El Programa de Educación Inicial y Primaria (R.O.del Uruguay) en la pág. 199, entre los escritores Universales recomienda que se de a conocer a Federico García Lorca.
Federico García Lorca, uno de los poetas más insignes de nuestra época, nació en Fuente Vaqueros, un pueblo andaluz de La Vega granadina, el 5 de junio de 1898—el año en que España perdió sus colonias.
Su madre, Vicenta Lorca Romero, había sido durante un tiempo maestra de escuela, y su padre, Federico García Rodríguez, poseía terrenos en La Vega, donde se cultivaba remolacha y tabaco.
En 1909, cuando Federico tenía once años, toda la familia—sus padres, su hermano Francisco, él mismo, sus hermanas Conchita e Isabel—se estableció en la ciudad de Granada, aunque seguiría pasando los veranos en el campo, en Asquerosa (hoy, Valderrubio), donde Federico escribió gran parte de su obra.
Más tarde, aun después de haber viajado mucho y haber vivido durante largos períodos en Madrid, Federico recordaría cómo afectaba a su obra el ambiente rural de La Vega: “Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles.
De lo contrario, no hubiera podido escribir " Bodas de sangre.” En sus poemas y en sus dramas se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural española. Una de las peculiaridades de su obra es cómo ese ambiente, descrito con exactitud, llega a convertirse en un espacio imaginario donde se da expresión a todas las inquietudes más profundas del corazón humano: el deseo, el amor y la muerte, el misterio de la identidad y el milagro de la creación artística.
Su madre, Vicenta Lorca Romero, había sido durante un tiempo maestra de escuela, y su padre, Federico García Rodríguez, poseía terrenos en La Vega, donde se cultivaba remolacha y tabaco.
Casa de Lorca en Fuente Vaqueros
En 1909, cuando Federico tenía once años, toda la familia—sus padres, su hermano Francisco, él mismo, sus hermanas Conchita e Isabel—se estableció en la ciudad de Granada, aunque seguiría pasando los veranos en el campo, en Asquerosa (hoy, Valderrubio), donde Federico escribió gran parte de su obra.
Más tarde, aun después de haber viajado mucho y haber vivido durante largos períodos en Madrid, Federico recordaría cómo afectaba a su obra el ambiente rural de La Vega: “Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles.
De lo contrario, no hubiera podido escribir " Bodas de sangre.” En sus poemas y en sus dramas se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural española. Una de las peculiaridades de su obra es cómo ese ambiente, descrito con exactitud, llega a convertirse en un espacio imaginario donde se da expresión a todas las inquietudes más profundas del corazón humano: el deseo, el amor y la muerte, el misterio de la identidad y el milagro de la creación artística.
Buenos Aires y Montevideo
En el verano de 1933, mientras Federico hacía una gira con La Barraca, la compañía de Lola Membrives estrenó en Buenos Aires "Bodas de sangre". Tal fue el éxito de la tragedia lorquiana que Membrives y su marido, el empresario Juan Reforzo, le invitaron a Buenos Aires, donde dirigió una nueva producción y leyó una serie de conferencias sobre el arte español en la sociedad Amigos del Arte.Federico Garcia Lorca con actores de La Barraca
Juana de Ibarbourou y García Lorca
Planeaba otro viaje a América, esta vez a México, donde esperaba reunirse con Margarita Xirgu. Estaba, pues, rebosante de proyectos, con la sensación de que en el teatro no era más que un “novel”: “Yo no he alcanzado un plano de madurez aún... Me considero todavía un auténtico novel. Estoy aprendiendo a manejarme en mi oficio… Hay que ascender por peldaños... Lo contrario es pedir a mi naturaleza y a mi desarrollo espiritual y mental lo que ningún autor da hasta mucho más tarde... Mi obra apenas está comenzada”. La situación política en Madrid, y en toda España, se había vuelto insostenible.
