En 1817 conoció a Théodore Géricault y posó como uno de los náufragos de su espléndida obra “La Balsa de la Medusa”. Aquí comienzó la relación de admiración y respecto que tendrá el joven pintor por el ya famoso Géricault.
Eugène Delacroix vivió en el apartamento y taller de la Place Fürstenberg en París, cerca del Louvre, desde 1857 hasta su muerte en 1863.
Hoy ese lugar es el Museo Nacional Eugène Delacroix (Musée National Eugène Delacroix), dedicado a su vida y obra.
A pesar de su importancia artística, Delacroix había vivido
sus últimos años algo aislado, en parte por su mala salud y también porque
había quedado un poco marginado del mundo artístico oficial de París, que en
ese momento empezaba a girar hacia otras corrientes.
Además, nunca se casó ni tuvo hijos, y mantenía un círculo
muy reducido de amigos.
Eugène Delacroix murió el 13
de agosto de 1863 en su apartamento de la Place Fürstenberg en París.
Tenía 65 años y sufría desde
hacía tiempo de una enfermedad crónica, probablemente una combinación de
laringitis crónica y complicaciones relacionadas con la tuberculosis o incluso
un posible cáncer de garganta —los médicos de la época no lograban
diagnosticarlo con precisión.
El funeral de Eugène Delacroix
fue bastante discreto y poco concurrido, lo cual resulta sorprendente si se
piensa en su fama como uno de los grandes pintores del Romanticismo.
Su funeral se celebró el 17 de agosto de 1863 en la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés, no muy lejos de su casa.
Asistieron algunos colegas y amigos íntimos —entre ellos, seguramente,
pintores como Gustave Moreau, algunos antiguos alumnos, y representantes
oficiales del Estado—, pero no fue una gran multitud.
Se dice que había más
admiradores anónimos que personalidades famosas.
Después de la ceremonia, su
cuerpo fue llevado al cementerio de Père-Lachaise, uno de los cementerios más
célebres de la ciudad., donde fue enterrado.
En el entierro de Eugène
Delacroix, el ambiente fue muy sobrio y melancólico. Algunos testigos de la
época notaron que, a pesar de su importancia, muy poca gente acompañó el
cortejo fúnebre hasta su tumba.
No hubo grandes discursos ni
honores oficiales espectaculares, a pesar de que Delacroix había sido miembro
del Instituto de Francia y uno de los pintores más influyentes de su tiempo.
Su tumba era sencilla y
sobria, como
él mismo había dispuesto, a diferencia del dramatismo que a veces caracteriza
su pintura.
No hubo pompa ni grandes
discursos, aunque con el tiempo su legado creció enormemente, y hoy es visto
como una figura esencial en la historia del arte francés.
Una anécdota curiosa es que en
su tumba original no había una gran escultura ni un monumento elaborado, solo
una lápida modesta.
Se dice que Delacroix, muy
consciente de la fugacidad de la fama y de la muerte, había pedido
explícitamente un entierro sencillo, casi como si quisiera que su obra hablara
por él, no su tumba.
No fue hasta bastantes años
después de su muerte que se colocó una inscripción algo más digna para marcar
su lugar. Incluso hoy, comparada con las tumbas grandiosas de otros artistas y
escritores de la época, la de Delacroix es relativamente discreta.
Actualmente algunos admiradores suelen dejar pequeños pinceles o flores sobre su tumba como homenaje, un gesto sencillo y muy simbólico.
HOMENAJES
Después de la muerte de Eugène
Delacroix (en 1863), se le rindieron varios homenajes importantes para
reconocer su influencia en el arte, sobre todo como figura clave del
Romanticismo. Algunos de los homenajes más destacados son:
Exposiciones retrospectivas:
Poco después de su muerte, se organizaron exposiciones que mostraban su obra, tanto en el Salón de París como en otras galerías importantes. Estas exhibiciones ayudaron a consolidar su reputación.
Museo Nacional Eugène Delacroix:
En 1932, su apartamento y taller en la Place Fürstenberg en París fueron salvados de la demolición gracias a un grupo de artistas y admiradores.
Finalmente, en 1971, se convirtió en el Museo Delacroix, dedicado a su vida y obra.
