LA PRIMERA VACUNA DE LA HISTORIA
Eward Jenner nació en Berkeley, Inglaterra, 17 de mayo de
1749
Fue un médico y científico inglés que desarrolló la primera
vacuna. Debido a ello se le considera «el padre de la inmunología», y se estima
que su trabajo «ha salvado más vidas que el trabajo de cualquier otro hombre».
Hijo de Sarah Head y de Stephen Jenner, vicario de
Berkeley.
Trabajó nueve años como aprendiz de cirujano,
posteriormente viajó a Londres para cursar estudios de anatomía y cirugía con
el famoso cirujano John Hunter.
“The Chantry”, la casa del Dr. Jenner en Berkeley,
Gloucestershire.
Regresó a Berkeley donde fue médico rural durante el resto
de su vida.
La viruela es enfermedad
infecciosa causada por el variola
virus. Durante varios siglos,
sucesivas epidemias diezmaron a
la población. Su tasa de letalidad
llegó a ser hasta de 30%.
La viruela fue una enfermedad devastadora que se
extendía en forma
de epidemias matando y
desfigurando a millones de personas.
Después de
afectar durante milenios
al Viejo Mundo, durante la
Conquista de América los indígenas
fueron contagiados por los conquistadores.
Como carecían totalmente de defensas ante esa enfermedad
desconocida para ellos, ocasionó un
colapso demográfico en las
poblaciones nativas. En
1520, apareció entre los
aztecas durante el
sitio de Tenochtitlán, lo que contribuyó a su caída, además
de provocar la muerte del líder azteca Cuitláhuacsta de 30%, por lo que en algunas
culturas antiguas estaba prohibido dar nombre
a los niños hasta que contrajesen la enfermedad y sobreviviesen a ella.
La viruela, una de las principales causas de mortalidad en el siglo XVIII, se trataba mediante la inoculación, en personas sanas, de sustancias extraídas de las pústulas de quienes padecían la enfermedad.
Aunque todos atribuimos a Edward Jenner el descubrimiento
de la vacuna contra la viruela, lo cierto es que, años antes, cuando Jenner ni
siquiera había nacido se realizaba el variolización.
El antecedente más antiguo
de la vacunación es la
variolización, que consistía en inocular
a un individuo sano
con material infeccioso procedente de las pústulas
de un enfermo
de viruela. Para ello se buscaba que fuera un enfermo con la forma leve
de la enfermedad.
Con ello se intentaba que la enfermedad, al manifestarse,
tuviera un curso menos agresivo.
La variolización se practicaba en la India desde antes del siglo VIII.
En China se usó en el siglo X, donde se utilizaban restos de pústulas secas de
formas leves de la enfermedad y las molían
hasta conseguir un polvo que se
aspiraba por la nariz con
intención de que eso les inmunizase.
Mary Wortley Montagu (hacia 1716).
Imagen: Wikimedia Commons.
Y fue en el siglo XVlll
que hubo una mujer que extendió por Europa la práctica de inocular a
niños y jóvenes con pus de enfermos para inmunizarles frente a esta enfermedad.
Hablamos de Mary Montagu
(1689-1762), que en su propia piel mostraba las cicatrices de la viruela
y había visto morir a su hermano.
Durante una
estancia en Turquía observó cómo
las mujeres del noroeste del
Cáucaso que se
pinchaban con agujas impregnadas en pus de viruela de las vacas,
no contraían nunca la enfermedad. Entonces inoculó
a sus hijos y, a su regreso a
Inglaterra, repitió y divulgó
el procedimiento entre otras personas, siendo éste uno de los mayores
aportes a la introducción de la inoculación
en occidente.
Su descubrimiento se atribuye a Edward Anthony Jenner investigador,
médico rural.
Al observar el
hecho, de conocimiento común, de que las
lecheras eran generalmente inmunes a la viruela, Jenner postuló que ellas
estaban protegidas porque estaban en contacto, durante la ordeña, con el pus de las ampollas de las vacas,
que contenía el virus de la
viruela bovina, enfermedad similar a la
viruela, pero mucho menos agresiva.
Jenner realizó varias observaciones en algunos habitantes
del condado, con el
antecedente de haber sido
contagiados de la viruela de las vacas, a quienes les inoculó la secreción de
una lesión de viruela humana, sin que padecieran la enfermedad.
Una interrogante
surgió en su mente: “¿puede la vacuna inocularse a nuestro arbitrio como la
viruela? y ¿el humor contenido en un grano producido por la vacuna ocasionará
esta misma enfermedad, si una mano inteligente lo deposita dentro de la epidermis de una persona que no haya tenido viruelas?”. Con el fin de solucionar esta
interrogante, Jenner realizó nuevos
experimentos, valoró a Sara
Nelme, una lechera que había adquirido la viruela de las vacas y tenía
una lesión característica en la mano.
El 14 de mayo de 1796
inoculó a un niño de 14 años,
que en varias referencias es señalado como James Phipps,
hijo de su jardinero;
James manifestó el cuadro clínico
que comúnmente se observaba en las ordeñadoras y que remitió
espontáneamente.
Robert A Thom (1915-1979). Edward Jenner inyectando la
primera vacuna contra la viruela al niño James Phipps en 1796. La imagen
forma parte de la serie A History of Medicine in Pictures, que el autor realizó por
encargo de la compañía farmacéutica Parke Davis y hoy
día propiedad de Pfizer.
El 1 de julio del año siguiente inocularon a este niño con
el virus varioloso, sin consecuencias,
lo mismo que aconteció cuando
varios meses después fue inoculado. Este experimento,
publicado por Jenner en 1798,
confirmó la acción benéfica
y preventiva de la vacuna, fecha histórica
para la medicina.
En 1798, escribió Investigaciones acerca de las causas y efectos de las vacunas de la viruela, obra en la que introdujo el término virus. Su procedimiento fue aceptado y la mortalidad debida a la viruela disminuyó de forma drástica.
En marzo de 1788, contrajo matrimonio con Catherine
Kingscote.
Fueron padres de tres hijos Catherine, Edward y Robert
Fitzharding.
Su esposa Catherine fallece de tuberculosis en 1815, a la edad de 59 años .
La tumba de Edward Jenner en el cementerio de Santa María
la Virgen en Berkeley, Gloucestershire .
Edward Jenner falleció de una hemorragia cerebral el 26 de enero de 1823 en Berkeley.
DE EDWARD JENNER A JAVIER BALMIS
El médico Francisco Javier Balmis, grabado, c. 1800.
Dominio público
Francisco Balmis, fue uno de los principales defensores del método de Jenner. El galeno, que había trabajado durante años en la Nueva España, presentó al soberano su proyecto para extender la vacunación, sobre todo de niños, por las posesiones de la corona en todo el mundo.
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna entre 1803 y 1806 llevó la vacuna de Jenner hasta América y Asia.
Vacunación de Niños, de Vicente Borrás Abellá. Hacia 1900.
Se trataba de un viaje que duraría meses (de hecho se prolongó durante tres años) por lo que el primer problema que se presentó fue el de la conservación de la muestra, que tan solo duraba unos pocos días.
Balmís tomó una decisión audaz: el suero sería transportado dentro de receptáculos vivos, 22 niños de la casa de huérfanos de La Coruña.
La Gaceta de Madrid explicaba cómo se llevaría a cabo el proceso:
"siendo sucesivamente inoculados brazo a brazo en el curso de la
navegación, conservarán el fluido vacuno fresco y sin alteración" hasta
América.
Los 22 niños, su rectora,
Isabel Sendales Gómez, y una decena de médicos y enfermeros dirigidos por
Balmis, partieron el 30 de noviembre de 1803 del puerto de la Coruña con rumbo
al Nuevo Mundo a bordo de la corbeta María Pita. La idea era inocular la
viruela a los jóvenes cada semana de dos en dos (por si había complicaciones
fatales en alguno) con las pústulas de los vacunados la semana anterior.
El plan era temerario y éticamente más que dudoso. Se eligió a niños porque, a falta de unos análisis que entonces no existían, podía establecerse con seguridad si no habían padecido la viruela.
No solo se les contagiaba de una enfermedad mortal, sino que además se les sometía a un viaje marítimo en el que muchos adultos no sobrevivían.
En febrero de 1804, la expedición llegó a Puerto Rico y, al mes siguiente, al territorio de la actual Venezuela, donde halló muy buena disposición de las autoridades locales, lo que permitió difundir la vacuna por toda la región. En mayo, el convoy se dividió en dos grupos: el primero, al mando del cirujano José Salvany, subdirector de la misión, se dirigió al sur para distribuir la vacuna por América del Sur.
COMO SE RECUERDA
La estatua de Edward Jenner en los jardines de Kensington
es una escultura de bronce al aire libre. Está situada en los jardines de
Kensington, Westminster, Londres, Inglaterra El escultor era William Calder
Marshall y la estatua fue revelada originalmente por Albert, príncipe Consort
en Trafalgar Square el 17 de mayo de 1858 antes de ser movida a su actual
ubicación en 1862.
LEGADO
Edward Jenner dejó un legado
profundo y duradero en la medicina, considerado uno de los más importantes de
la historia de la humanidad.
A él se debe la creación de la
primera vacuna, el inicio de la inmunología y la medicina preventiva, y la
erradicación de la viruela. Su trabajo ha salvado y sigue salvando millones de
vidas, y sentó las bases para el desarrollo de todas las vacunas modernas,
cambiando para siempre la historia de la salud pública y la lucha contra las
enfermedades infecciosas.
1. Descubrimiento de la vacuna
y erradicación de la viruela
Jenner fue el pionero en el
concepto de las vacunas y el descubridor de la primera vacuna del mundo, la
vacuna contra la viruela, en 1796.
Su método consistía en
inocular a personas con el virus de la viruela bovina (cowpox), una enfermedad
benigna en humanos, lo que generaba inmunidad contra la viruela humana, una
enfermedad mortal que en esa época mataba hasta al 30% de los infectados en
algunas ciudades.
Gracias a su descubrimiento y
a la posterior difusión global de la vacunación, la viruela fue finalmente
erradicada en 1980, siendo la primera enfermedad eliminada por la acción
humana.
2. Fundamento de la
inmunología moderna
Jenner es considerado el
"padre de la inmunología". Su trabajo demostró que es posible inducir
inmunidad mediante la exposición controlada a un agente infeccioso atenuado o
similar, principio que es la base de todas las vacunas modernas.
Su método fue mucho más seguro
que la variolización, la técnica previa que consistía en inocular viruela
humana y que conllevaba riesgos significativos de enfermedad y muerte.
3. Impacto en la salud pública
y la medicina preventiva
El éxito de la vacuna de
Jenner marcó el inicio de la medicina preventiva moderna, cambiando el enfoque
de la medicina de tratar enfermedades a prevenirlas.
Su descubrimiento ha salvado
más vidas que cualquier otro avance médico individual, ya que abrió el camino
para el desarrollo de vacunas contra otras enfermedades mortales como el
sarampión, la poliomielitis, la difteria, la tos ferina y muchas más.
4. Influencia global y
reconocimiento histórico
El método de Jenner se
difundió rápidamente por todo el mundo, siendo adoptado y defendido por médicos
y sociedades científicas en Europa, América y otros continentes.
Su legado fue reconocido no
solo por la comunidad médica, sino también por la sociedad en general, siendo
homenajeado y considerado uno de los grandes benefactores de la humanidad.
REFLEXIÓN
FINAL
REFLEXIÓN
FINAL
Contexto histórico:
En el caso de Edward Jenner, que
su primer experimento fue con James Phipps, un niño de ocho años hijo de su
jardinero, y luego con otros niños, incluyendo su propio hijo,
No generó rechazo de parte de
la sociedad porque en ese momento la prioridad era combatir una enfermedad
devastadora que causaba millones de muertes, y la experimentación en niños no
generó el mismo rechazo social o profesional que provocaría en la actualidad
Lo mismo ocurrió en 1803, cuando
el Imperio español organizó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, con
el objetivo de llevar la vacuna contra la viruela (desarrollada por Jenner) a
sus colonias en América y Asia.
