Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

martes, 8 de marzo de 2011

8 DE MARZO - DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

ALGO DE HISTORIA
El Día Internacional de la Mujer, originalmente llamado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se celebra el día 8 de marzo y está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas, ONU. En este día se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo í"ntegro como persona. Es fiesta nacional en algunos países.
La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. La celebración recoge una lucha ya emprendida en la antigua Grecia y reflejada por Aristófanes en su obra Lisístrata, que cuenta como Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra, y que se vio reflejada en la Revolución francesa: las mujeres parisinas, que pedían libertad, igualdad y fraternidad, marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino, pero no fue sino hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde diferentes organizaciones internacionales de izquierda, la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.
Maltrato de mujeres y niñas en el mundo

Transcribo el discurso de la ex- presidenta  de  Chile, ahora directora ejecutiva de ONU MUJERES, Michelle Bachelet en Conferencia “Género, Integración y Desarrollo”
" Amigas y amigos,
Es para mí un verdadero honor participar de esta conferencia y hacerme partícipe de un homenaje tan merecido, como son los 50 años de la tragedia de las hermanas Mirabal.
Como Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas encargada precisamente del tema de la Mujer a nivel global, no podía estar ausente de esta cita.
El ejemplo de las Mirabal ha sido un ejemplo de vida para muchas mujeres en todo el mundo, especialmente en nuestra América Latina.
Lo más impresionante de todo es que no se trata de un evento injusto de aquellos que leemos en los libros de historia de hace 100, 200 o 500 años atrás.
Se trata de algo que ocurrió ahora, hace pocas décadas, cuando muchos de los que estamos en esta sala estábamos vivos y conocíamos de las injusticias que se cometían en contra de las mujeres, en nombre de un injusto orden político o de un hipócrita orden moral.
A pocos años de ocurrido la tragedia de las Mirabal, yo escogía dedicar mi vida al servicio hacia los demás, por lo que decidí estudiar medicina. Y veía en aquel entonces, en Chile como en América Latina, la enorme injusticia que vivían las mujeres de nuestra América morena.
Mujeres que sacan a sus familias adelante.
Que trabajan en doble o triple jornada. Y que en aquel entonces parían hijos en condiciones de extrema insalubridad, falleciendo por miles cada año.
Mujeres que eran discriminadas en todos los sentidos que uno pueda imaginar.
Mujeres golpeadas.
Mujeres violadas.
Mujeres abusadas por sus propias parejas.
Sistemas legales machistas que no las protegían y una prensa, una sociedad completa que siempre que se enteraba de algún abuso, decía “algo habrá hecho esta mujer”.
Afortunadamente esos tiempos han cambiado.
Quedan aun muchos rezagos y para eso estoy trabajando con ahínco desde Naciones Unidas.
Pero gracias al martirio de las hermanas Mirabal; gracias a la fuerza de una Rigoberta Menchú, o gracias a la poesía de una Gabriela Mistral, son cada vez más las mujeres que alzan la voz y trabajan por un mundo mejor.
He querido relatarles esta tarde un poco lo que es y será mi trabajo desde Naciones Unidas. Pero quiero también compartir algunas reflexiones generales en torno al nuevo rol de la mujer en el mundo, en la política y en la economía. Porque soy una convencida de que necesitamos más mujeres en los espacios de decisión, porque nosotras sí podemos hacer diferencias.
Como ustedes saben, he recibido recientemente la honrosa misión de encabezar la entidad UN Women, cuya creación fue acordada por la Asamblea General de Naciones Unidas.
El propósito de esta nueva entidad, que fusiona cuatro agencias que se preocupaban de los problemas de la mujer, es trabajar por la igualdad de género y por el empoderamiento de la mujer. Como dijo el Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, en aquella oportunidad: “ONU Mujeres dará un impulso considerable a los esfuerzos de la ONU por promover la igualdad de género, expandir la igualdad de género y luchar contra la discriminación en el mundo”.
La creación de ONU Mujeres es parte del proceso de reforma de la ONU y fusionará la labor de cuatro agencias que atendían los temas relativos a la mujer. Estamos trabajando para que entre oficialmente en funciones en enero del próximo año.
Serán tres sus principales funciones:
Primero, apoyar a las entidades gubernamentales como la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en la formulación de políticas, estándares y normas mundiales.
Segundo, dar asistencia a los Estados Miembros para implementar esos estándares, proporcionando apoyo técnico y financiero cuando sea necesario, para ayudar a los países que lo soliciten, así como para establecer alianzas con la sociedad civil.
Tercero, hacer que el sistema de la ONU rinda cuentas de sus compromisos en materia de igualdad de género, incluyendo el monitoreo continuo de los progresos dentro del sistema.
Así, el propósito de ONU Mujeres será convertirse en la voz que defiende los derechos de la mujer y su real empoderamiento, con el fin de mejorar la situación en la que viven en numerosos lugares. Se trata de hacer avanzar verdaderamente la igualdad de género, en estrecho contacto con los gobiernos y estableciendo alianzas con las organizaciones de la sociedad civil que se preocupan de la mujer.
Es gigantesco el reto que enfrentamos para mejorar las condiciones de existencia de la mujer en el mundo entero. Citaré sólo algunos datos para ilustrarlo.
Las mujeres representan casi los dos tercios de los 776 millones de adultos analfabetos del mundo.
La mayoría de los pobres del mundo son mujeres, y algunos grupos son especialmente vulnerables a la pobreza, como las que trabajan en el campo y en el sector informal, las mujeres inmigrantes, las discapacitadas y las ancianas.
En 2006, las mujeres y las niñas representaron el 79 por ciento de las víctimas de tráfico de seres humanos.
Más de 60 millones de niñas en el mundo son forzadas a casamientos tempranos, antes de cumplir los 18 años.
En el mundo, por lo general se paga menos a las mujeres, que tienen además empleos menos seguros que los de los hombres, siendo los sueldos de las mujeres 17 % inferiores a los sueldos de los hombres.
Pese a los avances legales conseguidos en numerosos países, la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo un grave problema en todos los continentes y todos los países. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud sobre violencia doméstica en 10 países reveló que entre 15% y 71% de las mujeres denunciaron violencia física o sexual de parte de sus cónyuges o compañeros sentimentales.
Entre las mujeres de entre 15 y 44 años, los actos de violencia causan más muertes y discapacidad que el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y la guerra combinados.
La salud materna es un área en que la brecha entre ricos y pobres es más profunda. En los países desarrollados, prácticamente todos los nacimientos se hacen en presencia de personal capacitado, pero en los países en desarrollo menos de la mitad de las mujeres reciben esos cuidados en el momento del parto.
O sea, la situación es dramática en muchos, muchos aspectos.

Y podría citar muchos ejemplos más acerca de las desventajosas condiciones que enfrentan las mujeres en ámbitos como la educación, la salud, o vivienda o la recreación.
Pero también hay desigualdades políticas y económicas.
Y eso es algo de lo que a veces poco se habla.
Porque claro, tendemos a quedarnos con las cifras más graves, las más violentas, pero no miramos estos otros aspectos. Los del poder, los de las decisiones.
¡Somos más de la mitad del mundo y apenas hay un puñado de Presidentas que nos gobiernan!
¡Somos más de la mitad del mundo y la elite empresarial todavía es una elite de traje y corbata!
Todavía no nos damos cuenta, por ejemplo, que el sector de consumo más relevante en el mundo es el sector de las mujeres, pero los hombres siguen tomando las decisiones de producción acerca de los productos que nosotras compramos.
Leía un entretenido libro hace pocos meses, “Womenomics”, que básicamente decía que la producción de lavadoras o heladeras para mujeres debería ceder a la producción automotriz, porque las mujeres son las mayores adquisidoras de automóviles en los países industrializados.
Sé que parece evidencia anecdótica –e incluso trivial–. Pero no es menor lo que estamos diciendo:
Las mujeres llegamos al mundo de la política y los negocios para quedarnos. Llegamos a tomar las decisiones para siempre, y todas las decisiones, no las blandas ni las sencillas, sino que todas las decisiones. Porque sólo de esa manera podremos superar de verdad la vergüenza que significan las cifras de violencia o mortandad materna que aun tenemos en nuestros países.
¡En vez de ejércitos de soldados lo que necesitamos son ejércitos de matronas que recorran nuestros campos en América Latina cuidando a nuestras madres y nuestros bebés!
¡Esas son las decisiones que tenemos que tomar!
Y lo sabemos hacer bien.
Mi gobierno –perdonen que la recomendación venga de tan cerca—pudo hacer frente a la crisis económica de manera distinta a cómo se hacía antes en mi país. En vez de recortar los beneficios sociales, los aumentamos. En vez de reducir el gasto en salud o educación, lo subimos. En vez de despedir trabajadoras, les creamos un subsidio especial. En vez de alzar tasas de interés para pequeños y pequeñas empresarias, bajamos las tasas.
Es decir, hubo una mirada distinta, una mirada más humana, donde estoy segura que las mujeres tenemos mucho por decir.
Les coloco otro ejemplo: mi país se demoró 30 años en construir sus primeras mil guarderías gratuitas para las madres que trabajan. Mi gobierno demoro cuatro años en construir otras 4 mil. Y lo hicimos porque era una prioridad, porque solo las mujeres entendemos que ello puede y debe ser prioridad.
Se habla de la economía y la competitividad, que aquello tiene que estar primero.
¡Nadie lo niega!
Pero hablemos con los datos arriba de la mesa.
Chile es mirado como ejemplo en muchos aspectos de competitividad. El World Economic Forum nos dice que somos el trigésimo país más competitivo del mundo, a la par de países desarrollados.
Pero ¿saben cómo estamos en igualdad de género en ese mismo índice? En el lugar 110. Y por qué: porque todavía tenemos una bajísima participación política de mujeres (a pesar mío) y porque la tasa de participación laboral femenina es aun baja, apenas sobre el 40%
Eso sin considerar la brecha salarial. Todavía ganamos un tercio menos que los hombres, a pesar de hacer el mismo trabajo. Y esa diferencia no se atenúa al considerar nivel educacional. Es decir, ¡ni siquiera las abogadas, ingenieras o doctoras se salvan de la discriminación! Según un estudio de la OECD del año pasado, en Chile esa diferencia se eleva de un tercio a nivel general hasta un 50% a nivel de altos profesionales.
Por eso se necesita una acción decidida del Estado y de los organismos como ONU para promover una mayor equidad. No debemos aceptar el dogma ultraliberal que dice que todos somos iguales y que por tanto no necesitamos acciones positivas, porque la evidencia es apabullante en demostrar aquello que nos decía Huxley: algunos son más iguales que otras.
Un estudio de Catalyst acerca de las 500 empresas listadas en Fortune, mostraba que en promedio, las empresas con más mujeres en sus directorios tienen mejores resultados que aquellas que tienen menos mujeres las cifras son decidoras: 53% mejor en retornos de capital y 66% en retorno de inversión).
Y aun así, fíjense que en mi país apenas 18% de los cargos gerenciales son ejercidos por mujeres.
Ni hablar en la política. Apenas 4 senadoras de 38. Hace 50 años (en la época que conmemoramos hoy) elegimos a la primera senadora. No es mucho el avance.
Por eso, amigas y amigos, es necesaria la intervención con políticas justas y eficaces.
Porque por algo ocurren estas diferencias.
Esto no es casual. Si bien hemos eliminado los flagrantes abusos que existían incluso en la ley –recordemos que la mujer casada soportaba en muchos países de tradición legal románica una “capitis diminutio”—quedan aun una serie de discriminaciones sutiles y culturales.
Por eso me gustaba lo que hace poco leía en un informe del PNUD, de que la mujer hoy vive en un verdadero “laberinto de cristal”.
Hemos avanzado desde la época de las Mirabal donde el techo de cristal nos impedía ascender y desarrollarnos como personas.
Pero aun debemos tomar decisiones duras y hacer frente a discriminaciones invisibles.  ¿Quién sale del mercado laboral para cuidar a os hijos? Nosotras. ¿Quién se queda en casa si se enferman? Nosotras.
Son esos laberintos los que debemos remover y hacer más equitativas las cargas familiares y sociales en nuestra sociedad.

