Naturaleza
y memoria en el universo lírico de Sarah Bollo
POEMAS
Balada de la Luciérnaga
Prende tu pequeña lámpara,
Luciérnaga,
prende tu pequeña lámpara
sobre mi lóbrega puerta.
Soy un alma abandonada...
Luciérnaga,
soy un alma abandonada
en la tenebrosa selva.
¡Hebra de luna perdida!
Luciérnaga,
hebra de luna, perdida
por la nocturna hilandera;
prende tu pequeña lámpara
sobre mi lóbrega puerta.
(Diálogos de las luces
perdidas)
¿Por
qué Balada de la Luciérnaga es un poema tan emblemático?
1. Síntesis de su universo
poético
La balada representa con
claridad central los temas que la caracterizan: esperanza ciega, ensueño,
soledad y su fusión con representaciones naturales y simbólicas. Este poema
ejemplifica plenamente el tono melancólico y místico de su obra
.
2. Función ejemplar en lectura
crítica
Como señala Domingo Bordoli en
su “Antología de la poesía uruguaya contemporánea”, el “Balada de la
luciérnaga” sirve de modelo para apreciar el efecto estético que surge con
imágenes delicadas y simbólicas, en medio de una atmósfera que el crítico llama
“flor de imágenes” y vaguedad sugeridora .
Una aproximación al poema
Es un poema breve, construido
con gran densidad simbólica y emocional, y que se lee como un núcleo preciso de
su lírica madurada, en una forma que evita la expansión innecesaria.
El poema “Balada de la
luciérnaga” resume en su estructura mínima la esencia de Sarah Bollo: una
poesía intensa, sugeridora, simbólica y espiritual que articula angustia,
contemplación y belleza con gran poder evocador.
Lluvia tenaz de fina arista sobre el estanque adormecido; siembra de anillos en el agua, extraordinario desposorio de los ardientes peces rojos con las lejanas nubes sombrías. Así se unen en mi pecho, fragua de ínfimos trabajos, sutil voluta de angustia vaga y hierros de sueños dolorosos.
Lluvia fresquísima, apacible; oigo en el arco del estanque gorjeos de desterrados pájaros contra las tan ceñidas rejas. Suave y glacial pajarería entre el follaje de ceniza. Asi en mi pecho se acrecientan con desmedidas melodías, bruscos, ardientes, misteriosos juegos de música y silencio.
Lluvia sonora, rica en hogueras, crujiente sombra de delicia, navío flotante, mástil cayendo, éxodo largo que nunca llega; sobre la nieve del estanque, boreal aurora, mudos viajeros. Así combaten en mi pecho ansias secretas, sombras errantes, todos los ángeles de mi infortunio, con los guerreros de mi dicha.
Lluvia compacta, columna gris, piedra encendida de misterio cae sobre el cáliz del estanque, rocío doblado de castigo.
Acaso pronto será rocío de dulce entraña para mis rosas.
Así en mi pecho desciende y hiere la fulgurante espada de Dios, acero místico de luz y llamas en que, sin llanto, sollozo y muero.
¡Oh Dios, oh Dios, dame la vaina de tu piedad,
torna la espada en blando lirio,
abre tu mano a mi llegada si es que me esperas en vida y muerte, como sin tregua yo te espero!
CANCION POR LA CASA DE VENTANAS CERRADAS
Ella no está dormida.
Ella sufre y piensa por todos los viajeros.
No cantan en sus pálidas ramas
las alas ancladas del nido,
los mástiles erguidos de la flor,
los cristales extendidos del viento;
pero su fruto es manantial de la miel,
sol prisionero en el alba de oro.
La flor es la ventana en la casa del árbol,
desde donde su alma, asomada al camino,
contempla las errantes ciudades de las nubes,
llama al ejército alado de los pájaros,
derrama lentejuelas en la abeja de danza sedienta.
El árbol, nuestro hermano, sufre y llora, se regocija y canta.
Dios, vértice de vidas y de muertes, soñó también su destino.
La higuera tiene casa de ventanas cerradas;
no extiende en ella pórticos la flor oprimida,
cárcel de las bandas del perfume,
losa sobre el pozo, espejo de la luna, canción de medianoche.
Paredes doloridas son sus troncos crispados,
¡ay!, raíces de rocío radiante y ramas de niebla.
