Juana Fernández Morales, quien
se convertiría más tarde en Juana de Ibarbourou, nació en Melo, Cerro Largo, el
8 de marzo de 1892.
También conocida como Juana de
América, fue una poetisa reconocida como una de las voces más personales de la
lírica hispanoamericana de principios del siglo XX.
Su madre, Valentina Morales,
era descendiente de una antigua familia de origen español afincada en la zona
desde finales del siglo XVIII .
Su padre, Vicente Fernández,
un inmigrante gallego nacido en Lugo que, a pesar de saber apenas leer, le
recitaba a Juana de pequeña los versos de los poetas de su tierra.
Vicente se dedicaba a la cría
de gallos de riña y posteriormente se dedicó a la jardinería en la Intendencia
Municipal de Cerro Largo.
Debido a que él llevaba una
relación paralela con una mujer casada, producto de la cual nacieron dos hijos,
Agustín y Eustaquio, durante la niñez Juana se interesó por conocer a sus
medios hermanos.
Pese a que en su fe de
bautismo figuran como padrinos Francisco y Lorenza San Martín, Juana sentía
gran admiración por el militar uruguayo Aparicio Saravia y afirmaba que era él
su padrino.
Juana fue criada por sus
padres y especialmente por su nodriza Feliciana, una mujer afroamericana, la
cual también se mudaría junto a ella luego de que Juana se casara y la
acompañaría durante buena parte de su vida, hasta que en la década de 1940 la
nodriza ya entrada en años decide volver a Melo. Feliciana es homenajeada y mencionada
repetidamente en la obra Chico Carlo.
En 1908 apareció el primer
poema de Juana en el periódico local El deber cívico, firmado con el seudónimo
Fid. También escribió poemas y otros textos para distintas publicaciones
periódicas: La defensa, El deber cívico y El nacionalista.
Más tarde utilizó el seudónimo
de Jeanette D’Ibar para registrar sus obras, hasta que lo sustituyó por Juana
de Ibarbourou, asumiendo el apellido de su esposo.
En 1913 contrajo enlace civil con el capitán Lucas Ibarbourou.
A partir de su boda, durante
los siguientes cinco años, siguió los destinos de servicio de su esposo,
residiendo en diversas localidades del país: Rivera, Tacuarembó, Roca,
Canelones.
El 23 de agosto de 1914 nació su
único hijo al que llamaron Julio César Ibarbourou Fernández.
En estos años publica una
serie de poemas en diarios de la ciudad de Melo con el seudónimo de Jeannette
d'Ybar.
En el año 1919, se editó el
primer libro de Juana, Las lenguas de diamante, prologado y elogiado por
Manuel Gálvez:
“Este libro, tan sano, tan
juvenil, tan moderno y a la vez de todos los tiempos, está realizado con un
verdadero arte. El verso de Juana de Ibarbourou no siempre es perfecto, pero
jamás carece de vigor, de exactitud, de soltura. […] Es la obra de eso algo tan
escaso, sobre todo entre nosotros, y tan necesario y admirable en todas partes,
que se llama poeta.”
Más tarde la escritora
enviaría una carta a Miguel de Unamuno solicitándole la lectura de esta obra y
este le respondió:
“He leído, señora mía, primero
con desconfianza y luego con grandísimo interés y agrado su libro “Lenguas de
diamante” […] me ha sorprendido gratísimamente la castísima desnudez espiritual
de las poesías de usted, tan frescas, tan ardorosas a la vez. Y al enviárselas,
como me pide usted, a J.R. Giménez y a los Machado, se las recomiendo.”
En 1920 se editó Cántaro
fresco. La obra consta de un libro en prosa poética, siendo escrito por la
autora ya establecida en Montevideo desde 1918, y en él reproduce su amor por
la naturaleza y su paz interior. Introduce la figura de su hijo niño jugando y
rodeado de animalitos del mundo natural: la mariposa, los grillos, las
chicharras, entre otros.
Juana de Ibarbourou presenta
en estos relatos su mundo íntimo, su relación con los animales, el agua, la
luna, las estaciones y su dedicación a las tareas propias de las mujeres de su
época: tejer, cuidar de su hijo, descansar bajo el parral de su casa. Todas las
imágenes utilizadas muestran la luz y el color local de su tierra: los veranos
sofocantes y el sol cayendo a pleno.
También en el año 1920 publicó
Poesías escogidas que es una recopilación de sus poemas seleccionados.
En el año 1922 fue publicado
en Montevideo y editado por Máximo García el libro Raíz salvaje,
culminando así el primer ciclo creador de la autora.
La obra posee 44 poemas,
siendo los más destacados: La tarde, La higuera, El vendedor de naranjas y
Otoño. Fue. Si bien el libro no contiene prólogo, sí cuenta con una
introducción escrita por Juana de Ibarbourou.
En el poema La higuera la
autora demuestra su apego por la naturaleza exacerbando las características de
los árboles de su propia quinta ante la llegada de la primavera. En el mismo,
apela al sentimiento de compasión ante la fealdad y tristeza de la higuera, su
condición «áspera» y «torcida». Aun así, Juana de Ibarbourou expresa:
“Es la higuera el más bello de
los árboles todos del huerto”.
El acto de destacar la belleza
desde la sensibilidad, fue una característica de la obra de la escritora
intentando encontrar dotes de hermosura, aun en lo más rudo y hosco. En el
mismo poema, aparece la figura del hada para realzar la estética de la obra
representando la fusión de la mujer con la naturaleza, otra constante en el
estilo de la autora.
Raíz salvaje ha sido considerado por algunos críticos como una síntesis poética de extracto vital, donde se mimetiza el amor y los sentimientos más profundos, con una naturaleza que la misma Juana personifica y homenajea.
En el año 1927 publica "Ejemplario".
Es un libro de lectura infantil .
Esta obra forma parte de la
extensa producción literaria de la autora uruguaya y se destaca por ser un
libro dirigido al público infantil. "Ejemplario" es una muestra más
del talento de Ibarbourou para conectar con diferentes audiencias a través de
su poesía y prosa, en este caso, enfocada en los niños
Juana de Ibarbourou vivió en esta casa entre setiembre de 1924 y octubre de 1942 -fecha en la que murió su marido, el mayor Lucas Ibarbourou- sigue allí, al comienzo de la bajada que lleva a la playa del Buceo.
La poetiza vivió en muchas direcciones distintas, pero solo una “de la felicidad”. Así definió con su puño y letra a la casa de Solano López en una fotografía de 1924, en la que escribió: “Mi casa de la felicidad, calle Comercio No 318 —recién hecha— setiembre de 1924” Al mudarse tenía 32 años ya era una poetiza consagrada.
El 10 de agosto de 1929 Juana
de Ibarbourou fue proclamada Juana de América en una memorable ceremonia
presidida por Zorrilla de San Martín, que se realizó en el Salón de los Pasos
Perdidos del Palacio Legislativo. En dicha ocasión, Alfonso Reyes expresó:
“Juana en el Norte, Juana en
el Sur, en el Este y en el Oeste: por todas partes fueron cayendo las palabras.
Juana donde se dice poesía y Juana donde se dice mujer. Juana en todo sitio de
América donde hacía falta un aliento. Juana en las fiestas de la razón y en el
luto de los corazones… En estos pueblos de anhelo y brega, en estos pueblos
nuestros sedientos ¡qué mejor piedad ni que misericordia más plena! Con cuanta
justicia la aclamamos nuestra Juana de América.”
