Cronista de la
Patria Vieja
Isidoro De María nació en
Montevideo el 2 de enero de 1815.
Fue un escritor, historiador,
periodista, político y pedagogo uruguayo.
Sus padres fueron don Juan
María De María, de nacionalidad italiano (de Turín), de ocupación artillero al
servicio de España, y doña María Luisa Gómez, argentina (de Buenos Aires).
Isidoro tuvo una hermana María
Josefa de María que fue la esposa de José María Artigas Villagrán, el único
hijo legítimo del prócer José Gervasio Artigas.
Realizó sus estudios primarios
en la Escuela Lancasteriana que por entonces funcionaba en Montevideo.
En el Libro de Acuerdos de la
mencionada sociedad, consta que en los exámenes de 1822 el niño Isidoro De María,
obtuvo dos premios, consistentes en libros, uno por la doctrina católica y otro
por la rapidez en multiplicar.
Fue un autodidacta ya que su
formación literaria, su cultura general, la completó guiado por su espíritu
inquieto.
En 1829 en la “Imprenta del
Estado” se inicia como tipógrafo. La imprenta y el periodismo fueron sus dos
inquietudes juveniles. En una de las páginas de “Montevideo Antiguo”, De María
evoca precisamente la vida de las primeras imprentas montevideanas en las que
hizo el oficio de tipógrafo.
Allí se vinculó con los
hombres de letras de la época, y de allí, niño aún, salió periodista.
En 1831 había colaborado en
“El Rayo”.
La Matraca fue una publicación periódica de carácter satírico político que se editó en Uruguay en el año 1832, en la ciudad de Montevideo, llegando a publicar ocho números y uno adicional de despedida. Se presentaba como Papel crítico que no es periódico y anunciaba que salía sin día fijo. Llevaba como remate del cabezal la expresión ¡Ah, mirá que bonito!
La virulencia creciente de estos intercambios periodísticos llegó a causar preocupación incluso al presidente Rivera, temeroso de que pudiera derivar en enfrentamientos que rompieran el frágil equilibrio político.
Finalmente una resolución de las
Cámaras, llamando la atención a los responsables de las publicaciones sobre
esta situación, y una invitación pública del gobierno a debatir con respeto,
motivaron el cierre voluntario de ambos periódicos, circunstancia que se señala
además en el propio número de despedida de la publicaciónn
En 1833, De María contrajo matrimonio
con Sinforosa Navarrete Artigas (hija de Francisca Artigas, prima hermana del
prócer, José Gervasio Artigas) con quien fue padre, entre otros hijos, del
escritor y político Pablo de María, de Dermidio de María y del poeta gauchesco
Alcides de María.
Muy unido al General Rivera y
a su familia pertenece a su grupo político y en defensa de sus intereses
publica en 1836 “El Censor”.
En el año 1938 fundó el
periódico El Constitucional que funcionó hasta 1846 al iniciarse la decadencia del prestigio de
Rivera en Montevideo.
Allí trató temas políticos.
Isidoro De María fue Director y propietario de ese diario.
En el año 1839 publica “El
gaucho oriental”, en el que pone de manifiesto su interés por los temas
nativistas.
En 1839 y 1840 publica “La
Estrella y el Cañón de la Libertad”, del que se editaron doce números.
En aquella época en que se
defendían en Montevideo tantos intereses externos, durante la cual la prensa
perdió su sentido localista, “El Constitucional” se nos aparece como el
continuador de la tradición periodística de Montevideo, netamente oriental, y
oponiéndose con frecuencia a los interventores extranjeros, a los franceses y
unitarios. Durante la Defensa, don Isidoro fue hombre del grupo de Rivera, defendiendo
los intereses netamente nacionales.
Su posición frente a la
tendencia contraria de los unitarios ya había quedado evidenciada en 1841, en
ocasión de un juicio de imprenta en el que fue actor con Juan B. Alberdi.
La política y el periodismo no
son las únicas actividades que desarrolla. Testimonio de su dedicación a ella
son las cartas de “El Amigo del País”, redactadas en 1842, en las que trata
diversos problemas nacionales, editadas luego por cuenta del Estado, y su campaña
de “El Constitucional”.
En el año 1846 De María edita
seis números de otro diario intitulado “La Bachillera”.
La enseñanza, la escuela y sus
problemas, también le atraen. Pertenecen a esta época sus primeros trabajos
pedagógicos sobre la historia y la geografía del país.
En 1849 el general Urquiza
compró en Montevideo dos imprentas para Entre Ríos; la destinada a Gualeguaychú
fue confiada a De María.
El 5 de mayo de ese año aparecía
“El Progreso de Entre Ríos” del cual fue fundador y director De María.
En el año 1851 cambió su
nombre por “El Federal entrerriano” y dejó de aparecer al año siguiente.
Terminada la Guerra Grande, De
María fue designado Vice Cónsul del Uruguay en Gualeguaychú, cargo que
desempeñó desde 1852 hasta 1857, después de cuya fecha continuó residiendo en
la expresada ciudad de Entre Ríos por espacio de algún tiempo.
