El 3 de julio se celebra Día
Internacional libre de bolsas de plástico.
Este Día fue creado para
visibilizar el impacto ambiental negativo que generan las bolsas plásticas de
un solo uso y para incentivar acciones que reduzcan su utilización.
Esta jornada, que se conmemora
cada 3 de julio, busca alertar sobre la contaminación que causan estas bolsas,
que pueden tardar hasta 500 años en degradarse, y que afectan gravemente a
ecosistemas terrestres y marinos, así como a la biodiversidad y la salud
humana.
ANTECEDENTES
El día fue impulsado
inicialmente por organizaciones ambientales como la Fundació Catalana per a la
Prevenció de Residus i el Consum Responsable, junto con otras ONGs, desde 2008,
como parte de la campaña “Desembólsate” y posteriormente adoptado globalmente
por activistas, gobiernos y empresas.
En 2017, la Asamblea General de las Naciones
Unidas adoptó una resolución que instaba a los países a tomar medidas para
reducir el uso de bolsas plásticas, consolidando esta fecha como un llamado
mundial a la acción.
OBJETIVOS
DE LA CONMEMORACIÓN
El objetivo central del día
es:
Promover una cultura de
consumo responsable.
- Fomentar políticas públicas y cambios en los hábitos de consumo.
- Impulsar alternativas ecológicas como bolsas reutilizables, de tela, yute, papel reciclado o biodegradables.
- Cuestionar y cambiar las costumbres de consumo para proteger el medio ambiente.
Esta fecha fue creada para
generar conciencia y movilizar un cambio real en la forma en que se usan las
bolsas plásticas, con el fin de proteger el planeta de la contaminación
persistente que estas generan.
LEMA
2025
El lema para el Día
Internacional Libre de Bolsas de Plástico 2025 no aparece expresamente como una
frase corta o slogan oficial en las fuentes consultadas.
Sin embargo, el mensaje
central y la invitación de esta edición se resumen en la idea de reducir el
consumo de bolsas plásticas de un solo uso y fomentar alternativas sostenibles,
haciendo un llamado a la reflexión sobre la necesidad urgente de disminuir
nuestra dependencia del plástico debido a su impacto ambiental prolongado.
En este sentido, el enfoque de
2025 es impulsar un cambio real en los hábitos cotidianos, promoviendo el uso
de bolsas reutilizables o compostables y la responsabilidad tanto individual
como colectiva para proteger el planeta.
Por ejemplo, se destaca que esta jornada
pretende hacer reflexionar a ciudadanos, gobiernos y empresas sobre la urgencia
de reducir el uso de bolsas plásticas, que son uno de los residuos más comunes
en ecosistemas y que tardan cientos de años en degradarse.
Así, aunque no se identifica
un lema oficial corto, el espíritu del Día Internacional Libre de Bolsas de
Plástico 2025 puede sintetizarse en:
"Reducir el uso de bolsas
plásticas de un solo uso y promover alternativas sostenibles para proteger el
planeta."
Este mensaje coincide con la
tendencia global de concientización y acción para enfrentar la contaminación
plástica, complementando el lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2025, que
es "Sin contaminación por plásticos", con un objetivo claro: reducir
las bolsas de plástico de un solo uso y fomentar su consumo responsable.
En el día a día, las bolsas de plástico se han convertido en uno de los objetos más cotidianos y también uno de los más perjudiciales para el medio ambiente.
DAÑOS
EN EL MEDIO AMBIENTE
Las bolsas de plástico son
dañinas porque generan una contaminación persistente y difícil de eliminar,
afectan gravemente a la fauna y flora, consumen recursos no renovables y
contribuyen al cambio climático, todo ello con un impacto negativo directo en
la salud ambiental y humana.
Por eso, reducir su uso y promover
alternativas reutilizables y biodegradables es clave para proteger el planeta.
Las bolsas de plástico son
especialmente dañinas para el medio ambiente por varias razones fundamentales:
Larga persistencia y
fragmentación en microplásticos:
Una bolsa de plástico puede
tardar entre 10 y 20 años en descomponerse parcialmente en el mar, pero no se
biodegrada completamente.
En su lugar, se fragmenta en
microplásticos, partículas diminutas que permanecen en el ambiente durante
cientos de años, contaminando el agua, el suelo y la cadena alimentaria.
Contaminación de ecosistemas
terrestres y acuáticos:
Contaminación terrestre
Las bolsas plásticas son uno
de los residuos más comunes en ríos, lagos y océanos.
Animales marinos como
tortugas, aves, peces, ballenas y delfines las confunden con alimento o quedan
atrapados en ellas, lo que provoca su muerte por asfixia, bloqueo digestivo o
estrangulamiento.
