Juan Manuel Ferrari: El Artista
que Hizo Historia en Uruguay y
Argentina
Fue un escultor uruguayo,
autor de numerosas obras: la fuente de la Plaza Constitución
(Montevideo), de la Pirámide a la Paz de abril de 1872 (San José) y del
monumento a la Independencia Nacional (Florida), junto al cual Zorrilla de San
Martín recitara su ‘Leyenda Patria'
Juan Manuel Ferrari fue hijo
del escultor italiano Juan Ferrari, quien tuvo una vida destacada tanto en el
arte como en la historia política.
Su padre, Juan Ferrari
(1838-1918), fue un luchador garibaldino que participó en la expedición de los
Mil junto a Giuseppe Garibaldi para la unificación de Italia en 1860.
Posteriormente, se radicó en
Montevideo, Uruguay, donde se destacó como escultor, autor de monumentos
importantes como el monumento a la Independencia Nacional en la ciudad de
Florida (1879) y la fuente de la Plaza Constitución en Montevideo, además de la
Pirámide a la Paz en San José (1872).
Estuvo casado con María
Piacentini y, de la unión nació su hijo que se convirtió con el tiempo en el
destacado escultor uruguayo Juan Manuel Ferrari
Sobre los abuelos de Juan
Manuel Ferrari no hay información específica en las fuentes consultadas, pero
se sabe que su padre era italiano y que provenía de una familia vinculada a la
lucha por la unificación italiana y al arte escultórico.
Esta herencia familiar influyó decisivamente en la formación artística y el compromiso histórico de Juan Manuel Ferrari.
Su niñez se desarrolló en un
ambiente donde predominaba el arte.
Cursó sus estudios primarios
en Montevideo.
En el año 1888, Juan Manuel
Ferrari comenzó formalmente sus estudios de escultura en la Academia de Bellas
Artes de Buenos Aires, luego de una formación inicial con su padre, el escultor
italiano Juan Ferrari, en Montevideo.
Este período fue fundamental
para su desarrollo artístico, ya que la Academia le brindó una formación
académica sólida en técnicas escultóricas y lo introdujo en el ambiente
artístico rioplatense.
Su aprendizaje con su padre en
Montevideo le proporcionó una base práctica y un contacto directo con el oficio
escultórico, mientras que en Buenos Aires pudo acceder a una educación más
estructurada y a un entorno cultural más amplio, que fomentó su crecimiento
profesional.
Este inicio de estudios en
Buenos Aires fue clave para que, en 1890, con solo 16 años, obtuviera una beca
otorgada por el gobierno uruguayo para perfeccionarse en Europa, concretamente
en Roma, donde estudió con destacados maestros como Ettore Ferrari y Ercole
Rosa en el Real Instituto de Bellas Artes, obteniendo en 1892 el Primer Premio
de Escultura.
Esta beca le permitió viajar a
Europa para perfeccionarse en escultura. Se radicó en Roma, donde estudió con
destacados maestros como Ettore Ferrari y Ercole Rosa en el Real Instituto de
Bellas Artes de esa ciudad.
Durante su formación en Roma,
en 1892 fue distinguido con el Primer Premio de Escultura del instituto.
Este período en Europa fue
fundamental para su desarrollo artístico y para consolidar su carrera como
escultor.
Se ha señalado que su
neorromanticismo modernista reconoce asimismo influencias de Leonardo Bistolfi.
En el año 1890 realizó la
escultura Prometeo encadenado Es una obra emblemática de Juan Manuel Ferrari,
que representa la figura mitológica de Prometeo atado y con un águila
devorándole el hígado, símbolo del castigo eterno que sufrió por robar el fuego
a los dioses y entregarlo a la humanidad.
La estatua se encuentra en la
Plaza Isabel la Católica, sobre la Avenida del Libertador en Montevideo,
Uruguay, y fue inaugurada en 1952, aunque fue diseñada y modelada originalmente
por Ferrari en la década de 1890.
La escultura es un conjunto de
gran expresividad y dramatismo, que refleja el estilo dinámico y nervioso
característico del artista, con un tratamiento detallado de las formas que
realzan el contraste de luces y sombras en la superficie.
Visualmente, la obra muestra a
Prometeo en una postura tensa y sufriente, encadenado a una roca, mientras el
águila, con alas desplegadas y cuerpo poderoso, se posa sobre él para devorarle
el hígado, capturando el momento de su castigo mitológico.
Esta representación simboliza
el sacrificio, la resistencia y el sufrimiento humano, temas profundos
presentes en la obra de Ferrari.
