Florencio Sánchez nació el 17 de enero de 1875 en Montevideo.
Fue un destacado dramaturgo, periodista y figura política uruguaya, cuya producción artística se desarrolló entre Uruguay y Argentina.
Hijo de Olegario Sánchez y Jovita Musante. Es el primogénito de trece hermanos, aunque uno de ellos, Elbio, murió a los quince meses.
La casa donde vino al mundo -que se conserva hasta hace unos años, era una de las casas altas del edificio Bonomi, conocido como Barraca del Portón, en los inicios de la antigua Agraciada. calle, frente al cuartel General Artigas.
Como la familia era católica, se realizó el rito del bautismo. En la iglesia de Nuestra Señora del Carmen del Cordón, con Don Ignacio y Doña Carolina Mena como padrinos. José María Fernández Saldaña.
El cura Don José Balbi rocía agua bautismal sobre la cabeza de Florencio Antonio. El acta está certificada por el párroco José M. Ojeda.
Por motivos económicos, los padres se trasladaron, 25 días después del nacimiento de Florencio, a Treinta y Tres donde recibieron el apoyo de sus respectivas familias, especialmente de su hermano paterno, Teófilo Sánchez, un hacendado de tendencias blancas.
Allí el niño vive hasta los siete años y aprende las costumbres de la vida rural.
En 1882 la familia se mudó nuevamente, esta vez a Minas (departamento de Lavalleja), donde Florencio asistió a la escuela primaria, única educación metódica que recibió.
La mayoría de los artículos del joven Sánchez se titulan "¡Crrik... crrik!" y ridiculizan a los miembros de la Junta Económico-Administrativa Minuense que lo emplea y a las instituciones públicas.
Pero también se publican en La Voz del Pueblo algunos cuentos y su primer "drama" Los soplados.
En marzo de 1892, el autor fue despedido por la junta directiva, probablemente cuando se descubrió la identidad del verdadero "Destripador".
Pero antes, Florencio todavía tuvo tiempo de publicar el prólogo y un acto del citado "drama jocoso-serio-mímico-cómico-burlesco Los soplados" del que no publicó el anunciado Epílogo.
Ya en esta primera obra demuestra su capacidad para crear diálogos rápidos, animados y llenos de ironía contra un tal "Don Pedro el Cruel" que despide a un empleado inocente en lugar del fraudulento "Zorro".
A pesar de ser una ciudad de interior, había bastante vida cultural fomentada por grupos de aficionados al teatro, animados por algunas actuaciones de compañías itinerantes (italianas y españolas).
El propio Sánchez actuó en 1891 con uno de esos grupos como Agapito en Marcela o ¿Cuál de los tres? de Bretón de los Herreros. La reseña de La Voz del Pueblo fue muy elogiosa sobre el "papel más afeminado, más almibarado" del joven Sánchez.
A mediados de 1892, el autor se trasladó a Argentina y consiguió un trabajo como supernumerario en la Oficina de Estadística y Antropometría de la recién fundada capital de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, trabajo que incluía tomar huellas dactilares a delincuentes, con lo que le brinda la oportunidad de conocer el barrio marginal urbano, sus tipos y su jerga, conocimientos que luego utilizará en sus obras dramáticas sobre la miseria urbana.
Antonio Masoni de Lis, un compatriota que trabajaba en el mismo despacho, lo apoya en sus intentos literarios y escribe el texto, una especie de artículo humorístico, "Un regalo... al natural". En él, un sacerdote glotón y gruñón se queja de las presiones de su cargo; el texto iba acompañado de una carta a Masoni en la que su autor revelaba su desprecio por el clero al que deseaba ver "caído, [rodando] impotente, furioso, entre el barro, en el lodo inmundo de sus vicios".
La crisis económica que atravesaba el país obligó al cierre de la Oficina de Estadística en enero de 1894 y Sánchez tuvo que regresar a Montevideo, donde, gracias a la recomendación de su tío paterno Teófilo, el autor ingresó a la redacción de El Siglo y, pronto, luego, en La Razón.
Sus contemporáneos lo describen (y lo dibujan, como Sachetti) como un joven alto, desgarbado y encorvado, con rostro indio, cabello liso y ennegrecido, labio inferior grueso y caído y mirada somnolienta (RF Giusti).
Escribe crónicas policiales, reportajes y relatos para ambos periódicos, firmados, esta vez, con el seudónimo de "Ovidio Paredes".
Transforma la crónica habitual introduciendo diálogos entre los personajes, que constituyen escenas dramáticas en embrión.