Consumo intensivo de recursos
fósiles y emisiones de gases de efecto invernadero:
La fabricación de bolsas
plásticas requiere grandes cantidades de energía y está basada en derivados del
petróleo, un recurso no renovable.
Todo el ciclo de vida de estas
bolsas contribuye a la emisión de CO2 y otros gases que aceleran el cambio
climático.
Contaminantes tóxicos:
Algunas bolsas, especialmente
las serigrafiadas, pueden contener residuos metálicos tóxicos que contaminan
suelos y aguas, afectando la salud de ecosistemas y personas.
Baja tasa de reciclaje y
manejo inadecuado:
Solo un pequeño porcentaje de
bolsas plásticas se recicla (aproximadamente 9-10%), mientras que la mayoría
termina en vertederos, calles o directamente en la naturaleza, agravando la
contaminación ambiental.
Impacto en la biodiversidad y
en la salud humana:
La contaminación por bolsas
plásticas reduce la capacidad de los ecosistemas para adaptarse al cambio
climático y afecta la producción de alimentos y el bienestar social.
Los microplásticos derivados
de su degradación pueden ingresar a la cadena alimentaria y llegar a los
humanos, con efectos aún poco conocidos pero preocupantes.
¿Qué puedes hacer para reducir EL USO DE las bolsas
de plástico?
Para reducir el uso de bolsas
de plástico y minimizar su impacto ambiental, puedes adoptar diversas acciones
prácticas y sostenibles en tu vida diaria:
- Usar bolsas reutilizables hechas de materiales duraderos como algodón, yute, lino o poliéster reciclado.
- Estas bolsas pueden lavarse y usarse muchas veces, evitando la necesidad de bolsas de un solo uso y reduciendo residuos plásticos.
- Optar por bolsas biodegradables o compostables, fabricadas con materiales naturales como almidón de maíz, celulosa o polihidroxialcanoatos (PHA).
- Estas bolsas se descomponen más rápido y sin dejar residuos tóxicos, especialmente si se gestionan en condiciones adecuadas de compostaje.
- Elegir bolsas de papel reciclado para compras ligeras. Aunque menos resistentes que las reutilizables, son biodegradables y reciclables, y pueden reutilizarse varias veces antes de desecharlas.
- Utilizar cestas o carritos de compra, que son opciones tradicionales, duraderas y reutilizables, ideales para evitar cualquier tipo de bolsa desechable.
- Fomentar el reciclaje y la reutilización de bolsas plásticas cuando sea inevitable su uso, para evitar que terminen contaminando el medio ambiente.
Concientizar y promover
hábitos responsables:
Rechazar bolsas plásticas
gratuitas en comercios, llevar siempre tu bolsa reutilizable, y apoyar
políticas públicas que regulen y reduzcan el uso de plásticos de un solo uso.
Estas medidas no solo
disminuyen la contaminación por plástico, sino que también impulsan un consumo
más consciente y responsable, contribuyendo a la protección del planeta a nivel
individual y colectivo.
HISTORIA
DE LAS BOLSAS DE PLÁSTICO
Antes y después
Volvamos a las bolsas de tela o ecológicas
Aunque su historia no cuenta
más de un siglo, las bolsas de plástico están omnipresentes en el mundo: desde
las profundidades del océano hasta la cima del monte Everest.
Aproximadamente se consumen
anualmente 5 billones de estos embalajes, según datos de 2018 del Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Para demostrar su impacto e
incentivar acciones que reduzcan su utilización, el mundo conmemora cada 3 de
julio el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico. En esta fecha, conoce
su historia.
El origen de las bolsas de
plástico se remonta al siglo XX y está ligado al descubrimiento accidental del
polietileno, el plástico más utilizado para su fabricación.
En 1933, en una planta química
en Northwich, Inglaterra, se creó por accidente este polímero, que luego fue
sintetizado industrialmente para usos prácticos, inicialmente en secreto por el
ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial.
“Esta fue la primera síntesis
del material que era industrialmente práctica y fue utilizada inicialmente en
secreto por los militares británicos durante la Segunda Guerra Mundial”,
recuerda un artículo publicado en el sitio web del PNUMA.
No obstante, la implementación
de este material en un producto masivo tardó en llegar. Según el organismo
internacional, la bolsa de polietileno de una sola pieza fue diseñada por el
ingeniero Sten Gustaf Thulin y patentada en 1965 por la empresa sueca en la que
trabajaba.
