Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

martes, 6 de mayo de 2025

6 DE MAYO DE 1932 NACÍA JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA)

 EL GENIO DEL HUMOR URUGUAYO
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Julio César Castro mejor conocido como Juceca, fue uno de los más grandes guionistas y escritores uruguayos, que desplegó una larga carrera en radio, televisión, teatro y literatura.

Juceca nació en Montevideo el 6 de mayo de 1932. 
Su padre fue un albañil anarquista, analfabeto, que aprendió a leer cuando llegó a Montevideo. Se convirtió en un incansable lector y  le transmitió a su hijo  la pasión por la lectura.
Su abuelo materno, oriundo de Tenerife, lo introdujo en el mundo de los libretos teatrales.
De niño fue muy fantasioso y siempre le gustó escribir  e inventar historias. Se crió leyendo entre otros autores a Javier De Viana,  Paco Espínola,  Morosoli, Julio César Da Rosa y "Los miserables" de Víctor Hugo.

Estación Atlántida


En las visitas que realizaba, a un tío  que vivía en  Estación Atlántida (Canelones), a los siete u ocho años, aprendió mucho sobre el campo y su gente . Durante sus estadías,  recorría  la zona a caballo observando el paisaje y  los animales.

Publicó su primer trabajo alrededor de 1958 en "El Auto Uruguayo", revista del Centro de Protección de Choferes, mientras se desempeñaba como taximetrista.
Un tiempo más tarde, El Espectador lo convocó a producir  los libretos para dos programas radiales «Por el ojo de la cerradura», protagonizado por Enrique Guarnero,  y «Libretando reflexiones», interpretados por Alberto Candeau.

En el año 1962 en Radio El Espectador le pidieron si podía inventar un personaje, que tuviera algo del contador de cuentos a la vieja usanza. para un programa de corte folclórico que se llamaba Tranquera oriental. Así nació Don Verídico.
Lo empezó con el actor Dante Ortiz y luego por Juan Manuel Tenuta, Luis Landriscina y el propio Juceca.
Con el correr del tiempo y de a poco lo fue convirtiendo en lo que han llamado algunos críticos "un gaucho surrealista". Según sus dichos " cada vez menos gaucho y cada vez más surrealista a pesar de que mantiene el lenguaje campero".


Don Verídico - El Tallarín 
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En 1972, diez años después, la editorial Arca publicó el primero de sus libros:  "Los cuentos de Don Verídico" y que ha sido editado durante más de treinta años por diversas editoriales de nuestro medio y del extranjero.

En el ámbito periodístico Juceca escribió  para diversos medios de prensa de las dos orillas del Plata;  colaboró en Marcha, Misiadura, Guambia y en diversos diarios de Montevideo; en Buenos Aires participó en la revista literaria Crisis, dirigida por Eduardo Galeano, y en Siete Días, Folklore y El Porteño.

Se destacó además como dramaturgo; fue autor de piezas teatrales tales como "La última velada", "El contrabajo rosado", "Están  deliberando" y "Socorro Don Verídico".

 "Gracias por todo" es un unipersonal escrito por Julio César Castro (Juceca), dirigido por Carlos Aguilera e interpretado por Nidia Telles. Tiene como protagonista a una viuda de clase media, educada a la antigua y llena frustraciones. Graciela se psicoanalizó durante años para descubrir las causas de su infelicidad, pero eso no le sirvió para entenderse ni para entender un mundo que ha cambiado y ya no es el suyo: un mundo donde “el tiempo dura menos”, “las flores vienen sin perfume” y las relaciones de pareja se han complejizado
Participó como actor y creador de los libretos de "El cuento perdido" (teatro Circular, bajo la dirección de Héctor Manuel Vidal) y "Cien pájaros volando" (teatro El Galpón, bajo la dirección de Horacio Buscaglia). 
Produjo libretos para cine y  televisión, tanto en Uruguay como en Argentina,  a la vez que protagonizó a Don Verídico en diversos programas de la televisión uruguaya. 



 Juceca, Arana, Calcagno, Aquino, Delgrossi y Troncoso, algunos de los protagonistas del filme

En 2003, poco antes de morir, participó como coguionista y actor en la película  "El viaje hacia el mar",  dirigido por Guillermo Casanova. En este filme, basado en la novela de Juan José Morosoli, interpretó el papel del personaje Siete y tres diez.
Julio César Castro (Juceca) falleció el 11 de setiembre de 2003, en Montevideo.