Mi oído desentraña el rumor de los ángeles danzando en torno suyo.
El zumo embriagador de los orientes maduros,
los cálidos riachuelos en los viñedos de la brisa estival,
el vellón suavizado en la nube,
reviven en su fruto,
estrella balanceada entre verdes soledades de mar, perla purificada por la muerte, corazón de dulzura.
La higuera tiene casa de ventanas cerradas, porque tú no has llamado a su puerta, ¡oh vida!
Prisionera de la luz del cielo, olvido de la tierra, también mi alma lloró hasta pasar la muerte. Un día, marea de fuego, el sol besó los muros, subió cantando los peldaños ya no taciturnos, golpeó madero y hierro, bronce y piedra.
Redención de la flor inclinada en la noche, amanecer sonriente.
La higuera tiene casa de ventanas cerradas; la flor es la ventana del árbol. No te olvides de llamarla, ¡oh vida!,
ella no está dormida, ella piensa y sufre por todos los viajeros. No la olvides, que su fruto es manantial de la miel, umbral de la armonía, corazón de dulzura.
ANALISIS
DE SU OBRA
Sarah Bollo se destaca como
una figura doble: poeta de intensa sensibilidad lírica y mística, y crítica
literaria rigurosa, con especial foco en la tradición del modernismo uruguayo.
Su obra poética es
introspectiva, existencial, sadolida de simbolismo natural y espiritual.
En su labor crítica aporta
estudios culturales y literarios fundamentales para comprender figuras como
Ibarbourou, Agustini o Rodó.
1. Contexto
histórico y biográfico
Nació en Montevideo el 28 de
julio de 1904 y falleció el 3 de marzo de 1987
Fue maestra, profesora de
literatura y abogada (se graduó en Derecho en 1942)
Activa en el ámbito educativo y cultural, con múltiples roles académicos y literarios, reflejo de una mujer intelectual en Uruguay durante buena parte del siglo XX.
2.
Temas y motivos
Su obra poética explora temas
como la soledad, el dolor, la muerte, la espiritualidad y el recuerdo, a menudo
a través de símbolos naturales y religiosos (árboles, fragilidad, elegías
íntimas)
Motivos recurrentes:
Elegías familiares, la
ausencia, la presencia de lo divino o trascendente, lo natural como reflejo del
alma; en su libro Espirituales, abundan poemas dedicados a la madre, a la
muerte y al tránsito espiritual
3.
Perspectiva ideológica y filosófica
Se percibe una profunda mirada
espiritual y existencial en su poesía. En su ensayo La poesía de Juana de
Ibarbourou (1935) y en sus estudios críticos, evidencia interés por las raíces
del modernismo, la sensibilidad femenina y los poetas uruguayos .
4.
Estilo y lenguaje
Su lenguaje es lírico, cargado
de imágenes sensoriales, metáforas profundas y tonos elegíacos y místicos.
Predomina un registro culto,
elevado, cuidando musicalidad y ritmo interno en sus versos en prosa y poesía
formal.
5.
Estructura y forma
Publicó tanto poemas en prosa
(Las voces ancladas, 1933) como poesía lírica en estrofas.
Obras destacadas incluyen:
Diálogos de las luces perdidas
(1927),
Los nocturnos del fuego
(1933),
Regreso (1934),
Baladas del corazón cercano
(1935),
Ciprés de púrpura (1944),
Mundo secreto (1977), Prados
del sueño (1981) .
En su crítica literaria,
presenta ensayos como La poesía de Juana de Ibarbourou (1935) y El modernismo
en el Uruguay (1951), denotando rigor y estructura académica en su producción
no ficcional.
6.
Intertextualidad e influencias
Su crítica y ensayos evidencian
diálogo con la tradición modernista uruguaya: estudió a Ibarbourou, Rodó,
Delmira Agustini, y publicó Sobre José Enrique Rodó (1951) y Delmira Agustini
espíritu de su obra (1962) .
Contribuyó notablemente al
estudio del modernismo y la poesía uruguaya desde su rol crítico, ampliando y
consolidando la memoria literaria nacional.
7.
Recepción y crítica
Fue galardonada en 1934 por el
Ministerio de Instrucción Pública en literatura .
Hoy sigue siendo reconocida por su aporte dual como poeta y como estudiosa de la poesía uruguaya clásica.
FUENTES
https://salvadoraeditora.wordpress.com/
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