Polo Bamba", el primer café literario de Montevideo - Acuarela Álvaro Saralegui Ros
También traduce del francés y del italiano, pero dedica su tiempo libre a asistir a reuniones y tertulias bohemias en cafés como "Polo Bamba", el primer café literario de Montevideo, donde se mezclaban en fraternal promiscuidad marxistas, anarquistas, nietzscheanos y estetas.
Casa de Julio Herrera y Torre de los Panoramas, sede de la Academia Nacional de Letras del Uruguay.
Florencio también acude al cenáculo "La Torre de los Panoramas", llamado así irónicamente porque sus integrantes se reúnen en el ático del poeta Herrera y Reissig. Sánchez pertenece al nuevo "tipo café intelectual", característico de la "Generación del Novecentos", que agrupa a escritores sin formación académica.
A fines de 1896 estalló la "revolución" -bastante frecuente en el Uruguay de la época- del caudillo "blanco" Aparicio Saravia contra el gobierno "colorado" de Juan Idiarte Borda.
A principios de 1897 Sánchez se incorporó al batallón "Patria" en apoyo a Saravia. Interviene directamente en las batallas de Arbolito y Cerros Blancos (marzo y mayo de 1897).
En esta época publica un periódico de campaña, El Combate, donde critica tanto al gobierno (Colorado) como a su superior inmediato, el coronel Mena (Blanco).
Otra breve etapa de la vida del autor en Mercedes, donde trabajó durante tres meses (junio a septiembre de 1898) como director y editor de El Teléfono, periódico de defensa del Partido Nacional. La mayoría de sus notas, firmadas con los seudónimos "Ovidio Paredes", "Miss Elliot", "Mochito" y "Bruno Pajares", giran en torno al teatro y al arte más nuevo, el cine.
En su renuncia a la dirección del diario, Florencio alega motivos de salud, aunque en realidad parecen haber sido los problemas con cierto público del teatro Politeama, a quienes había llamado "guaranguero", a lo que podríamos agregar su pequeño " fervor patriótico.
Una nueva era en la vida del
autor comienza a finales de 1998, cuando el conocido político Lisandro de la
Torre, director del diario La República, lo pone al frente de su redacción en
Rosario (Argentina).
Su desencanto con el tradicional bipartidismo "colorado-blanco" queda patente en tres cartas tituladas Cartas de un holgazán, dirigidas a Antonio Bachini, director de El País (Buenos Aires), donde fueron publicadas los días 24, 8 y 16 de septiembre de Octubre de 1900.
Califica de "vago" al hombre que se opone al culto del caudillismo. En la primera misiva, "¡Orientales y basta!", arremetía contra los matones de los disturbios y su "pedantría patriótica".
En el segundo, "No creo en ustedes", "libremente", influenciado por el debate positivista de la época, esboza la "herencia" (india y española) y los rasgos del uruguayo tradicional.
La tercera carta, "Ídolos
gauchos", dibuja una imagen del caudillo Saravia, superada posteriormente
por la del "bárbaro" brasileño "Joao Francisco" (en
realidad Francisco Pereyra de Souza), a quien Sánchez conoció tras la derrota
de 1897 y su huida de Santa Anna del Libro.
El bohemio y anarquista Sánchez vivió algún tiempo en Buenos Aires, de donde regresó por unos meses a Montevideo para reaparecer en El Rosario en 1902, cuando La República ya había cambiado de dueño.
El nuevo propietario, el rico alemán Emilio Schiffner, le confía, en lugar de la habitual columna policial, una campaña contra un rival, el dueño del periódico El Municipio.
Pero los intereses del nuevo jefe y del joven director del periódico están enfrentados y la relación termina con el abrupto despido de este último.
Luego fundó con otros compañeros el diario La Época y escribió una historieta, La gente honesta, cuyo estreno en Rosario fue intervenido por Schiffner al conocer en tiempo del papel que desempeñaba el gringo Chifle ("cuerno"), es decir, su alter ego, yo estaba jugando afuera.
Sin embargo, Sánchez se vengó publicando el texto en una edición especial de La Época (26-6-1902), regalada por las canillitas a los espectadores frustrados.
El sainete no se estrenará hasta 1907 con el título Los curdas, en el Teatro Apolo de Buenos Aires.
La compañía española de Enrique Llovet logra un último éxito en Rosario al presentar su primera ópera ¡Ladrones!, en versión ampliada y bajo el título Canillita.
