19 DE JULIO DE 1834 - NACE EDGAR DEGAS
1.
Introducción
Edgar Degas (1834–1917) es una
de las figuras más destacadas del arte francés del siglo XIX. Aunque se le
asocia comúnmente con el movimiento impresionista, su obra posee
características propias que lo diferencian notablemente de sus contemporáneos.
Degas es célebre por su representación
del cuerpo en movimiento, particularmente a través de bailarinas, escenas
ecuestres y mujeres en actividades cotidianas.
Su estilo evolucionó desde un
clasicismo académico hacia una exploración audaz del espacio, la luz y la
composición, empleando técnicas innovadoras como el pastel y el monotipo.
2.
Contexto histórico y biográfico
Nacido en París en una familia
burguesa, Hilaire-Germain-Edgar De Gas (posteriormente "Degas")
creció en un entorno culto.
École des Beaux-Arts
Estudió en la École des
Beaux-Arts bajo la dirección de Louis Lamothe, discípulo de Ingres, lo que
marcó profundamente su inclinación hacia el dibujo y la precisión del contorno.
Viajó a Italia, donde estudió a los grandes maestros del Renacimiento, como Rafael y Miguel Ángel.
Su carrera se desarrolló
en un periodo de grandes transformaciones sociales, políticas y artísticas en
Francia: la revolución industrial, el auge de la fotografía, el impresionismo,
y la vida urbana parisina influenciaron su trabajo.
3.
Influencias y formación artística
Las influencias clásicas,
especialmente Ingres y los maestros italianos, se reflejan en el respeto de
Degas por el dibujo.
Sin embargo, pronto amplió su
visión al observar la vida contemporánea, influenciado por la fotografía, el
grabado japonés y la vida urbana.
A diferencia de otros impresionistas que
trabajaban al aire libre (plein air), Degas prefería el estudio y la
observación interior. Este enfoque analítico le permitió captar movimientos
fugaces con una composición calculada.
4.
Temáticas principales en su obra
a) Bailarinas
Más de la mitad de su
producción representa bailarinas de ballet. Degas no las idealizaba, sino que
retrataba tanto los momentos de gracia como los de fatiga, ensayo o
preparación.
Estas obras destacan por su
naturalismo, estudio anatómico y composición dinámica (La clase de danza,
Bailarina ajustando su zapatilla).
Le
Foyer de la danse à l’Opéra de la rue Le Peletier
Fecha:
1872
Descripción
general de la obra
La escena muestra el ensayo de
un grupo de bailarinas en el foyer (salón de práctica) de la antigua Ópera de
la calle Le Peletier en París, un espacio real que Degas conocía bien.
Las figuras se disponen en una amplia sala
iluminada desde la izquierda, con varias bailarinas en diferentes posturas: unas
practicando, otras descansando o ajustando sus vestidos.
A la derecha, un maestro de
ballet (posiblemente Jules Perrot) supervisa la práctica con su bastón. También
aparecen algunos hombres con sombrero al fondo, observando discretamente.
1. Composición y organización
del espacio
Degas realiza una composición
abierta y descentrada, con un fuerte sentido de profundidad y perspectiva.
A diferencia de las
composiciones clásicas, la escena no tiene un punto focal central, sino que
guía la mirada del espectador de forma fluida por todo el lienzo.
La línea diagonal del suelo y
la pared del fondo conducen la mirada hacia la esquina inferior derecha, donde
se ubica el maestro.
El uso de espacios vacíos
alrededor de las figuras, especialmente en primer plano, crea una sensación de
movimiento y espontaneidad.
La presencia de figuras
parcialmente recortadas por el borde del lienzo sugiere una escena captada al
vuelo, como una instantánea, con una fuerte influencia de la fotografía y el
grabado japonés.
2. Color y luz
Degas emplea una paleta
moderada y naturalista, alejada del colorismo vibrante de otros impresionistas
como Monet. Predominan:
Tonos cálidos y neutros:
ocres, blancos, grises, marrones y rosados en los tutús.
La luz entra lateralmente
desde la izquierda (probablemente de una ventana fuera del encuadre), bañando a
las bailarinas en una luz difusa, no dramática, que resalta volúmenes y crea
una atmósfera realista.
No hay sombras marcadas ni
contrastes extremos; todo está suavemente modelado, lo que da una sensación de
continuidad visual.
3. Dibujo y técnica pictórica
Degas, profundamente
influenciado por Ingres y la tradición del dibujo académico, demuestra aquí una
gran precisión en el dibujo anatómico y en la representación del movimiento:
Las figuras están delineadas
con claridad, incluso en una escena aparentemente espontánea.
Las poses de las bailarinas no
son convencionales ni idealizadas; captan momentos de esfuerzo, tensión o
descanso.
El tratamiento del tutú, con
toques breves y ligeros, muestra la destreza de Degas en sugerir textura y
transparencia con economía de medios.
El óleo está aplicado en capas
delgadas, a veces casi como un boceto, lo que refuerza la sensación de
inmediatez y frescura.
4. Perspectiva y profundidad
La sala se extiende en
profundidad gracias a:
La disposición en diagonal del
suelo y las paredes.
La superposición de planos:
bailarinas en primer plano, grupo central, figuras al fondo.
El uso de la luz y el
desenfoque progresivo de las figuras más distantes.
Todo esto crea una sensación
de espacio real, amplio, donde el espectador parece un observador invisible
dentro de la sala, casi un voyeur, lo que también sugiere cierta crítica implícita
a la mirada masculina sobre el mundo del ballet.
5. Contenido simbólico y
lectura social
Aunque la escena parece
simplemente documental, hay un subtexto social:
Las bailarinas del siglo XIX,
especialmente en la Ópera de París, eran en muchos casos mujeres de origen
humilde, algunas de las cuales dependían del mecenazgo de hombres ricos.
La presencia de hombres al
fondo (probablemente patrocinadores o abonados) observando desde las sombras
puede interpretarse como un comentario sutil sobre la relación entre arte,
poder y voyeurismo.
Degas no idealiza a las
bailarinas; muestra la realidad del esfuerzo físico, el cansancio y la
disciplina, algo innovador y casi transgresor para su tiempo.
Conclusión
del análisis pictórico
"El foyer de la danza en
la Ópera" es una obra paradigmática de Edgar Degas que sintetiza su
dominio técnico, su capacidad de observación y su visión moderna del arte.
Desde el punto de vista pictórico, destaca por:
Su composición dinámica y
abierta.
El uso naturalista de la luz y
el color.
El realismo anatómico y
emocional en la representación del cuerpo.
La innovación en la
perspectiva y encuadre, influida por la fotografía.
Una mirada crítica y
distanciada sobre el espectáculo y la vida urbana.
Este cuadro es, en definitiva,
una expresión magistral de cómo Degas supo captar lo efímero del movimiento y
la vida moderna con una técnica rigurosa y un enfoque profundamente humano.
b) Escenas ecuestres
Degas también mostró gran interés en los caballos y las carreras, tema que le permitía explorar el movimiento y la anatomía animal.
Obras como Carreras de caballos antes de la salida reflejan su precisión gráfica y sentido del dinamismo.
En el año 1862 realiza su primera escena en la que se refleja la vida moderna, a la cual ha titulado “Antes de la salida”, en la que inicia su temática de hipódromos y carreras de caballos.
Se interesó así mismo por el mundo de los caballos y los jinetes, que dio pie a sus únicas obras ambientadas al aire libre, aunque con un espíritu muy distinto de los demás impresionistas, ya que también en este caso busca el momento fugitivo en el movimiento y no en la luz.
c) Mujeres en el tocador
Estas obras muestran a mujeres
en su intimidad, bañándose, peinándose o descansando.
Degas las trataba desde un enfoque más realista que sensual, captando la vida privada sin dramatismos, en obras como Mujer peinándose o Después del baño.
Técnica y materiales
Pastel sobre papel: Degas
dominaba esta técnica, y aquí la usa para crear superficies aterciopeladas, con
transiciones suaves y una luminosidad envolvente.
Textura delicada: Las líneas
no son definidas con dureza; parecen fundirse unas con otras, lo que aporta
sensación de movimiento y sensualidad.
Composición y figura
Perspectiva desde atrás: La
mujer está de espaldas, lo que refuerza el carácter privado del momento
representado. Es una escena íntima, casi furtiva.
Curvatura y postura: La
inclinación del cuerpo da fluidez a la imagen, conectando la figura humana con
el entorno. Hay una naturalidad en el gesto cotidiano que Degas solía explorar.
Color y luz
Paleta cálida y vibrante:
Colores como el naranja, amarillo y rojo contrastan con el azul del fondo,
creando tensión visual y profundidad.
Juegos de luz: Aunque no hay
una fuente de luz claramente definida, Degas genera efectos luminosos mediante
el uso del color, como si la atmósfera misma iluminara la escena.
️ Estilo característico
Degas combina impresionismo con una sensibilidad clásica por el cuerpo humano. A diferencia de otros impresionistas, solía trabajar en interiores y con composiciones estructuradas.
Su enfoque no es idealizar, sino capturar la verdad emocional y física del instante.
Este tipo de imagen nos hace
partícipes de una escena privada y cotidiana, con la sofisticación técnica de
un maestro que sabía observar sin interrumpir.
5. Técnicas y estilo
Degas utilizó diversas
técnicas que evolucionaron con el tiempo:
Óleo sobre lienzo: Su
técnica tradicional inicial, con fuerte base en el dibujo.
Pastel: A
partir de los años 1870, el pastel se convirtió en su medio preferido. Degas
aplicaba capas sucesivas para lograr volumen, textura y color vibrante.
Monotipo:
Técnica de impresión que le permitió innovar en la composición y el uso de
luces y sombras.
Escultura:
Realizó pequeñas esculturas en cera, siendo La pequeña bailarina de catorce
años la más famosa. Esta obra fue polémica por su realismo y materiales no
convencionales (ropa real y cabello humano).
Su estilo se
caracteriza por:
Composición asimétrica
(influencia del arte japonés)
Perspectivas inusuales (como
desde arriba o en ángulo)
Enfoque en el cuerpo en
movimiento
Colores vibrantes aplicados en
capas
6. Degas y el Impresionismo
Aunque participó en varias
exposiciones impresionistas (de 1874 a 1886), Degas se distanció del grupo en
varios aspectos:
Rechazaba pintar al aire
libre, prefiriendo la luz artificial de interiores.
Valoraba más el dibujo que el
color, a diferencia de Monet o Renoir.
Se mantenía más ligado a la
tradición clásica.
Por ello, algunos críticos lo
consideran un impresionista atípico o un realista moderno. Degas usó técnicas
modernas para representar temas contemporáneos con un enfoque intelectual y
crítico.
7. Obras representativas
La clase de danza (1874):
Muestra una escena de ensayo,
con bailarinas distribuidas de manera no centralizada, y una composición que
recuerda la fotografía.
La
clase de Ballet
La clase de Ballet de Edgar
Degas es una obra emblemática en su exploración de la vida moderna y el
movimiento corporal, y desde el punto de vista pictórico es fascinante por
varios motivos.
Técnica
y estilo
Óleo sobre lienzo o pastel
(según la versión): Degas trabajó esta temática en distintos
medios, pero todos comparten una ejecución rápida y directa que transmite
espontaneidad.
Pinceladas sueltas y
dinámicas: La textura se siente viva; Degas no busca una perfección
académica sino captar el instante.
Perspectiva abierta: La
composición evita el centrado tradicional y opta por una mirada lateral que nos
convierte en observadores discretos dentro del estudio.
Composición
y figuras
Distribución aparentemente
casual: Las bailarinas están en distintas posturas, algunas
conversando, otras ensayando o esperando. Este caos organizado es típico de
Degas, y da realismo a la escena.
Presencia del maestro de
ballet: Colocado al centro, pero sin imponerse visualmente, su
actitud serena equilibra la energía dispersa de las bailarinas.
Color
y luz
Paleta sobria:
Dominan los blancos, grises y marrones, con acentos suaves de rosa o azul en
las cintas y tutús, lo que resalta la delicadeza del ambiente.
