2023: El agua es vida, el agua nutre
Cada 16 de octubre desde el año 1979 se conmemora el Día
Mundial de la Alimentación, una celebración promovida por la Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el claro
objetivo de disminuir el hambre en el mundo, propósito que también busca la
Agenda 2030 con su meta de hambre cero.
Cada año, la FAO se centra en
un lema para difundir la campaña del Día Mundial de la Alimentación. Para 2023,
el lema es: "El agua es vida, el agua nutre. No dejar a nadie atrás".
Factores como el crecimiento de la población, la urbanización, el desarrollo económico y el cambio climático están poniendo una presión cada vez mayor sobre los recursos hídricos del planeta.
En las últimas décadas, la cantidad de agua dulce disponible por
persona ha disminuido en un 20%, y la calidad del agua también se está
deteriorando.
Se ha avanzado mucho en construir un mundo mejor, pero hay mucha gente que se ha quedado atrás. Muchas familias no pueden permitirse tener una alimentación sana, ni tienen acceso fácil al agua potable y eso repercute directamente en su salud.
El problema no está tanto en el suministro, ya que se
estima que hoy en día hay alimentos para todos, sino más bien en la
disponibilidad y el acceso.
¿QUÉ PUEDES HACER?
Todos debemos dejar de dar por descontada el
agua y comenzar a mejorar la forma de usarla en nuestra vida diaria. Los
alimentos que comemos y su forma de producción afectan al agua. Podemos marcar
la diferencia eligiendo alimentos locales, de temporada y frescos,
desperdiciándolos menos, incluso reduciendo el desperdicio de alimentos y
encontrando maneras seguras de reutilizarlos mientras evitamos la contaminación
del agua.
Juntos podemos tomar medidas relacionadas con el agua para el futuro de la alimentación, las personas y el planeta.
Necesitamos producir más
alimentos y otros productos agrícolas esenciales con menos agua, mientras
garantizamos que el agua se distribuya equitativamente, que se preserven
nuestros sistemas alimentarios acuáticos y no dejar a nadie atrás.
Los gobiernos deben diseñar políticas basadas en la ciencia y la evidencia que aprovechen los datos, la innovación y la coordinación intersectorial para planificar y gestionar mejor el agua. Deben respaldar estas políticas con una mayor inversión, legislación, tecnologías y fortalecimiento de las capacidades, mientras incentivan a los agricultores y al sector privado a que participen en soluciones integradas para un uso más eficiente del agua y para su conservación.
FUENTES
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