el Maestro
Impresionista
Fue uno de los más célebres pintores franceses. No es fácil clasificarlo: perteneció a la escuela impresionista, pero se separó de ella por su interés por la pintura de cuerpos femeninos en paisajes, inspirados a menudo en pinturas clásicas renacentistas y barrocas.
Nacido en el seno de una
familia humilde de artesanos, fue el sexto de los siete hijos del sastre Léonard Renoir y la
costurera Marguerite Merlet.
Vivió sus primeros años en barrios proletarios donde trabajó como decorador de porcelanas y pintor de abanicos.
En 1844, los Renoir se
trasladaron a París, en donde el padre esperaba mejorar su situación económica.
En 1848, comenzó a asistir a
una escuela religiosa dirigida por los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Dada su gran habilidad para el solfeo, sus maestros lo incluyeron en la coral
de jóvenes varones de la iglesia de Saint-Eustache, dirigida por el compositor
Charles Gounod.
En 1854, abandonó sus estudios
en la escuela y fue enviado al taller de los hermanos Lévy con el fin de que
aprendiera sobre el arte de la pintura en porcelana.
Según Edmond Renoir, su
hermano menor, su deseo de forjar una carrera artística era ya apreciable desde
su niñez, cuando Auguste dibujaba sobre las paredes con trozos de carbón.
El aprendiz fue tomando el
gusto al oficio y al finalizar el día, cargando un cartón más grande que él,
acudía a cursos gratuitos de dibujo. Todo esto duró dos o tres años.
Demostraba un rápido progreso
y, tras unos meses de aprendizaje, se le confió la realización de trabajos
regularmente asignados a los obreros experimentados, lo que le valió más de una
burla.
Émile Laporte, uno de los
obreros de los Lévy, practicaba por gusto la pintura al óleo y le permitió al
joven hacer uso de sus telas y sus colores.
Después de examinar la primera
pintura al óleo de Auguste Renoir en la modesta morada de los Renoir sobre la
calle Argenteuil, Laporte aconsejó a sus padres que le permitieran estudiar el
arte de la pintura, pues le auguraba un prometedor futuro como pintor.
Auguste Renoir nunca vio un
impedimento en sus orígenes humildes, y afirmaba que de haber nacido en un
entorno de intelectuales, habría necesitado años para despojarse de sus ideas y
lograr ver las cosas tal cual eran.
En el amplio patio del Louvre,
de donde los Renoir no vivían lejos, el pequeño Auguste Renoir jugaba a
policías y ladrones con otros chicos.
Para él era completamente
natural entrar en el antiguo palacio real convertido en célebre museo después de
la Revolución, en donde con frecuencia ingresaba en las galerías de escultura
antigua para permanecer allí durante horas. Sin embargo, las expediciones del
pequeño Renoir no se limitaban a los alrededores del Louvre.
Su sensación orgánica y casi
física ―que se remontaba a su niñez― de formar parte de la ciudad dejará una
huella en su trabajo artístico.
Renoir veía belleza en las angostas calles del París medieval, en la abigarrada arquitectura gótica, en las vendedoras del mercado que nunca llevaban corsé, y por ello mismo sufría ante la destrucción del viejo París.
Su infancia y juventud coincidieron con el
comienzo de la era de la modernización y de las grandes reconstrucciones de la
ciudad.
En 1858, a la edad de 17 años,
pintaba abanicos y coloreaba escudos de armas para su hermano Henri, grabador
heráldico.
En el año 1859, trabajó
durante algún tiempo en la casa Gilbert, sobre la calle Bac, donde pintaba
persianas de papel traslúcido que hacían las veces de vitrales en las rudimentarias
capillas de los misioneros. Durante esos años, compró para uso profesional el
material necesario para la pintura al óleo e hizo sus primeros retratos.
Entre los archivos del Louvre,
se conserva la autorización, con fecha de 1861, que le fue otorgada para copiar
cuadros en las salas del museo.