La verdadera innovación para
las bolsas de plástico ocurrió en 1965, cuando la empresa sueca Celloplast
patentó la primera bolsa de compra hecha de una sola pieza de polietileno.
Esta bolsa fue diseñada por el
ingeniero Sten Gustaf Thulin, quien buscaba una alternativa más duradera y
reutilizable frente a las bolsas de papel, que implicaban una gran
deforestación.
Su diseño, conocido como la
bolsa tipo t-shirt (camiseta), se expandió rápidamente en Europa y luego en el
mundo.
Cómo el uso de bolsas plásticas se masificó en el mundo
Durante la década de 1970, las
bolsas de plástico comenzaron a dominar el mercado, desplazando a las bolsas de
papel y tela, principalmente por su bajo costo, resistencia y ligereza.
Para 1979, ya controlaban
cerca del 80% del mercado europeo y se extendían a Estados Unidos y otros países.
En 1979 se introdujeron ampliamente en Estados Unidos, donde los consumidores generaron amplios debates que llegaron a los medios de comunicación por una inicial reticencia a abandonar las bolsas de papel.
Sin embargo, a partir de los años 90, comenzaron a surgir preocupaciones ambientales debido a la baja tasa de reciclaje y a la contaminación causada por su acumulación en ecosistemas terrestres y marinos.
Esto llevó a que en 2002
Bangladesh fuera el primer país en prohibirlas, y desde entonces muchos otros
países han implementado regulaciones para limitar su uso.
Actualmente, las bolsas de plástico tradicionales están en proceso de transformación hacia materiales más sostenibles, como plásticos reciclados y bolsas compostables, para reducir su impacto ambiental.
EFECTOS AMBIENTALES DE LOS PLÁSTICOS
Un artículo publicado en Los Angeles Times en 1986 citado por el PNUMA muestra que muchas de las objeciones a este producto respondían a la preocupación por sus consecuencias en el planeta.
Aunque ya se debatía el
impacto ambiental de este elemento de uso cotidiano, la preocupación se
incrementó a medida que surgían nuevas investigaciones científicas.
En 1997, Charles Moore, un
marinero e investigador estadounidense, advirtió la gran mancha de basura del
Pacífico, una zona ubicada en el más grande de los giros producidos por las
corrientes marinas del mundo “donde se han acumulado inmensas cantidades de
desechos de plástico que amenazan la vida marina”, destaca la entidad
internacional.
En 2002, Bangladés advirtió
que las bolsas también obstruían los sistemas de drenaje, lo que generaba
graves inconvenientes durante las inundaciones.
Por ese motivo, a comienzos
del siglo XXI el país asiático se convirtió en la primera nación del mundo en
prohibirlas.
Las décadas siguientes
aparecieron cada vez más consecuencias de este material y demostraron que los
microplásticos se encuentran hasta en el torrente sanguíneo.
En 1997, Charles Moore, un
marinero e investigador estadounidense, advirtió la gran mancha de basura del
Pacífico, una zona del océano donde se acumulan grandes cantidades de desechos
plásticos que amenazan la vida marina.
La prohibición de las bolsas plásticas
Algunos países, como Francia e Italia ya han prohibido la producción de bolsas de plástico y han reducido notablemente su consumo.
Otros países como Reino Unido, Portugal y Suecia han optado por aplicar impuestos sobre el uso de las bolsas, y en otros países como Finlandia o Alemania los establecimientos han establecido acuerdos voluntarios.
Con el tiempo, estas
iniciativas se han popularizado. Tal como comunicó el Programa de las Naciones
Unidas, para 2018, 127 de 192 países estudiados habían promulgado algún tipo de
legislación nacional para abordar los problemas que acarrean las bolsas de
plástico.
Con el tiempo, otros países más allá de Bangladés comenzaron a limitar su uso e incluso prohibirlas.
Un artículo informativo del PNUMA publicado en
2018 señala que Antigua y Barbuda fue el primer país de
Latinoamérica y el Caribe en prohibir las bolsas de plástico en 2016.
En algunas ciudades
latinoamericanas, entre ellas las tres más pobladas de la región:
Ciudad de México,
Buenos Aires y São Paulo, la legislación restringe la
entrega de bolsas plásticas no biodegradables en las tiendas.
En Chile, una
ley nacional prohíbe la entrega y comercialización de bolsas plásticas de
comercio en todo el territorio nacional.
En Colombia, la
Ley 2232 sancionada en 2022 (que comenzará a regir a partir del 7 de julio de
2024) busca limitar los plásticos de un solo uso y prohíbe las bolsas
elaboradas con este material descartable.
En Uruguay, la
legislación vigente prohíbe la fabricación, importación, distribución, venta y
entrega de bolsas plásticas que no sean biodegradables o compostables.
Esta norma busca desestimular
el uso de bolsas plásticas convencionales para reducir su impacto ambiental.
Los comercios están obligados
a cobrar por las bolsas plásticas que entreguen a los consumidores, eliminando
la entrega gratuita.
Además, deben promover
campañas de concientización sobre el uso responsable de estas bolsas y su
impacto ambiental.
La ley establece que las
bolsas deben cumplir con características específicas para ser reutilizables y
compostables, y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio
Ambiente (Mvotma) es responsable de reglamentar y controlar la fabricación e
importación de las bolsas autorizadas, incluyendo la gestión de registros y
certificaciones técnicas para garantizar su compostabilidad.
Uruguay se propone así reducir
el consumo anual, que se estima en 1.200 millones de bolsas, y fomentar alternativas
más sostenibles.
La normativa entró en vigor
tras la sanción definitiva del Parlamento en 2018, y los comercios tuvieron un
plazo de un año para adaptarse a las nuevas exigencias.
BOLSAS COMPOSTABLES
Las bolsas compostables son un
tipo de bolsa fabricada con materiales biodegradables de origen vegetal, como
almidón de maíz, fécula de papa, caña de azúcar o biopolímeros naturales, que
se descomponen biológicamente en condiciones específicas de compostaje.
A diferencia de las bolsas
plásticas tradicionales, que pueden tardar siglos en degradarse y dejan
residuos tóxicos o microplásticos, las bolsas compostables se transforman en
dióxido de carbono, agua, biomasa y compuestos inorgánicos sin dejar residuos
visibles ni contaminantes.
El proceso de compostaje, que
requiere la intervención humana para crear condiciones adecuadas (temperatura,
humedad, oxígeno), permite que estas bolsas se conviertan en abono orgánico o
composta en un plazo relativamente corto, usualmente menos de seis meses en
ambientes industriales o domésticos de compostaje.
Esto las hace una alternativa
sostenible que ayuda a reducir la contaminación plástica, ya que no generan
microplásticos ni sustancias tóxicas que perjudiquen el suelo o el agua.
Además, las bolsas
compostables suelen ser resistentes y funcionales, con capacidad de carga
similar a las bolsas convencionales, y están libres de químicos nocivos como
bisfenol A o ftalatos, lo que las hace seguras para el contacto con alimentos.
Para garantizar su
compostabilidad, estas bolsas deben cumplir con normas y certificaciones
específicas, como la europea EN 13432.
En resumen, las bolsas
compostables:
- Están hechas con materiales renovables y biodegradables de origen vegetal.
- Se descomponen completamente en condiciones de compostaje en pocos meses.
- No dejan residuos tóxicos ni microplásticos.
- Se convierten en abono orgánico que mejora la calidad del suelo.
- Son una opción más ecológica y segura frente a las bolsas plásticas tradicionales
ESTUDIANTES
URUGUAYOS CREAN BOLSAS ECOLÓGICAS
En Uruguay, estudiantes están desarrollando proyectos innovadores relacionados con bolsas ecológicas y bioplásticos.
Por ejemplo, en la Universidad ORT, un equipo integrado por un estudiante y una docente de Ingeniería en Biotecnología está fabricando bolsas compostables basadas en un polímero 100% vegetal, elaborado a partir de almidón de maíz.
Estas bolsas cumplen con la legislación vigente y se biodegradan en condiciones
de compostaje industrial en unas 12 semanas, lo que las convierte en una
alternativa sostenible frente a las bolsas plásticas convencionales que
contaminan el ambiente.
Además, en el ámbito
universitario, estudiantes de Biotecnología están trabajando en proyectos que
involucran la revalorización de residuos mediante el uso de microalgas y
hongos, con un enfoque en la economía circular y la biorremediación, lo que
también puede aportar a la creación de materiales ecológicos como bioplásticos.
Estas iniciativas cuentan con
apoyo institucional y financiamiento que les permite avanzar en investigación,
pruebas de campo y desarrollo de materiales educativos, con miras a futuras
aplicaciones industriales que contribuyan a reducir el impacto ambiental de los
plásticos tradicionales.
FUENTES
https://www.diainternacionalde.com/ficha/dia-internacional-libre-bolsas-plastico
https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/
https://www.cndh.org.mx/noticia/dia-internacional-libre-de-bolsas-de-plastico
https://www.ecoavant.com/contaminacion/dia-internacional-libre-bolsas-plastico_
https://rea.ceibal.edu.uy/coleccion/3-de-julio-dia-internacional-libre-de-bolsas-de-plastico
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