En el año 1860 escribió y
publicó la vida del General José G. Artigas, el primero de los estudios que se
consagrara al caudillo oriental.
Desde 1860, de regreso al país
De María fue miembro de la Comisión de Instrucción Primaria del Departamento de
Montevideo.
Desde 1865 perteneció a la
Comisión del Instituto de Instrucción Pública.
Luego de la entrada del General Flores en
Montevideo, fue designado Inspector General de Escuelas cargo que desempeñó hasta
el año 1872.
La escuela de la época, en
vísperas casi de la reforma de Varela, le debe algunos de sus más grandes
adelantos: cursos nocturnos para adultos, escuela graduada, educación de la
mujer, etc.
A partir de esta época es que Isidoro
De María va a dedicarse casi exclusivamente a los estudios históricos. La
política no le atrae ya. En ella había actuado con ponderación y patriotismo
que le valieron ser elegido Diputado por Soriano y Vice Presidente de la Cámara
de Representantes.
A la causa de la educación
había entregado sus energías mejores. El periodismo de combate había pasado
para él. Se consagró entonces de lleno al estudio de la historia nacional.
En el año 1878 fundó “La
Revista del Plata”, notable publicación dedicada toda ella a temas de historia
del Uruguay, en la que De María dio a conocer ignorados antecedentes sobre nuestro
pasado. Publicó allí numerosas memorias, diarios de campaña, biografías,
relaciones, etc.
Entre los años 1880 y 1890 da
a luz sus trabajos más completos fruto de sus investigaciones. Antes que ningún
otro De María le ofreció al país la visión de conjunto de su pasado, entonces
no muy remoto, pero que ya integraba nuestra historia. Aquellos episodios en
los cuales no había intervenido, o de los cuales no había sido testigo, De
María los conocía a través del relato y de las memorias de los actores por él entrevistados.
Conoció a todos los hombres de
la independencia, joven, actuó al lado de ellos. Vivió mucho y mucho recogió.
Por ello es que toda su obra histórica, particularmente “Montevideo Antiguo”, publicada en el año 1888 está impregnada de un fuerte sabor tradicionalista.
Realizó sus libros sin
pretensiones y con gran desinterés. No aspiró a ser nunca escritor, pero pudo
exhibir a la consideración de sus conciudadanos el título de Cronista de la
Patria Vieja con el cual está ya incorporado a nuestra historia literaria.
Sus obras, que constan de más
de treinta volúmenes, escritas en forma sencilla, tienen ya el valor de las
obras clásicas y siguen siendo hoy motivo de consulta para todo aquél que
estudie nuestro pasado. Por que De María trabajó sus obras no sólo con el
elemento tradicional y los recuerdos, sino que dio a conocer centenares de
documentos muchos de ellos procedentes de sus colecciones particulares hoy
dispersas.
En 1888 se presentó al
Parlamento un proyecto que tenía por finalidad recompensar sus servicios
rendidos a la patria. En esa oportunidad D. Juan Zorrilla de San Martín expresó
en la Cámara de Diputados: “El señor D. Isidoro De-Maria, viejo servidor del
país, que desde su niñez se ha consagrado, ya sea en estudios literarios, ya a
los estudios pedagógicos, y siempre al bien del país, es una figura, señor
Presidente, a todas luces simpática y que se destacó evidentemente de su
generación. Es preciso juzgarlo en las distintas épocas en que ha actuado. Hoy
existen periodistas, literatos, pedagogos notables: en muchas de las épocas en
que el señor De María figuró en nuestra vida política, quizás él descollaba en
primera línea y consagraba su vida entera a prestar servicios sin ninguna
remuneración, puede decirse, al país”.
Los últimos años de este
trabajador ejemplar que había sido ya político, periodista, pedagogo e
historiador, fueron dedicados también a la República en el desempeño del cargo
de Director del Archivo Nacional. Septuagenario, don Isidoro De María realizó
al frente del Archivo una labor extraordinaria de ordenación, clasificación y
restauración de documentos históricos. Gran parte de esa obra la llevó a cabo
personalmente y es frecuente encontrar en los legajos que custodia aquel
establecimiento, anotaciones y señales de su puño y letra.
Portada
de la publicación uruguaya Caras y Caretas, editada entre 1890 y 1897.
Sus informes pasados al
Ministro de Fomento sobre el Archivo Nacional durante los años 1891-1893, y
publicados en las Memorias correspondientes a la gestión del ingeniero Juan A.
Capurro, pueden exhibirse como modelos de laboriosidad y dedicación. Contienen,
además, interesantes referencias históricas.
Isidoro De María falleció en Montevideo el 16
de Agosto de 1906, rodeado de la respetuosa consideración de todos sus
conciudadanos que veían en aquel anciano venerable al cronista de la patria
vieja y al representante más auténtico de sus tradiciones.
FUENTES
http://www.autoresdeluruguay.uy/
https://letras-uruguay.espaciolatino.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario