Una Vida de Arte y Pasión

Su madre, Vicenta Lorca Romero, había sido durante un tiempo maestra de escuela, y su padre, Federico García Rodríguez, poseía terrenos en La Vega, donde se cultivaba remolacha y tabaco.
En 1909, cuando Federico tenía once años, toda la familia—sus padres, su hermano Francisco, él mismo, sus hermanas Conchita e Isabel—se estableció en la ciudad de Granada, aunque seguiría pasando los veranos en el campo, en Asquerosa (hoy, Valderrubio), donde Federico escribió gran parte de su obra.
Más tarde, aun después de haber viajado mucho y haber vivido durante largos períodos en Madrid, Federico recordaría cómo afectaba a su obra el ambiente rural de La Vega: “Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles.
De lo contrario, no hubiera podido escribir " Bodas de sangre.” En sus poemas y en sus dramas se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural española. Una de las peculiaridades de su obra es cómo ese ambiente, descrito con exactitud, llega a convertirse en un espacio imaginario donde se da expresión a todas las inquietudes más profundas del corazón humano: el deseo, el amor y la muerte, el misterio de la identidad y el milagro de la creación artística.
En cartas a su familia, expresó su asombro por el éxito de estas obras y por su creciente popularidad entre el público bonaerense: “Buenos Aires tiene tres millones de habitantes pero tantas, tantas fotografías han salido en estos grandes diarios que soy popular y me conocen por las calles”. Un periodista de aquella época aludió a lo mismo: “García Lorca en la terraza. García Lorca en el piano. García Lorca entre telones. García Lorca en una peña. García Lorca recitando. García Lorca poniéndose la corbata. García Lorca aprendiendo a cebar mate. García Lorca firmando una foto. Y a todo esto, en medio de todo esto, como consecuencia fisiológica de todo esto, García Lorca mirándose las manos, golpeándose la frente, escondiéndose por aquí, huyendo por allá, sin saber el pobre muchacho qué hacer ni dónde meterse para esquivar los golpes del asalto del periodista, del fotógrafo, del dibujante, del empresario, del admirador”.
“―¡Por favor…! No me pida usted que cante.
―No, señor.
―No me pida que recite.
―No, señor.
―No me pida que toque el piano
―No, señor.
―No me pida que le lea los dos actos que creo que he terminado de mi nuevo drama Yerma.
―No, señor.
―Ni un trocito de mi camiseta de marinero.
―No, señor.
―Y sobre todo, ¡por lo que más quiera!, no me pida que le escriba un pensamiento…
Obra de Teatro "Las Bodas de Oro"
” Su estancia triunfal en Buenos Aires y Montevideo constituyó una revelación: el joven dramaturgo se dio cuenta de que su obra podía interesar a un vasto público fuera de España; de que podía hacer carrera en el teatro, y de que, como dramaturgo, no se quedaría nunca a merced de los empresarios madrileños. "Bodas de sangre" alcanzó más de ciento cincuenta representaciones en Buenos Aires. Gracias a ello, Federico García Lorca logró, por fin, su independencia económica. Como el viaje a Cuba en 1930, el viaje a Argentina le deparó una serie de amistades nuevas, entre ellas: los poetas Pablo Neruda, Juana de Ibarbourou y Ricardo Molinari; el escritor mexicano Salvador Novo, y el crítico Pablo Suero.

Juana de Ibarbourou y García Lorca
Planeaba otro viaje a América, esta vez a México, donde esperaba reunirse con Margarita Xirgu. Estaba, pues, rebosante de proyectos, con la sensación de que en el teatro no era más que un “novel”: “Yo no he alcanzado un plano de madurez aún... Me considero todavía un auténtico novel. Estoy aprendiendo a manejarme en mi oficio… Hay que ascender por peldaños... Lo contrario es pedir a mi naturaleza y a mi desarrollo espiritual y mental lo que ningún autor da hasta mucho más tarde... Mi obra apenas está comenzada”. La situación política en Madrid, y en toda España, se había vuelto insostenible.
Se hablaba de la posibilidad de un golpe militar y en las calles de la capital se vivieron numerosos actos de violencia, desde la quema de iglesias hasta los asesinatos políticos. La popularidad de Lorca y sus numerosas declaraciones a la prensa sobre la injusticia social, le convirtieron en un personaje antipático e incómodo para la derecha: “El mundo está detenido ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico, el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río. Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio el aire con sus bostezos. Y el rico dice: ‘¡Oh, qué barca más linda se ve por el agua! Mire, mire usted el lirio que florece en la orilla’. Y el pobre reza: ‘Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre’. Natural. El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que jamás conoció la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la gran revolución. ¿Verdad que te estoy hablando en socialista puro?” [Entrevista en La Voz, Madrid, 7 de abril de 1936].
Durante la revuelta, el cuñado de Federico, Manuel Fernández-Montesinos, marido de su hermana Concha y alcalde de la ciudad, fue arrestado en su despacho del Ayuntamiento; al cabo de un mes fue fusilado a mano de los rebeldes.
A Queipo de Llano, el sanguinario, se le recordará también por haber ordenado el fusilamiento del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, con la famosa frase "dadle café, mucho café".
Fuente Vaqueros

Federico García Lorca dejó un
legado inmortal como poeta, dramaturgo y símbolo cultural que sigue inspirando
la literatura, las artes y las luchas sociales en todo el mundo, consolidándose
como una figura esencial para entender la cultura española y la condición
humana
Federico García Lorca dejó un
legado literario, cultural y simbólico inmortal que ha trascendido fronteras y
generaciones.
Su obra poética y teatral se
caracteriza por una combinación única de modernidad y raíces populares, con un
lenguaje rico en simbolismo y una profunda exploración de temas universales
como el amor, la muerte, la pasión, la identidad y la lucha por la libertad
individual.
Legado literario y artístico
En poesía, sus obras más emblemáticas como Romancero Gitano y Poeta en Nueva York han marcado la poesía moderna, dejando una huella indeleble por su innovación y profundidad emocional.
En teatro, renovó el género con tragedias rurales como Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, que abordan temas sociales, psicológicos y la opresión, especialmente del papel de la mujer en la sociedad.
Su obra fusiona lo universal con lo local, reflejando tanto la cultura andaluza como preocupaciones existenciales y sociales, lo que ha inspirado a numerosos escritores y artistas en España y América Latina.
Valor cultural y protección
del legado
Su legado material, compuesto por manuscritos originales, libros, dibujos, cartas, fotografías y objetos personales, ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) para garantizar su conservación y protección, destacando su valor histórico, literario y simbólico.
Este patrimonio está custodiado en el Centro Federico García Lorca en Granada y representa el testimonio material e inmaterial de un artista convertido en icono de la cultura universal del siglo XX.
Influencia y simbolismo
Lorca es considerado un símbolo de la libertad creativa, la resistencia frente a la opresión y un referente histórico en la lucha por los derechos LGBTI, debido a su valentía para abordar temas controvertidos y su trágico asesinato durante la Guerra Civil española.
Su legado ha influido en la música, el cine y el teatro, con adaptaciones y homenajes que mantienen viva su obra y espíritu en la cultura popular y académica.
Autores como Octavio Paz, Pablo Neruda y Gabriel García Márquez han reconocido la influencia de Lorca en su obra, destacando su capacidad para combinar tradición y modernidad y su compromiso con la verdad emocional.
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