En 1862, Renoir aprobó el
examen de ingreso a la Escuela de Bellas Artes. Al mismo tiempo, frecuentaba un
taller libre en el que enseñaba Charles Gleyre, profesor de aquella
institución.
Durante esta etapa, conoció en
el taller de Gleyre a aquellos que serían sus mejores amigos y compañeros en el
arte a lo largo de toda su vida. Allí se forjó una sólida amistad entre él,
Claude Monet, Frédéric Bazille y Alfred Sisley, que a menudo iban a pintar
juntos al aire libre en el bosque de Fontainebleau.
Bazille sería el primero en
convocar a sus compañeros a reunirse en un grupo. Sin embargo, esto no ocurrió
sino hasta después de su muerte en combate durante la guerra franco-prusiana,
de modo que el joven Bazille nunca tuvo la oportunidad de exponer junto al
resto del grupo y recibir el título de «impresionista».
Renoir contaba que había sido él
quien había llevado a Sisley al taller de su maestro, aunque es posible que no
estuviera en lo cierto y que Sisley hubiese llegado allí por su cuenta. Renoir
obtuvo sobresalientes resultados en los concursos obligatorios de dibujo, de
perspectiva, de anatomía y de semejanza, lo que demostraba de modo irrefutable
lo fructífero de sus años de trabajo en el taller de Gleyre.
El período de estudio con Gleyre no se prolongó demasiado. En el año 1863, todos los miembros del grupo se vieron obligados a dejar el taller debido a su cierre, aunque Jean Renoir, hijo de Auguste, estima que su padre debió abandonarlo incluso antes, puesto que no tenía dinero para pagar sus estudios.
Comenzó entonces una etapa de pobreza, pero también de nuevos encuentros, descubrimientos en la pintura y nuevas amistades.
Renoir encontró una gran
fuente de inspiración en el Louvre y particularmente en el trabajo de Eugène
Delacroix.
La muerte de Delacroix, en
1863, hizo comprender a la joven generación de artistas franceses la
importancia que para ellos tenía la pintura del gran romántico. Renoir
reconoció en el trabajo de Delacroix algo que le resultaba especialmente
cercano.
En el año 1863, un importante
acontecimiento sacudió la vida artística de la capital francesa.
Por orden de Napoleón III, se
abrió, al margen del Salón de París oficial, el Salón de los Rechazados, en
donde Almuerzo sobre la hierba de Édouard Manet causó un gran impacto. A partir
de entonces, su nombre se asoció con el concepto de arte moderno.
A mediados de la década de
1860, Manet frecuentaba el Café Guerbois, sobre la calle Grande-des-Batignolles
(actual avenida de Clichy). La presencia de Manet atrajo al Guerbois a
artistas, escritores y críticos simpatizantes de las ideas del arte moderno.
Hasta allí llegaron también Renoir y sus amigos, que habían abandonado la
Margen Izquierda.
La parisina es una pintura al
óleo sobre tela completada en 1874, firmada y datada por el artista abajo a la
izquierda. Fue exhibida en el Museo Nacional de Gales, en Cardiff.
Muestra una mujer joven
llevando un vestido de un llamativo color azul intenso, con el rostro vuelto al
espectador mientras se pone sus guantes.
Originalmente la pintura tuvo
como fondo una puerta en la parte superior izquierda y una cortina en la parte
superior derecha, pero estos elementos fueron sobrepintados por Renoir antes de
su primera exposición.
Esto deja a la figura central
casi flotando en un espacio neutro.
El fondo indistinto en azul,
malva y amarillo grisáceo aparece menos repasado, que la figura central más
detallada y con varias capas de pinceladas.
El trabajo del cabello contra
el sombrero, los pendientes y las pestañas parecen haber sido añadidos después
de la pintura haber recibido su capa final de barniz.
