprendía como ella podía entristecerse demasiado por lo que vivía en Moscú, donde lo tenía todo: el teatro y la vida de diversión y relaciones que conllevaba, la salud que a él le faltaba.
Nunca había visto más nítidas las posibilidades de la vida que desde esa orilla oscura desde la que, sin embargo, trataba de comprender, de ser lúcido, de no caer en reproches o en una amargura que entre ellos no hubiera tenido sentido.
Las cosas eran como eran y no era mucho lo que se podía hacer. “Quisiera apasionadamente que mi mujer fuera solo mía. La extraño a ella y a Moscú, pero nada se puede hacer. Pienso en ti y te recuerdo casi a toda hora. Te quiero mi dulce amada”.
Ella siente culpa y se lo dice: “Quisiera estar contigo. Me maldigo por no haber abandonado la escena. Yo misma no comprendo lo que me sucede y esto me irrita…Me hace mal pensar que estás solo allá lejos, que estás triste, que te hastías, y que yo estoy ocupada aquí en una tarea efímera, en vez de entregarme por completo a nuestro amor.»
Anton estaba ya muy enfermo de tuberculosis,
pero el apoyo incondicional de Olga le llevó a escribir sus dos últimas obras
dramáticas ’Las tres hermanas’ y ‘El jardín de los cerezos’, que tal vez sin
ella no se hubieran materializado.
Chejov
con su madre, con Olga y con su hermana Masha
Su estrecha relación concluyó con la muerte de Chéjov, en 1904.
En febrero de 1902 concluyó su
penúltimo relato, El obispo, en cuyo enfermo protagonista, el obispo Piotr, es
fácil reconocer al propio escritor.
Escribe El jardín de los cerezos en 1904.
Chéjov había pasado gran parte de sus cuarenta y cuatro años gravemente enfermo a causa de la tuberculosis que contrajo de sus pacientes a finales de 1880.
La enfermedad lo obligaba a pasar
largas temporadas en Niza (Francia) y posteriormente en Yalta (Crimea), ya que
el clima templado de estas zonas era preferible a los duros inviernos rusos.
Anton y Olga
En mayo de 1904, ya se encontraba gravemente enfermo, por lo que el 3 de junio se trasladó junto con su mujer Olga al spa alemán de Badenweiler, en la Selva Negra.
Desde allí escribió cartas a su hermana María Chéjova (Masha), en las que se podía apreciar que Chéjov estaba más animado. En ellas describía las comidas que le servían y los alrededores, y aseguraba que se estaba recuperando.
En la última carta que
llegó a redactar se quejaba del modo de vestir de las mujeres alemanas.
Última foto de Chéjov
Justo antes de morir de tuberculosis a los 44 años, Antón Chéjov tomó una copa de champán y le dijo a su mujer, la actriz alemana Olga Knipper, "Ich sterbe" –es decir, "me muero" en alemán–.
Cuando Knipper fue a colocarle hielo en el pecho para bajarle la fiebre, Chéjov se lo impidió aduciendo que "no se pone hielo en un corazón vacío".
Y así, la calurosa noche del 15 de julio de 1904 murió, prematura y
dramáticamente, como no cabía de otra manera, uno de los escritores y
dramaturgos rusos más populares del momento e importantes de la literatura
universal.
El
féretro con el cuerpo de Chéjov llegando a la Estación Nikoláievski de
Moscú (1904).
Su cuerpo fue trasladado a
Moscú en un vagón de tren refrigerado que se usaba para transportar ostras,
hecho que disgustó mucho a Máximo Gorki.
Fue enterrado junto a su
padre en el cementerio Novodévichi en Moscú.
Tumba
de Chéjov en el Cementerio Novodévichi (Moscú).
LEGADO
Si bien Chéjov ya era reconocido en Rusia antes de su muerte, no se hizo internacionalmente reconocido y aclamado hasta los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando las traducciones de Constance Garnett al inglés ayudaron a popularizar su obra.
Las mismas se hicieron tremendamente famosas en Inglaterra en la década de 1920 y se convirtieron en todo un clásico de la escena británica.
En
los Estados Unidos, autores como Tennessee Williams, Raymond Carver o Arthur
Miller utilizaron técnicas de Chéjov para escribir algunas de sus obras y
fueron influidos por él.
HOMENAJES
En Yalta, Antón Pavlovich Chejov vivió sus últimos cinco años de la vida. Después de la muerte del escritor, su hermana decidió conservar la Casa Blanca para el pueblo.
Además, mucha gente visitaba la casa de Chejov para ver cómo vivió el autor, y conocer su vida y obra. Así fue inaugurada la Casa-museo de A.P. Chejov que fue declarado patrimonio nacional.
En 1966 en el territorio vecino fue construido el edificio
destinado a la muestra de nueva colección literaria.
El interior del comedor, dormitorios y gabinete del escritor es prístino como si Chejov hubiera salido para unos momentos. En una de las habitaciones se encuentra la exposición histórico-literaria que cuenta sobre la vida y la obra del escritor y contiene más de 16 mil muestras. Las más valiosas de ellas son los autógrafos de Chejov, los libros editados durante su vida, las cosas privadas y las fotos y, asimismo ocho cuadros de su amigo Isaac Levitán.
La parte separada de exhibición de la Casa museo está dedicada a la activa participación pública de Chejov en la vida de Yalta y su filantropía. El escritor fue el patrón de la escuela femenina, ayudó construir y mantener los colegios, reunió fondos a los hambrientos de la región del Volga.
El
monumento a Chéjov en Taganrog, escultor Rukavishnikov, 1960
Composición escultórica "Anton Chéjov y la dama del perrito" en el malecón de Lenin en Yalta
Monumento
a Antón Chéjov en la calle Sovetskaya, Istra, región de Moscú, Federación de
Rusia, 29 de febrero de 2020
Estatua
de Anton Chejov, en Tomsk
Tomsk es una ciudad ubicada en
el suroeste de Siberia, en Rusia. Se encuentra en la región de Siberia
Occidental, a orillas del río Tom. Tomsk es una de las ciudades más antiguas de
Siberia y ha desempeñado un papel importante en la historia y la cultura de la
región. Es conocida por sus instituciones educativas, incluida la Universidad
Estatal de Tomsk, que es una de las universidades más antiguas de Rusia.
Una estatua metálica que representa
al escritor y dramaturgo ruso Anton Chejov de pie y recargado sobre una base
saliente.
FUENTES
https://www.elconfidencial.com/
https://www.biografiasyvidas.com/
https://www.buscabiografias.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario