La tragedia y el talento de
Víctor Lima, el gran olvidado
de la poesía uruguaya
Víctor Rolando Lima Santana nació
el 16 de junio de 1921 en Salto, Uruguay.
Fue un poeta errante, sensible
y rebelde, cuya obra abarca tanto la poesía escrita como la canción popular.
Su vida estuvo signada por la
soledad, la pobreza y la incomprensión, pero su legado artístico ha ido
creciendo con el tiempo, consolidándose como una figura clave de la cultura
uruguaya.
Víctor Lima fue hijo de
Francisco Lima Onetti y de Mercedes Rodríguez Santana.
Su padre, Francisco, era
aficionado al canto y la guitarra, y desempeñó diversos oficios públicos.
Víctor
Lima nació en Salto en 1921.
El matrimonio tuvo diez hijos,
de los cuales solo cinco sobrevivieron a la infancia: Raúl, Nilda, Rodolfo,
Renée y Víctor, el menor.
Los otros cinco fallecieron antes de los tres
años.
Su padre Francisco fue
escribiente en la seccional primera de policía, comisario en la localidad de
Valentín y juez de menores en Belén.
Sin embargo, en algún momento
cometió un error grave en su función (del que no se tienen detalles precisos) y
fue condenado a varios años de cárcel en Montevideo, lo que llevó a la disolución
del matrimonio cuando Víctor aún no había comenzado la escuela.
Mercedes Rodríguez Santana, la
madre de Víctor, decidió entonces mudarse con sus hijos más pequeños a la
estancia de su padre, don Estanislao Rodríguez, en la zona rural del río Arapey
Chico, buscando mitigar los dolores de la separación.
Crece en el entorno rural del
departamento de Salto, especialmente en la zona del río Arapey Chico, lo que
marcará profundamente su sensibilidad y su obra.
Esta experiencia en el campo marcó
profundamente la infancia y la sensibilidad poética de Víctor Lima.
Víctor Lima realizó sus
estudios elementales en la ciudad de Salto.
Durante su infancia, mientras vivía en el
campo con su madre y hermanos, no asistió a ningún centro educativo.
Recién en mayo de 1928,
próximo a cumplir siete años, ingresó a la Escuela N° 1 de Salto, cuando la
familia regresó a la ciudad.
Su hermana Renée recordaba que
la directora solía llamar a su madre para comentarle que Víctor era muy
inteligente, pero que no estudiaba y prefería pasar el tiempo haciendo versos.
Víctor Lima
En cuanto a la educación
secundaria, Lima inició sus estudios en el Instituto Politécnico Osimani y
Llerena, también en Salto.
Adolescente introvertido y
solitario, se siente atraído por la lectura y la escritura desde temprana edad.
Sin embargo, pronto tuvo
dificultades para adaptarse a la disciplina y las rutinas académicas, y a los
15 años decidió abandonar el liceo, a pesar de la oposición de su madre.
Esta decisión marcó el inicio de su vida
nómada y su desapego por las formalidades, dedicándose desde entonces
principalmente a la escritura y la poesía.
No completó el liceo.
Sin embargo, vecino de la
familia de Quiroga, pariente cercano de Onetti, amigo de la familia de Marosa
Di Giorgio, empezó a pesarle, en las muy intelectuales tertulias familiares,
servir solo para cebar mate y decidió autoinstruirse.
Se convirtió en un lector
voraz, tanto así que se vio apto para circular por distintas localidades del
país dando conferencias sobre grandes poetas de idioma español (Lorca, Machado,
Miguel Hernández) y desempeñó cargos docentes interinos.
En esos viajes, tenía afición
por reunirse con los niños de las escuelas y enseñarles algunas de sus
canciones, que cantaba a capela. Uno de esos niños fue Braulio López, de
Treinta y Tres, futuro integrante de Los Olimareños.
En su libro de memorias Entre
andanzas y recuerdos describe aquellas instancias como experiencias magnéticas,
que la clase atendía con total compenetración.