Instituto de arte de Chicago-Colección del Sr. y la Sra. Lewis Larned
Le Moulin de la Galette (1876), de Renoir
Esta pintura ha sido descrita en ocasiones como "la pintura más bella del siglo XIX". La escena describe uno de los numerosos bailes que se celebraban en el Molino de la Galette , uno de los locales de diversión más frecuentados de Montmartre y punto de encuentro para bohemios y artistas como Toulouse-Lautrec, van Gogh o el propio Renoir.
"Le déjeuner des canotiers (el almuerzo de los barqueros)"
1880-81 - óleo sobre lienzo, 129.5 × 172.7 cm - Washington, Phillips Collection
En la vida artística de
Renoir, la década de 1880 resultó agitada. En sus conversaciones con Ambroise
Vollard, mencionaba aquella sensación de callejón sin salida que había surgido
hacia 1883.
Su insatisfacción con respecto
a la antigua manera impresionista llevó al pintor a adoptar un nuevo estilo.
Sentía que no sabía ni pintar ni dibujar.
Deprimido, destruyó toda una
serie de lienzos. En esta difícil etapa, Jean-Auguste-Dominique Ingres acudió
en su auxilio.
La obra de Renoir durante esta década se
enmarca dentro de lo que comúnmente se conoce como el «período ingresco». Se
trata de una tendencia perceptible en todos sus cuadros de esta etapa: un
dibujo más limpio y un trazado de mayor precisión, con una clara plasticidad,
así como el empleo de colores locales.
El almuerzo de los remeros - 1881
La obra Los paraguas fue pintada entre los años 1881 y 1886.
De algún modo, esta tendencia se deja ver ya en:
El almuerzo de los remeros El cuadro está ambientado en el restaurante Fournaise a Chaton, en el Sena, y representa un grupo de remeros que charlan después de la comida en el porche junto a otros acompañantes. Renoir captó la luz de la tarde de principios de verano que se filtraba a través de la cortina, acentuando el contraste con el verde del paisaje circundante. Muchos de los personajes retratados eran amigos del pintor. Se distinguen, por ejemplo, Aline Charigot, su futura mujer sentada en la mesa mientras juega con un perrito, y Alphonse Fournaise, hijo del propietario del local, apoyado en la barandilla con un sombrero de paja en la cabeza.
En la obra Maternidad, realizada en 1885 tras el nacimiento de su hijo Pierre, refleja la belleza y la ternura de la lactancia materna. La pintura también es conocida como "Lactancia de la mujer alimentando a su hijo
En
Los paraguas. Este último cuadro, pintado en dos momentos distintos
―comenzado en 1881 y finalizado en 1885― atestigua la evolución del estilo del
artista: suave e impresionista en la parte derecha, duro y lacónico en la parte
izquierda.
Dejando de lado la pureza de
la línea y de la forma típica de Ingres, este lienzo posee el carácter propio
del Renoir de este período.
Su gama de azules y rosas
remite a la pintura rococó y al siglo xviii. Se inspiraba en Jean-Honoré
Fragonard y Antoine Watteau, cuya pintura había admirado desde su infancia.
En Normandía, en 1884, Renoir
pintó el retrato de las tres hijas de Paul Bérard: La tarde de los niños en
Wargemont.
Dejando de lado la pureza de
la línea y de la forma típica de Ingres, este lienzo posee el carácter propio
del Renoir de este período.
Su gama de azules y rosas
remite a la pintura rococó y al siglo xviii. Se inspiraba en Jean-Honoré
Fragonard y Antoine Watteau, cuya pintura había admirado desde su infancia.
En el jardín
Su gran composición En el
jardín, de 1885, marcó su despedida de la fiesta permanente de La
Grenouillère y del Moulin de la Galette. Dejó atrás la pincelada temblorosa y
las vibraciones de la luz y de la sombra. En el nuevo cuadro de Renoir, todo es
sereno y estable.
El 14 de abril de 1890, el
artista contrajo matrimonio con Aline en el ayuntamiento del IX Distrito de
París. Jean, Gabrielle Renard, una prima de Aline, viajó de Essoyes a la
capital francesa para ayudarles con las tareas domésticas. Llegó a la casa de
los Renoir cuando Pierre ya era mayor, por lo que su principal preocupación fue
Jean.