Estatua en París:
Una estatua de Delacroix fue erigida en los Jardines de Luxemburgo (Jardin du Luxembourg) en París en 1890.
Es un reconocimiento simbólico de su importancia para la cultura francesa.
Billetes y sellos:
En Francia, Delacroix ha sido representado en sellos postales y hasta en billetes (como el billete de 100 francos en 1978), señal de su papel como ícono cultural nacional.
Tumba en el Cementerio de
Père-Lachaise (París):
Delacroix fue enterrado en
este famoso cementerio, donde descansan muchos de los grandes nombres de
Francia.
Su tumba sigue siendo visitada
como un lugar de homenaje.
LEGADO
El legado de Delacroix perdura
hoy en la libertad creativa, el protagonismo del color y la emoción, la
renovación de la narrativa pictórica y la inspiración que sigue brindando a
artistas contemporáneos.
Su obra marcó el inicio de la
modernidad en el arte y su espíritu innovador continúa vivo en la pintura
actual.
Influencia en el color y la
técnica
Delacroix revolucionó la
pintura al liberar el uso del color y la técnica de las normas académicas tradicionales.
Fue pionero en el empleo de
pinceladas sueltas y vibrantes, utilizando la colorimetría para evocar
emociones y efectos ópticos, lo que abrió el camino para el impresionismo y el
simbolismo.
Su estudio de los contrastes
cromáticos y la luz, así como su rechazo a ocultar la textura de las
pinceladas, anticipó la estética de los impresionistas, quienes reconocieron su
deuda con él.
Expresividad y subjetividad
Delacroix valoró la
imaginación y la subjetividad del artista, priorizando las emociones y
sentimientos sobre los ideales racionales.
Esta visión influyó en la
manera en que los artistas posteriores entendieron la pintura como un medio
para expresar el mundo interior y las pasiones humanas, más allá de la mera
representación realista.
Renovación de la pintura
histórica y narrativa
Revitalizó la pintura
histórica al dotarla de una energía y dramatismo sin precedentes, rompiendo con
la solemnidad neoclásica y ampliando las posibilidades narrativas y visuales
del género.
Sus composiciones dinámicas y
temáticas exóticas o revolucionarias, como en "La Libertad guiando al
pueblo", se convirtieron en símbolos universales y siguen siendo
referentes culturales.
Inspiración para movimientos
posteriores
Artistas como Cézanne,
Matisse, Kandinsky, Manet y Renoir reconocieron explícitamente la influencia de
Delacroix en sus obras.
Cézanne llegó a afirmar:
"Todos pintamos como ya lo hizo Delacroix".
Su legado es fundamental en la
transición hacia el arte moderno, siendo considerado un precursor del modernismo
y fuente de inspiración para generaciones de artistas.
Reconocimiento y vigencia
Las obras de Delacroix
continúan exhibiéndose en los museos más importantes del mundo y siguen siendo
estudiadas y admiradas por su innovación y expresividad.
Su impacto se percibe no solo
en la pintura de caballete, sino también en el muralismo y la decoración
artística.
"El impacto de Delacroix
en el mundo del arte es innegable. Su enfoque innovador del color y la emoción
influyó en una generación de artistas, y su obra todavía se estudia y se admira
en la actualidad."
Influencia en otros artistas:
Grandes pintores como Van
Gogh, Cézanne, Renoir, Degas y Picasso lo consideraban un maestro. Aunque no es
un "homenaje" formal, su influencia artística constante es una forma
viva de reconocimiento.
FUENTES
https://historia-arte.com/artistas/eugene-delacroix
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/delacroix.htm
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/4226/Eugene%20Delacroix
https://www.artelista.com/@eugene-delacroix/biografia
https://www.milviatges.com/2022/tumbas-mas-famosas-pere-lachaise/
https://www.louvre.fr/es/el-louvre-en-francia-y-en-el-mundo/el-museo-nacional-eugene-delacroix
https://www.guiapracticaparis.com/museo-delacroix.php
https://en.wikipedia.org/wiki/Delacroix_Monument
https://www.pariste.net/es/jard%C3%ADn-de-luxemburgo-jard%C3%ADn-de-luxemburgo/
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