Esta escultura es una de las
piezas más emblemáticas del patrimonio escultórico público de Montevideo y un
símbolo artístico que conjuga mitología, sufrimiento y resistencia.
El Prometeo encadenado fue una
de las primeras obras que Ferrari envió a Uruguay desde Europa en la década de
1890, formando parte de la muestra inicial que incluyó también piezas como
"Artigas" y "Pugilista romano".
Sin embargo, la versión
definitiva y monumental que se exhibe en la plaza fue construida y colocada
varias décadas después, en 1952, lo que indica que pudo haber sido realizada o
fundida a partir de modelos o bocetos originales del escultor.
La obra refleja el estilo
característico de Ferrari, con un modelado nervioso y un tratamiento de las
superficies que dinamiza las figuras a través del juego de luces y sombras. La
escultura no solo es una representación mitológica, sino que también puede
interpretarse como un símbolo del sufrimiento y la resistencia humana, temas recurrentes
en la obra de Ferrari.
En mayo de 1893, llegaron a
Montevideo las primeras obras enviadas por el artista: "Artigas" y
"Pugilista romano", a las que seguiría el "Prometeo
encadenado" y formaron parte de su primera muestra pública. .
Entre los años 1896 y 1897,
Juan Manuel Ferrari regresó a Montevideo tras perfeccionarse en Europa, donde
había estudiado en Roma con destacados maestros como Ettore Ferrari y Ercole
Rosa.
Al volver a Uruguay,
estableció su propio taller, consolidando así su carrera profesional como
escultor en su país natal.
En ese mismo período, Ferrari
fue fundador y catedrático del curso de Plástica en la Facultad de Matemáticas
de la Universidad de la República.
Este curso fue pionero en la enseñanza de las
artes plásticas en ese ámbito académico, y Ferrari dictó las clases
gratuitamente durante tres años.
Esta labor docente la realizó
como una forma de retribuir la beca que le había otorgado el gobierno uruguayo
para estudiar en Europa, mostrando así su compromiso con la formación artística
nacional y la difusión del arte.
Este momento fue clave en su
carrera porque, además de establecerse como escultor profesional, comenzó a
formar a nuevas generaciones de artistas, aportando a la institucionalización
de la enseñanza artística en Uruguay.
Posteriormente, Ferrari se
trasladó a Buenos Aires, donde continuó su actividad artística y participó en
concursos importantes, como el del monumento a la Independencia argentina, en
el que obtuvo el segundo premio.
Diógenes
Hequet, c. 1900. Escultura de bronce, 44 x 29 x 23 cm. Museo Nacional de Artes
Visuales, Montevideo, Uruguay.
La escultura Diógenes Hequet, de
Juan Manuel Ferrari realizada alrededor del año 1900, es una escultura en
bronce de pequeño formato que mide aproximadamente 44 x 29 x 23 cm. Esta obra
forma parte de la colección del Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo,
Uruguay.
Se trata de una obra que
representa al pintor uruguayo Diógenes Hequet (1866-1902), quien fue un
destacado artista y contemporáneo de Ferrari. La escultura refleja el estilo
característico de Ferrari, con un modelado nervioso y detallado que dinamiza
las superficies a través del tratamiento de la luz, aportando expresividad y
vitalidad a la figura.
Esta pieza es un ejemplo de las
numerosas esculturas y bustos que Ferrari realizó a lo largo de su carrera,
además de sus monumentos públicos. La obra evidencia la relación entre artistas
uruguayos de la época y la importancia de la escultura como medio para
homenajear a figuras relevantes del arte nacional.
A principios de 1900 Juan Manuel
Ferrari se casó con María Luisa Castro Blanes, quien era hijastra del pintor
uruguayo Juan Luis Blanes, uno de los artistas más importantes del siglo XIX en
Uruguay.
María Luisa colaboró en la
biografía de Juan Manuel Blanes, lo que indica un vínculo cercano con el mundo
artístico y cultural del país.
Este matrimonio vinculó a
Ferrari con una familia de gran relevancia en las artes visuales uruguayas,
consolidando así un entorno familiar muy ligado al arte y la cultura nacional.
Esta unión refleja la
integración de Ferrari en una familia con fuerte tradición artística, lo que
sin duda influyó en su vida personal y profesional.
En el año 1902, Juan Manuel
Ferrari inauguró en Minas, Uruguay, el Monumento a Juan Antonio Lavalleja,
considerado una de sus obras públicas más reconocidas y el primer monumento
ecuestre del país.