Luz natural filtrada: No
hay fuentes de luz visibles, pero la atmósfera está iluminada de forma tenue y
envolvente, como en una mañana tranquila de ensayo.
Narrativa visual
Degas no idealiza el ballet;
muestra el esfuerzo, la espera, la disciplina. Las bailarinas no están en poses
gloriosas, sino en gestos cotidianos, lo que humaniza la profesión artística.
Hay una sensación de tiempo
suspendido: como si cada figura pudiera moverse en cualquier momento, atrapada
justo antes de la acción.
Esta pintura no es sólo una
representación del ballet, sino una observación casi etnográfica del mundo
detrás del escenario.
Degas lo trataba como un
coreógrafo de la pintura, marcando ritmos visuales con la disposición y postura
de las figuras.
Bailarinas en azul (1890):
Pastel que destaca por su tratamiento del color, la textura del tutú y la
composición fragmentada.
Bailarinas en azul
Bailarinas en azul (1890): Pastel que destaca por su tratamiento del color, la textura del tutú y la composición fragmentada.
Bailarinas en azul (Danseuses
bleues en francés), creada por Edgar Degas hacia 1890, es una de las obras más
emblemáticas del artista dentro de su amplia serie dedicada a las bailarinas de
ballet. La pintura, alojada en el Museo de Orsay en París, es un ejemplo
destacado del impresionismo tardío de Degas y refleja su fascinación por el
movimiento, la luz y la vida detrás del escenario.
Características y análisis
Tema y composición: La obra
muestra a varias bailarinas vestidas con tutús azules, capturadas en un momento
de preparación o ensayo, probablemente tras el telón antes de salir a escena,
lo que sugiere una escena cotidiana y asimétrica, casi fotográfica en su
espontaneidad.
Técnica: Degas utiliza óleo sobre
lienzo con pinceladas sueltas y gruesas, típicas del impresionismo, que
permiten transmitir la transparencia de los vestidos y la delicadeza de las
figuras.
Color y luz: La paleta
dominada por tonos azules y blancos resalta la elegancia y el movimiento,
mientras que la luz juega un papel clave, iluminando las figuras y creando
contrastes que acentúan la sensación de dinamismo y gracia.
Movimiento y psicología:
Aunque las figuras parecen inmóviles, Degas logra transmitir la armonía y la
concentración propias del ballet, así como la tensión entre la belleza y la
presión del rendimiento. La obra no solo retrata el movimiento físico, sino que
explora la intimidad y el estado emocional de las bailarinas.
Innovación compositiva: Degas
emplea encuadres inusuales y perspectivas desde arriba, fragmentando el espacio
y acercando la composición a la estética moderna, influenciada por la
fotografía y el arte japonés.
Contexto y significado
Periodo creativo: Esta obra
pertenece a la etapa tardía de Degas, cuando ya había alcanzado la maestría en
la representación de la danza y experimentaba con formatos y técnicas que
anticipaban el arte del siglo XX.
Legado: Bailarinas en azul es
considerada una obra maestra del impresionismo, aclamada por su capacidad para
capturar la elegancia, el movimiento y la atmósfera única del mundo del ballet.
Su influencia se extiende más allá de la pintura, inspirando a generaciones de
artistas en la exploración del cuerpo humano en movimiento y en la
representación de la vida cotidiana con profundidad psicológica.
Diferencias con otras versiones:
Existe cierta confusión entre Bailarinas en azul y otras obras similares de Degas, como Bailarinas de azul (pastel) y Tres bailarinas en azul.
Cada una varía en número de figuras, técnica (óleo o pastel) y composición, pero todas comparten la fascinación del artista por el ballet y su innovadora aproximación visual.
Bailarinas en azul (1890, óleo) se distingue por su tratamiento
del color, la luz y la espontaneidad de la escena.
Bailarinas en azul de Degas es una celebración del ballet a través de la pintura impresionista, destacando la elegancia, el movimiento y la intimidad de las bailarinas. La obra es testimonio del genio técnico y compositivo de Degas, así como de su capacidad para transformar lo cotidiano en arte universal, consolidando su lugar como uno de los grandes renovadores de la pintura moderna.
La pequeña bailarina de catorce años (escultura, 1881):
Una obra revolucionaria en su momento, por su realismo y materiales.
