Gustav Klimt: El simbolismo
dorado del alma humana
Retrato de Gustav Klimt -Fecha 1914
Fuente -http://www.ceskatelevize.cz/program/porady/146378/foto09/klimt.jpg - Autor Josef Anton Trčka
EL ARTISTA Y SU PENSAMIENTO
Klint escribió: "estoy
convencido de que no soy una persona especialmente interesante. No hay nada
especial en mí. Soy pintor, alguien que pinta todos los días de la mañana a la
noche. Figuras, paisajes; de vez en cuando, retratos. Las palabras, habladas o
escritas, no me salen con facilidad, especialmente cuando tengo que decir algo
sobre mí mismo o sobre mi trabajo. (...) Si alguien quiere descubrir algo en mí
(...) puede contemplar atentamente mis pinturas y tratar de descubrir a través
de ellas lo que soy y lo que quiero".
1. Introducción
Gustav Klimt (1862-1918) fue
uno de los pintores más influyentes del simbolismo europeo y una de las figuras
centrales del movimiento modernista en Austria. Reconocido por su inconfundible
estilo decorativo y sensual, su obra combina la tradición académica con una
estética radicalmente moderna, en la que se entrelazan el erotismo, el
misticismo, la psicología y la belleza ornamental.
2.
Contexto histórico y cultural
Kunstgewerbeschule, Escuela de Artes y Oficios de Viena (hoy día el Österreichisches Museum für Angewandte Kunst)
Klimt desarrolló su carrera en
el contexto del Imperio Austrohúngaro de fines del siglo XIX y principios del
XX, en una Viena que era un hervidero de cambios culturales, filosóficos y
científicos. Era la época de Freud, de la crítica al racionalismo, del auge del
simbolismo y del inicio de una nueva estética modernista que buscaba romper con
las convenciones academicistas.
La Secesión Vienesa,
movimiento artístico fundado en 1897 por Klimt y otros artistas, fue la
manifestación más clara de esta ruptura. En este ambiente de efervescencia
cultural, el arte de Klimt se convirtió en un símbolo de la transformación de
los valores estéticos de su tiempo.
3.
Biografía de Gustav Klimt
En el centro Ferdinand Laufberger, Gustav Klimt y Ernst Klimt
Gustav Klimt nació en
Baumgarten, un suburbio de Viena, el 14 de julio de 1862. Su padre, grabador de
metales, influyó en su temprana inclinación hacia las artes decorativas.
Estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Viena, donde fue educado en una
tradición académica, que dominaría técnicamente a la perfección, aunque más
tarde la subvertiría con sus innovaciones estilísticas.
Klimt comenzó su carrera con
trabajos decorativos en edificios públicos, pero el giro decisivo en su estilo
se dio a fines del siglo XIX, cuando abandonó el academicismo para abrazar una
visión artística más personal y simbólica. Su participación en la Secesión
Vienesa y sus obras polémicas, muchas de ellas centradas en la figura femenina,
marcaron su consagración y también la controversia.
Murió en 1918 debido a un
derrame cerebral, dejando una obra inacabada y un legado que influiría en
generaciones de artistas.
4.
Características del estilo de Klimt
El estilo de Gustav Klimt se
caracteriza por:
Decorativismo y ornamentación:
Uso profuso del dorado,
arabescos, mosaicos y patrones geométricos. Influencia del arte bizantino,
japonés y egipcio.
Simbolismo:
Empleo de figuras alegóricas y
mitológicas para representar deseos, miedos y pulsiones humanas.
Erotismo y feminidad:
La mujer aparece como figura
central, representada en una amplia gama de estados: sensual, misteriosa,
maternidad, decadencia.
Fondo plano y
bidimensionalidad:
Abandono de la perspectiva tradicional,
fusionando figura y fondo en composiciones planas y ricamente texturizadas.
Psicologismo:
Influencias del psicoanálisis
freudiano, especialmente en su enfoque en lo inconsciente, el deseo y la
represión.
5.
Análisis de sus principales obras
5.1 El beso (1907-1908)
Quizás la obra más icónica de Klimt, El beso representa a una pareja abrazada y envuelta en un halo de oro y patrones geométricos.
La fusión de los cuerpos con el fondo resalta la unidad
simbólica del amor y el deseo. El uso del pan de oro recuerda los mosaicos
bizantinos y confiere un aura sagrada al acto íntimo.
5.2 Retrato de Adele
Bloch-Bauer I (1907)
Conocido como La dama de oro,
este retrato fusiona realismo en el rostro y manos de la modelo con un fondo
ornamental exquisitamente dorado. Es un ejemplo perfecto de la etapa dorada de
Klimt y refleja el lujo y sofisticación de la élite vienesa, pero también la
obsesión del artista por lo eterno y lo sagrado en la figura femenina.
5.3 Danae (1907-1908)
Inspirada en la mitología griega, muestra a la princesa Danae fecundada por Zeus en forma de lluvia dorada.
La figura femenina aparece encerrada en sí misma, representando una imagen erótica y mística a la vez.
Es una obra que condensa el simbolismo y el
erotismo característicos de Klimt.
5.4 El friso de Beethoven
(1902)
Diseñado para la 14ª
exposición de la Secesión Vienesa, es un mural monumental que representa la
lucha del alma humana por alcanzar la felicidad. Inspirado en la Novena
Sinfonía de Beethoven, incluye figuras alegóricas del sufrimiento, la lujuria y
el arte como redención. Es una obra clave del simbolismo vienés.
5.5 El Retrato de Emilie Flöge
(1902)
El Retrato de Emilie Flöge
(1902) de Gustav Klimt es una obra emblemática del llamado "periodo
áureo" del artista, donde el uso del oro y el linearismo se combinan con
fuertes elementos del Art Nouveau. En este retrato, Emilie aparece de pie, en
pose formal y de tres cuartos, con un rostro delicado y una mirada intensa,
vestida con un traje azul adornado con figuras geométricas circulares doradas
que recuerdan tanto a mosaicos como a los diseños de moda de Emilie, quien fue
una reconocida diseñadora y amiga cercana de Klimt.
El vestido que lleva refleja el estilo revolucionario de Emilie Flöge, caracterizado por la ausencia de corsé y formas que caen desde los hombros, buscando comodidad y libertad para la mujer, un concepto innovador para la época. El patrón sinuoso y ovalado del vestido evoca escamas de pez, lo que conecta con la fascinación de Klimt por temas acuáticos que exploró en otras obras como "Serpientes acuáticas".
El fondo del retrato es bidimensional y dividido en tres partes: un motivo floral estilizado alrededor de la cabeza de Emilie, que alude a su pasión por la moda, y dos secciones inferiores en tonos azul oscuro que se degradan hacia un gris marrón, lo que enfatiza la figura femenina y crea un contraste con la riqueza decorativa del vestido.
Aunque la obra es considerada una de las más importantes en la relación artística entre Klimt y Emilie, se sabe que a ella no le agradó del todo esta interpretación, posiblemente por la estilización elongada y la atmósfera casi etérea que el artista imprimió en su figura. Klimt vendió el cuadro a una institución pública años después, lo que indica cierta distancia entre la modelo y esta representación pictórica.
5.6 La Esperanza (1903)
La obra La esperanza es una
pintura al óleo que representa de manera audaz y simbólica a una mujer
embarazada desnuda, un tema poco habitual y tabú en el arte occidental de
principios del siglo XX. La figura central, con una mirada directa y desafiante
hacia el espectador, sostiene sus manos sobre el vientre, mostrando con
naturalidad y sin ocultamientos el avanzado estado de gestación.
El fondo de la obra contrasta fuertemente con la figura luminosa y serena de la mujer, ya que está poblado por figuras tétricas y amenazantes que simbolizan la muerte, la enfermedad, la vejez y la locura, además de la presencia de un esqueleto que representa la Muerte misma, situada justo detrás de la cabeza de la mujer.
Estas figuras
parecen rodearla y acecharla, creando una atmósfera de peligro y fatalidad,
pero la mujer permanece imperturbable, simbolizando la fuerza y la pureza que
la esperanza de una nueva vida le otorga.