Los habitantes de Montmartre
se acostumbraron a ver a Gabrielle llevando a Jean sobre su espalda. Más
adelante, se convertiría en una de las modelos predilectas del artista.
El segundo hijo de Renoir,
nació en 1894.
El pintor nunca disfrutó de
muy buena salud. En sus cartas se encuentran frecuentes menciones a
enfermedades respiratorias, que lo mantuvieron largo tiempo postrado en la
cama.
En el año 1888, en Essoyes,
tuvo su rostro parcialmente paralizado a causa de una neuralgia.
En aquel mismo lugar, un día
de lluvia en el verano de 1889, Renoir cayó de su bicicleta y se fracturó el
brazo derecho.
Afortunadamente, como
consecuencia de una fractura anterior, el artista ya había aprendido a pintar
con la mano izquierda. Sin embargo, en esta ocasión aparecieron dolores que
dificultaban su trabajo. El médico de la familia le diagnosticó un reumatismo
incurable desencadenado por la caída.
A lo largo de los últimos veinte años de su vida, Renoir debió sufrir permanentes dolores. Así y todo, a pesar de la fragilidad de su estado, su fantástica sed de vida y pasión creadora no se apagaban.
Renoir vivió también algunas grandes alegrías.
En 1900, fue nombrado
Caballero de la Legión de Honor
En 1901, nació Claude, su
tercer hijo, que tomaría el lugar de Jean, ya crecido, como modelo.
París, Londres y Nueva York
fueron escenarios de exposiciones que coronaron el triunfo de su pintura.
La familia viajaba del bulevar de Rochechouart en París a la costa mediterránea y a pequeños pueblos del sur de Francia en busca de condiciones climáticas que beneficiaran la salud del artista.
En 1903, se trasladó con su
familia a Cagnes-sur-Mer, ya que el clima de la región era más favorable a su
estado de salud.
Después de haber conocido
varias residencias en el casco antiguo, Renoir adquirió el Domaine des
Collettes, en una ladera al este de Cagnes, para salvar los venerables olivos
cuya sombra admiraba y que un potencial comprador amenazaba con destruir.
En 1904, en la Segunda Exposición del Salón de Otoño le fue dedicada una sala completa.
Aline Charigot hizo construir
allí la última casa de su marido, donde pasaría sus últimos días bajo el sol
del sur, bien protegido por su inseparable sombrero.
Vive allí con su esposa Aline
y sus hijos, así como con sus sirvientes, a menudo también con muchos amigos,
que lo ayudan en su vida cotidiana, preparan sus lienzos y sus pinceles.
Las obras de este período son
esencialmente retratos, desnudos, bodegones y escenas mitológicas.
Sus pinturas son brillantes,
su material pictórico más fluido, gana en transparencia. Cuerpos femeninos
redondos y sensuales brillan con vida. Pero el reumatismo deformante lo obligó
paulatinamente, hacia 1905, a dejar de caminar.
Casa de Renoir adquirida en el año 1908
En su propiedad pintaba en un
estudio que erigió en su jardín en 1916, pocos años antes de su muerte.
Renoir es ahora una personalidad importante en el mundo del arte occidental, expone en toda Europa y Estados Unidos, participa en los Salons d'Automne de París.
La libertad material que
adquirió no le hizo perder el sentido de la realidad y su gusto por las cosas
sencillas, siguió pintando en el universo rústico del Domaine des Collettes.
Prueba nuevas técnicas, y en
particular se dedica a la escultura, animado por el marchante de arte Ambroise
Vollard, aunque sus manos están deformadas por la artritis reumatoide.
El pintor Lucien Mignon fue
íntimo amigo de Renoir en Cagnes-sur-Mer y estuvo influido por su estilo.
También tuvo como amigos cercano a Ferdinand Deconchy.