En 1929 recibió el título de «Juana de América». Juana describió ese momento así:
(…) un grupo de jóvenes poetas
me organizó en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, una
fiesta inolvidable. La presidía don Juan Zorrilla de San Martín.(…) Santiago
Cozzolino, el orfebre, había cincelado el anillo de oro simbólico que me
ofrecían los poetas. El ambiente era solemne, con la muchedumbre, los himnos,
los delegados de toda América, y otro hombre de estatura física pequeña, pero
también magnífico y grandioso: Alfonso Reyes.(…) Y a través de discursos
hermosos en que la generosidad juvenil iluminaba las palabras, llegó el momento
culminante, el de la entrega del anillo. El Dr. Zorrilla de San Martín fue el
designado para ello y lo hizo con unas palabras breves y muy hermosas que me
quedaron grabadas en el corazón: -Este anillo, señora, significa sus
desposorios con América. – Juana de Ibarbourou
Montevideo
- las tres grandes figuras femeninas de la poesía latinoamericana del siglo XX:
Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni y Gabriela Mistral, en una conferencia
dictada durante los cursos de verano de la Universidad de la República.
En el año 1930 publica La rosa de los vientos.
En esta obra, la autora
uruguaya muestra una evolución en su estilo poético influenciada por corrientes
surrealistas. A través de este libro, se puede percibir un cambio en su
poética, marcado por un sentimiento diferente que refleja la influencia de
estas corrientes artísticas.
"La rosa de los
vientos" representa una etapa significativa en la trayectoria literaria de
Juana de Ibarbourou, donde su poesía adquiere nuevas dimensiones y matices.
En el año 1924 publica Estampas
de la Biblia. Es una obra que recopila ilustraciones y relatos bíblicos del
Antiguo y Nuevo Testamento. A través de esta obra, la autora uruguaya presenta
una interpretación poética y artística de pasajes bíblicos, combinando
narrativa y elementos visuales para ofrecer una perspectiva única sobre las
historias sagradas.
"Estampas de la
Biblia" es una obra que fusiona la literatura con la iconografía
religiosa, brindando una mirada creativa y personal a las enseñanzas bíblicas.
En el año 1934 publica Loores
de Nuestra Señora.
Es una obra que se centra en
alabar y exaltar a la Virgen María. A través de esta obra, la autora uruguaya
dedica sus versos a elogiar y honrar a la figura de Nuestra Señora, ofreciendo
una expresión poética de devoción y admiración hacia la Virgen María. Este
libro refleja la sensibilidad religiosa y espiritual de Ibarbourou, quien a
través de su poesía busca transmitir un mensaje de fe y reverencia hacia la
figura mariana en la tradición católica
Entre los diversos premios y
reconocimientos que recibió la poeta uruguaya figuran la Orden del Cóndor de
los Andes en Bolivia en el año 1937.
En el año 1938 el ministro de
Educación de Uruguay organizó un curso de verano llamado “Curso sudamericano
de vacaciones” en la Universidad de Montevideo.
Fue invitada junto a Gabriela
Mistral y Alfonsina Storni para explicar su poesía y su proceso creativo. En su
conferencia, titulada Casi en pantuflas, expuso que el acto de creación
poética ocurría en soledad, en un ambiente cotidiano. Se alejaba de la idea de
santidad referida al poeta hombre.
En este evento, la poeta
chilena pronunció elogiosas palabras su par uruguaya:
“La Naturaleza, es decir
Juana, no puede contar a vosotros, curiosísimos varones interrogadores, cómo se
las arregla para soltar la luz sin ningún trabajo y cómo hace para que el agua
de su poesía resulte a la vez eterna y niña.
Son cosas muy profundas,
aunque parezcan tan inocentes, la Naturaleza, hija de Dios, y Juana, hija del
Uruguay, y nadie tampoco acertaría con las índoles y los modos… de Juana de
América […] Ahí está el agua cayendo llena de luz y de gozo, el agua sin par de
Juana. Beber, callar mientras se bebe, y agradecer: esa es toda la política que
nos corresponde a las mujeres y hombres en el caso de Juana de América.”