Se hablaba de la posibilidad de un golpe militar y en las calles de la capital se vivieron numerosos actos de violencia, desde la quema de iglesias hasta los asesinatos políticos. La popularidad de Lorca y sus numerosas declaraciones a la prensa sobre la injusticia social, le convirtieron en un personaje antipático e incómodo para la derecha: “El mundo está detenido ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico, el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río. Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio el aire con sus bostezos. Y el rico dice: ‘¡Oh, qué barca más linda se ve por el agua! Mire, mire usted el lirio que florece en la orilla’. Y el pobre reza: ‘Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre’. Natural. El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que jamás conoció la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la gran revolución. ¿Verdad que te estoy hablando en socialista puro?” [Entrevista en La Voz, Madrid, 7 de abril de 1936]. Intuyendo que el país estaba al borde de la guerra, Lorca decidió marcharse a Granada para reunirse con su familia. El día 14 de julio llegó a la Huerta de San Vicente y cuatro días más tarde celebró con ellos la festividad de San Federico. El 17 de julio estalló en Marruecos la sublevación militar contra la República, y desde Canarias, Francisco Franco proclamó el Alzamiento Nacional. Para el día 20, el centro de Granada estaba en manos de las fuerzas falangistas.
Durante la revuelta, el cuñado de Federico, Manuel Fernández-Montesinos, marido de su hermana Concha y alcalde de la ciudad, fue arrestado en su despacho del Ayuntamiento; al cabo de un mes fue fusilado a mano de los rebeldes. Dándose cuenta de que sería peligroso quedarse en la Huerta de San Vicente, Federico sopesó, con su familia, varias alternativas: intentar llegar a la zona republicana; instalarse en casa de su amigo Manuel de Falla, cuyo renombre internacional parecía ofrecerle protección, o alojarse en casa de la familia Rosales, en el centro de la ciudad. Esta última opción fue la que escogió Lorca, pues tenía una relación de confianza con dos de los hermanos del poeta Luis Rosales, que eran destacados falangistas. La tarde del 16 de agosto de 1936, Lorca fue detenido en casa de los Rosales por Ramón Ruiz Alonso, un ex diputado de la CEDA, derechista fanático, que sentía un profundo odio por Fernando de los Ríos y por el poeta mismo. Según Ian Gibson, biógrafo de Federico, se sabe que esta detención “fue una operación de envergadura. Se rodeó de guardias y policías la manzana donde estaba ubicada la casa de los Rosales, y hasta se apostaron hombres armados en los tejados colindantes para impedir que por aquella vía tan inverosímil pudiera escaparse la víctima [Federico García Lorca, vol. II, p. 469] Lorca fue trasladado al Gobierno Civil de Granada, donde quedó bajo la custodia del gobernador, el comandante José Valdés Guzmán. Entre los cargos contra el poeta –según una supuesta denuncia, hoy perdida y firmada por Ruiz Alonso– figuraban el “ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual [Federico García Lorca, vol. II, p. 476].
A Queipo de Llano, el sanguinario, se le recordará también por haber ordenado el fusilamiento del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, con la famosa frase "dadle café, mucho café".
Fueron infructuosos los varios intentos de salvar al poeta por parte de los Rosales y, más tarde, por Manuel de Falla. Según Gibson, “hay indicios de que, antes de dar la orden de matar a Lorca, Valdés se puso en contacto con el general Queipo de Llano, jefe supremo de los sublevados de Andalucía”. Sea como fuere, el poeta fue llevado al pueblo de Víznar junto con otros detenidos. Después de pasar la noche en una cárcel improvisada, lo trasladaron en un camión hasta un lugar en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde lo fusilaron antes del amanecer. Aunque no se ha podido fijar con certeza la fecha de su muerte, Gibson supone que ocurrió en la madrugada del 18 de agosto de 1936. En documentos oficiales expedidos en Granada puede leerse que Federico García Lorca “falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra
Durante los seis meses que pasó en Buenos Aires y Montevideo (entre octubre de 1933 y marzo de 1934), Lorca dirigió no sólo "Bodas de sangre", sino también Mariana Pineda," La zapatera prodigiosa", el "Retablillo de don Cristóbal" y, aprovechando su experiencia con La Barraca, una adaptación de" La dama boba" , de Lope de Vega.
En cartas a su familia, expresó su asombro por el éxito de estas obras y por su creciente popularidad entre el público bonaerense: “Buenos Aires tiene tres millones de habitantes pero tantas, tantas fotografías han salido en estos grandes diarios que soy popular y me conocen por las calles”. Un periodista de aquella época aludió a lo mismo: “García Lorca en la terraza. García Lorca en el piano. García Lorca entre telones. García Lorca en una peña. García Lorca recitando. García Lorca poniéndose la corbata. García Lorca aprendiendo a cebar mate. García Lorca firmando una foto. Y a todo esto, en medio de todo esto, como consecuencia fisiológica de todo esto, García Lorca mirándose las manos, golpeándose la frente, escondiéndose por aquí, huyendo por allá, sin saber el pobre muchacho qué hacer ni dónde meterse para esquivar los golpes del asalto del periodista, del fotógrafo, del dibujante, del empresario, del admirador”.