Gabrielle seguía posando para
el pintor, así como otras modelos que se habían vuelto casi parte de la
familia. Una de sus últimas modelos sería una joven pelirroja llamada Andrée,
con quien Jean se casaría más tarde, tras la muerte de su padre. En los últimos
años de su vida, Renoir abrazó la idea de una gran composición hecha de
desnudos.
En 1887, había terminado su
cuadro Las grandes bañistas, cuyo estilo, uno poco duro a la manera de Ingres,
es característico de su trabajo en aquel momento.
Aparecen desnudos femeninos en
Gran desnudo (Desnudo sobre los almohadones) (1907),
Auguste
Renoir, Busto de Coco (1908), Fráncfort del Meno, Museo Städel.
Bañista secándose la pierna
(hacia 1910),
Después del baño (1912),
Recibió el premio
"Medalla de Honor" en la Exposición Internacional de Arte de Munich
en el año 1911. Esta fue una importante distinción para el reconocido pintor
impresionista francés.
El juicio de Paris
(1913-1914),
Las bañistas (1918-1919), etc.
Esta obra fue terminada pocos meses antes de la muerte de Renoir y por ello es considerada por muchos como su testamento artístico.
Representa dos mujeres estiradas en un prado sin ninguna referencia temporal. Andrée Heuschling, actriz de cine mudo que más tarde se casó con Jean, hijo del artista, es una de las modelos que usó Renoir para este cuadro.
En los cuerpos se puede apreciar una referencia ideal a los desnudos del siglo XVI, particularmente a las Venus de Tiziano, en contraste con el estilo más impresionista del fondo.
Renoir ya había realizado entre el 1884 y
1887 otra obra representando a las bañistas, hoy conservada en el Museum of Art
de Filadelfia.
Con los años, se arraigó en él el gusto por una pintura decorativa,
inspirada en los grandes italianos.
En 1915, la muerte de Aline
sumió a Renoir en la soledad. Sus hijos Pierre y Jean fueron heridos durante la
Primera Guerra Mundial.
Retrato
de Renoir por Marie-Félix Hippolyte-Lucas (1919)
Renoir sigue, a pesar de todo,
pintando hasta su muerte en 1919.
Habría pedido, en su lecho de
muerte, un lienzo y pinceles para pintar el ramo de flores que había en el
alféizar de la ventana. Al devolverle los pinceles a la enfermera por última vez,
se dice que dijo: “Creo que empiezo a entender algo al respecto."
En un principio, fue enterrado junto a su mujer en el antiguo cementerio del castillo de Niza y, dos años y medio después, el 7 de junio de 1922, los restos del matrimonio Renoir fueron trasladados al departamento de Aube donde reposan ahora en el cementerio de Essoyes, como habían deseado Renoir y su mujer. Desde entonces, Pierre y Jean, y más tarde las cenizas de Dido Renoir, la segunda esposa de Jean, comparten su lugar de entierro.
Jules Le Couer en el Bosque de Fontainebleau
Museo de Sao Paulo
Autor: Pierre Auguste Renoir
Fecha: 1866
Museo: Museo de Sao Paulo
Características: 106 x 80 cm.
Estilo: Impresionismo
Material: Oleo sobre lienzo
"En 1865 Renoir traba amistad con el también pintor Jules Le Couer, visitándole con frecuencia en Marlotte, en cuya casa Renoir se aloja. Allí conocerá a Lise Tréhot, amiga de la hermana de Le Couer, quien será su modelo favorita hasta 1872. Jules también servirá como modelo eventual como en esta escena realizada en el bosque de Fontainebleau, lugar en las cercanías de París al que acudían un buen número de pintores a trabajar. Los miembros de la Escuela de Barbizon serían los primeros en plasmar con sus pinceles la belleza de este lugar, apelando al trabajo directamente al natural, filosofía que impondrán más tarde los impresionistas.Renoir se siente fascinado por los maestros de Barbizon, liderados por Corot, y por Courbet, cuyos ecos podemos apreciar en este trabajo, especialmente por los suaves tonos empleados y la meticulosidad con la que representa la naturaleza, en comparación con obras posteriores. Los expertos consideran esta obra como una de las más elaboradas del primer periodo del joven artista."