Desde 1943, además, fue
designada para ocupar un sillón en la Academia .
En el año 1944 publica Chico
Carlo. Es una obra que relata y
revive la infancia de la escritora uruguaya. Este libro, compuesto por
diecisiete cuentos, rememora la niñez de la autora, ofreciendo una mirada
íntima y emotiva sobre sus experiencias y vivencias durante esa etapa de su
vida. A través de estos relatos, Juana de Ibarbourou comparte momentos
significativos y reflexiones sobre su infancia, brindando al lector una visión
cercana y personal de su mundo infantil.
En el año 1945 publica Los
sueños de Natacha. La obra consiste en cinco obras de teatro destinadas al
público infantil. Estas piezas teatrales están diseñadas para entretener y
educar a los niños, ofreciendo historias imaginativas y llenas de enseñanzas. A
través de este libro, la autora uruguaya demuestra su versatilidad al
incursionar en el género teatral dirigido a un público joven, combinando
creatividad y valores en sus obras.
Su marido Lucas de Ibarbourou muere
en el año 1942.
En el año 1946 recibe la Cruz
del Comendador del Gran Premio Humanitario de Bélgica.
El 3 de octubre de 1947 fue
elegida para sentarse en un sillón en la Academia Nacional de Letras. En su
discurso de ingreso, dijo: "Nunca conocí fiesta mayor que cuando mi padre
recitaba, bajo el rico dosel del emparrado, versos de Rosalía. De ahí mi
vocación."
En 1948 le es otorgada la
Medalla de Oro del Ministerio de Instrucción Pública.
En 1950 fue designada para
presidir la Sociedad Uruguaya de Escritores.
En el año 1950 publicó Perdida.
El libro contiene el poema que
le da nombre Este poema de Juana de Ibarbourou refleja la transición del mes de
octubre. A través de versos evocativos, la autora describe la partida de este
mes soleado y lleno de simbolismos, como espejos de luna sumergida en el río y
fuertes pezuñas de bisonte. Este poema captura la esencia poética y lírica
característica de la autora uruguaya, ofreciendo una visión emotiva y simbólica
del cambio de estación y del paso del tiempo.
En el año 1951 fue nombrada
como Huésped de Honor de la Ciudad de México.
En el año 1953 recibió el
premio “Mujer de las Américas”, conferido por la Unión de Mujeres Americanas de
Nueva York.
Ese mismo año fue nombrada
Mujer de las Américas por la Unión de Mujeres Americanas en Nueva York.
En 1953 publica Azor. La
obra es una muestra más del talento y la creatividad de Ibarbourou en el ámbito
de la poesía, ofreciendo a los lectores una experiencia lírica única y
evocadora.
Publica Obras completas (primera edición,1953,
incluye los inéditos Dualismo” y Mensajes” del escriba)
En 1954 le fue otorgado el
Premio de Poesía del Ministerio de Instrucción Pública.
En el año 1955, cinco años más
tarde, fue premiada en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid por su obra.
En el año 1955 publica Romances
del destino. Esta obra, reconocida con el Premio Bellas Artes-Cultura
Hispánica en 1954, refleja la habilidad de Ibarbourou para crear poesía
evocadora y lírica que conecta con los lectores a través de sus versos
En el año 1956 publica Oro
y tormenta. Esta obra es un ejemplo de su estilo
poético evocador y lírico. Desde un punto de vista literario, este poema
destaca por su riqueza en metáforas y su capacidad para crear imágenes
sensoriales vívidas que transportan al lector a un mundo de emociones y
sensaciones.
En este poema, la autora
utiliza elementos naturales como la neblina, el clavel, la menta, los jazmines
y la resina para crear un ambiente cargado de simbolismo. La dualidad entre el
oro y la tormenta representa los contrastes de la vida, donde la belleza y la
furia coexisten. La colina iluminada por la furia del clavel entre la menta
sugiere una intensidad emocional que se refleja en la naturaleza.