En cartas a su familia, expresó su asombro por el éxito de estas obras y por su creciente popularidad entre el público bonaerense: “Buenos Aires tiene tres millones de habitantes pero tantas, tantas fotografías han salido en estos grandes diarios que soy popular y me conocen por las calles”. Un periodista de aquella época aludió a lo mismo: “García Lorca en la terraza. García Lorca en el piano. García Lorca entre telones. García Lorca en una peña. García Lorca recitando. García Lorca poniéndose la corbata. García Lorca aprendiendo a cebar mate. García Lorca firmando una foto. Y a todo esto, en medio de todo esto, como consecuencia fisiológica de todo esto, García Lorca mirándose las manos, golpeándose la frente, escondiéndose por aquí, huyendo por allá, sin saber el pobre muchacho qué hacer ni dónde meterse para esquivar los golpes del asalto del periodista, del fotógrafo, del dibujante, del empresario, del admirador”.
En enero de 1934, el mismo periodista bonaerense había seguido a Federico a Montevideo, con la esperanza de entrevistarle. Éste se sentía “secuestrado”, primero por la sociedad porteña y luego por Lola Membrives, que le había encerrado en un cuarto de hotel de aquella ciudad para que a marchas forzadas terminara "Yerma", la obra que le había prometido para la siguiente temporada. Al final, el periodista lo encontró, con paso “leve, fugaz”, intentando esquivar a otras personas, en un túnel debajo del hotel donde se alojaba:
“―¡Por favor…! No me pida usted que cante.
―No, señor.
―No me pida que recite.
―No, señor.
―No me pida que toque el piano
―No, señor.
―No me pida que le lea los dos actos que creo que he terminado de mi nuevo drama Yerma.
―No, señor.
―Ni un trocito de mi camiseta de marinero.
―No, señor.
―Y sobre todo, ¡por lo que más quiera!, no me pida que le escriba un pensamiento…
Obra de Teatro "Las Bodas de Oro"
” Su estancia triunfal en Buenos Aires y Montevideo constituyó una revelación: el joven dramaturgo se dio cuenta de que su obra podía interesar a un vasto público fuera de España; de que podía hacer carrera en el teatro, y de que, como dramaturgo, no se quedaría nunca a merced de los empresarios madrileños. "Bodas de sangre" alcanzó más de ciento cincuenta representaciones en Buenos Aires. Gracias a ello, Federico García Lorca logró, por fin, su independencia económica. Como el viaje a Cuba en 1930, el viaje a Argentina le deparó una serie de amistades nuevas, entre ellas: los poetas Pablo Neruda, Juana de Ibarbourou y Ricardo Molinari; el escritor mexicano Salvador Novo, y el crítico Pablo Suero.
“―¡Por favor…! No me pida usted que cante.
―No, señor.
―No me pida que recite.
―No, señor.
―No me pida que toque el piano
―No, señor.
―No me pida que le lea los dos actos que creo que he terminado de mi nuevo drama Yerma.
―No, señor.
―Ni un trocito de mi camiseta de marinero.
―No, señor.
―Y sobre todo, ¡por lo que más quiera!, no me pida que le escriba un pensamiento…
Obra de Teatro "Las Bodas de Oro"
” Su estancia triunfal en Buenos Aires y Montevideo constituyó una revelación: el joven dramaturgo se dio cuenta de que su obra podía interesar a un vasto público fuera de España; de que podía hacer carrera en el teatro, y de que, como dramaturgo, no se quedaría nunca a merced de los empresarios madrileños. "Bodas de sangre" alcanzó más de ciento cincuenta representaciones en Buenos Aires. Gracias a ello, Federico García Lorca logró, por fin, su independencia económica. Como el viaje a Cuba en 1930, el viaje a Argentina le deparó una serie de amistades nuevas, entre ellas: los poetas Pablo Neruda, Juana de Ibarbourou y Ricardo Molinari; el escritor mexicano Salvador Novo, y el crítico Pablo Suero.