La vacuna no se podía
conservar en frascos, así que se necesitaban personas vivas para mantener
activo el virus vacuno. Usaron una técnica llamada "vacunación brazo a
brazo", pasando el virus de un niño vacunado a otro cada cierto tiempo.
¿Quiénes fueron usados?
Se usaron 22 niños huérfanos
del hospicio de La Coruña, quienes fueron trasladados en barco en cadena de
vacunación viva, es decir, infectaban a uno, esperaban que desarrollara una
pústula, y luego de ese niño se pasaba el virus al siguiente.
Muchos de estos niños eran
pobres, huérfanos o abandonados, sin familia que los protegiera.
¿Por qué no se cuestionó en su
época?
No se experimentaba en adultos
inicialmente porque los niños eran más accesibles, podían ser monitoreados
mejor, y la prioridad era proteger a los más vulnerables a la viruela. Además,
las prácticas éticas y sociales de la época no contemplaban las preocupaciones
que hoy existen sobre la experimentación en menores o en personas vulnerables.
A principios de la vacunación
contra la viruela, Jenner y sus contemporáneos eligieron experimentar
principalmente con niños, y no con adultos, por varias razones prácticas y de
contexto histórico:
Mayor control y observación:
Los niños, especialmente los
huérfanos o hijos de empleados (como James Phipps, hijo del jardinero de
Jenner), eran más accesibles y podían ser observados cuidadosamente durante el
proceso.
Esto facilitaba el seguimiento
de la evolución de la vacunación y la reacción al virus atenuado.
Menor riesgo percibido:
En esa época se consideraba que los niños, al
ser más vulnerables a la viruela natural, podían beneficiarse más de la
protección que ofrecía la vacuna.
Además, la viruela era especialmente mortal en
la infancia, por lo que proteger a los niños era prioritario.
Prácticas médicas y sociales
de la época:
La ética médica moderna no
existía, y el consentimiento informado no se practicaba. Los niños pobres o
huérfanos eran considerados sujetos "disponibles" para
experimentación, sin que esto generara cuestionamientos sociales o médicos
significativos en ese momento.
Dificultad para asegurar
estado inmunológico en adultos:
En la expedición Balmis, por
ejemplo, se eligieron niños porque se podía verificar con mayor certeza que no
habían padecido viruela, lo que era esencial para mantener viva la vacuna
durante el traslado.
En adultos, era más difícil
saber si ya tenían inmunidad previa.
Mayor susceptibilidad a la
variolización:
La variolización (exposición
controlada a viruela humana) era peligrosa, y los adultos podían tener
reacciones más graves o complicaciones.
Jenner buscaba un método más
seguro, y probarlo primero en niños era parte de su protocolo experimental.
Cosmovisión del siglo
XIX:
Las ideas de derechos humanos,
consentimiento informado y ética médica tal como las conocemos hoy no existían.
Se creía que el bienestar del
Imperio, o de la población en general, estaba por encima de los derechos de
individuos, sobre todo si eran pobres o considerados "sin valor
social".
Clase social y poder:
Los niños pobres y huérfanos
eran considerados prescindibles. No tenían poder ni voz.
No se habría considerado
utilizar niños de clases altas ni adultos con estatus social.
Pragmatismo médico:
Los adultos ya podían haber
tenido viruela, por lo tanto, no servían como “receptores vírgenes” para el
virus vacuno.
Los niños, sin antecedentes,
eran inmunológicamente ideales para transmitir el virus en la cadena.
Misión “filantrópica”:
La expedición fue considerada
en su tiempo como un acto de caridad y progreso.
De hecho, en su época fue
elogiada, incluso por figuras como Napoleón Bonaparte.
¿Era inhumano y
perverso?
Desde una perspectiva actual,
sí, podemos decir que fue profundamente inmoral usar niños vulnerables sin su
consentimiento, aunque fuera con una intención "humanitaria".
Pero en su época, la práctica
no fue vista así porque:
Las ideas modernas de ética
médica, como el consentimiento informado, no se habían desarrollado.
La ciencia estaba
profundamente entrelazada con intereses coloniales, imperiales y utilitaristas.
FUENTES
http://himetop.wikidot.com/
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