Esta estatua se encuentra en
la Plaza Libertad, la principal de la ciudad natal de Lavalleja, y representa
al héroe nacional montado a caballo en actitud de mando, con un sable
desenvainado en la mano derecha, evocando la famosa orden dada en la Batalla de
Sarandí: “Carabina a la espalda y sable en mano”.
El proyecto para erigir este
monumento comenzó en 1889, cuando se presentó la iniciativa de levantar un
homenaje al General Lavalleja, líder de los Treinta y Tres Orientales y figura
clave en la independencia de Uruguay.
La primera Comisión del
monumento se instaló en 1890, y en 1900 se firmó el contrato con Ferrari para
la ejecución de la estatua, con un presupuesto de 12.000 pesos.
La piedra fundamental fue
colocada el 25 de agosto de 1900 en un acto público, y la estatua fue fundida
en bronce en agosto de 1902 en el taller de Cossentino en Montevideo,
utilizando 3.000 kilos de bronce. Finalmente, la inauguración oficial tuvo
lugar el 12 de octubre de 1902, coincidiendo con el 77º aniversario de la
Batalla de Sarandí.
Fue un evento multitudinario
que reunió a miles de personas, con discursos, música y actos conmemorativos,
aunque Ferrari no pudo estar presente y participó a distancia mediante una
transmisión telefónica.
El monumento no solo es una
obra artística destacada por su calidad y expresividad, sino que también tiene
un gran valor simbólico para la ciudad de Minas y para Uruguay, al rendir
homenaje a uno de sus próceres más importantes.
La estatua ecuestre de
Lavalleja en la Plaza Libertad marcó un hito en la historia del arte público
uruguayo, siendo la primera de este tipo en el país y un referente para futuras
obras monumentales
Pasó luego a vivir a Buenos
Aires e instaló un taller en un lugar apartado de la ciudad. Allí obtuvo el
segundo premio en el concurso al monumento a la Independencia Argentina.
Ferrari participó en nuestro
país del concurso para la realización del monumento a Artigas, proyecto del
diputado Tomás Diago de 1862 y que se concretara recién en 1923 después de
muchas discusiones sobre su ubicación.
Se presentaron casi medio
centenar de bocetos y participaron escultores nacionales e internacionales de
la talla de los españoles Mariano Benlliure y Miguel Blay.
El jurado otorgó el Primer
Premio a los trabajos del italiano Zanelli -propuesta de estilo clásico- y al
de Ferrari -con un Artigas más cercano al que Carlos María Herrera había
pintado en la meseta-, al tiempo que se les solicitaba una nueva prueba.
Sin embargo, finalmente se dio
ganador a Zanelli.
El 25 de mayo de 1911, se
inauguró el Monumento a la Batalla de Las Piedras, también conocido como el
Obelisco de Las Piedras, en la ciudad homónima, ubicada en el departamento de
Canelones, Uruguay.
Este monumento conmemora el
centenario de la Batalla de Las Piedras, un enfrentamiento clave en la lucha
por la independencia de Uruguay, que tuvo lugar el 18 de mayo de 1811.
La obra fue encargada a Juan
Manuel Ferrari por la Comisión Nacional del Centenario de la Batalla de Las
Piedras.
El monumento se erige en el
Parque Artigas de la ciudad y está orientado hacia el oeste, sobre una planta
rectangular de granito rosa extraído de canteras de la zona.
En su base, cuenta con un
altar de granito gris y está rodeado por una baranda de hierro.
En la parte superior del
obelisco se encuentra una figura de la Victoria en bronce, que simboliza el
triunfo y los valores de libertad y república.
Esta figura de la Victoria
tiene elementos de la Patria Vieja, como un escudo y una lanza de caña tacuara
en el brazo izquierdo, una hoja de laurel en la mano derecha y boleadoras en la
cintura.
En el acto de inauguración
hicieron uso de la palabra el Ministro del Interior Pedro Manini Ríos y el
poeta Juan Zorrilla de San Martín.
La Comisión Nacional del
Centenario estableció al pie de la obra la inscripción "Batalla de Las
Piedras - 1811 – 18 de mayo – 1911".
El Obelisco de Las Piedras es
considerado un hito en la producción escultórica de Juan Manuel Ferrari y un
símbolo de la ciudad de Las Piedras y de la historia de Uruguay
En el año 1914 se inauguró el Monumento
al Ejército Libertador del General San Martín, realizado por el .
Es una obra emblemática
inaugurada en el Cerro de la Gloria, en la ciudad de Mendoza, al pie de la
cordillera de los Andes.