Tras el trajín rosarino, Sánchez descansa un mes en el campo con su amigo Alejandro Maíz, ambiente que inspira su primera gran obra, M'hijo el dotor y que también da título a otro de los tres dramas rurales , La gringa . ya que la hija de Maíz era conocida con este nombre.
A fines de 1902, Sánchez regresó a Buenos Aires, donde retomó su estilo de vida de estancias anteriores. Frecuenta uno de los cafés más famosos de aquella época, el "Café Brasil Santos Dumont", pronto convertido en "Los Inmortales"; Otro lugar al que acude es la cervecería "Aue's Keller".
Sánchez conoció a Joao Francisco" (en realidad Francisco Pereyra de Souza) después de la derrota de 1897 y su fuga a Santa Anna do Livramento.
En 1903, la nota sobre este personaje fue publicada en el Archivo de Psiquiatría y Criminología (Buenos Aires), dirigido por el conocido médico y criminalista José Ingenieros, bajo el título "El caudillaje criminal en América del Sur".
Sin duda, el escritor exagera la incultura y el salvajismo del personaje, tal como lo había hecho Sarmiento, casi sesenta años antes, en su ensayo Facundo. Civilización y barbarie ("atraso, incultura, salvajismo, barbarie sanguinaria" contra el "progreso").
En un momento, describe cómo trescientos prisioneros son sacados "uno a uno, con una soga, para ser destripados y cortados como ganado" y cómo se divierten "la milicia de desollar los cadáveres para trenzarlos con melenas de cabello humano". piel". y broches de apero".
En 1904, Sánchez ya no participó en la siguiente revolución, por el contrario, regresó a su labor periodística en Montevideo, colaborando con La Razón y El Nacional (entonces dirigido por Eduardo Acevedo Díaz, autor de Ismael).
Además, frecuenta el Centro Internacional de Estudios Sociales, de tendencia anarquista, donde lee sus "Cartas de un vagabundo".
Participa activamente en debates y él mismo en conferencias del Centro. Sus principales lecturas en aquella época fueron los escritos de Bakunin, Kropotkin, Reclus y, quizás , Gori y Malatesta.
Otra de las actividades del centro fueron las representaciones teatrales (en español e italiano).
Sánchez escribe dos obras dramáticas en un solo acto, ¡Ladrones! (entonces Canillita) y Puertas adentro, que estuvieron representados por un grupo del Centro en 1897.
Aunque la segunda, en opinión del propio autor, no merecía ser contada entre sus mejores obras, aborda ya un tema importante: la denuncia de la clase acomodada. Las dos criadas, Luisa y Pepa, de clara tendencia libertaria y anarcosindicalista, mientras tararean el "Himno de Reego" y los "Hijos del Pueblo", critican en sus diálogos y monólogos la hipocresía de sus respectivos mecenas que juegan "a la cambiantes", es decir, mantienen relaciones adúlteras que deciden denunciar enviando cartas secretas a los cónyuges engañados, alegando que el acto es "revolucionario" y "un castigo a la moral elástica de esta buena gente".
Pero retrocedamos a 1903, año que le reportó varios éxitos: la publicación del citado ensayo " El caudillaje criminal en Sudamérica " en la revista de su amigo José Ingenieros, el exitoso estreno de su primera gran obra dramática, M 'hijo el dotor y, directamente relacionado con esto, la boda con su novia Catita.
A su regreso a Buenos Aires, los padres de Catalina ("Catita") Raventós, de buena familia en la que había un bisabuelo que fue intendente del gobernador de Buenos Aires, ante la indecisión del joven luego de cinco años de noviazgo con su hija, la joven Sánchez se ve obligada a legalizar la relación o dejar de verla. El 25 de septiembre de 1903 contrae matrimonio con Catalina Raventos y sus padrinos fueron José Ingenieros y Joaquín de Vedia.
Ante esta disyuntiva, Florencio hace un esfuerzo y termina en poco tiempo, tal vez en apenas seis días, la obra mencionada, que se estrenó en Buenos Aires el 13 de agosto del mismo año con tal éxito que permaneció en cartel durante 28 funciones. .
En una conferencia posterior, el propio dramaturgo atribuyó el sorprendente éxito a la "verdad y sinceridad" de la obra y vio en ella no sólo un punto de inflexión en su propia dramaturgia sino para todo el teatro rioplatense: "El público no toleró más declamaciones ". gente del campo y no más costumbres falsificadas. Dame una verdad así y te aplaudiré".