A los 16 años, en 1937, Víctor
Lima se trasladó a Montevideo e ingresó al Ejército, impulsado en parte por el
padre del escritor Juan Carlos Onetti, quien era primo de su propio padre.
Sin embargo, la rigidez y
disciplina de la vida militar chocaron con su espíritu rebelde y libertario,
característico de su personalidad y visión de la vida.
Esta incompatibilidad lo llevó
a desertar al poco tiempo de haber ingresado, abandonando la carrera militar
para dedicarse plenamente a su vocación artística y poética
Entre finales de la década de
1930 y principios de la de 1940, tras desertar del Ejército, Víctor Lima se
trasladó a Buenos Aires, donde residió aproximadamente cinco años.
Durante ese período, se dedicó
intensamente a la lectura y a la escritura, entregándose a una vida bohemia que
reflejaba su espíritu inquieto y su búsqueda artística.
En Buenos Aires, aunque
enfrentó dificultades económicas y no logró publicar formalmente sus obras,
mantuvo contacto con círculos culturales y amigos que compartían sus
inquietudes literarias.
Una carta fechada en noviembre de 1946 dirigida a su amiga Camila Lulú Valega revela que Lima trabajaba en proyectos poéticos, como la idea de una "Geografía Poética de Salto", y que, a pesar de las adversidades, mantenía un optimismo creativo.
Sin embargo, también se
percibe en sus palabras cierta nostalgia y sufrimiento por la distancia y la
soledad en la gran ciudad.
Este período porteño fue
fundamental para su formación como poeta y para consolidar su vocación
artística, aunque la precariedad y el aislamiento marcaron su experiencia.
Posteriormente, Lima retornó a
Uruguay, donde continuó su actividad literaria y cultural, integrándose a
asociaciones como la "Horacio Quiroga" en Salto y colaborando con
músicos y artistas populares
En el año1948 publica su
primer libro de poemas, Canto del Salto Oriental, editado por Ediciones Pueblos
Unidos.
En este libro aparecen sus
primeras canciones y poemas emblemáticos como “Aire Salteño”, “La Naranja” y
“Canción del Jangador”.
Tras regresar a Uruguay,
Víctor Lima se integró activamente a la vida cultural de su ciudad natal,
Salto, durante la década de 1950.
Fue miembro destacado de la
Asociación Cultural “Horacio Quiroga”, una entidad dedicada a fomentar y
difundir las diversas expresiones artísticas en la región.
En esta asociación compartió
espacio con importantes escritores locales, entre ellos Enrique Amorim, con
quien mantuvo una relación cercana y participó en reuniones, exposiciones y
conferencias organizadas por el grupo.
La Asociación “Horacio
Quiroga” tuvo un papel fundamental en la promoción de las artes plásticas y
literarias en Salto, contando con la presencia de reconocidos artistas como los
pintores José Cúneo, José Cziffery y Juan Carlos Castagnino, quienes también
entablaron amistad con Lima.
Este entorno cultural
enriqueció su producción poética y le permitió establecer vínculos con otros
creadores.
Durante este período, Lima
también tuvo breves experiencias laborales, como informativista en Radio
Cultural y actor en radioteatros, donde interpretó papeles que reflejaban su
propia personalidad, como el de un hombre dominado por el alcohol en la obra
Los muertos de Florencio Sánchez.
Además, en esos años comenzó a
colaborar con músicos y artistas populares, especialmente en el río Olimar,
donde conoció a Rubén Lena y Los Olimareños, con quienes trabajó hasta sus
últimos días.
Víctor
Lima tuvo una juventud y madurez complicada por los vicios y la vida errante.
Entre 1950 y mediados de la
década, Víctor Lima llevó una vida errante, recorriendo diversas ciudades del
Uruguay como Montevideo, Paysandú, Treinta y Tres y su ciudad natal, Salto.