Juana de Ibarbourou y García Lorca
La muerte
En mayo de 1936 un periódico madrileño publicaba una brevísima nota sobre los proyectos de Federico García Lorca. El poeta estaba a punto de cumplir 38 años. Casi había terminado su “drama de la sexualidad andaluza”, La casa de Bernarda Alba. Llevaba “muy adelantada” una comedia sobre temas políticos –la llamada Comedia sin título o "El sueño de la vida"– y estaba trabajando en una obra nueva titulada "Los sueños de mi prima Aurelia", elegía de su niñez en La Vega de Granada.Planeaba otro viaje a América, esta vez a México, donde esperaba reunirse con Margarita Xirgu. Estaba, pues, rebosante de proyectos, con la sensación de que en el teatro no era más que un “novel”: “Yo no he alcanzado un plano de madurez aún... Me considero todavía un auténtico novel. Estoy aprendiendo a manejarme en mi oficio… Hay que ascender por peldaños... Lo contrario es pedir a mi naturaleza y a mi desarrollo espiritual y mental lo que ningún autor da hasta mucho más tarde... Mi obra apenas está comenzada”. La situación política en Madrid, y en toda España, se había vuelto insostenible.
Se hablaba de la posibilidad de un golpe militar y en las calles de la capital se vivieron numerosos actos de violencia, desde la quema de iglesias hasta los asesinatos políticos. La popularidad de Lorca y sus numerosas declaraciones a la prensa sobre la injusticia social, le convirtieron en un personaje antipático e incómodo para la derecha: “El mundo está detenido ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico, el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río. Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio el aire con sus bostezos. Y el rico dice: ‘¡Oh, qué barca más linda se ve por el agua! Mire, mire usted el lirio que florece en la orilla’. Y el pobre reza: ‘Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre’. Natural. El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que jamás conoció la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la gran revolución. ¿Verdad que te estoy hablando en socialista puro?” [Entrevista en La Voz, Madrid, 7 de abril de 1936]. Intuyendo que el país estaba al borde de la guerra, Lorca decidió marcharse a Granada para reunirse con su familia. El día 14 de julio llegó a la Huerta de San Vicente y cuatro días más tarde celebró con ellos la festividad de San Federico. El 17 de julio estalló en Marruecos la sublevación militar contra la República, y desde Canarias, Francisco Franco proclamó el Alzamiento Nacional. Para el día 20, el centro de Granada estaba en manos de las fuerzas falangistas.
Durante la revuelta, el cuñado de Federico, Manuel Fernández-Montesinos, marido de su hermana Concha y alcalde de la ciudad, fue arrestado en su despacho del Ayuntamiento; al cabo de un mes fue fusilado a mano de los rebeldes. Dándose cuenta de que sería peligroso quedarse en la Huerta de San Vicente, Federico sopesó, con su familia, varias alternativas: intentar llegar a la zona republicana; instalarse en casa de su amigo Manuel de Falla, cuyo renombre internacional parecía ofrecerle protección, o alojarse en casa de la familia Rosales, en el centro de la ciudad. Esta última opción fue la que escogió Lorca, pues tenía una relación de confianza con dos de los hermanos del poeta Luis Rosales, que eran destacados falangistas. La tarde del 16 de agosto de 1936, Lorca fue detenido en casa de los Rosales por Ramón Ruiz Alonso, un ex diputado de la CEDA, derechista fanático, que sentía un profundo odio por Fernando de los Ríos y por el poeta mismo. Según Ian Gibson, biógrafo de Federico, se sabe que esta detención “fue una operación de envergadura. Se rodeó de guardias y policías la manzana donde estaba ubicada la casa de los Rosales, y hasta se apostaron hombres armados en los tejados colindantes para impedir que por aquella vía tan inverosímil pudiera escaparse la víctima [Federico García Lorca, vol. II, p. 469] Lorca fue trasladado al Gobierno Civil de Granada, donde quedó bajo la custodia del gobernador, el comandante José Valdés Guzmán. Entre los cargos contra el poeta –según una supuesta denuncia, hoy perdida y firmada por Ruiz Alonso– figuraban el “ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual [Federico García Lorca, vol. II, p. 476].
A Queipo de Llano, el sanguinario, se le recordará también por haber ordenado el fusilamiento del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, con la famosa frase "dadle café, mucho café".