Klimt yuxtapone en esta obra la promesa de la vida con las inevitables fuerzas destructoras que la rodean, explorando temas universales como el nacimiento, la muerte y la fragilidad humana.
La pintura fue considerada escandalosa en su época por su
representación sin tapujos del embarazo y la desnudez femenina, desafiando los
códigos de decoro de la Viena de 1903.
El uso ornamental y expresionista de Klimt se manifiesta en la corona de nomeolvides que adorna el cabello rubio de la mujer, así como en la riqueza de detalles que contrastan con la crudeza simbólica del fondo.
La obra refleja la capacidad del artista para combinar naturalismo y simbolismo en un remolino visual que impacta emocionalmente al espectador.
5.7 Arbol de la vida
El industrial belga Adolphe
Stoclet vivía en Viena desde 1904 con su esposa, Suzanne Stevens. Encantado con
la producción de los Talleres de Viena (Wiener Werksttäten), encargó la
decoración de su villa-palacio de Bruselas a Josef Hoffman y Klimt, siendo esta
obra la única muestra de arte total de los Talleres que se conserva.
La construcción del palacio duró ocho años y
costó una considerable fortuna, desconocida porque Stoclet nunca reveló el
coste de su capricho.
Klimt se encargó del diseño de
la decoración del salón comedor, en cuya mesa pueden sentarse hasta 22
personas.
Los mosaicos fueron elaborados
finalmente por miembros de los Talleres de Viena. El friso consta de nueve
tablas en las que encontramos elementos abstractos, estilizados y figurativos.
La inspiración de los diseños debemos buscarla en los mosaicos bizantinos de
Ravena -conocidos en un viaje a la ciudad italiana- y en el arte oriental
budista e hinduista al que los Stoclet eran muy aficionados y grandes
coleccionistas.
El motivo central del friso es el Arbol de la Vida, el árbol de la sabiduría, un símbolo de la Edad de Oro en el que se reúnen todos los temas que tenían verdadera importancia para el artista, desde la mujer hasta el amor, tratándose una vez más de su obsesión por la vida y la muerte -representada en este caso por el ave negra- , uno de sus temas favoritos.
Pero a diferencia de los otros encargos monumentales
realizados por el maestro austriaco, el Friso Stoclet destaca no por el
contenido sino por la decoración, siendo considerado por el propio Klimt como
"la última fase de mi etapa decorativa".
En efecto, líneas sinuosas
dominan la composición, olvidando en algunos momentos la forma para acercarse a
la abstracción. La expectación y La satisfacción también forman parte de este
sensacional friso decorativo.
5.8 Emilie Flöge a los
diecisiete años
Las familias Klimt y Flöge se
conocieron a raíz del matrimonio entre Ernst Klimt y Helene Flöge en 1891,
fruto del cual nació una niña también llamada Helene.
Ernst falleció apenas un año
después de su matrimonio y Gustav quedó como tutor de su pequeña sobrina,
estableciendo una estrecha relación con las hermanas Flöge.
Cuando Gustav y Emile se
conocieron, ella era una atractiva muchacha de 17 años y Gustav era un hombre
con un prometedor futuro como pintor, ya que se estaba labrando una prestigiosa
carrera como decorador de importantes espacios públicos -el Burg Teather, la
escalera del Kunshistorisches Museum de Viena, diferentes teatros del Imperio
Austro Húngaro- como miembro de la Compañía de Artistas, también integrada por
su hermano y su socio Franz Matsch.
En este retrato que
contemplamos, Emile aparece en tres cuartos, casi de perfil, vuelta hacia la
izquierda, dirigiendo su mirada al vacío, con una precisión casi fotográfica,
técnica muy apreciada por el público en aquellos momentos como bien se puede
observar en el retrato de Josef Pembauer.
El adecuado uso del pastel -de
moda gracias a los impresionistas- por parte de Klimt se pone de manifiesto en
el modelado de la nariz, a base de ligeros toques de blanco o en los expresivos
ojos verdes.
El marco dorado tiene una
decoración oriental, la primera vinculación de Klimt con el mundo japonés.