Amigas y amigos:
Como ustedes pueden apreciar, la dimensión de las tareas que hoy me corresponde enfrentar es enorme. Sin embargo, les puedo asegurar que de ninguna manera estoy abrumada ni nada parecido.
Por el contrario, me siento vitalmente estimulada por las características de la función que me ha encargado el Secretario General de la ONU. Siento que es un inmenso honor tener hoy la posibilidad y los instrumentos para contribuir, en la máxima medida de mis fuerzas, a lograr avances efectivos respecto de los derechos de la mujer en todo el planeta. Tengo claro, además, que este esfuerzo forma parte de la gran batalla por asegurar que los derechos humanos sean realmente universales.
En la era de la globalización, nada es moral y políticamente más necesario que globalizar la defensa de la vida y la dignidad del ser humano, la lucha por impedir las diversas formas de avasallamiento de las personas en cualquier lugar que ello ocurra. La comunidad internacional no puede cruzarse de brazos frente a los abusos y los atropellos. Esta causa merece el apoyo resuelto de todos los hombres y mujeres de buena voluntad en el mundo entero.
Estoy convencida de que sólo una democracia sólida y en constante perfeccionamiento puede crear las condiciones para que la causa de la igualdad de género avance de verdad y cambie la vida de millones de mujeres en todos los continentes.
Sólo la democracia genera un ambiente de valoración de la dignidad de las personas, de respeto real de las garantías individuales, de protección del pluralismo y promoción de la cultura de la libertad como fundamento de una sociedad más justa y más humana.
Muchas gracias".