Museo de Orsay
Autor: Pierre Auguste Renoir
Fecha: 1869
Museo: Museo de Orsay
Características: 46 x 46 cm.
Estilo: Impresionismo
Material: Oleo sobre lienzo
"Desde su estancia en el taller de Gleyre y su estrecho contacto con Monet, Sisley y Bazille, Renoir se interesó por los principios de la Escuela de Barbizon, acercándose a la naturaleza para trabajar allí directamente. Este contacto con el grupo de Barbizon y con Corot se aprecia claramente en este trabajo, realizado directamente del natural, avanzando el interés impresionista hacia los colores y las luces captadas en un momento determinado del día. También encontramos ecos de Courbet en la abundancia de tonos grises y el empleo de la espátula, así como referencias a Manet al mostrar un espíritu colorista -que aquí observamos en el río y el cielo- o el paso directo de superficies bañadas de intensa luz a otras en sombra. La sensación de movimiento conseguida por las gabarras navegando por el Sena es muy acertada, estableciendo una diagonal habitual en las composiciones clasicistas que el joven pintor tanto admiraba durante sus visitas al Louvre."
Museo de Orsay
Autor: Pierre Auguste Renoir
Fecha: 1918-19
Museo: Museo de Orsay
Características: 110 x 60 cm.
Estilo: Impresionismo
Material: Oleo sobre lienzo
"Partiendo del Impresionismo, Renoir reacciona contundentemente ante la paulatina desaparición de la forma a la que se había desembocado, especialmente en Monet. Y esa reacción vendrá de la mano de figuras femeninas desnudas como estas bañistas, en las que está presente el recuerdo de Rubens por sus amplios cuerpos de rollizas y rosadas carnes. Evidentemente, Renoir no pierde la referencia a elementos típicos del estilo en el que trabajó durante muchos años, interesándose por las cuestiones lumínicas y el color, empleando en algunas zonas una pincelada suelta, con pequeñas comitas como hacían los impresionistas. Sin embargo, sus figuras recuperan la línea y el volumen haciendo del Impresionismo una pintura más clasicista que en sus inicios."
Es un Óleo sobre lienzo, que
se encuentra en la actualidad en el Nationalmuseum (Estocolmo, Suecia). En una
gran tela de dos metros de alto, en donde Renoir pintó una escena de la vida
real.
En la obra, realizada en la
casa de la Mère Anthony, se reconoce a Alfred Sisley de pie y a Camille
Pissarro de espaldas.
El hombre sin barba es Frank
Lamy. En el fondo, de espaldas, se puede distinguir a la señora Anthony y en
primer plano a la izquierda, a la criada Nana.
Se trata de una notable
composición: las figuras de la camarera y del hombre sentado, cortadas por los
lados de la tela, y el grupo de personajes que forman casi un semicírculo,
crean una sensación de espacio real. A partir de entonces, los amigos de Renoir
figurarán siempre en sus cuadros.
La coloración de su pintura
todavía no se ha tornado clara, al estilo de los impresionistas, sino que más
bien recuerda a los tonos betunosos de Gustave Courbet o se asemeja a los
colores parduzcos del grupo de Henri Fantin-Latour, que a su vez evocan las
viejas fotografías del siglo xix.
Paseo a caballo en el bosque
de Boulogne (1873)
Óleo sobre lienzo, 261 × 226 cm,
Kunsthalle (Hamburgo, Alemania).
Fue la esposa del capitán
Darras, Madame Henriette Darras, la que posó para la figura de la bella amazona
y el hijo del arquitecto Charles Le Cœur para la del muchacho montado en el
póney. Este cuadro revela dos rasgos típicos del estilo de Renoir.
En primer lugar, el artista
no pudo resistir el encanto de la parisina, cuya piel no refleja la luz, con la
elegancia del velo negro y de la rosa sujeta en el traje del mismo color del
velo. En segundo, una gama de colores muy claros funde las figuras del primer
plano con el paisaje en un todo armonioso.