En una colección privada
existe un retrato de Emile en cuerpo entero fechado dos años más tarde, modelo
que Gustav emplearía para la elaboración de uno de los paneles del Burg
Teather.
5.9 Casas en Unterach a
orillas del Lago (1916)
La localidad de Unternach a
orillas del lago Atter será una de las principales fuentes de inspiración para
los paisajes de Klimt.
No olvidemos que pasaba en
esta zona los veranos, en compañía de las hermanas Flöge, escapando del ajetreo
de Viena y descansando de la presión que le suponían los plazos de entrega.
Estas obras veraniegas pueden
considerarse "experimentos", inventos ajenos a la obra figurativa que
se convertirá en la parte principal de su producción.
Para realizar estas vistas de
las casas de Unternach utilizó una barca sobre la que colocó el caballete, para
evitar ser molestado y poder captar rincones diferentes, más pintorescos, de la
misma manera que hacía Monet.
Los edificios se integran así
en la naturaleza, interesándose el pintor vienés por integrar la creación
humana en el paisaje ya que la figura está siempre ausente, al igual que en sus
obras figurativas desaparece cualquier referencia al paisaje.
Las casas apenas presentan
perspectiva, creando el efecto de estar pegadas, recordando a la estampa
japonesa y suponiendo un guiño de Klimt al cubismo. Las líneas de las
edificaciones están muy marcadas, al igual que hacía el grupo de Gauguin en sus
trabajos vinculados al "cloissonismo".
Sin embargo, la pincelada
recuerda al impresionismo al ser rápida y deshecha, acercándose en algunas
zonas al puntillismo.
Con todas estas referencias
estilísticas, Klimt crea un estilo pictórico propio para sus paisajes y se
convierte -en palabras de C.M. Nebehay- "en uno de los más importantes
paisajistas de su época".
La Iglesia en Unternach es
otra de las vistas de esta serie.
6. La Secesión Vienesa y su
impacto
Klimt fue cofundador y primer
presidente de la Secesión Vienesa, un movimiento que se separó del arte
académico para abrirse a la modernidad y a la diversidad estilística. Bajo el
lema "A cada época su arte, y al arte su libertad", la Secesión
promovía exposiciones alternativas, diseño gráfico, arquitectura y una estética
total, lo que hoy se relaciona con el Art Nouveau.
Klimt se convirtió en el
rostro visible de esta revolución estética, siendo también un puente entre el
simbolismo del siglo XIX y las vanguardias del siglo XX.
7.
Temas recurrentes en la obra de Klimt
La mujer como símbolo:
desde la femme fatale hasta la
madre mística, Klimt explora la sensualidad, el misterio y la espiritualidad
femenina.
Erotismo y muerte:
la unión de Eros y Tánatos
aparece en obras como Judith, La muerte y la doncella o Salomé.
Naturaleza y ciclos vitales:
en obras como El árbol de la
vida o Las tres edades de la mujer, trata la evolución biológica y espiritual
del ser humano.
Alegoría del arte y del
conocimiento:
su trabajo mural en la
Universidad de Viena (destruido en la Segunda Guerra Mundial) fue una crítica
simbólica al racionalismo positivista.
8.
Conclusión
Gustav Klimt fue un artista
revolucionario que supo amalgamar lo decorativo con lo simbólico, lo erótico
con lo sagrado, lo moderno con lo ancestral.
Su arte, profundamente vienés
y profundamente humano, sigue provocando admiración y reflexión. A través del
oro, la línea y el cuerpo, Klimt no solo pintó imágenes, sino estados del alma.
FUENTES
Whitford, Frank. Klimt. Thames & Hudson, 1990.
Nebehay, Christian M. Gustav Klimt: From Drawing to Painting. Taschen, 2000.
Weidinger, Alfred. Gustav Klimt. Prestel, 2007.
Vergo, Peter. Art in Vienna: 1898–1918: Klimt, Kokoschka, Schiele and their Contemporaries. Phaidon, 1992.
Catalogue de la Secession Vienesa, 1902.
Documentos y archivos del Belvedere Museum (Viena).
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