Esta movilidad formó parte de
su estilo de vida bohemio y su búsqueda constante de inspiración y compañía en
ambientes culturales y populares.
Víctor Lima nunca se casó.
Se conoce que tuvo una única
relación formal, una novia llamada Guiomar, con quien convivió durante un
tiempo en Paysandú a mediados de la década de 1950, pero no hay registros de
que haya contraído matrimonio
En particular, en la ciudad de
Treinta y Tres, Lima estableció un vínculo decisivo con el maestro Rubén Lena y
el dúo Los Olimareños, que en ese momento comenzaban a consolidarse como
referentes del canto popular uruguayo.
Lima participó en charlas y
encuentros culturales, como la que dio sobre poetas españoles Antonio Machado,
Federico García Lorca y Miguel Hernández en el Ateneo local.
Tras esa conferencia, entabló
amistad con Rubén Lena y Los Olimareños, quienes valoraron su obra y
sensibilidad.
Esta relación marcó el inicio
de una fructífera colaboración artística que duraría hasta la muerte de Lima.
Sus letras, cargadas de sensibilidad social y popular, renovaron el cancionero
folclórico uruguayo, aportando una voz auténtica y profunda. Lima componía a
puro oído e intuición, sin formación musical formal, y cantaba a capella con
una voz rasposa, producto de años de vida dura y vicios, pero con gran
expresividad.
Además de Treinta y Tres, en
Paysandú vivió más de un año, donde tuvo su única relación amorosa formal, y en
Montevideo y Salto continuó participando en círculos culturales y colaborando
con músicos y artistas populares.
Su vida errante y su constante
andar fueron un leitmotiv de su obra poética, reflejando el camino como
metáfora de la memoria y la existencia.
En suma, la etapa itinerante
de Víctor Lima entre 1950 y 1960 fue clave para su desarrollo artístico, la
consolidación de sus colaboraciones con figuras emblemáticas del folklore
nacional y la renovación de la canción popular uruguaya.
En 1958, Víctor Lima publicó su segundo libro de poemas titulado Elegía por Elías Savchuk, obra que tuvo escasa repercusión tanto en la crítica literaria como en el público de la época. Este libro, impreso en los talleres gráficos de Tribuna Libre en Treinta y Tres, lleva como subtítulo “Premonición”, ya que fue escrito dos años antes de la trágica muerte del poeta.
La obra está dedicada a Elías Savchuk, un sanducero
que murió aplastado por un árbol y que compartía con Lima ideales de vida y una
sensibilidad similar; ambos formaron parte de la publicación literaria La
Veleta y tuvieron inquietudes comunes.
En Elegía por Elías Savchuk,
Lima presenta una geografía sentimental de la tierra donde nació y vivió su
infancia y adolescencia, pero no desde la nostalgia idealizada, sino desde un
conocimiento profundo y una compenetración con la vida y las personas de ese entorno
rural. Su poesía refleja una sensibilidad social y moral, captando el sentir de
la gente en relación con su paisaje y su realidad, especialmente la de los
sectores populares y rurales. En varios poemas aparecen tensiones internas
entre fuerzas que lo atraen y repelen, expresando su lucha interior y su
inquietud vital.
En la década de 1960, Víctor
Lima compuso numerosas letras para el dúo Los Olimareños, conformado por Pepe
Guerra y Braulio López, que se convirtieron en piezas fundamentales para el
folklore nacional uruguayo.
Su autoría fue clave en la
renovación del cancionero popular, aportando letras que reflejaban el sentir y
la realidad de la gente común, especialmente del ámbito rural y posteriormente
urbano.
Canciones como “Adiós a
Salto”, “La Sanducera”, “Sembrador de Abecedario” y “Candombe Mulato” (esta
última incluida en el LP Nuestra razón de 1969) forman parte del repertorio
emblemático del dúo y de la música popular uruguaya en general.
A pesar de esta influencia
decisiva, la autoría de Lima quedó muchas veces eclipsada por la fama y el
reconocimiento público de los intérpretes, quienes se llevaron la mayor parte
del crédito y la popularidad.