ALGUNAS GRANDES MUJERES DEL MUNDO
Clara Zetkin-  (1857-1933)
Política feminista alemana, creadora del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo). Zetkin (de soltera apellidada Eissner) nació en Wiedenau (Sajonia) el 5 de julio de 1857. Mientras estudiaba para maestra en Leipzig, se casó con un estudiante ruso, Osip Zetkin, e ingresó en el Partido Socialdemócrata en 1881, poco antes de que fuera prohibido por el gobierno de Otto von Bismarck. Después de pasar ocho años exiliada en Suiza, regresó a Alemania cuando se levantó la prohibición, en 1890, para organizar la sección femenina del partido. En 1907 ayudó a organizar la primera conferencia internacional para mujeres, y en 1910, durante la conferencia de mujeres socialistas celebrada en Copenhague, propuso la resolución que convirtió al 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer.
A partir de 1914, año en que Alemania entró en la I Guerra Mundial, Zetkin colaboró con su amiga Rosa Luxemburg en actividades para detener la guerra, se unió a los espartaquistas y fue encarcelada en varias ocasiones. En 1918 se convirtió en miembro del primer Comité Central del Partido Comunista, y lo representó en el Reichstag desde 1920 hasta 1932, aprovechando su última intervención para hacer un llamamiento a la unidad contra el auge de los nacionalsocialistas (nazis). Cuando éstos alcanzaron el poder en 1933, Clara Zetkin se exilió a la Unión Soviética, donde murió poco después.