Este monumento conmemora la
gesta histórica del Cruce de los Andes por el Ejército de Los Andes, liderado
por José de San Martín, que fue fundamental para la independencia de Chile,
Perú y la consolidación de la independencia de las Provincias Unidas del Río de
la Plata.
La obra fue encargada por el
gobierno de la Provincia de Mendoza y surgió en el marco de las celebraciones
del centenario de la Revolución de Mayo y del Cruce de los Andes. Juan Manuel
Ferrari ganó el concurso para su diseño y eligió el Cerro del Pilar (actual
Cerro de la Gloria) como emplazamiento, un lugar simbólico que ofrece una vista
panorámica y que fue motivo de debate en la época por su ubicación.
El conjunto escultórico está
compuesto por una base de piedra cordillerana sobre la que se erige la estatua
ecuestre de San Martín, representado con una actitud tranquila y sencilla, sin
atavíos militares ostentosos.
A ambos lados de la estatua se
encuentran relieves y frisos que narran episodios clave de la formación y
preparación del ejército, como la labor de Fray Luis Beltrán en la maestranza,
la contribución de las mujeres donando sus joyas y pertenencias, y la partida
del ejército hacia Chile, destacando figuras como el tropero Sosa.
En la parte superior, un grupo
de granaderos a caballo avanza al ataque alrededor de la figura de la Libertad,
simbolizada por una mujer con cadenas rotas en las manos. También se observa la
figura de un cóndor en vuelo, símbolo de los Andes.
Se ha señalado que Ferrari
pudo haberse inspirado en una de las estrofas del poema Nido de cóndores, del
poeta argentino Olegario Víctor Andrade, para la composición simbólica del
monumento, en especial por la presencia del cóndor como emblema andino y la
evocación del espíritu libertador y majestuoso de la cordillera.
Esta referencia literaria
aportaría un contenido poético y nacionalista a la obra, reforzando su valor
simbólico y cultural.
El monumento es considerado
una obra cumbre de Ferrari y un símbolo nacional en Argentina, representando no
solo la figura de San Martín sino también el esfuerzo colectivo y el sacrificio
del pueblo en la lucha por la independencia.
En 1915, Juan Manuel Ferrari se instaló
nuevamente en Roma tras ser invitado por el Gobierno de Uruguay para realizar
el monumento a Giuseppe Garibaldi.
Esta invitación surgió debido al fallecimiento
del escultor español Querol, quien había ganado originalmente el concurso para
la realización de dicha obra, por lo que Ferrari fue llamado para continuar y
completar el proyecto.
Este regreso a Roma representó
un momento importante en la carrera de Ferrari, ya que le permitió trabajar en
un encargo de gran relevancia histórica y cultural para Uruguay, vinculando su
obra con la figura de Garibaldi, héroe de la unificación italiana y también con
un fuerte simbolismo en la historia rioplatense debido a la participación de su
padre en la expedición de los Mil junto a Garibaldi.
Durante esta última etapa en
Roma, Ferrari continuó desarrollando su estilo característico, marcado por un
modelado “nervioso” que buscaba realzar el efecto de la luz sobre las
superficies.
Lamentablemente, su vida y
carrera se vieron truncadas poco después, ya que falleció en 1916 en Buenos
Aires.
Al taller de Ferrari acudió
Luis Pedro Cantú, su más consecuente ayudante.
También realizó bustos y
retratos como, por ejemplo, Diógenes Hequet, El cafetero San Román, El
esgrimista Revello, José Pedro Varela y numerosos monumentos funerarios como la
obra el Panteón de la familia Santana (1915) en el Cementerio del Buceo, de
sello impresionista y rodiniano.
Falleció rel 31 de octubre de
1916 repentinamente a los 42 años en Buenos Aires, dejando proyectos
inconclusos. Sus cenizas fueron trasladadas al Cementerio del Norte de nuestro
país.
No se dispone de información
precisa sobre la causa o enfermedad que provocó su muerte en las fuentes
consultadas, solo se menciona que fue un fallecimiento inesperado.
Sus cenizas fueron trasladadas
y depositadas en el Cementerio del Norte de Montevideo, Uruguay.
Este fallecimiento prematuro
truncó la carrera de uno de los escultores más importantes del Río de la Plata,
dejando varios proyectos inconclusos.
HOMENAJES
Después de su muerte en 1916,
Juan Manuel Ferrari ha sido homenajeado y recordado mediante diversas acciones
que mantienen vivo su legado artístico y cultural:
Retrospectiva de su obra en 1974:
La Comisión Nacional de Artes Plásticas y Visuales organizó una exposición retrospectiva dedicada a Ferrari, que permitió valorar y difundir su producción escultórica, reafirmando su importancia en la historia del arte uruguayo.