El palco (1874)
El palco, óleo sobre lienzo, 80 × 63,5 cm, Courtauld
Institute of Art (Londres)
Óleo sobre lienzo, 80 × 63,5
cm, Courtlaud Institute Gallery (Londres, Reino Unido). El crítico de arte
Philippe Burty escribió al respecto que «la figura fingida e impasible de la
dama, sus manos enguantadas de blanco, una de las cuales sostiene unos gemelos
y la otra se ahoga en la muselina del pañuelo, la cabeza y el busto del hombre
que se gira, son fragmentos de pintura tan dignos de atención como de elogio.»
Renoir esparcía sobre la tela
por primera vez una oleada armoniosa y libre de color claro en una composición
digna de las lecciones de los maestros clásicos.
El cuadro evoca vagas
reminiscencias a las composiciones de Caravaggio, pero más aún a El balcón de
Édouard Manet. Renoir había aprendido de ellos e hizo su propio camino.
Baile en el Moulin de la
Galette (1876)
Óleo sobre lienzo, 131 × 175
cm, Museo de Orsay (París, Francia).
Como siempre, los personajes
de su cuadro son amigos cercanos. A la derecha, en la pequeña mesita, se
reconoce a Frank Lamy, Norbert Gœneutte y Georges Rivière; entre los
bailarines, Lestringuez y Paul Lhote. En el centro, en primer plano, aparecen
dos hermanas, Estelle y Jeanne, que Renoir había conocido en Montmartre al
igual que la mayoría de sus modelos de esos años.
El artista pintó una escena
conocida por los habitantes del barrio: la de un baile en el Moulin de la
Galette.
La vivacidad de su estilo y
las manchas de luz y sombra crean una atmósfera alegre y natural.18 Georges
Rivière, en su artículo para el periódico El impresionista, abordó este lienzo
desde una perspectiva más bien inesperada:
Ciertamente Renoir tiene todo
el derecho de sentirse orgulloso de su Baile: nunca había estado mejor
inspirado. Es una página de historia, un precioso monumento de la vida
parisina, de una rigurosa exactitud.
Nadie antes que él había
pensado en apuntar los hechos de la vida cotidiana en una tela de tan amplias
dimensiones; es una audacia cuyo éxito recompensará como se debe. Esta obra
tiene, para el futuro, una importancia que nos vemos en la obligación de
señalar: es un cuadro histórico.
Paisaje de Bretaña (1902)
En la obra de Renoir se
confirma que viajó por el territorio galo. Es evidente que cada paisaje le daba
nuevas posibilidades de creación.
Fue Bretaña, región al
noroeste de Francia, antes identificada como península Armórica o Tierra del
Mar, la que inspiró a Renoir en Paisaje a Bretaña, obra que forma parte del
acervo de Museo Soumaya.
En la obra el artista utiliza
distintos tonos de verde, utilizando ciertos toques de rojo vivo los cuales contrastan
de manera armónica en la composición. Su obra es un registro de lo bello de la
vida cotidiana.
El Museo Renoir ( en francés :
Musée Renoir ) está situado en Cagnes-sur-Mer en la región de
Provenza-Alpes-Costa Azul .
El Domaine des Collettes es el
magnífico olivar de tres hectáreas en el que se encuentra el museo, fue
adquirido por Pierre-Auguste Renoir el 28 de junio de 1907 por la suma de
35.000 francos franceses . Renoir vivió allí desde 1908 hasta su muerte el 3 de
diciembre de 1919 .
Hijo del pintor Claude Renoir
, continuó viviendo allí hasta 1960 . Tras su muerte, el municipio de
Cagnes-sur-Mer compró la propiedad, transformando la casa de Renoir en museo
para conmemorar la última estancia del gran pintor en esta zona.
FUENTES
https://www.buscabiografias.com/
https://historia.nationalgeographic.com.es/
https://www.biografiasyvidas.com/
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