Familiares, amigos, personalidades de la cultura y ciudadanos de todas las capas sociales acompañaron, el cortejo fúnebre que trasladó los restos mortales de Julio César Castro (Juceca) hacia el Cementerio del Norte, donde recibieron sepultura.


PUBLICACIONES DE JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA)



Mario Ale, gerente General de Editorial Planeta; Horacio Buscaglia, Milton Fornaro, Mario Delgado, Ma. Inés Obaldía e Inés Baldovino, esposa de Juceca en la Presentación del libro "Nadie entiende Nada"

•    Los cuentos de Don Verídico", Editorial Arca, 1972.
•    La vuelta de Don Verídico", Editorial Arca, 1977.
•    Entretanto cuento, (30 aniversario de Don Verídico: cuentos inéditos), 
      Editorial Arca 1992.
•    Don Verídico, Editorial Arca 1994.
•    Don Verídico: Antología, Ediciones de la Banda Oriental, 1995.
•   Los cuentos de Don Verídico, Archivo General de la Nación, Centro de Difusión del Libro, 
    1997. -Buenos Aires-
•    Don Verídico se la cuenta, Editorial de la Flor, 1975.
•    Más cuentos de Don Verídico, Editorial Neo Gráfica, 1982.
•    Don Verídico: Recopilación, Editorial Imaginador, 1996.
•    Nadie entiende nada
•    Hay Barullo en el Resorte, 2005, obra póstuma con cuentos inéditos.
•    Fofeto Fulero

CUENTOS DE L VIEJO VERÍDICO

La sordera del perro

 


Batifondo Remilgo supo tener un perro que se quedó sordo al ver a un sapo fumando y que le hacía guiñadas y le movía la cola.

- Perdón, pero el sapo no tiene cola.

Por eso fue que el perro se impresionó tanto. Que según un forastero que andaba por El Resorte, el batracio croa porque es natural de Croacia, cosa que lo diferencia de la gallina que cuando hace caca se dice que cacarea. Cuando Batifondo llevó el perro al boliche, le dijeron que mejor hubiera llevado al sapo, que el sapo sirve pa jugar al sapo y es mucho más divertido que jugar al perro, y mucho peor si el perro es sordo, porque usté le explica cómo es el juego y el otro como quien no oye llover. Batifondo Remilgo contó todito lo que le pasaba con el perro, y dijo que así no era vida porque no tenía con quien conversar, y que cuando un hombre carece de un perro que lo escuche corre peligro de ir y casarse. Y que muchas veces el hombre se casa y después igualmente tiene que conseguir perro porque la mujer no lo comprende, y el perro tampoco pero no discute. Se comentaba el caso, y va el tape Olmedo y lo quiso probar la sordera del perro que estaba distraído mirando pa fuera, y le hizo sonar los dedos como hacen los andaluces cuando bailan, que con el chasquido no hay perro que no se de vuelta pa mirar. Y el perro ni mosqueo. Pa probarlo de nuevo, el tape le chistó.

- Chicho, chicho -le dijo-, chicho, chiiichooo, perro abombau -le agregó medio calentito de verlo tan desatento. Rosadito Verdoso estuvo a punto de reventarle un par de higos por el lomo, pero la Duvija lo miró con ojos de San Francisco de Asís, y se aguantó. El tema se discutió media damajuana de tinto, y quien más quien menos opinó lo suyo. Azulejo Verdoso, el inventor, dijo que pa él lo mejor pa la sordera era sopletear. El pardo Santiago dijo que pa él, clavau que se había dormido de costado y que en un descuido el dueño le había tirado la yerba del mate en una oreja y se la tenía tupida, y que lo mejor era sacudirlo golpiando suave contra un poste. La Duvija opinó que capaz que no era sordo, y que capaz que se hacía pa no tener que dir a buscar cosas ni salir a ladrar por cualquier ruidito de morondanga Pero el tape Olmedo dio la solución cuando dijo, dice:

- Si quedó sordo de un susto, lo mejor es darle otro.

Ahí Rosadito Verdoso agarró al gato que estaba dormido y se lo tiró al perro por la cabeza. Se llevaron un susto los dos, que después el perro escuchaba todo clarito, y el barcino se pasó una temporada sordo, como si fuera de yeso.


El trombón


Asunto serio pa la música, Frentolín Fermento, el casau con Fermentina Frentín, que se conocieron una mañana temprano que ella salió a ver la puesta de sol y él le dijo que era preferible que esperara a la tardecita. Ella le salió conque de tardecita el padre no la dejaba salir, porque era la hora en que el viejo tocaba el trombón y ella le tenía que sostener la partitura. Que ahí Frentolín le dijo que lo mejor era que se la colgara de una piola, la partitura, y saliera a ver la puesta de sol, pero ella le dijo que el padre se negaba porque el viento se la movía, la partitura, y le erraba a la nota, y no hay cosa pior que trombón con mala nota.