Lima, por su parte, mantuvo un
perfil bajo y no buscó protagonismo personal, lo que contribuyó a que su figura
permaneciera en las sombras durante mucho tiempo.
En lo personal, Víctor Lima
vivió en condiciones precarias durante esos años.
Enfrentó pobreza, soledad y
problemas de salud, agravados por el alcoholismo y el uso de psicofármacos.
Su vida fue difícil y
marginal, a pesar de la trascendencia de su obra. Se sabe que cantaba a capella
con una voz rasposa, producto de su dura existencia, y que su estilo de
composición era intuitivo, sin formación musical formal.
En 1964, Víctor Lima escribió
una carta a un amigo en la que dejó al descubierto su situación económica
desesperada y su desencanto político.
En ese momento, Lima vivía en
la pobreza y la marginalidad, enfrentando dificultades para sostenerse y
mantener su obra.
La carta refleja un profundo
abatimiento por las condiciones materiales en las que se encontraba, así como
un desencanto con el contexto político y social del Uruguay, que comenzaba a
mostrar signos de crisis y autoritarismo.
Este desencanto político se
enmarca en un período complejo de la historia uruguaya, caracterizado por la
crisis económica que comenzó a manifestarse a partir de mediados de los años 50
y que llevó a tensiones sociales crecientes en la década de 1960.
La falta de respuestas efectivas del gobierno
a los reclamos populares y sindicales, junto con un clima de represión y
censura, generaron desilusión en muchos sectores, incluyendo a artistas e
intelectuales como Lima.
La carta de 1964 es un
testimonio íntimo que revela no solo la precariedad material del poeta, sino
también su sensibilidad crítica ante la realidad política y social, lo que se
traduce en una visión desencantada y melancólica de su tiempo.
Esta situación personal y
social influyó en la tonalidad de su obra y en su vida, marcada por la soledad,
el alcoholismo y la enfermedad.
En 1967, Víctor Lima regresó
definitivamente a su ciudad natal, Salto, en un estado de salud deteriorado y
con una situación personal muy precaria.
A su vuelta, lejos de ser
reconocido y apoyado por la sociedad y los círculos culturales, tuvo que vivir
en la indigencia, llegando incluso a dormir en el hospital local debido a la
falta de un hogar estable.
Esta etapa final de su vida
estuvo marcada por el agravamiento de sus problemas de salud, especialmente relacionados
con el alcoholismo y el consumo de psicofármacos, que lo llevaron a un estado
de vulnerabilidad física y mental.
A pesar de su enfermedad y
pobreza, Lima continuó escribiendo, llegando a reunir un cuaderno con alrededor
de 120 poesías inéditas.
Sin embargo, su fragilidad lo
llevó a ser internado en el hospital de Salto en varias ocasiones, aunque solía
escaparse porque no soportaba la quietud y el encierro.
La sociedad salteña, en ese
momento, no le brindó el apoyo que necesitaba, y su figura permaneció en la
marginalidad.
Como recordó Carlos Ardaix,
amigo y testigo de su vida, Lima fue “el poeta que mi gente dejó morir en el
camino”, reflejando la indiferencia y el abandono que sufrió.
Su madre había fallecido
apenas un mes antes, lo que sumó un dolor profundo a su ya difícil existencia.
A pesar de su enfermedad,
sigue escribiendo y llega a reunir 120 poesías inéditas en un cuaderno.
Tenía apenas tenía 48 años.
Obras principales
Canto del Salto Oriental
(1948)
Fue un renovador del
cancionero popular uruguayo, colaborando con Rubén Lena y Los Olimareños.
Víctor Lima poeta errante, sensible y rebelde, cuya obra abarca tanto la poesía escrita como la canción popular.
Su vida estuvo signada por la soledad, la pobreza y la
incomprensión, pero su obra artística ha ido creciendo con el tiempo,
consolidándose como una figura clave de la cultura uruguaya aunque debiera dársele el inmenso valor que tiene con más énfasis.