Posteriormente, a fines de 1905, gracias a la muy afortunada venta del manuscrito de Barranca abajo, Sánchez comprará una casa en Bánfield, en las afueras de Buenos Aires, que compartirá con su prima Isabel y su hermano menor ("el gurí") Alberto, quien con el tiempo también será dramaturgo y guionista y se casará con una de las hermanas de Catita.
En su vida laboral continúa sus colaboraciones en La Opinión y como secretario de La Tribuna y prepara colaboraciones puntuales, por ejemplo para El gladiador. .
En 1904 se sucedieron varios estrenos de sus obras, la compañía de Jerónimo Podestá, que ya había estrenado M'hijo el dotor, representó a Canillita en el Teatro Comedia de Buenos Aires.
El 1 de agosto la misma compañía presenta su nueva obra de teatro en un acto, Cédulas de San Juan , basada en un antiguo cuento "La serenata", publicado en El Teléfono en junio de 1898. El 1 de octubre del mismo año estrena Pagano de Angelina. Compañía. la obra en dos actos, La pobre gente y nuevamente con La gringa el 21 de noviembre.
1905 es también un año de gran éxito entre estrenos y repeticiones.
El 26 de abril la Compañía de los Hermanos Podestá estrena Barranca abajo y Jerónimo Podestá repite M'hijo el dotor.
El 9 de junio se presentó en Mano Santa en un evento.
El 6 de octubre volvió a representar una obra importante, la comedia en tres actos En familia , considerada por muchos críticos de igual importancia que Barranca abajo, La gringa (J Lafforgue) o Los muertos, aunque no hay unanimidad en la valoración. , como se puede observar de la selección de títulos grabados en el monumento en honor al autor en el Parque Rodó de Montevideo: en una placa del mismo aparecen como sus mejores obras M'hijo el dotor, La gringa, Barranca abajo, En familia, Los muertos, Nuestros hijos y Los derechos salud, es decir, ninguna de sus "cosas". " que le valió tanto éxito entre su audiencia.
Para el año 1906 tenemos el estreno del guión El de lojo sobre la miseria de la clase trabajadora y El pasado, si es cierto que una zarzuela perdida, El conventillo, debía representarse el 22 de junio en el Teatro Marconi. en Buenos Aires.
También se han perdido el texto y la música de otra zarzuela de 1907, El cacique Pichuleo.
Se estrena Los curdas para este año, y los dibujos animados La Tigra y Moneda falsa, así como las comedias Los derechos de la salud y Nuestros hijos.
El estreno de esta obra en el Teatro Solís de Montevideo en junio de 1908 terminó con la detención del autor por un día por haber "promovido escándalo" al insistir en el aplazamiento de la representación en favor del estreno de la misma obra en el idioma italiano. idioma . idioma . idioma . Versión en el Teatro Urquiza. El propio Sánchez explica el asunto a su manera en una carta al diario El Día, culpando al director de Solís
Evidentemente, Sánchez no puede mantener el ritmo acelerado de los últimos años y, cansado y enfermo, se refugia en la habitación de su primo Joaquín Sánchez para descansar.
Desde allí envía a Scarzolo la citada carta sobre su dolencia cardíaca que pronto puede hacerle "crack", aunque sabemos que no fue esto lo que pronto le llevaría a la tumba.
En 1908 sólo se estrenó el sainete Marta Gruni y, al año siguiente, la comedia en dos actos con música de Dante Aragna, Un buen negocio (simultáneamente en el Teatro Cibils de Montevideo y en el Apolo de Buenos Aires, éste sin música).
Durante todos estos años sigue colaborando en los citados periódicos, además de otras colaboraciones en La Protesta Humana, periódico anarquista; también asiste a reuniones sindicales y, el 1 de mayo de 1909, participa en la manifestación obrera en Buenos Aires que será disuelta por la policía (al mando del célebre coronel Ramón Falcón) con un saldo de cinco muertos y varios heridos.
Cena
en honor a Florencio Sánchez ante su partida a Europa
Este año el autor podrá hacer realidad su sueño de viajar a Europa, que anhela desde hace muchos años.
El afán de los intelectuales latinoamericanos y especialmente de los rioplatenses por conocer Europa, para un dramaturgo como Sánchez, los nuevos escenarios también le permitirían encontrar nuevos temas y ambientes para su teatro, aunque no cabía duda de que tampoco faltaba la búsqueda de éxitos en el viejo mundo, como reconoce felizmente en su carta a Nogueiras del 10 de octubre de 1909, que comienza: "Las Palmas, en viaje a la celebrity..."
Las dificultades económicas le impidieron durante muchos años realizar el viaje y le obligaron a buscar un encargo oficial del gobierno uruguayo.