Cómo se lo recuerda
Garcia Lorca Plaza Santa Ana de Madrid
Fundación Federico García LorcaGarcia Lorca Plaza Santa Ana de Madrid
Monumento a Federico García Lorca, al fondo, la casa donde nació
Fuente Vaqueros
Fuente Vaqueros
"FUENTE ORNAMENTAL DEL PARQUE" La imagen recoge la fuente ornamental del Parque Federico García Lorca de Granada, en funcionamiento.
3 comentarios:
Hola que tal¡
Mi nombre es tania soy administradora de un directorio de webs/blogs, navegando por la red ví tu página y está muy buena, sería genial contar con tu site en mi sitio web y asi mis visitas puedan visitarlo tambien.
Si estas de acuerdo solo escribeme.
tajuancha2010@gmail.com
Exitos, un beso
Soy Leonardo, de Argentina, pero vacacionando en Madrid. Visite una exposicion sobre Lorca/Dali Dali/Lorca en la Fundacion La Caixa y me interesaba saber algo de la vida de Federico Garcia Lorca (mas alla de lo que habia aprendido en la escuela). Gracias por toda la informacion que me has brindado. Eres muy amable. Saludos cordiales, ahora desde Paris! Leo (Aclaracion: desde esta PC no encuentro las tildes, por eso no puedo colocar tildes en las palabras!!! Saludos!!!)
Pues mira: soy familiar de FGL por parte de su madre y vivo en la Argentina.
Nosotros sabemos que los hechos narrados por Ian Gibson no son los verdaderos, y también que su asesinato no fue ordenado por Queipo de Llano. Y hasta sabemos dónde está enterrado y por quién. Pero fíjate que ningún historiador serio ha entrevistao a sus familiares en ninguna de las dos orillas del océano; que tal o cual "se dice" o "se sabe" y ahí acaba todo. Pruebas, nada.
Si la izquierda quiere seguir usando a Federico para sumar puntos a su resentimiento, que se busque a otro. Te digo que Federico admiraba a Falange y tenia cierta amistad con José Antonio y tal vez con Sanchez Mazas, un poetazo; los Rosales, falangistas todos, le tenían en su casa de donde lo secuestró el cedista que tú dices bien, Valdés, un chancho liberal no nada patriota ni nacional, sino un aventurero de tantos que quedó del lado del ganador.
Mi tío se entrevistó más tarde con Queipo, ya ganada la guerra por Franco y los nacionales, y el general de Sevilla le aseguró que él jamás había dado orden de matar a Federico. Queipo era liberal, pero un hombre culto y valiente, no un asesino, y en todo caso un anticomunista furioso, pero no un mentiroso. Si él lo hubiese mandado matar, te lo decía.
Por mi parte, y aunque te agradezco la delicadeza de recordar a Federico en cuanto me toca a mí dar las gracias, no me gusta que se carguen las tintas politicas para un bando o para otro, por que si las cosas se hubiesen dao solamente un poquitito mejor, mi tío se hubiese puesto con los nacionales. Te digo que se había escondido más por miedo a los comunistas, que mataban a todos los maricas de manera espantosa, que a los nacionales, que no les importaba gran cosa, como en el caso de Miguel de Molina.
Por eso estaba escondido en lo de un falangista amigo de la familia y no en casa de algún izquierdista ¿o es que nadie se ha dao cuenta de esto?. Dos embajadores le ofrecieron asilo en tiempos de la República cuando nadie avizoraba el Alzamiento nacional, como todo el mundo sabe ¿y porqué te crees que lo hicieron? ¿Por temor a los nacionales que aún no existían...? ¿A la Falange, cuyo jefe, su amigo, estaba preso desde febrero del '36 y jamás hubiese ordenao su asesinato? ¿Al Ejército, que aún no salía? No, hombre, le temía a los comunistas y por eso los embajdores le ofrecieron asilo.
Queipo de Llano, hasta donde se sabe en mi familia, no tuvo nada que ver ni con esta ni con ninguna otra muerte connotada. España, y especialmente Granada y Andalucía, era un mundo de taifas donde cada uno hacía lo que queria. A ambos lados del frente de combate, se comprende.
Por eso quiero aclararte este asunto, por que no quisiera que, ya en mis últimos años, se siga hablando mal de España, del Ejército y de mi tío, que fué víctima de una tragedia cuyo escenario principal, aún no conocemos del todo.
Te envío un cordial saludo.
Alberto Enríquez
Rosario, Santa Fé.
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