Técnica original: Cera
coloreada con elementos reales (tutú de tela, lazo de raso, cabello humano)
Altura: 98 cm
Ubicación actual: Fundiciones
en bronce en varios museos (Museo de Orsay, Metropolitan Museum, etc.)
Primera exhibición: Sexta
exposición impresionista (París, 1881)
Modelo: Marie van Goethem,
bailarina aprendiz de la Ópera de París
1. Técnica y materiales: una
escultura revolucionaria
Degas creó esta escultura en
cera policromada, un medio inusual en el siglo XIX para obras de exposición
pública. A diferencia del mármol o el bronce —considerados materiales nobles—
Degas eligió la cera, más asociada a modelos de estudio o a figuras de museo
anatómico. Esta decisión fue revolucionaria y provocadora.
Lo más impactante en su
momento fue la inclusión de materiales reales:
Tutú de tul auténtico.
Zapatillas y lazo de raso.
Cabello humano peinado en
trenza.
Base de madera vitrificada.
Esto rompía radicalmente con
la tradición escultórica académica y anticipaba enfoques modernos y
conceptuales del arte del siglo XX, como el uso de objetos reales o el
assemblage.
Este tratamiento híbrido entre arte y realidad
fue interpretado por muchos críticos como inquietante o incluso grotesco.
2. Representación del cuerpo y
el movimiento
Degas representa a la
bailarina en una pose de reposo, no de actuación: con los pies en cuarta
posición, los brazos atrás, la espalda ligeramente arqueada, la barbilla
levantada y el rostro en actitud seria o desafiante.
Rasgos destacados:
Proporciones elongadas y poco
idealizadas, lo que fue visto por los críticos como “antiestético”.
Fuerza en la postura corporal:
transmite tanto disciplina como fragilidad, características centrales del mundo
del ballet infantil en el siglo XIX.
Lejos de la sensualidad que a
menudo se asociaba con el cuerpo femenino en el arte, Degas opta por una
representación casi documental, incómodamente realista.
3. Color y tratamiento superficial
La policromía de la cera
permitía un acabado casi pictórico, con tonalidades de piel y matices
realistas. El contraste entre la textura opaca de la cera y la tela del tutú
refuerza la tensión entre materia artística y materia viva.
Aunque hoy conocemos esta obra
mayormente en bronce (fundido después de la muerte de Degas), es fundamental
destacar que el impacto original de la obra radicaba precisamente en esa
cualidad de simulacro real: una figura entre la estatua, la muñeca y el ser
humano.
4. Contexto social y lectura crítica
La elección de una niña del
proletariado parisino como modelo también fue polémica. Marie van Goethem era
una joven estudiante del ballet de la Ópera de París, hija de lavandera. Muchas
de estas niñas eran empujadas al mundo del espectáculo con la esperanza de
lograr una mejora social, aunque también se encontraban expuestas a la
explotación y el acoso por parte de abonados y patrocinadores.
Degas no idealiza ni condena,
pero presenta crudamente la tensión social y física que implica ese ambiente.
Su obra ha sido leída tanto como un homenaje a la disciplina del ballet, como
una crítica implícita al sistema social que lo sostenía.
5. Recepción crítica en su época
La escultura fue presentada en
la exposición impresionista de 1881 y provocó reacciones mixtas y
escandalizadas:
“Una mezcla de animal y flor”
— escribió un crítico.
“Un mono en tutú” — comentó
otro de forma despectiva.
Los espectadores no estaban
preparados para una representación tan directa y no idealizada de una niña
artista. En lugar de la gracia idealizada del ballet, Degas mostraba la dureza
de la práctica, la adolescencia como etapa incierta y una estética entre lo feo
y lo inquietante.
6. Influencia y legado
“La pequeña bailarina de
catorce años” anticipa muchas preocupaciones del arte moderno:
Uso de materiales no
tradicionales (como en Duchamp o los objetos encontrados).
Crítica a la idealización
académica del cuerpo.
Hibridación entre arte y
realidad.
Incorporación del espacio
social en la representación del individuo.