Fue cuando Frentolín resolvió aprender música, cosa de hacerle una visita al viejo y, como bobeando, meterse en la familia, casarse con la muchacha, y después taparle el trombón con cemento armado.

Como el piano es poco manuable, y trompetas no le gustaban porque nunca quiso ser soplón, agarró pal lau de la guitarra, que es cómoda de llevar a la espalda, como la carabina si le ordenan sable en mano.

El asunto lo conversó en el boliche El resorte, y la Duvija se emocionó, porque siempre soñó con un guitarrero y cantor que le llevara la serenata en noche de luna, con bichitos de luz haciendo guiñadas y ranitas acompañando a coro desde la laguna.

Mientras se emocionaba y se acordaba de un forastero que tocaba la concertina, que a ella le encantó cuando agarraba aire y se le reflotaban los cachetes y la miraba como gato a la fiambrera, mientras recordaba que le dedicó "Allá en el rancho grande" y se fue sin decir adiós, el tape Olmedo le opinó a Frentolín Fermento:

- Pa mi - le dijo -, si usté quiere acompañar a ese viejo que toca el trombón, no lo tapa con guitarrita así nomás. Lo que necesita - le dijo, es de la elétrica, que usté va y la enchufa y le revienta los tímpanos al más sordo y si no sabe tocar ni se nota porque aturde como el trueno, porque el trueno tiene eso, que cuando suena bruto asusta.

Frentolín consiguió guitarra, pero pa enchufarla era un lío porque El Resorte carecía de eletricidá. Así que Azulejo Verdoso salió a buscar un alargue. Cinco leguas de cable, pal alargue, porque no había enchufe más cerca. Y van y le hacen un puente a las cuerdas, y enchufan. Nadie se animó a tocarla, pero daba gusto ver aquella guitarra con las cuerdas al rojo.

Esa misma noche hicieron unas mollejas y morcillas pa acompañar el vinito, y lo invitaron al viejo del trombón. Encantado el viejo, dejó que Frentolín se casara con la hija, porque lo deslumbró con la parrilla elétrica.


JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA)


LEGADO

El legado de Julio César Castro, conocido como Juceca, perdura en la memoria colectiva de los uruguayos principalmente por su inconfundible humor absurdo, su maestría como narrador y su creación más emblemática: Don Verídico.

Este personaje, junto a la pulpería ficticia El Resorte y una galería de figuras entrañables como el Tape Olmedo, Rosadito Verdoso y la Duvija, se transformó en parte del folclore nacional, mezclando el humor con profundas reflexiones filosóficas y una mirada compasiva hacia la vida rural y popular de Uruguay.

Juceca supo captar la esencia del habla y la idiosincrasia criolla, construyendo un universo literario y teatral donde lo absurdo y lo poético se entrelazan.

Su estilo, marcado por un ritmo pausado y una voz a veces susurrante, a veces enérgica, lo hizo único y querido, tanto en Uruguay como en Argentina, donde también dejó huella como guionista y dramaturgo.

Además de su obra literaria y teatral, Juceca se destacó por su compromiso social y político, siempre del lado de los más humildes y participando activamente en causas populares.

Su influencia trasciende generaciones: sus cuentos siguen siendo publicados y adaptados al teatro, y su personaje Don Verídico continúa vivo en la cultura popular y en la memoria afectiva de quienes disfrutaron de su arte.

Don Verídico contribuyó a la construcción de una identidad literaria uruguaya que dialoga con la tradición popular y el humor crítico, reflejando las tensiones sociales y políticas del país en un lenguaje accesible y profundamente humano.

Sus cuentos son considerados piezas fundamentales dentro de la narrativa uruguaya contemporánea, destacándose por el uso de un lenguaje coloquial y un punto de vista único que mezcla lo surrealista con lo filosófico.

Juceca no solo popularizó un estilo narrativo propio, sino que también influyó en otros ámbitos culturales, siendo adaptado al teatro y difundido en medios radiales y televisivos, lo que amplió su alcance y consolidó su presencia en la cultura popular.

Su impacto se extiende también a la música y otras expresiones artísticas que, en conjunto, forman parte de la memoria cultural nacional

 



FUENTES
 http://es.wikipedia.org/
 http://www.lr21.com.uy
http://www.espectador.com

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