Un poeta sencillo, claro y
profundo
El abuelo de Antonio Machado fue
Antonio Machado Núñez (1815-1896), un destacado médico, zoólogo, antropólogo y
profesor universitario.
Fue catedrático de Ciencias
Naturales en varias universidades españolas, incluyendo la Universidad de
Santiago y la Universidad de Sevilla, donde también llegó a ser rector.
Fue uno de los primeros científicos en España
en introducir el darwinismo y participó activamente en estudios prehistóricos.
En lo político, era liberal
progresista y tuvo un papel relevante en la vida política de su tiempo.
En 1883 fue nombrado profesor en
la Universidad Central de Madrid, lo que provocó que la familia se trasladara a
esa ciudad. También fue masón y tuvo posiciones liberales incluso protestando
contra la imposición de juramentos legales para catedráticos, lo que le costó
la expulsión de su cátedra en Madrid en un momento dado.
Su esposa, Cipriana Álvarez
Durán, era amante de la pintura y dejó un retrato de Antonio Machado cuando
tenía cuatro años
Los padres de Antonio Machado
fueron Antonio Machado Álvarez y Ana Ruiz Hernández.
Su padre, conocido por el
seudónimo Demófilo, nació en Santiago de Compostela en 1846 y fue un destacado
abogado, periodista, antropólogo y folclorista, reconocido internacionalmente
por sus investigaciones sobre el folclore andaluz y español.
Publicó recopilaciones de
literatura popular y colaboró con la prensa republicana y diversas
instituciones culturales.
La familia de Antonio Machado se
caracterizaba por un ambiente liberal, progresista y de gran tradición
intelectual.
La madre, Ana Ruiz Hernández,
provenía de una familia trabajadora de Sevilla: su familia materna tenía una
confitería en el barrio de Triana.
Ana fue una figura discreta pero fundamental
en la unidad y el desarrollo de sus hijos.
Antonio fue el segundo de ocho
hermanos.
En el año 1874 nace su hermano
Manuel.
En el año 1875 La familia
Machado-Ruiz se traslada a una vivienda de alquiler en el palacio de las
Dueñas, propiedad de los duques de Alba; allí nace Antonio Machado, el 26 de
julio.
En el año 1877 nace su hermano
Rafael, que fallece pocos días después.
En el año 1878 nace su hermana
Ana, que fallecerá ese mismo año.
En el año 1879 nace su hermano
José.
Cuando Machado tenía ocho años,
la familia se trasladó de Sevilla a Madrid por motivos laborales y educativos,
lo que también marcó el acceso de los hijos a la Institución Libre de Enseñanza

Casa de Antonio Machado en Baeza.
En el año 1881 nace su hermano
Joaquín.
Antonio Machado hizo sus estudios
primarios en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) cuando su familia se
trasladó a Madrid en 1883.
Antonio y Manuel
Machado en 1880. Fotografía: Emilio Beauchy Cano, Archivo familia Machado
(Fuente: Imagen cortesía de Beauchy Photo: Fotoperiodismo del siglo XIX-XX).
Ingresó en esta escuela a los
ocho años y fue allí donde recibió la educación inicial, influenciado por
maestros destacados como Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío,
entre otros.
Antonio Machado realizó sus
estudios secundarios en dos institutos de Madrid después de su educación
primaria en la Institución Libre de Enseñanza.
A los 14 años ingresó en el
Instituto San Isidro y luego concluyó el bachillerato en el Instituto Cardenal
Cisneros.
Durante este periodo estudió por libre el bachillerato, pues la enseñanza en la Institución Libre de Enseñanza abarcaba hasta los 14 años aproximadamente y para continuar con la segunda enseñanza (secundaria) debía ingresar en institutos públicos tradicionales, donde realizó sus estudios secundarios formales.
En el año 1890 nace su hermana Cipriana.
En 1892, la familia de Antonio
Machado atraviesa serias dificultades económicas.
Para contribuir al sostenimiento
familiar, su padre, Antonio Machado Álvarez, acepta un puesto de abogado en
Puerto Rico, a donde se traslada en agosto de ese año.
Sin embargo, pocos meses después
de su llegada, contrae una grave enfermedad, tuberculosis, que rápidamente
deteriora su salud.
Por esta razón, su familia envía
a un tío desde Sevilla para que lo acompañe y lo asista.
Machado Álvarez regresa urgentemente a España,
pero fallece en Sevilla el 4 de febrero de 1893, sin poder reunirse con el
resto de su familia, que había quedado en Madrid y Sevilla.
Esta situación empeoró aún más
las condiciones económicas y afectivas de la familia Machado, marcando
profundamente la juventud de Antonio Machado.
En 1899, Antonio Machado realizó
su primer viaje a París acompañado por su hermano Manuel.
Permanecieron allí de junio a
octubre, cuando Antonio tenía alrededor de 24 años. El motivo principal del
viaje fue trabajar como traductores para la Editorial Garnier, ubicada en la
calle Saints-Péres, un importante sello que estaba elaborando un Diccionario
Hispánico entre otros proyectos literarios. Esta experiencia les permitió ganar
suficiente dinero para vivir modestamente en la capital francesa durante esos
meses.
Durante esa estancia, Antonio
Machado y su hermano se vincularon con diversos escritores y figuras culturales
influyentes del ambiente modernista y literario europeo.
En París, tuvieron oportunidad de
conocer a poetas y escritores como Rubén Darío, máximo exponente del
modernismo; Paul Verlaine, reconocido poeta simbolista; y Oscar Wilde, figura
destacada de la literatura y el teatro ingleses.
También entablaron relaciones con
intelectuales y amigos españoles residentes o visitantes, como el escritor
Enrique Gómez Carrillo o Pío Baroja.
Además, Antonio asistió a algunas
clases de filosofía, entre ellas las de Henri Bergson, quien sería una
influencia intelectual importante para él en adelante.
La vida en París supuso para
Machado una inmersión en un ambiente cultural y literario muy activo, donde
pudo observar y participar en la vida bohemia y artística, elementos que
influyeron notablemente en la formación de su obra posterior.
También escribía la mayor parte de los poemas que más tarde formarían parte de su primer libro, Soledades (1903).
Al finalizar su estancia en París
en octubre de 1899, Antonio Machado regresó a Madrid, donde continuó su carrera
en la literatura y el teatro, y se propuso terminar sus estudios de
bachillerato, que conseguiría en 1900.
En el año 1901 publica sus primeros
poemas en la revista Electra.
En 1903 realiza la publicación de su primer
libro, Soledades.
Claustro de
profesores del Instituto General y Técnico de Soria hacia 1907-1909. Antonio
Machado de pie, en el centro, con bastón, mirando al suelo. Fotografía:
Herederos de Agustín Santodomingo López (Fuente: Imagen cortesía del IES
Antonio Machado de Soria).
Eligió Soria para tomar posesión
de su plaza en abril y llegó a la ciudad a fines de octubre de 1907 para
comenzar sus labores docentes.
La elección de Soria se debió en
parte a su proximidad a Madrid y a su entorno tranquilo, que ofrecía un
ambiente poético y tradicional que luego influiría en su obra.
Al llegar, se alojó en casas de
huéspedes cercanas al Instituto, compartiendo residencia inicialmente con otros
profesores.
Durante su estancia comenzó a
adaptarse a la vida de provincia, dedicando tiempo a sus paseos, clases,
colaboraciones en prensa local y también a la escritura.
Ese mismo año, publicó la edición
definitiva de su libro Soledades, galerías y otros poemas,
obra que había empezado a gestar en años anteriores y que marcó una etapa
crucial en su carrera poética.
Esta versión consolidó y amplió su
primer libro Soledades (1903), incorporando nuevos poemas y mostrando ya la
influencia de su experiencia en París y su evolución literaria.
En el año 1907 Antonio Machado
conoció a su esposa, Leonor Izquierdo, en Soria cuando él era profesor en el
Instituto General y Técnico de esa ciudad y ella tenía aproximadamente 13 años.
Leonor era hija de un sargento de
la Guardia Civil y vivía en la pensión donde se alojaba Machado. Se enamoró
profundamente de ella y, tras asegurarse de que su amor era correspondido, acordó
con la madre de Leonor su compromiso.
Debieron esperar a que Leonor
cumpliera la edad legal para contraer matrimonio, que era 15 años en ese
entonces.
Machado y Leonor
La boda de Machado y Leonor se celebró el 30
de julio de 1909, en la Iglesia de Santa María la Mayor, situada en la Plaza
Mayor de Soria.
En ese momento, Leonor tenía recién cumplidos 15 años y Machado 34. El enlace fue controvertido por la gran diferencia de edad y las críticas sociales que recibieron; Machado describió ese día como un “verdadero suplicio” debido a las muestras de intolerancia que tuvieron que soportar, incluso fueron increpados a la salida de la iglesia por un grupo de jóvenes.
Tras la boda, el matrimonio
realizó una luna de miel por varias ciudades españolas, como Zaragoza,
Pamplona, San Sebastián y Madrid, para luego regresar a Soria en septiembre del
mismo año.
Su matrimonio fue descrito por testigos como un modelo de entendimiento y felicidad, y Leonor se apasionó por el trabajo y la poesía de Antonio Machado.
En 1911, Antonio Machado viajó
nuevamente a París acompañado de su esposa Leonor Izquierdo, quien tenía
entonces unos 17 años.
Este viaje fue posible gracias a
una beca otorgada a Machado por la Junta para la Ampliación de Estudios, que le
permitió ampliar sus estudios en Filología Francesa y asistir a cursos en el
Collège de France, especialmente los impartidos por el filósofo Henri Bergson,
uno de sus referentes intelectuales.
La pareja llegó a París a
principios de enero de 1911 y se instalaron en un alojamiento en la calle
Perronet, en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, un lugar que les permitió
estar cerca del ambiente cultural y artístico de la ciudad.
Durante sus primeros días recorrieron y disfrutaron la ciudad, visitando paseos, museos y librerías, viviendo momentos felices juntos.
Sin embargo, en ese mismo año,
Leonor enfermó gravemente de tuberculosis.
En julio de 1911, sufrió su
primera hemoptisis (sangrado pulmonar) y fue hospitalizada durante unas semanas
en el sanatorio Maison Municipal de Santé. Los médicos le recomendaron reposo
absoluto y aire puro, por lo que, pese a su deseo de quedarse, la pareja
decidió regresar a Soria en septiembre de 1911 para que Leonor pudiera
recuperarse en un entorno más adecuado para su delicada salud.
De vuelta en Soria, alquilaron
una casa cerca de la ermita de Nuestra Señora del Mirón, donde Machado cuidaba
de Leonor con dedicación.
Ella disfrutaba de paseos cortos hasta el
mirador cercano, y cuando ya no pudo caminar, Machado le construyó un cochecito
para llevarla, leerle y acompañarla, incluso al restoar en la iglesia local.
Aunque hubo un breve periodo de mejoría en la primavera siguiente, la
tuberculosis terminó por vencerla y Leonor murió el 1 de agosto de 1912.
Esta pérdida marcó profundamente a Machado y su obra poética posterior.
En 1912 publica Campos de
Castilla, obra fundamental de la literatura española.
Tras la muerte de Leonor en 1912,
Antonio Machado solicitó traslado de su plaza docente en el Instituto de Soria
y aceptó una cátedra de lengua francesa en el Instituto General y Técnico de
Baeza (Jaén), tomando posesión de ella el 1 de noviembre de 1912.
Este cambio se debió
principalmente a que no hubo una plaza disponible en Madrid, su destino
deseado, y a su necesidad de rehacer su vida tras la dolorosa pérdida.
En Baeza, Machado encontró un
ambiente tranquilo y propicio para su creación literaria y para sobrellevar su
duelo.
El 23 de noviembre de 1913 tiene
lugar la «fiesta de Aranjuez» organizada por Ortega y Juan Ramón Jiménez en
honor de Azorín: Machado se adhiere al homenaje con el poema «Desde mi rincón».
Durante su estancia en Baeza, que
duró hasta 1919, Machado retomó intensamente su actividad literaria. Allí
escribió algunos de sus poemas más importantes, muchos inspirados por la
pérdida de Leonor y también por la realidad social y política española del
momento.
Su obra de esa etapa refleja el
duelo, la melancolía y una mirada crítica sobre la España rural y tradicional,
llegando a ser una de las etapas literarias más prolíficas de su carrera.
También mantuvo correspondencia con figuras como Miguel de Unamuno y colaboró en publicaciones. Se dice que en Baeza Machado fue un profesor benevolente, que fomentaba la participación y buscaba inspirar a sus alumnos con ideas nuevas
En el año 1914 estalla la Guerra
Mundial, pero su vida transcurre monótona en Baeza, entre clases y
colaboraciones en revistas.
Antonio Machado realizó sus estudios universitarios de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid como alumno libre entre 1915 y 1918.
Inauguración del
curso académico 1916-1917 en el Instituto General y Técnico de Baeza. Antonio
Machado en la fila posterior, primero junto a la puerta cerrada. Fotografía:
Francisco Baras, Colección del Instituto Santísima Trinidad de Baeza (Fuente:
«Antonio Machado y Baeza (1912-2012). Cien años de un encuentro», Madrid,
Sociedad Estatal de Acción Cultural, 2012, p. 211).
Esta decisión la tomó en una etapa en la que ya trabajaba como profesor en el Instituto de Baeza (Jaén), aprovechando la modalidad de alumno libre para combinar su labor docente con la formación académica.
Durante ese periodo se examinó periódicamente en Madrid y en 1918 obtuvo el título de licenciado.
Además, poco antes de su traslado al Instituto de Segovia en 1919, Machado se examinó para obtener el doctorado en Filosofía y Letras, logrando también buenos resultados académicos, incluyendo sobresaliente en Metafísica, con José Ortega y Gasset como uno de sus examinadores.
Esta formación universitaria complejó y enriqueció su perfil
intelectual y docente, facilitándole el traslado al Instituto de Segovia, que
fue concedido en 1919 tras solicitarlo para estar más cerca de Madrid y de los
círculos literarios.
En 1919, Antonio Machado se
trasladó a Segovia para ocupar la Cátedra de Francés en el Instituto General y
Técnico de la ciudad.
Llegó el 25 o 26 de noviembre y
se instaló en una modesta pensión regentada por Luisa Torrego, donde pagaba
alrededor de 3,50 a 5 pesetas diarias por alojamiento.
Este traslado le permitió estar
mucho más cerca de Madrid, facilitando su participación en los círculos
literarios y culturales de la capital, a la que visitaba con frecuencia, casi
semanalmente, perdiendo incluso el tren de regreso a Segovia por su dedicación
a la vida cultural madrileña.
En Segovia, Machado encontró un
ambiente más acorde a sus intereses culturales y pronto se relacionó con
intelectuales locales, con quienes fundó la Universidad Popular Segoviana, una
iniciativa pionera dedicada a la educación gratuita y la cultura accesible para
la clase obrera.
Impartió clases y cursos
gratuitos, además de continuar su actividad literaria y pública, ejerciendo
también como vicedirector del Instituto durante varios años.
En el año 1924 publica Nuevas canciones.
En 1927 ingresa en la Real
Academia Española.
En 1928, Antonio Machado publicó
una edición importante de sus Poesías completas, que fue la segunda edición
bajo ese título.
Esta compilación reunió una
amplia selección de su obra poética escrita entre 1899 y 1925, incluyendo
poemas de sus primeros libros y nuevas obras que reflejaban su evolución
literaria.
Esta edición fue publicada por
Espasa-Calpe en Madrid y sirvió para consolidar su prestigio como uno de los
poetas españoles más destacados de la generación del 98.
En ese mismo año, Machado comenzó
una relación epistolar y sentimental con Pilar de Valderrama, conocida en su
poesía bajo el seudónimo de "Guiomar". Pilar de Valderrama fue una
poetisa y escritora que mantuvo una correspondencia intensa y discreta con
Machado durante varios años.
Esta relación, aunque marcada por
la distancia y la discreción, influyó en la producción poética de Machado en
sus últimos años, especialmente en los poemas de amor y melancolía que reflejan
una pasión madura y contenida. "Guiomar" aparece como un personaje
recurrente en sus poemas, simbolizando ideales de amor, inspiración y evocación
emocional profunda.
Esta etapa de su vida representa
un momento clave tanto en el aspecto literario —con la publicación y difusión
de su obra poética— como en el personal, con la nueva esfera sentimental que
abrió esta relación con Pilar de Valderrama, que aportó un renovado matiz a su
poesía.
Esta designación se produjo el 24
de marzo de 1927 tras una votación en la que Machado resultó elegido, venciendo
incluso al político Niceto Alcalá-Zamora, quien también aspiraba al puesto pero
fue bloqueado políticamente por la dictadura de Primo de Rivera, que favoreció
un escritor en lugar de un político para esa silla.
Machado tardó varios años en
preparar su discurso de ingreso, un texto que tituló ¿Qué es la poesía? y que
reflejaba su pensamiento sobre la poesía y la evolución de la lírica,
analizando críticamente la transición desde la poesía intimista del siglo XIX
hacia lo que él consideraba una poesía más renovadora y comprometida.
Sin embargo, nunca llegó a
pronunciar este discurso ante la Academia ni a tomar posesión formal del
sillón. Se especula que esto se debió a varias razones: por un lado, su propia
reticencia y modestia, expresada en cartas donde manifestaba sus reparos para
asumir ese honor; y por otro, el contexto político y social convulso de la
época, que incluyó la dictadura de Primo de Rivera, el advenimiento de la
Segunda República y finalmente el estallido de la Guerra Civil Española.
El discurso que Machado escribió
comenzó a elaborarlo más de cuatro años después de haber sido electo, entre
1927 y 1931, pero quedó inacabado y sin pronunciar.
Recién muchas décadas después, en
1949, fue publicado póstumamente en la Revista Hispánica Moderna de Nueva York.
En tiempos recientes, la Real Academia Española ha homenajeado simbólicamente a
Machado con lecturas públicas de ese discurso y recitales poéticos, destacando
así la importancia de su figura y su legado literario
Los hermanos Machado,
rodeados por los intérpretes de «La Lola se va a los puertos», tras la función
de gala celebrada en el Teatro Fontalba de Madrid en 1929. Manuel y Antonio
Machado sentados junto a Lola Membrives. Ricardo Puga, de pie en el centro.
Fotografía: Cortés. Publicada en Gil Vicente, «Sobre el escenario y entre
bastidores...: De domingo a domingo», «Crónica», 3 (1 de diciembre de 1929), s.
p. (Fuente: Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España).
En Lola, el personaje central, proyecta Antonio rasgos de una mujer sublimada, a la que denomina Guiomar en unas canciones que publica en Revista de Occidente, y a la que solo después pudo identificarse con Pilar de Valderram.
El 14 de abril de 1931 es una fecha de gran relevancia en la historia de España, pues ese día se proclamó la Segunda República tras los resultados de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril.
Estas elecciones dieron la victoria a los candidatos republicanos en la mayoría de las ciudades, provocando el exilio de Alfonso XIII y la instauración pacífica de un nuevo régimen.
En Segovia, la proclamación de la Segunda República fue vivida con un entusiasmo especial.
La ciudad contaba con un ambiente intelectual y social favorable a las ideas republicanas, y ya en febrero de ese año figuras como Antonio Machado, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala habían participado en un acto público en favor de la República.
El 14 de abril, tras una manifestación popular desde la Casa del Pueblo hacia la Plaza Mayor, Antonio Machado, quien fue profesor en la ciudad desde 1919, junto a su amigo el historiador Antonio Ballesteros, tuvo el honor de izar la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento de Segovia.
El acto estuvo cargado de emoción y simbolismo: al izar la bandera, se cantó La Marsellesa y el Himno de Riego, mientras una multitud celebraba la llegada de la primavera y un nuevo régimen políticamente esperanzador para muchos españoles.
El propio Machado, años después, dejó constancia del acontecimiento: "Mi amigo Antonio Ballesteros y yo izamos en el Ayuntamiento la bandera tricolor.
Se cantó La Marsellesa; sonaron los compases del Himno de Riego".
Este acto no solo selló el
compromiso personal e intelectual de Machado con la República, sino que se
convirtió en un símbolo del protagonismo de los intelectuales y del pueblo en
el cambio de régimen, y uno de los episodios más recordados de la historia
republicana de Segovia
En el año 1932 Machado obtiene
la cátedra de francés en el Instituto Calderón de la Barca en Madrid, donde
comienza a residir junto a su familia.
En 1936 publica Juan de
Mairena; comienza la Guerra Civil Española.
En 1936, tras el estallido de la Guerra Civil Española el 18 de julio, Antonio Machado permaneció en Madrid, ciudad que pronto se convirtió en uno de los principales escenarios del conflicto.
La situación en la capital se fue complicando a medida que avanzaba el año, especialmente por los bombardeos y el asedio franquista, lo que hizo que las autoridades republicanas decidieran evacuar a intelectuales y ciudadanos vulnerables por razones de seguridad.
Machado, ya de edad avanzada (61 años en ese momento) y con una salud delicada, fue evacuado a Valencia a finales de ese mismo año junto a su madre y otros familiares.
En Valencia, que se convirtió en capital provisional de la República tras la caída de Madrid en noviembre de 1936, Machado se implicó activamente en la vida cultural y propagandística del régimen republicano.
Se integró en la Alianza de Intelectuales Antifascistas y
colaboró en diversas publicaciones como la revista "Hora de España",
además de participar en campañas literarias y en recitales de poesía destinados
a mantener el ánimo y la moral de la población civil y de los combatientes
republicanos.
Durante este periodo, Machado intensificó su trabajo literario con un marcado compromiso político y ético, escribiendo artículos, ensayos y poemas que reflejaban el drama nacional y la esperanza en la victoria republicana.
Entre sus colaboraciones más destacadas se encuentra su participación en la campaña de "El Mono Azul", un periódico de combate literario dirigido a los soldados y milicianos.
Así, el poeta no solo continuó su labor creativa, sino que puso su palabra al servicio de la causa republicana, convirtiéndose en un referente moral e intelectual de los defensores de la legalidad democrática y la libertad frente al avance franquista.
En 1938, Antonio Machado se instaló en Barcelona, que en ese momento era uno de los últimos bastiones de la República durante la Guerra Civil Española.
Debido al temor a los bombardeos y al avance del ejército franquista, Machado y su familia se trasladaron a esta ciudad en la primavera de ese año, después de haber estado en Valencia.
En
Barcelona, Machado vivió de manera discreta, primero en el Hotel Majestic y
luego en la torre Castañer, ubicada en el barrio de Sant Gervasi, un inmueble
requisado para el Socorro Rojo.
Durante los aproximadamente nueve meses que estuvo en Barcelona, pese a su delicado estado de salud, Machado colaboró activamente con el diario La Vanguardia, para el cual escribió 29 artículos, la mayoría integrados en la serie titulada “Desde el mirador de la guerra”.
En estos textos, criticó la actitud de las potencias europeas frente a la Guerra Civil Española y ofreció una visión comprometida con la causa republicana.
Además, participó en discursos y mensajes radiofónicos destinados a mantener la moral y la resistencia frente al fascismo.
La medianoche del 22 de enero de 1939, al intensificarse la caída de Barcelona ante las fuerzas franquistas, Antonio Machado emprendió el camino del exilio cruzando los Pirineos hacia Collioure, Francia, acompañado de su madre.
Este exilio marcaría el fin de su vida, ya que falleció poco después, el 22 de febrero de 1939, en Collioure.
Barcelona fue así la última ciudad donde residió antes de su muerte, y su
estancia allí es recordada por su firme compromiso intelectual y moral con la
República española
Machado llegó a Collioure el 28 de enero de 1939 muy debilitado y prácticamente sin recursos, acompañado por su madre Ana Ruiz, su hermano José, la esposa de éste y una asistenta.
Antonio Machado falleció el 22 de febrero de 1939 en Collioure, Francia, tras haber sido exiliado debido al avance del franquismo en España.
Tenía 63 años y murió en la habitación del modesto Hotel Bougnol-Quintana, a las tres y media de la tarde, día que coincidió con el Miércoles de Ceniza.
La causa oficial de su muerte fue neumonía, aunque algunos testimonios señalan que también murió "de pena" y por un deterioro físico y moral producido por el golpe que supuso el exilio y la pérdida de su patria.
Su madre, que también estaba enferma y sumida en un estado semiinconsciente, falleció apenas tres días después de Antonio, el 25 de febrero, justo el día de su 85 cumpleaños. La cercanía de sus muertes ha sido interpretada como la realiación de una promesa que Ana Ruiz había hecho de vivir tanto como su hijo.
Ambos fueron enterrados en el pequeño cementerio de Collioure, en un nicho cedido por una vecina, donde descansan desde entonces.
El último tramo de la vida de Machado en Collioure refleja el dolor del exilio republicano: la pobreza, la enfermedad y la tristeza de un poeta que no pudo rehacer su vida tras la guerra civil española y su caída en manos del franquismo
LEGADO
Retrato
de Antonio Machado por su hermano José, 1938
El legado de Antonio Machado
sigue siendo profundamente influyente y vigente en la literatura española y la
cultura hispanoparlante. Machado, exponente de la Generación del 98, es
recordado como uno de los más grandes poetas españoles, cuya obra poética refleja
una profunda reflexión sobre la existencia humana, la identidad de España, el
tiempo, la memoria y la justicia social.
Su poesía, que va desde el
modernismo inicial hasta un estilo más sobrio y comprometido, ha trascendido su
época, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia intelectual contra la
opresión, especialmente tras su exilio debido a la Guerra Civil española. Su
verso "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar" es un
proverbio popular que sintetiza su filosofía vital y literaria.
Además, su legado perdura en
la educación, siendo una figura central en los currículos escolares y
universitarios españoles, donde su obra es estudiada y valorada por su
profundidad literaria y su compromiso social. La influencia de su poesía
también se extiende a la música, el teatro y otras manifestaciones culturales,
manteniendo vivo su espíritu humanista y crítico.
Finalmente, su memoria sigue
siendo un símbolo de la memoria democrática y cultural, con su tumba en
Colliure como lugar de peregrinación, y su figura siendo reconocida
mundialmente, incluso por la UNESCO, como poeta universal cuya obra sigue
inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores en el mundo hispano


"La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista de que ésta es meramente forma y la suma de las artes. No importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal. El verbo es lo más importante, porque expresa el tiempo, la temporalidad que él considera esencial. Pero no desdeña algunos de los ropajes modernistas, aunque sin abusar de los mismos, usa una compleja red de símbolos personales (el viajero, el camino, la fuente, la luz, la tarde, las abejas, las moscas, las galerías, el agua que fluye, la noria...) y aporta una nueva estrofa, la silva arromanzada, compuesta por versos imparisílabos de arte mayor y menor, incluidos alejandrinos de 7 + 7, con rima asonante en los pares.
"La poesía, "una honda palpitación del espíritu", es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es "el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo". La poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. El poeta pretende eternizar ese tiempo objetivo para que permanezca vivo el tiempo psíquico del poeta, para que sea universal."
"Rechaza el Creacionismo porque cultiva la imagen como algo en sí mismo. También le da mucha importancia al sentimiento que ha de impregnar la imagen. Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del intelecto, no valen nada. También rechaza la poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón."
Fuente- Wikipedia
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
mas recibí la flecha que me asignò Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñò el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansiòn que habitò,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
(Antonio Machado 1906)

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