Degas no volvería a exponer
esculturas en vida, pero hoy se reconoce que su obra tridimensional fue
precursora del arte contemporáneo.
Conclusión
“La pequeña bailarina de
catorce años” es una obra revolucionaria que desafió las normas escultóricas,
estéticas y morales de su tiempo. Lejos de ser una figura decorativa, Degas
creó una escultura profundamente humana, con una presencia física y psicológica
inédita hasta entonces.
Artísticamente, se trata de
una obra que combina:
Rigor formal (la anatomía y la
pose).
Innovación técnica (uso de
cera y elementos reales).
Profundidad conceptual
(tensión entre infancia, arte, disciplina y mirada social).
Es, sin duda, una de las
piezas más poderosas e influyentes de toda la escultura del siglo XIX.
Después del baño (1895):
Representa el cuerpo femenino en una postura poco idealizada, con un
tratamiento pictórico casi abstracto.
Técnica
y ejecución
Pastel sobre papel: Degas
lo usaba con gran maestría para lograr texturas suaves y un acabado casi
etéreo. Aquí, los colores se funden como si fueran vapor, lo cual evoca la
atmósfera húmeda posterior al baño.
Trazos difuminados: Nada
está completamente delineado; eso da lugar a una imagen viva, que parece surgir
en tiempo real ante nuestros ojos.
Composición
y figura
Postura inclinada: La
mujer desnuda se inclina hacia adelante, ocupando gran parte del plano visual.
Esta posición transmite vulnerabilidad, recogimiento y una rutina sin
artificios.
Figura vestida: Su
inclusión genera un contraste visual y emocional: ¿ayuda o simplemente observa?
Su presencia añade una capa narrativa ambigua que Degas deja abierta a la
interpretación.
Espacio íntimo: El
encuadre cerrado refuerza la sensación de privacidad. Somos testigos
silenciosos de un momento doméstico, casi secreto.
Color
y atmósfera
Tonos terrosos y cálidos:
Naranjas, ocres y marrones envuelven la escena, acentuando la calidez del
ambiente. Son colores que no solo representan el entorno físico, sino también
el confort emocional.
Luz difusa: No
hay una fuente clara, pero la luminosidad surge del propio color, dándole a la
escena una cualidad suave y envolvente.
Temática
y sensibilidad
Degas se aleja de cualquier
visión idealizada del cuerpo femenino. En lugar de erotismo, hay una poesía de
lo cotidiano, una reverencia al momento sin artificios.
El gesto y la postura
comunican una verdad emocional y física: cansancio, rutina, naturalidad.
Este cuadro no busca
impresionar; busca observar y comprender. Degas convierte un gesto ordinario
—el acto de secarse después del baño— en una escena de contemplación profunda.
Es como si la belleza residiera, precisamente, en lo no teatral.
8. Legado y repercusión
Degas dejó una huella
indeleble en el arte moderno. Fue precursor de muchas técnicas que influirían
en artistas posteriores, especialmente en la representación del cuerpo humano
en movimiento.
Su exploración del pastel, el
monotipo y la escultura influyeron en los movimientos del siglo XX como el
expresionismo y el modernismo.
También anticipó elementos del
arte fotográfico y cinematográfico por su enfoque compositivo.
9. Conclusión
Edgar Degas fue un artista
profundamente analítico, obsesionado con el cuerpo humano y el movimiento. Su
obra trasciende las categorías tradicionales: ni puramente clásico ni
completamente impresionista, su estilo es una síntesis personal entre tradición
y modernidad.
Degas renovó la pintura de
género al enfocarse en sujetos modernos desde una mirada intimista y crítica.
Su legado perdura por su
capacidad de capturar lo efímero con maestría técnica y profundidad psicológica.
FUENTES
Reff, Theodore. Degas: The Artist's Mind. Harvard University Press, 1976.
Armstrong, Carol. Odd Man Out: Readings of the Work and Reputation of Edgar Degas. University of Chicago Press, 1991.
Kendall, Richard, ed. Degas: Beyond Impressionism. National Gallery, London, 1996.
Museo de Orsay, París. Exposiciones y catálogos
Metropolitan Museum of Art, Nueva York. Recursos digitales sobre Degas
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