 Susan Brownell Anthony,(1820-1906)
Destacada reformadora social estadounidense que dirigió la lucha por el sufragio femenino. Falleció antes de que se adoptara la decimonovena Enmienda (26 de agosto de 1920).
Nació el 15 de febrero de 1820 en Adams (Massachusetts). Educada por su padre (maestro de escuela), Anthony se convirtió en pedagoga y ejerció la docencia hasta la edad de 30 años.
Cuáquera liberal y reformista radical, participó desde 1848 hasta 1853 en el movimiento antialcohólico. Entre los años 1856 y 1861 asumió la causa abolicionista y trabajó en la Sociedad Antiesclavista Americana. En 1863, durante la Guerra Civil estadounidense, fundó la Liga de Mujeres Leales para luchar en favor de la emancipación de los esclavos. Finalizado el periodo de la reconstrucción posterior a la Guerra Civil, protestó contra la violencia infligida a los negros y exigió la total participación de éstos en el movimiento sufragista femenino.
La lucha por los derechos de la mujer
La lucha de Anthony por los derechos de la mujer comenzó en 1851, cuando conoció a Elizabeth Cady Stanton. Desde 1854 hasta 1860 ambas propugnaron la reforma de las leyes discriminatorias del estado de Nueva York, pronunciando conferencias y organizando una campaña para modificar la legislación existente.
Después de la guerra, Anthony y Stanton consideraron que el objetivo primordial de su lucha debía ser conseguir el sufragio universal, por lo que en 1869 fundaron la National Woman Suffrage Association para conseguir una enmienda constitucional que otorgara a las mujeres tal derecho. Aunque la 15ª Enmienda permitió el derecho al voto de los esclavos recién liberados, las mujeres de todas las razas continuaban siendo excluidas. Entre los años 1868 y 1870 Anthony y Stanton publicaron un periódico, Revolution, en el que denunciaron las injusticias que sufrían las mujeres. Viajó a Europa en 1883, y en 1888 participó en la creación de la Asamblea Internacional de Mujeres, donde estaban representados 48 países. Dimitió a los 80 años del cargo de presidenta de la National American Woman Suffrage Association, si bien continuó participando regularmente en sus convenciones hasta su fallecimiento, ocurrido el 13 de marzo de 1906 en Rochester (Nueva York).
Concepción  Arenal- (1820-1893)
Reformadora social y pensadora española nacida en El Ferrol (La Coruña).
A partir de una formación autodidacta llegó a convertirse en una de las mujeres españolas más destacadas del siglo XIX. Bien conocida por sus tareas en favor de las reformas penitenciarias y de actividades de beneficencia, y muy cercana al krausismo, Concepción Arenal colaboró con Fernando de Castro en la fundación del Ateneo Artístico y Literario de Señoras en 1869. Pese a su poco éxito, fue el precedente de iniciativas posteriores en favor de la formación y la instrucción de la mujer como primer paso para lograr la igualdad de derechos de ésta en la sociedad. Como penalista, participaba de la línea de pensamiento de Pedro Dorado Montero, reformador del Derecho penal de la época, que proponía una orientación educativa y no represiva del sistema penitenciario, que reformara al delincuente en lugar de castigarle.
Fue autora de diversos libros, entre los que destacan Beneficencia, filantropía y caridad (1861), Estudios penitenciarios (1877) y La mujer del porvenir (1884). Falleció en Vigo en 1893.
Shirin Ebadi, nacida el 21 de junio de 1947 en Hamadán, Irán,fue la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz, fue en 2003. También ha sido la primera jueza de la historia de Irán y hoy en día una es abogada y una escritora activista que continúa luchando por la defensa de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y los menores, en su país.
Una Premio Nobel que está más de actualidad que nunca debido al apoyo que ha prestado de forma pública y activa a Liu Xiaobo, el Premio Nobel de la Paz de este año al que recientemente le ha sido imposible recoger el galardón por encontrarse encarcelado debido a su oposición al régimen chino; a la disidente birmana Aung San Suu Kyi, liberada el pasado mes de noviembre después de permanecer 15 años en arresto domiciliario -lo que también le impidió recibir el Nobel de la Paz en 1991-; o a Sakineh Mohammadi Ashtiani, la mujer iraní condenada a morir lapidada por adulterio que ha generado una gran movilización de recogida de firmas a nivel internacional para impedirlo.
La dilatada trayectoria de Shirin Ebadi (Hamedán, Irán, 1947) es el paradigma de la lucha de una mujer en circunstancias especialmente adversas pero su biografía también ofrece una diversidad de matices que hacen todavía más interesante su figura. Combativa con el Gobierno de su país, que le apartó de la judicatura a pesar de haber apoyado la revolución que instauró la República Islámica, se enorgullece de su fe musulmana –uno de sus últimos libros arranca con una cita del Corán- y defiende que no es el Islam, sino la interpretación del mismo, la causade la discriminación de la mujer en Irán y en el resto del mundo islámico. Causa contra la que ha consagrado todos sus esfuerzos en las tres últimas décadas.
Shirin Ebadi se graduó como abogada en la Universidad de Teherán en 1968 y en 1969 se convirtió en la primera jueza mujer de la historia de Irán, mientras continuaba estudiando para obtener en 1971 el doctorado en Ley Privada. En 1979 apoyó la Revolución Islámica con la esperanza de lograr un gobierno más justo para su país, pero pronto se desengañó del resultado y fue forzada a renunciar a su cargo de jueza: una nueva ley se lo prohibía a las mujeres. Le ofrecieron trabajos administrativos en la misma corte y, ante sus protestas, el título de Experta en el Departamento de Justicia, pero renunció a todo y solicitó su retiro anticipado de la carrera judicial.
Desde entonces Shirin Ebadi se dedica como abogada a defender a las víctimas, fundamentalmente mujeres y niños, y a los disidentes del régimen de Irán y a escribir libros y artículos periodísticos para concienciar a sus conciudadanos y al mundo sobre estos problemas. En 2003 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz “por sus esfuerzos por la democracia y los derechos humanos”, convirtiéndose en la primera mujer musulmana en recibirlo, lo que ha relanzado su figura como referente a nivel internacional.

LUCHADORAS POR LOS DERECHOS DE LA LA MUJER EN URUGUAY
     
Mujeres que trabajan por los derechos de la mujer - Lilián Abracinskas Glenda  Roldán, Daisy Tourné y Beatriz Argimón

Mujeres de Negro es un colectivo internacional de mujeres pacifistas. Este movimiento internacional nace en Jerusalén en 1988, cuando un grupo de mujeres israelitas y palestinas, deciden salir vestidas de negro y en silencio para protestar contra la ocupación israelí de los territorios palestinos. Desde ese día se manifiestan todos los viernes, una hora. La línea de actuación, de Mujeres de Negro, implica la denuncia continua de la violencia que se ejerce desde los diferentes espacios de poder. Esta Red reúne a las mujeres de todos los países de la ex Yugoslavia, Europa, EE.UU., América Latina, Asia y África.
Cada grupo mantiene una identidad y un camino propios. "Nos manifestamos públicamente (generalmente en plazas) contra la violencia, con una imagen común: DE NEGRO: en señal de duelo, para ser mas visibles. EN SILENCIO: porque faltan palabras para poder explicar todos los horrores que sufren las mujeres en el mundo y en denuncia por la ausencia de voz de las mujeres en la historia", explican desde el Blog del colectivo uruguayo. 


 Para saber más haz clic aquí

http://arindabo.blogspot.com/2012/03/8-de-marzo.html

 FUENTE

Wikipedia
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