“No
hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas”.
Emily Dickinson
Desde
1967, cada 2 de abril se celebra el Día Internacional del Libro Infantil.
Este día
coincide con el nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen.
Hans Christian Andersen- 1868
Esta
fecha es para promocionar los libros infantiles y juveniles y la lectura desde
las edades más tempranas.
Cada año,
una sección nacional del IBBY (International Board on Books for Young People)
tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del Día del Libro
Infantil y selecciona un escritor representativo y a un reconocido ilustrador
de su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos los niños del mundo y
el cartel que se distribuye por todo el mundo, con el fin de conmemorar este
evento en todo el mundo
Este año,
el país elegido es Emiratos Árabes Unidos. El diseño del cartel está a cargo de
la ilustradora Nasim Abaeian, y el texto, de la escritora Marwa Obaid Rashid Al
Aqroubi.
Las zapatillas
rojas
Érase
una vez una niña muy simpática llamada Karen. Era bonita y todo el mundo la
quería. Su único defecto, era ser demasiado caprichosa. La historia comienza el
día de su cumpleaños
Su mamá
le regaló un bonito vestido a la vez que la deseaba muchísimas felicidades. Era
un vestido de bailarina que a Karen le hizo mucha ilusión. Siempre había
deseado ser una gran bailarina.
Karen
se precipitó en los brazos de su mamá y le dio un sonoro beso en la mejilla.
-Gracias
mamita- Exclamó alborozada.
-Te
quiero mucho-añadió.
La mamá
se sentía feliz al ver la alegría de su hija.
Poco
después la niña corría hacía la escuela. Su mamá se despidió de ella en la
puerta, diciéndole:
-Estudia
mucho, hijita y no te pelees con tus compañeras. Karen prometió portarse bien.
A la
hora del recreo Karen empezó a presumir, describiendo con todo detalle el
vestido que le había regalado su mamá. Sus compañeras la escuchaban asombradas
y ella se sentía feliz.
A la
salida de la escuela Karen pasó por delante de una zapatería y vio unas
preciosas zapatillas rojas de ballet.
- Esas
zapatillas serán mías- se dijo la caprichosa chiquilla.
Karen
empezó a pensar en la manera de convencer a su madre para que le comprase las
zapatillas y pronto dío con la solución. Lloraría y patalearía hasta conseguir
sus propósitos.
Al
llegar a casa, corrió al encuentro de su mamá, que estaba preparando la comida
y lo primero que hizo fue:
- He
visto unas zapatillas rojas que harían juego con mi vestido de bailarina. Pero
la mamá no se dejó convencer.
- No me
gusta que seas tan caprichosa-dijo enfadada.
- No
compraré nada más, con el vestido tienes suficiente- añadió.
Entonces
Karen empezó su pequeña comedia. Pero no le sirvió de nada. Mamá no hizo caso a
sus súplicas y ordeno que se acostase. Pero Karen no se había resignado a
quedarse sin zapatillas y empezó a pensar en el modo de obtenerlas.
Cuando
más entusiasmada estaba en sus pensamientos, la tentación en forma de travieso
diablillo, entró por la ventana.
-
Buenas noches- saludó alegremente. La niña se llevó un gran susto.
-
Levántate enseguida-le ordenó y haz lo que yo te diga.
La niña
obedeció y el diablillo le susurró al oído el malvado plan que había trazado
para conseguir las zapatillas.
Karen,
aunque con un poco de miedo, siguió al diablillo. Anhelaba tanto poder lucir en
sus pies las graciosas zapatillas, que era capaz de cualquier cosa para
obtenerlas. Después de andar un rato por
las silenciosas calles de la ciudad, llegaron hasta la zapatería donde estaban
expuestas las preciosas zapatillas. El diablillo estaba eufórico.
-Ahora-gritó.
Al
instante Karen lanzó con fuerza un ladrillo contra el escaparate de la
zapatería y el cristal se rompió en mil pedazos. Ya tenía el campo libre y
podía seguir adelante.
La niña
se apoderó de las zapatillas y echó a correr, antes de que los dueños de la
tienda se despertaran. Mientras corría, sintió de pronto la tentación de
probárselas.
Y ni
corta ni perezosa, se calzó las zapatillas y al instante sus pies empezaron a
moverse con una gracia prodigiosa. Bailando recorrió toda la ciudad hasta el
puerto, acompañada del diablillo.
La niña
estaba encantada, pero cuando quiso pararse, notó que era imposible. Sus pies
danzaban incansables a pesar de su voluntad. El diablillo se estaba riendo a
carcajadas. Del puerto, las zapatillas se dirigieron a las afueras de la
ciudad. Karen empezó a asustarse y pidió ayuda. Pero como todo el mundo dormía,
nadie podía oír sus lamentos. Después de varios kilómetros de continua danza,
las zapatillas la condujeron hasta un frondoso bosque. El diablillo se divertía
de lo lindo al contemplar los apuros de la pobre niña.
En
medio del bosque, Karen lloraba desconsoladamente y al borde de la
desesperación, llamó a su conciencia que siempre le aconsejaba el camino del
bien y la libraba de las tentaciones.
Al
escuchar el ruego angustioso de Karen, apareció su conciencia en forma de ángel
rubio y hermoso:
-No
llores-dijo-Yo te ayudaré y escarmentaré a ese malvado diablillo.
Pero ya
sabéis, amiguitos que el diablo no se rinde fácilmente. Por eso, y ante la
sorpresa de Karen, cogió su tridente y se puso a quitar de en medio a su
enemigo.
Pero el
angelito era muy listo y cuando el diablillo se lanzaba disparado hacían él,
tomo impulso y se elevó. Entonces, el pobre diablillo se dio de narices contra
el tronco de un árbol y se partió los cuernos.
Y en el
instante en que el angelito venció al diablillo, las zapatillas se escaparon de
los pies de Karen y empezaron a bailar solas. LA niña sintió un gran alivio al
poder descansar al fin.
Pero al
poco rato, Karen se puso en pie y corrió a su casa.
-Quiero
ir con mi mamá-sollozaba la pequeña. El angelito la acompañó todo el camino.
Karen
volvió a entrar por la ventana. Estaba sinceramente arrepentida de su actuación
y sentía grandes deseos de correr hacía su madre, pedirle perdón y sentirse
consolada por ella.
Sin
poderse contener, Karen entró como un torbellino en la habitación de su madre,
que estaba durmiendo y la abrazó con fuerza.
-Perdón
mamá. Te juro que no lo haré más. Su mamá se despertó sobresaltada:
-¿Qué
haces aquí hijita? ¿No puedes dormir?
Entonces
Karen se dio cuenta de que había tenido una pesadilla y se la contó a su madre.
Mamá
sonrió y cogiendo a su hija en brazos, la volvió a meter en la cama. Karen
abrazándola, le susurró al oído:
- Jamás
volveré a ser caprichosa.
Y
entonces su sueño fue tranquilo y libre de pesadillas.
Hans Christian Andersen
Para saber más haz clic aquí
4 DE AGOSTO DE 1875 - MUERE HANS CHRISTIAN ANDERSE...
EL CUENTO FANTÁSTICO Y LA EDUCACIÓN
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