El 12 de diciembre de 1969 se
publica póstumamente Milongas de Peñaflor, su tercer libro de poemas.
Tras su muerte, su obra
permanece parcialmente desconocida hasta que, en 2009, Leonardo Garet publica
la antología Víctor Lima – Con guitarra y sin guitarra, revelando una
producción mucho más amplia y rica de lo que se creía.
En 2010, se editan sus obras completas, compiladas por su sobrino Roberto Lucero.
Espacios Públicos
Plazoleta
en homenaje a Víctor Lima en su ciudad natal, Salto.
Detalle
del monumento, creado por el artista Juan Martínez (Salto)
Hoy, su nombre es reivindicado
en Salto, donde varios espacios públicos llevan su nombre, y es considerado una
figura fundamental de la lírica y la música popular uruguaya.
Legado
El legado de Víctor Lima en la
música uruguaya es fundamental y renovador, especialmente en el ámbito del
canto popular y el folklore nacional.
Lima fue un creador prolífico de letras y
músicas que, aunque en su tiempo no siempre recibieron el reconocimiento
merecido, se convirtieron en piezas emblemáticas del repertorio folclórico
uruguayo.
Renovación del cancionero
popular
Lima fue uno de los
principales alimentadores del repertorio de Los Olimareños, dúo clave en la
música popular uruguaya.
Compositor de letras y música,
aportó canciones que hacen referencia a paisajes, personajes y hechos
históricos del Uruguay, como “Adiós a Salto”, “Sembrador de abecedario”, “A
orillas del Olimar”, “Las dos querencias” y “Cosas de Artigas”.
Estas canciones han sido grabadas no solo por
Los Olimareños, sino también por artistas nacionales como Fernando Cabrera,
Jorge Lazaroff y Numa Moraes, y por grupos internacionales emblemáticos como
Inti Illimani y Quilapayún de Chile.
Innovación rítmica y
estilística
Aunque la zamba no es un ritmo
tradicional del folklore uruguayo, Lima la adoptó como base para muchas de sus
canciones, integrando así influencias del folclore argentino que predominaba en
la región en ese momento.
Su uso de la zamba, junto con
otros ritmos como la polca, el candombe y la milonga, permitió expresar con
naturalidad el apego a la tierra y la nostalgia por lugares como el río Olimar,
Salto o Paysandú.
Su estilo fue una mezcla
original que aportó una impronta oriental distintiva al panorama musical.
Compromiso social y poético
Las letras de Lima tienen una
fuerte carga poética y social, reflejando la realidad de los sectores populares
y rurales, así como una visión crítica y comprometida con su tiempo.
Fue un creador intuitivo y sensible, que
escribió con fervor sobre los paisajes y las gentes de su tierra, aportando
contenido y profundidad al canto popular.
Reconocimiento tardío y legado
duradero
Aunque en vida su figura
permaneció en un segundo plano y su autoría a menudo fue eclipsada por la fama
de los intérpretes, con el tiempo su obra ha sido revalorada y reivindicada
como parte esencial de la cultura uruguaya. Investigaciones recientes y
homenajes han puesto en evidencia su importancia como uno de los grandes
renovadores del folklore y la canción popular de Uruguay.
FUENTES
https://www.gub.uy/ministerio-educacion-cultura/comunicacion/noticias/homenaje-victor-lima
https://es.wikipedia.org/wiki/V%C3%ADctor_Lima
https://www.elpais.com.uy/domingo/victor-lima-al-rescate-de-su-legado-y-memoria
https://uruguayeduca.anep.edu.uy/efemerides/6386
https://escaramuza.com.uy/victor-lima/118671/122014
https://mediospublicos.uy/victor-lima-100-anos-del-juglar-errante-2/
https://azulfm.com.uy/la-pecera/el-submarino-azul/submarino-azul-victor-lima
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