El diálogo con el ayer evoca
nostalgia y reflexión sobre el paso del tiempo, mientras que las referencias a
la música, los olores y las sensaciones sensoriales enriquecen la atmósfera del
poema. La imagen del halcón menudo que cazó centellas y la ave de paraíso ya
perdida añaden una capa de melancolía y pérdida, sugiriendo un anhelo por un
pasado idealizado.
En conclusión, "Oro y
tormenta" es un poema que combina elementos naturales con emociones
humanas universales, creando una obra poética que invita a la reflexión sobre
la vida, el tiempo y los recuerdos. La maestría de Juana de Ibarbourou en el
uso del lenguaje poético se manifiesta en este poema a través de su capacidad
para transmitir sensaciones profundas y evocadoras al lector.
En 1959 se le concedió el Gran
Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez.
En e año 1960 se pubica la
segunda edición de Obras completas.
En el año 1960 recibe la Orden
de Quetzal en Guatemala y la Medalla de Oro Alfonsina Storni otorgada por el
Consejo Nacional de Mujeres Argentinas.
Ese mismo año se convirtió en
Académica de Honor de la Academia Nacional de Letras.
En 1967 publica Elegía.
Ese mismo año publica
La pasajera
Entre otros poemas contiene La
pasajera que le da títuo al libro.
El poema "La pasajera" de Juana de
Ibarbourou es una obra que evoca una profunda sensación de soledad y valentía a
través de imágenes poéticas y emotivas. Desde un punto de vista literario, este
poema destaca por su capacidad para transmitir emociones intensas y reflexiones
sobre la vida y la existencia humana.
En este poema, la autora
describe el viaje de la protagonista hacia la noche, simbolizado por un río
opulento y cálido con aromas de duraznos y rosas. La pasajera se enfrenta a sus
miedos y anhelos en un navío que la lleva hacia lo desconocido, sin la
protección de nadie más que ella misma. A pesar de la soledad y la
incertidumbre, la protagonista se muestra erguida, valiente y decidida a
enfrentar los desafíos que le depara la noche.
Las metáforas utilizadas, como
las magnolias del verano, el crepúsculo y las Tres Marías, enriquecen el poema
con simbolismos que sugieren el paso del tiempo, la fatiga, la esperanza y la
búsqueda de significado en medio de la oscuridad. La figura de "La
pasajera" se presenta como un símbolo de fortaleza y determinación ante
las adversidades de la vida.
En conclusión, "La
pasajera" es un poema que invita a reflexionar sobre la soledad, el coraje
y la determinación en medio de la incertidumbre. Juana de Ibarbourou logra
capturar la complejidad de las emociones humanas a través de su poesía, creando
una obra que resuena en el lector por su profundidad emocional y su belleza
lírica.
El 5 de enero de 1968 que
se inauguró junto a la palmera una placa de mármol, en un acto al que asistió
la propia Juana de América y figuras de la cultura, como la actriz Maruja
Santullo, quien leyó varios poemas y parte de "Elegía", libro publicado
en Palma de Mallorca que fue distinguido en 1966 con el premio Juan Alcover, de
dicha ciudad. Aquel día, en jornada abierta al público, se entonó el Himno
Nacional y a continuación abrió la parte oratoria Carlos Sabat Ercasty,
presidente de la Academia de Letras de Uruguay.
En el año 1968 publica la tercera
edición de las Obras completas. Incluye
los inéditos “Ángeles Pintados”, “Mis amados recuerdos”, “Diludiums”.
En el año 1971 publica Juan
Soldado.
Esta obra recopila narraciones
de diferentes épocas anteriores junto con otras más recientes. Esta obra
representa una recopilación de narraciones que abarcan distintos momentos y
temáticas a lo largo de la trayectoria literaria de la autora uruguaya
En 1975, la dictadura
cívico-militar de Uruguay le entrega la Condecoración Protector de los Pueblos
Libres General José Artigas por su labor literaria relevante.