Presencia en museos nacionales:
Sus obras forman parte de las colecciones permanentes del Museo Nacional de Artes Visuales y del Museo Juan Manuel Blanes en Montevideo, así como en colecciones privadas de Uruguay y Argentina. Esto garantiza la conservación y exhibición pública de su legado.
Reconocimiento en monumentos públicos:
Varias de sus esculturas monumentales, como el Monumento a Juan Antonio Lavalleja en Minas, el Monumento a la Batalla de Las Piedras, y el Monumento al Ejército Libertador del General San Martín en Mendoza (Argentina), continúan siendo símbolos históricos y culturales, manteniendo viva la memoria de Ferrari a través de su arte.
Difusión académica y cultural:
Su figura y obra son objeto de estudios, exposiciones y publicaciones en instituciones culturales y educativas, como la Academia Nacional de Letras y museos, que incluyen biografías, análisis y exhibiciones que resaltan su contribución al arte y la identidad nacional.
Conservación de sus restos:
Sus cenizas fueron trasladadas y depositadas en el Cementerio del Norte de Montevideo, lugar que funciona también como sitio de memoria para recordar su legado.
En conjunto, estos homenajes y acciones aseguran que Juan Manuel Ferrari sea reconocido como uno de los escultores más importantes del Río de la Plata, manteniendo vivo su recuerdo en la cultura uruguaya y regional.
En 2006, la imagen del
monumento fue utilizada en el reverso del billete de cinco pesos argentino, lo
que refleja su importancia patrimonial y cultural.
Prometeo encadenado en el centro de Montevideo fue inaugurado en el año 1952.
LEGADO
El legado que dejó Juan Manuel
Ferrari es fundamental y perdura hasta hoy en el ámbito artístico y cultural de
Uruguay y la región del Río de la Plata, sustentado en varios aspectos clave:
Monumentos emblemáticos:
Ferrari es autor de obras monumentales que se han convertido en símbolos históricos y culturales, como el Monumento a Juan Antonio Lavalleja en Minas (1902), el Monumento a la Batalla de Las Piedras (1911), y el Monumento al Ejército Libertador del General San Martín en el Cerro de la Gloria, Mendoza, Argentina (1914).
Estas obras no solo
son piezas artísticas de gran valor, sino también hitos de la identidad
nacional y regional.
Formación y enseñanza
artística:
Fue fundador y catedrático del curso de Plástica en la Facultad de Matemáticas de la Universidad de la República en Montevideo, donde dictó clases gratuitamente durante tres años, devolviendo así al Estado la beca que le permitió estudiar en Europa.
Su aporte
a la educación artística contribuyó a la institucionalización y desarrollo de
la enseñanza de las artes plásticas en Uruguay.
Estilo y técnica:
Su obra se caracteriza por un modelado
nervioso y detallado que realza el efecto de la luz en las superficies,
integrando influencias neorrománticas y modernistas, lo que aportó un lenguaje
escultórico renovador en la región.
Presencia en museos y
colecciones:
Sus esculturas forman parte de
las colecciones permanentes del Museo Nacional de Artes Visuales y del Museo
Juan Manuel Blanes en Montevideo, así como de colecciones privadas en Uruguay y
Argentina, asegurando la conservación y difusión de su obra.
Reconocimiento y difusión:
Su figura y obra han sido objeto de exposiciones retrospectivas, estudios académicos y publicaciones, manteniendo su relevancia en la historia del arte uruguayo y rioplatense.
En
1974 se realizó una retrospectiva organizada por la Comisión Nacional de Artes Plásticas
y Visuales que contribuyó a revalorizar su legado.
Proyectos inconclusos y legado
pendiente:
Aunque falleció prematuramente
en 1916, dejando obras inconclusas, su producción abarcó monumentos funerarios,
bustos, retratos y grandes esculturas públicas que continúan siendo referentes
artísticos y culturales.
En conjunto, el legado de Juan Manuel Ferrari perdura no solo en sus obras físicas, sino también en la formación artística que promovió y en el impacto simbólico que sus monumentos tienen en la memoria colectiva de Uruguay y Argentina.
FUENTES:
http://www.academiadeletras.gub.uy/
https://blanes.montevideo.gub.uy/
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Manuel_Ferrari
https://www.museos.gub.uy/arteactivo/artistas/item/ferrari-juan-manuel.html
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