En septiembre de 1909, cuando fue nombrado "comisario oficial para informar sobre la participación de la República en la Exposición Artística de Roma".
Lleno de confianza, se embarca el día 25 del mismo mes. Sin embargo, la ilusión no dura mucho, el 20 de octubre, desde Génova, envía otra carta desesperada al mismo amigo.
La gran desgracia nacional: estoy enfermo y, al parecer, grave tengo el corazón roto y quiero dejarme morir , me siento deprimido, triste, arrepentido, quiero llorar. Cada vez que escupo sangre se me llenan los ojos de lágrimas.
A pesar de la ironía de sentirse "muy joven" el autor tenía razón, le quedaba poco más de un año de vida.
Al contrario de lo estipulado en el contrato -y contra la voluntad del embajador de Uruguay en Roma, el conocido escritor Acevedo Díaz-, Sánchez desprecia la "eterna" Roma y se instala en Milán, donde ya vivía su amigo rosarino Santiago Devic.
Allí frecuenta los cafés de la "Galería del Duomo", lugar de reunión de muchos latinoamericanos, entre ellos el expresidente uruguayo José Batlle y Ordóñez, con quien mantiene excelentes relaciones.
Viaja a Génova con la ilusión de despertar el interés por su obra del célebre actor Ermete Zacconi. Éste, sin embargo, lo da a conocer por medio de otra persona que no le conoce y no ha recibido ninguna de sus obras.
Herido, el dramaturgo exige la devolución de sus obras.
Pese a su estado físico, Sánchez tiene grandes planes, como "extender mis redes inmediatamente a España, y de allí a París".
La segunda vez que regresa a Milán es a petición de otro actor famoso, Giovanni Grasso, quien le consigue un contrato para representar Los muertos e incluso la promesa de futuras publicaciones.
Las expectativas de Florencio son comprensibles, ya que el empleador de Grasso, Marazzi, era concesionario de obras de los veristas Bracco, Capuana y Verga, del alemán Sudermann, entre otros.
Digamos de paso que los 3.000 francos recibidos por aquella representación se fusionaron con quince días de vida bohemia en la Riviera. El propio autor da testimonio de su extravagancia.
No tardará en sufrir la desesperación ante el empeoramiento de la enfermedad. En su última carta antes del fatal desenlace, grita: "Querido Teófilo: vende mis obras vendibles, véndeme, busca en la tierra o en el cielo.
Es necesario que me hagas inmediatamente una transferencia de 1.500 francos [... ] por razones imperiosas de salud, subsistencia y decoro”.
El ansiado dinero estaría destinado a un mes de descanso absoluto en un sanatorio de Suiza.
El 1 de noviembre, después de un largo deambular por diferentes hoteles donde los encargados no aceptaron al contagioso paciente, Sánchez y su amigo Devic parten de Génova a Suiza vía Milán, en esta ciudad tienen que abandonar el viaje, ya que Florencio no puede resistir más. el día de los Difuntos se unió a la organización benéfica Fate Bene Fratelli hospital, donde falleció la madrugada del 7 de noviembre de 1910.
Fue enterrado en el cementerio Mussocco de Milán, pero en 1920 sus restos fueron exhumados.
Entierro de Florencio Sánchez, tras la repatriación de sus restos desde Italia. Entrada del Cementerio Central. Avenida Gonzalo Ramírez- 21 de enero de 1921.
HOMENAJES
Monumento a Florencio Sánchez en el Parque José Enrique Rodó, Montevideo, Uruguay.
Premio Florencio Sánchez. Premio otorgado por la Asociación
de Críticos Teatrales del Uruguay a los artistas relacionados con el teatro.Es
uno de los premios teatrales más importantes que se otorgan todos los años.
Consiste en un diploma y una estatuilla de Florencio Sánchez.
La
estatuilla de bronce que se entrega a los ganadores, fue diseñada en 1962 por
el escultor Eduardo Díaz Yepes (1910 - 1978), escultor de origen español que
vivió y trabajó en Uruguay.
Centro cultural y Social El
Florencio” - como es conocido afectuosamente por vecinos y amigos - es parte
del complejo de salas de la División de Promoción Cultural del Departamento de
Cultura de la Intendencia de Montevideo. Este centro cultural y social es
central a la historia e identidad cerrense y es reconocido como un icono
cultural para la ciudadanía montevideana.
Estatua de Florencio Sánchez, de Agustín Riganelli en su antiguo emplazamiento de Chiclana y Deán Funes, Buenos Aires (Argentina) - Foto de: I. Corbalán
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