Según Diego Fischer en su
libro Al encuentro de las tres Marías, Juana de Ibarbourou aceptó la
condecoración "presionada por su hijo" Julio César Ibarbourou,
durante una época en la que su hijo le había cortado los vínculos sociales que
mantenía; y consideró a la condecoración como infame y causante de deshonra.
Juana de Ibarbourou falleció
en Montevideo, en su casona del barrio Unión, el 15 de julio de 1979.
Al morir fue velada en el mismo Salón de los Pasos Perdidos
en que fue nombrada «Juana de América». El gobierno
del momento dispuso un día de duelo
nacional y
fue enterrada con honores de Ministro de Estado, siendo la primera mujer en la Historia de Uruguay a la que se le
otorgó tal distinción.
La trágica vida familiar de Juana de Ibarburou
Pero no fue solo su obra
literaria la causa de su fama. Juana de Ibarbourou poseía una belleza
cautivadora y fue deseada por muchos hombres.
En la época era objeto de
envidias y todos pensaban que con su belleza, la fortuna de su esposo, su fama
como escritora y una familia constituida, la felicidad de la poetisa estaba
garantizada.
Cualquiera podía pensar que
había llegado a su plenitud y conocido la felicidad.
Pero sin embargo, su vida
resultó ser un calvario. Luego se supo que fue víctima de la violencia de su
marido y de su hijo.
Su marido gastaba su dinero en
lujos, que para Juana no tenían sentido. Comenzó a construir una mansión en
Pocitos. Vivían en ambientes con grandes dimensiones, decorados con lo último
en estilos de la época, materiales de primera calidad y revestimientos en
cedro. En esa casa no existía rincón que no resultara ostentoso.
Juana de Ibarbourou, sumida en la tristeza, comenzó a inyectarse pequeñas dosis de morfina. En esa época la morfina se compraba sin ningún tipo de restricción, la empleada de la casa se encargaba de comprarla en la farmacia. Todo el reconocimiento como escritora lo obtuvo antes de sus 30 años. El resto de su vida lo pasó encerrada en su casa, observando el mundo a través de la ventana.
Finalmente la familia se
enteró de la adicción de Juana. Tras consumir una dosis alta de morfina, se
desmayó y casi sin pulso fue hospitalizada.
Los mejores años de su vida
los vivió en una pequeña casa en la esquina de Comercio (actual Solano López) y
Mahoma.
Durante los años que vivió en
Buceo se la vio pocas veces. Los vecinos que hace años viven allí, recuerdan
que ocasionalmente salía sola por la noche a dar paseos por la rambla, en bata
de dormir, pero siempre maquillada y con un porte muy especial.
HOMENAJES
Museo de Juana de IbarourouLa casa está ubicada en la calle Treinta y Tres 317, en la ciudad de Melo. Juana de Ibarbourou vivió aquí su infancia y su juventud. Hoy día pueden apreciarse muebles y objetos que pertenecieron a la destacada poetisa.
La casa pertenece a la
Intendencia de Cerro Largo desde 2001 y se encuentra bajo la administración de
la Asociación de escritores de Cerro Largo.
La
casa de Juana de Ibarbourou en Santa Clara de Olimar donde vivió la poetiza en tiempos en los que su
esposo fue asignado al Cuartel de Caballería.
Busto de Juana de Ibarbourou, poetisa uruguaya de origen gallego, colocado en el barrio de la Unión de Montevideo.
(Ignacio
Naón, 2009)
Palmera,
Palma de Juana de Ibarborou, arbol ubicado en la Rambla y Pagola, Pocitos,
Montevideo, ND 20160209, foto Ariel ColmegnaArchivo El Pais
FUENTES
https://www.biografiasyvidas.com/
http://uruguayeduca.anep.edu.uy/
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