Versos que cantan: la magia de la
poesía para niños de Nicolás
Guillén
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro".
Nicolás Guillén, El son entero
La poesía para niños de
Nicolás Guillén combina un alto nivel artístico con elementos lúdicos y
educativos que la convierten en una herramienta efectiva para acercar a los más
pequeños a la lengua, la cultura y los valores humanos, manteniendo siempre una
frescura y gracia que la hacen disfrutable para todas las edades.
La obra de Nicolás Guillén se
caracteriza por varios elementos que la hacen especialmente valiosa y atractiva
para el público infantil:
Musicalidad
y ritmo:
Guillén utiliza ritmos propios
de la música afrocubana, como el son y el yambú, que hacen que sus poemas sean
casi cantados o recitados con una cadencia muy marcada.
Los elementos musicales y
rítmicos que hacen que la poesía infantil de Nicolás Guillén sea tan atractiva
para los niños se basan principalmente en su uso del ritmo del son cubano, que
es una forma musical tradicional con una estructura métrica muy marcada y
cadenciosa, ideal para la oralidad y la memorización.
Ritmo marcado y repetitivo:
Guillén utiliza la estructura
del son, que combina versos cortos y repetidos con estribillos, lo que crea un
efecto de llamada y respuesta muy dinámico y fácil de seguir para los niños.
Musicalidad inherente:
Su poesía está impregnada de
la sonoridad de la música popular cubana, especialmente el son montuno, que
incluye polirritmias, juegos de acentos y cadencias que invitan al canto y al
baile.
Uso de onomatopeyas y juegos
fonéticos:
Emplea sonidos que imitan
ruidos naturales o musicales, además de repeticiones y aliteraciones que atraen
la atención infantil y estimulan el disfrute auditivo.
Lenguaje coloquial y popular:
Utiliza palabras y expresiones
del habla cotidiana y de la cultura afrocaribeña, lo que acerca la poesía a la
experiencia vivida de los niños y la hace más accesible y auténtica.
Emplea neologismos,
onomatopeyas y palabras con sonoridad sugerente, incluso pseudopalabras, que
invitan a los niños a jugar con el sonido y la musicalidad del idioma,
estimulando su creatividad y curiosidad lingüística.
Estructura lúdica:
La combinación de versos
cortos, estribillos y repeticiones facilita la participación activa de los
niños, quienes pueden anticipar y repetir partes del poema, integrándose en el
ritmo y el juego poético.
La poesía infantil de Guillén
es atractiva porque se siente como una canción o un juego rítmico, donde la
música y la palabra se funden para crear una experiencia sensorial y cultural
que conecta con la infancia a través del movimiento, el sonido y la identidad
cultural cubana.
Temas
accesibles y universales:
Sus poemas infantiles abordan
temas cercanos a los niños como animales, naturaleza, juegos y valores humanos,
presentados con sencillez y gracia, pero sin perder profundidad ni calidad
literaria.
Estructura
clara y repetitiva:
Usa estructuras binarias, preguntas y
respuestas, rimas marcadas y repeticiones que facilitan la comprensión y
participación activa de los niños, ayudando también a mejorar su memoria y
atención.
Compromiso
cultural y social:
Aunque dirigidos a niños, sus
poemas mantienen un compromiso con la identidad cultural cubana y la
integración racial, transmitiendo valores de diversidad y respeto desde la
infancia.
Fomento
de la creatividad:
Las ediciones infantiles
suelen incluir ilustraciones sugerentes y espacios para que los niños escriban
o dibujen, promoviendo una experiencia interactiva y creativa con la poesía.
Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.
De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco
sin capitán.
Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.
Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más;
anda y anda el barco barco,
sin descansar.
Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, azúcar,
le contestó.
¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!
Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco
con ellos dos.
SAPITO Y SAPÓN
Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.
El uno, bonito,
el otro, feón;
el uno, callado,
el otro, gritón;
y están con nosotros
en esta ocasión
comiendo malanga,
casabe y lechón.
¿Qué tienes, Sapito,
que estás tan tristón?
Madrina, me duele
la boca, un pulmón,
la frente, un zapato
y hasta el pantalón,
por lo que me gusta
su prima Asunción.
(¡Niño!)
¿Y a ti, qué te pasa?
¿Qué tienes, Sapón?
Madrina, me duele
todo el esternón,
la quinta costilla
y hasta mi bastón,
pues sé que a Sapito
le sobra razón.
(¡Pero niño!)
Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón
tiene este ratón!
Corta, corta, corta...
¿Quién se la cortó?
¡Qué pico tan grande
tiene este tucán!
Corta, corta, corta...
¿Quién lo cortará?
¡Qué rabo tan gordo
tiene este león!
Corta, corta, corta...
¿Quién se lo cortó?
¡Qué carne tan dura
tiene este caimán!
Corta, corta, corta...
¿Quién lo cortará?
A la corta, corta,
y a la corta va,
corta que te corta,
que te cortará..
Sapito y Sapón,
con cuatro maracas
y un solo bongó,
van desde Quimbumbia
hasta el Quimbombó
en un avioncito
de medio motor.
Altura: dos metros.
El clima: calor.
Pilotos: Sapito,
Sapito y Sapón.
En el alto cielo
brillando está el sol.
(Un plato de vidrio
que en el comedor
la tía Rosario
dejó por error.)
Después la sopera
de Doña Margot
lanzando columnas
de ardiente vapor,
lago en cuyas ondas
Luzbel se bañó;
y en el derrocadero
del Gran Tenedor,
y el pico Cuchillo
(que hoy dicen Maslov
por el sabio ruso
que lo retrató),
y la cucharona
vulgo cucharón,
y diez cucharitas
y un tirabuzón...
¡Cuántos animales
de aspecto feroz,
cubiertos de salsa,
de salsa y arroz!
De pronto se oye:
"¡Aquí, Quimbombó!"
y el pajaro lindo
que tanto voló,
ya llega, ya llega,
ya llega... ¡Llegó!
Al siguiente día
y en un carretón
a pasear nos fuimos
por la población.
¡Qué calles más rectas
las de Quimbombó!
Muy bien empedradas
con cuescos de anón
sujetos con pasta
de blanco almidón.
¡Qué limpias las casas,
hechas de algodón,
todas de dos pisos,
todas con balcón,
y qué mar bravío
de tabaco y ron
con olas unidas
en una canción!
¡Qué gentes más finas
las de Quimbombó!
Nos dieron boniato,
nos dieron frijol,
platanos manzanos,
naranja y limón
y (acaso por miedo
de una indigestión)
un solo confite
y un solo bombón.
Cuando de partir
la hora llegó,
ya en el areopuerto
(¡con aquel calor!)
nos acompañaron
hasta nuestro avión,
el mismo avioncito
de medio motor,
que nos trajo un día
hasta Quimbombó.
FUENTES
http://www.los-poetas.com/
http://www.imaginaria.com.ar
http://cvc.cervantes.es
http://cuentosinfantiles.biz/
http://www.ecured.cu/
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